Fatima Es Crucial – I

Todavía hay católicos que no entienden la importancia de las Apariciones y Mensajes de Nuestra Señora a los tres pastorcitos en Fátima, Portugal, en 1917, junto con las sucesivas apariciones y mensajes dados a una de ellos, la Hermana Lucía, durante los años subsiguientes. Ya la misma Iglesia en Portugal en 1931 le dio su aprobación oficial a la intervención de Nuestra Señora, y en esos Mensajes es Ella misma quien les dio gran importancia. Este es el texto de la segunda parte del Secreto de Fátima, que cae directamente bajo la aprobación oficial de la Iglesia. Es bastante conocido por muchos católicos, pero todo hombre viviente necesita entender su importancia, como se subraya en las palabras resaltadas en negrita:—

Para salvarlas [las almas de los pobres pecadores que están en camino del infierno], Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando veáis una noche alumbrada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla , vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados. Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas . . . . Al fin, Mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y se le concederá al mundo un periodo de paz.

Aquí Nuestra Señora habla en 1917. “La Guerra” a que se refiere en la línea 3 fue la I Guerra Mundial (1914–1918) y la “guerra peor” fue la II Guerra Mundial (1939–1945), la cual no hubiera sucedido si todos los católicos en el mundo, empezando por el Papa, hubieran escuchado a Nuestra Señora de Fátima. “Para impedirla”, como lo prometió en 1917, volvió en 1929 con la Hermana Lucía para pedirle la Consagración de Rusia. Aun así los católicos en general y los clérigos en particular le prestaron poca atención. Como resultado, la “luz desconocida” profetizada por Nuestra Señora en 1917 en la línea 4 del párrafo anterior, ocurrió como un extraordinario resplandor rojo en toda Europa durante la noche del 25 de enero de 1938, y en septiembre de 1939 estalló completamente la II Guerra Mundial, con sus 66 millones de muertos.

¿Y Fátima no era importante? ¿Cuándo pudo habernos salvado de la II Guerra Mundial? Pero aún más importante fue cómo Fátima pudo habernos salvado del Concilio Vaticano II (1962–1965), y podría salvarnos aún en 2017 de las devastadoras consecuencias de ese Concilio, si tan solo suficientes católicos se despertaran e hicieran lo que Nuestra Señora pidió.

En los puntos suspensivos de la cita anterior, entre “aniquiladas” y “Al fin”, estaba enmarcado en el Secreto original lo que se vino a conocer como el “Tercer Secreto” de Fátima, en realidad la tercera parte del único y verdadero Secreto. Nuestra Señora dijo que este texto era para revelarse a más tardar en 1960, si la Hermana Lucía no moría antes de esta fecha. Pero aún no ha sido publicado, casi ciertamente porque contiene la condenación del Cielo a la esencia del próximo Concilio. Pero los clérigos ciegos, resueltos a proteger su proyecto favorito, se atrevieron a proclamar que Nuestra Señora había dicho que a partir de 1960 podría publicarse, una perversa mentira como ninguna. De este modo Fátima pudo haber salvado del impío siglo 20 no sólo al hombre y al mundo sino también a la Iglesia, si tan solo los clérigos hubieran escuchado. ¿Sigue siendo sin importancia Fátima?

Estimados lectores, recen el Santo Rosario y practiquen la Devoción de los Primeros Sábados, como Nuestra Señora de Fátima lo pidió. Es cuando suficientes de entre nosotros la escuchemos, que el mundo y la Iglesia comenzarán a darse vuelta.

Kyrie eleison.