La Femineidad, sin Precio – I

Es donde los soldados de un ejército de asedio están tirando los muros que los defensores necesitan combatir. Es donde la salvación de las almas está siendo más obstaculizada que los siervos de Dios deben luchar más. Es por eso que estos “Comentarios” y las “Cartas del Rector” antes de éstos vuelven a menudo sobre desfeminización de las mujeres y la desvaronilización de los hombres. El diseño de Dios que hizo complementario al hombre y a la mujer, que se remonta a Adán y Eva, es básico para la naturaleza humana y la vida. Y cuando ese diseño es desgarrado por el hombre y supuestamente desechado por las locas manipulaciones de “género” etc., ¿cómo puede la gracia sobrenatural de Dios penetrar en las naturalezas humanas tan radicalmente arruinadas? Y sin gracia, ¿dónde terminan?

En teoría, las mujeres católicas no deberían tener demasiada dificultad en comprender y aceptar cómo Dios las diseñó. En la práctica, la propaganda pro-feminista es tan implacable en la educación abyecta y los medios de comunicación viles de hoy en día, que incluso los instintos naturales de las mujeres católicas y el sentido dado por Dios de su verdadero papel en la vida son a menudo abrumados por el impulso del orgullo hacia el poder aparente. He aquí algunas ásperas pero sabias palabras sobre la mujer de Irene Claremont de Castillejo, Conociendo a la mujer: Psicología Femenina:—

“Cualquier muchacha que crece hasta la adultez sin saber que el amor es su valor supremo ha sido espiritualmente violada. La espiritualidad femenina expresa una actitud de espera espiritual, de atención y de disponibilidad para el encuentro con lo opuesto, que es un requisito previo para la totalidad interior de la mujer. Sin esto, ella se convierte en presa de lo masculino dentro de sí misma, en un espíritu furioso de actividad intelectual o física con el que ningún hombre puede relacionarse, y con el cual no puede de ninguna manera relacionarse. Es una mujer poseída”.

Luego, de Henry Makow, Ph.D., La Mujer Occidental Ha perdido su Poder de Amar (corregido):—

“Las mujeres occidentales han sido engañadas, para que busquen el poder en vez del amor. Paradójicamente, nunca han sido tan impotentes. Quieren ser amadas pero ya no tienen amor que ofrecer a cambio. En la película War Games de 1983, el héroe, Matthew Broderick, es un niño mago de la informática que accidentalmente comienza una cuenta atrás nuclear y corre a evitar la catástrofe. Su novia, interpretada por Ally Sheedy, es vista en un papel complementario, básicamente ayudándole, animándole y admirándolo. Él es el líder. Pero su presencia informa, valida y realza todo lo que hace. Es como si sus acciones estuvieran dedicadas a ella. Así es como funciona la heterosexualidad. La mujer empodera al hombre confiando su poder a su marido. Así es como ama la mujer, es decir, ‘confiando’, reclutándose como Primer Oficial a su Capitán. Si esta película se volviera a hacer hoy, ella sería el capitán, él sería castrado, y ellos romperían.

“Desde Chaucer a Freud, los hombres han preguntado: ‘¿Qué quieren las mujeres?’ Es realmente muy simple. Quieren ser amadas. Específicamente, quieren el amor apasionado de toda la vida de un marido. ¿Pero qué hace que un hombre ame a una mujer de esta manera? Su sacrificio. Uniéndose a él, aceptando su liderazgo y sirviéndole a él y a sus hijos. En otras palabras, el amor duradero se gana con las obras. No se basa en el sex-appeal (que se desvanece) o en conversaciones ingeniosas. Se construye con lazos de GRATITUD.

“Enseñando a las mujeres a ser egoístas en vez de sacrificarse a sí mismas, el feminismo las ha privado de su poderío, el amor. Todo lo que les queda por dar es el acto del matrimonio sin matrimonio. Porque no se rinden a un esposo cariñoso, se reducen a entregarse a extraños” (Fin de la cita de Makow).

“Pero, Excelencia, ¿dónde están los Capitanes? ¿Dónde están los potenciales maridos amorosos que nos guiarán? Los hombres de hoy están en la ruina, sin excluir a los católicos tradicionales”. Muchachas, al igual que ustedes han sido des-feminizadas sin que se den cuenta, ellos han sido castrados por la despreciable cultura de hoy en día. Deben orar, porque Dios les puede encontrar fácilmente un joven. Recen a Santa Ana, como arriba, pero antes que nada, prométanle que si ella les encuentra un hombre, están listas y dispuestas a someterse a él. Así estará más inclinada a buscárselos. Entonces tuerzan su brazo. Al Cielo esto le complace. —Luc. XVIII, 2–8.

Kyrie eleison.