Nuevamente, Cultura

Una lectora de los ‘Comentarios’ cuestiona nuevamente el valor de la cultura no católica cuando ella los ataca por alabar a Wagner (CE 9) y a T.S.Eliot (CE 406, 411). Para ella, T.S.Eliot debe ser descartado como Protestante, mientras que Wagner es un diablo Jacobino enamorado del Budismo, cuya música está cargada con impureza gnóstica. Ahora bien, ambos Eliot y Wagner tienen sus faltas, faltas graves cuando se las mide en relación a la plenitud de la verdad católica, lo que los ‘Comentarios’ arriba mencionados indicaron. Pero en nuestra época enferma estos artistas tienen su utilidad, la cual se deja resumir en unas pocas palabras atribuidas a San Agustín: “Toda verdad pertenece a nosotros Cristianos”.

Eliot y Wagner pertenecen ambos a la “cultura” de antaño. Cultura definiremos para nuestros propósitos aquí, como las historias, músicas e imágenes que los hombres de todos los tiempos necesitan y absorben para nutrir sus mentes y corazones. Así definida, la cultura refleja y revela, enseña y moldea. Refleja porque es el producto de algún escritor, músico o artista que tuvo el talento de dar expresión a lo que estaba pasando en las almas de sus contemporáneos. Si fue popular en su tiempo, reveló parte de lo que estaba pasando en sus almas, y si ha devenido desde entonces un clásico, como Eliot y Wagner, eso es porque refleja y revela parte de lo que pasa en las almas de los hombres de todos los tiempos. Así Eliot, a partir de la pobreza misma de su crianza Unitaria, estuvo capacitado para dibujar su retrato abrumador del hombre moderno, mientras que Wagner por un talento immenso, al margen de cualquier budismo o gnosticismo, llenó sus óperas con una riqueza de verdadera psicología humana que miles de comentaristas no han dejado de interpretar desde entonces.

La cultura también moldea y enseña porque el escritor o el músico o el artista dan expresión y forma a movimientos, hasta entonces sin forma, en las mentes y corazones de sus contemporáneos. Shelley llamó a los poetas “los legisladores no reconocidos del mundo”. Elvis Presley y los Beatles tuvieron una enorme influencia en la juventud moderna por generaciones a venir. Picasso casi creó el arte moderno y así para la gente moderna modeló en una gran medida como visualiza el mundo alrededor de ella. Estos ejemplos particulares de la influencia enorme de la literatura, la música y las artes sobre los seres humanos son apenas motivo de regocijo, porque el hombre moderno es tan impío, y hay en él tan poco que valga la pena de ser reflejado o expresado. Sin embargo no se puede negar cuan enorme es la influencia.

Breve, la cultura se basa en, y se emite desde, las almas de los hombres. Y a la Iglesia Católica pertenece salvar para la eternidad estas almas. Entonces, ¿cómo podría descuidar la cultura? Desde que la Iglesia empezó, sus escritores, de ella, han dirigido los pensamientos de los hombres y sus artistas y músicos han llenado con belleza sus iglesias para elevar las almas a Dios. Pero alguien puede objetar: Eso vale para la cultura católica, de acuerdo, pero ni Eliot ni Wagner eran Católicos. Entonces, ¿cómo pueden servir ellos a la Iglesia?

En el hombre hay tres cosas: gracia, pecado y naturaleza. Proveniente de Dios, nuestra naturaleza básica no puede ser otra que buena, pero en cuanto maculada por el pecado original, es débil y se inclina a la maldad. Entonces la naturaleza es como el campo de batalla en la guerra entre la gracia y el pecado para la posesión eterna de esa naturaleza. La gracia levanta y cura esa naturaleza. El pecado la derriba, para abajo. De allí la guerra sin fin. Ahora bien, a Eliot y a Wagner les carecía la gracia, muy posible, pero a ambos Dios dio talentos que los hicieron maestros de la naturaleza. La Iglesia es Comandante en Jefe por la salvación de las almas. ¿Cómo podría no estudiar el campo de batalla, y no sacar todo posible provecho de los maestros de la naturaleza para conocer las almas de su tiempo y enseñarles?

Kyrie eleison.