Infieles Rabidos
Infieles Rabidos on noviembre 14, 2015
Ya que los vacilantes restos de Cristiandad enfrentan hoy una invasión Musulmana organizada por los enemigos milenarios de Dios y hecha posible por los miserables políticos y viles medios de las Naciones Occidentales, está bien recordar cuántas veces en tiempos pasados la Cristiandad estuvo amenazada por invasiones Musulmanas, y cómo la Cristiandad de ese entonces se defendió volviendo a Dios. En el verano de 1683, un enorme ejército Musulmán de algo así como 150 a 300 mil soldados, sitiaron Viena y amenazaron tragarse a Europa desde el Sud-Este. Los Musulmanes incluso visualizaron capturar Roma para gloria del Islam. Con la ayuda de un santo Capuchino, el Padre Marco da Aviano, el Papa Inocente XI tuvo éxito en organizar un ejército Cristiano de varias naciones Europeas para socorrer a Viena. Esta es la oración del Capuchino justo antes de la batalla:—
“Oh Señor Dios de los Ejércitos, Contémplanos postrados a los pies de Su Majestad para obtener perdón por nuestros pecados. Bien sabemos nosotros cómo hemos merecido que los infieles tomen las armas para oprimirnos, porque las iniquidades cometidas por nosotros cada día contra Tu bondad han provocado con justicia Tu ira. Oh gran Dios, de lo profundo de nuestros corazones te pedimos que nos perdones; execramos al pecado porque Tú lo aborreces; estamos afligidos porque hemos a menudo enojado Tu suprema bondad. Por amor a Ti moriríamos mil veces antes que cometer el menor acto que te desagrade. Ven en nuestra ayuda, oh Señor, con Tu gracia, y no dejes que tus siervos rompan el pacto que hemos hecho contigo solamente. Ten piedad de nosotros, ten piedad de Tu Iglesia que la furia y fuerza de los infieles están incluso ahora preparándose para oprimir. Aún si es por nuestra propia culpa que ellos han irrumpido en estas bellas y cristianas regiones y aún si todos los males que vengan sobre nosotros no son más que la consecuencia de nuestra propia maldad, aún así, sé propicio hacia nosotros, oh Dios de toda bondad, y no desprecies el trabajo de Tus propias manos. Recuerda cómo para salvarnos de la esclavitud de Satanás, Tú derramaste toda Tu Preciosa Sangre.
“¿Dejarás que Ella sea hollada bajo los pies de estos perros? ¿Puede ser que permitirás que la preciosa perla de la fe que Tú buscaste con tanto celo y rescataste con tanto sufrimiento sea arrojada a estos puercos para ser pisoteada? No te olvides, oh Señor, que si Tú dejas que los infieles prevalezcan sobre nosotros, ellos blasfemarán Tu Santo Nombre y se burlarán de Tu poder ripetendo mil veces, “¿Dónde está su Dios de ellos, el Dios que fue impotente para salvarlos de nuestras manos?” Que no se te eche en cara, oh Señor, que Tú has cedido ante la furia de los lobos justo cuando nosotros te invocábamos en nuestra miseria y angustia. Gran Dios de las batallas, ¡ven en nuestra ayuda! Si Tú favoreces nuestra causa, los ejércitos de los infieles no podrán dañarnos. ¡Dispersa a este pueblo que ha querido la guerra! Por nuestra parte, no te pedimos más que estar en paz contigo, con nosotros mismos y con nuestro prójimo . . .”
La oración continúa con el pedido para que los líderes y soldados del ejército cristiano sean fortalecidos con la gracia de Dios, con el espíritu y el coraje de los héroes del Antiguo Testamento, para así ellos poder reducir a cero a los enemigos del nombre cristiano y manifestar el poder de Dios. Que Dios contemple la fe, esperanza y caridad de los soldados cristianos. En Su nombre, Marco los bendecirá en el camino de ellos a la batalla. Que Dios contenga el brazo de Su ira en suspenso sobre todos ellos, y que Sus enemigos sepan que no hay otro Dios más que Él. Como Moisés, Marco levantará sus brazos para bendecir a los soldados cristianos. Que Dios les conceda a ellos la victoria, y la ruina de los enemigos de Él y de ellos, Amén.
¡Cuán políticamente incorrecto! “Perros” y “puercos” – ¡Cuán racista! ¡Intolerable! Pero el hecho es que Dios les concedió a los cristianos una sensacional victoria que arrojó de vuelta a los Musulmanes por 300 años. Ahora retornaron. Y, esta vez, no queda prácticamente ningun arrepentimiento que sepa invocar a Dios Todopoderoso . . .
Kyrie eleison.