Unidad de la “Resistencia”
Con el fin de apuntar el extintor de incendios al orgullo, estos “Comentarios” eligen raramente resaltar algún logro de los sacerdotes y laicos que trabajan desde 2012 para asegurar la supervivencia de los principios y prácticas católicas, especialmente, pero no exclusivamente, dentro de la Neo-Fraternidad San Pío X, es decir, la Fraternidad que se está deslizando en los brazos de Roma. Naturalmente los líderes de la Neo-Fraternidad condenan el movimiento llamado “Resistencia” o “Fidelidad”, señalando en particular las divisiones que han surgido entre sus diversos sacerdotes. Pero ha llegado el momento de poner de relieve la unidad contrastante de la “Resistencia” católica.
Por ejemplo, un observador de larga data de la escena de la “Resistencia” hace las siguientes observaciones pertinentes: El argumento principal de los Superiores de la Neo-Fraternidad contra la “Resistencia” es señalar las divisiones entre sacerdotes resistentes. Pero mientras que varios sacerdotes Resistentes tienen una variedad de dones vocacionales, dando lugar a una variedad de obras Resistentes (por ejemplo, un seminario, un monasterio, un priorato, una misión, etc.), reina entre todos ellos una notable unidad en cuanto al fin que se persigue: la supervivencia de la fe católica. Por el contrario, la Neo-Fraternidad es un gigante con pies de barro, unidos sólo por las medidas disciplinarias, el miedo a las sanciones y las posiciones personales, pero en cuanto al fin que se persigue está muy dividido: un acuerdo con Roma, o no; matrimonios bajo autoridad oficial, o no; coqueteo con los obispos conciliares, o no; la Neo-Fraternidad se está agrietando en todas direcciones.
Una vez más, lo que estamos viendo hoy es cómo todos los católicos sin excepción son socavados por la división entre la Verdad Católica y la Autoridad Católica que resultó de la traición consciente o inconsciente de los 2000 obispos y dos Papas que diseñaron el Vaticano II. Así, en 2019, por un lado, la “Resistencia” que sostiene la Verdad sufre divisiones por la falta de Autoridad, porque la necesidad de autoridad no puede desde abajo crear su realidad, porque la autoridad, por definición, sólo puede venir desde arriba. Por otro lado, la Neo-Fraternidad que se sostiene a la Autoridad Romana sufre una división interna por la falta de Verdad, porque esa Autoridad Romana se aferra a las mentiras del Vaticano II.
Pero la Verdad es el propósito de la Autoridad, y no al revés. “Pedro, cuando te conviertas, fortalece a tus hermanos” (Lc. XXII, 32). En otras palabras, primero recupere su propia fe sacudida en la Verdad, luego ejerza su Autoridad sobre los otros Apóstoles. Esto se debe a que en un mundo caído, la Verdad interna necesita de la Autoridad externa para defenderla, pero si la Autoridad externa ya no está defendiendo esa Verdad interna, entonces ha perdido su verdadera razón de ser, y se convierte en un fin en sí misma, en última instancia en una tiranía para servir a las posturas personales, como con Paulo VI y los sucesores del Arzobispo.
Así, por abundantes que sean las miserias personales de cada uno de los Resistentes, mientras sean fieles a la Verdad, la “Resistencia” sobrevivirá a la Neo-Fraternidad, así como la Fraternidad del Arzobispo, mientras fue fiel a la Verdad, dominó y finalmente sobrevivirá a los Conciliares Romanos. El problema último no es de las personas o de la Autoridad, sino de las doctrinas y de la Verdad. Así, cuando a principios de los años 2000 el sucesor del Arzobispo apeló a la Autoridad para que resolviera las divisiones dentro de la Fraternidad, ya se encontraba en la senda conciliar de preferir la Autoridad a la Verdad, de preferir la voluntad a la razón. Como resultado, la Fraternidad del Arzobispo se ha convertido en una tiranía, y aunque el tirano fue aparentemente expulsado de la sede del poder por la elección de hace un año, realmente está de vuelta allí. Así son las cosas en nuestro mundo moderno. Las apariciones no corisponden más a la realidad.
Kyrie eleison.