“Guerra” Vaticana.

En la crisis de hoy de la Iglesia, de una gravedad sin precedente en toda la historia de la Iglesia, es de la mayor importancia que los Católicos den la debida importancia tanto al movimiento Tradicional como a la Iglesia Católica fuera del movimiento Tradicional. La Tradición en su sentido más amplio, significando todo lo que Nuestro Señor confió a Su Iglesia para ser transmitido ( tradendum en Latín) hasta el fin del mundo, es indispensable a la Iglesia, y el movimiento Tradicional ha jugado una parte indispensable en preservar la doctrina Tradicional y los sacramentos de su destrucción por parte de la Revolución Conciliar durante el último medio siglo. Pero para sobrevivir, el movimiento Tradicional debió colocarse a sí mismo por lado de la estructura jerárquica normal de la Iglesia, y esa estructura es parte de la Tradición – “Pedro, apacienta mis ovejas” (Juan XXI,17). Por consiguiente, por muy profunda que sea la corrupción Conciliar en Roma, los Católicos todavía tienen que estar mirando a Roma.

De allí el interés del siguiente informe que viene desde Roma por el Fundador y Director de una publicación estadounidense Novus Ordo, LifeSiteNews. Steve Jalsevac normalmente visita Roma dos veces al año con colegas para hablar con todo tipo de contactos en Roma y así poder apreciar mejor cómo la situación en la Iglesia se está desarrollando. De su visita a fines de Noviembre, él publicó el 16 de Diciembre un reporte “profundamente preocupante” de sus impresiones sobre la situación en Roma hoy. Siguen extractos:—

“Nuestra visita del 16 al 23 de Noviembre a Roma fue la más dramática de muchos viajes de trabajo que hemos realizado dos veces al año durante los últimos 10 años. Luego de reunirnos con cardenales, obispos y otras agencias Vaticanas y personal del dicasterio, nuestro nuevo reportero de Roma John-Henry Westen, Jan Bentz y yo vimos un patrón consistente de ansiedad generalizada y un temor muy real entre los fieles servidores de la Iglesia. Nunca nos habíamos topado con esto antes. Muchos tenían miedo de ser removidos de sus cargos, echados de sus puestos en agencias Vaticanas, o de enfrentarse a severas reprimendas públicas o privadas y con acusaciones personales provenientes de aquellos alrededor del Papa o aún del mismo Francisco. Ellos también están temerosos y nerviosos por el gran daño que se está haciendo a la Iglesia siendo incapaces de detenerlo.

“. . . las universidades Católicas en Roma son vigiladas y las clases de los profesores evaluadas para asegurar que se alineen con una interpretación liberal de Amoris Laetitia. Los clérigos son reportados a los Superiores si se escucha que ellos expresan preocupación acerca del Papa Francisco. Muchos tienen miedo de hablar abiertamente, aunque en el pasado ellos siempre estaban muy gustosos de hacerlo. Los reporteros del Vaticano nos dijeron que numerosas veces se les advirtió no reportar sobre la dubia (las preguntas planteadas por el Cardenal Burke y otros tres Cardenales en cuanto a la doctrina contenida en Amoris Laetitia). He escuchado reportes que el Vaticano es como un Estado ocupado. Ciertas fuentes con las que he hablado tienen temor de que las comunicaciones con oficiales del Vaticano estén siendo monitoreadas; algunos incluso han reportado anomalías sospechosas en sus conversaciones telefónicas en las cuales, luego de cortar la llamada, el audio de los últimos momentos de su conversación se repetía una y otra vez de vuelta como si estuvieran escuchando una grabación. Algunos individuos que trabajan dentro del Vaticano están aconsejando a sus contactos de fuera no compartir información delicada via correo electrónico o por sus teléfonos celulares expedidos por el Vaticano.

“Tenemos que preguntarnos adónde va todo esto. Es profundamente, profundamente preocupante. La frase común que escuchamos continuamente esa semana en Roma es que hay una “guerra” sucediendo en la Iglesia – una guerra de los progresistas del “Espíritu del Vaticano II” contra los Católicos ortodoxos. Asombrosamente, una persona tras otra usaron la palabra “guerra”. Nunca experimenté nada como esto en mi vida y estoy seguro de que la mayoría, si no todos, los lectores regulares de LifeSite pueden decir la misma cosa”.

Los Tradicionalistas pueden decir que los cuatro Cardenales y el Sr. Jalsevac son víctimas del Vaticano II despertándose un poco tarde, pero que nadie diga que ellos no quieren, o intentan, ser Católicos. La Iglesia solamente sanará cuando la verdadera Doctrina y la verdadera Jerarquía se vuelvan a unir nuevamente, entonces que los Tradicionalistas recen urgentemente por estas almas despertándose a la guerra Conciliar. Que Dios les de luz y fortaleza.

Kyrie eleison.