Converso Moderno
Converso Moderno on octubre 19, 2019
Si alguien es tentado hoy a pensar que Dios Todopoderoso ha renunciado a gobernar Su Iglesia o el mundo, hay testimonios que llegan a la oficina de estos “Comentarios” que muestran claramente – al menos en la opinión de este Comentarista – que el Espíritu Santo todavía está actuando. Un católico caído cuenta a continuación cómo regresó a la Iglesia, cómo encontró la Tradición Católica y, poco después, la “Resistencia”, y qué sentido le da a todo ello. En medio de la confusión y el desaliento que todos conocemos, escribe con una notable amplitud y serenidad, seguramente un signo de que está siendo guiado por Dios.
Soy un hombre casado con dos hijas, una casi adolescente y la otra un bebé. Es a mi abuela a quien debo mi regreso a la Fe. Un día hace cinco años pasaba por una iglesia cuando de repente pensé en ella rezando el Rosario, y me sentí impulsado a entrar a la iglesia para rezar. Desde entonces empecé a rezar de nuevo y a asistir a la Misa. Por supuesto que fue la Nueva Misa al principio, hasta que hace unos tres años descubrí la existencia de la Tradición Católica.
Desde entonces mi familia y yo hemos estado asistiendo a la capilla local de la Fraternidad San Pío X, donde fuimos recibidos con gran alegría por el sacerdote y la congregación. Pero pronto descubrí que había muchas divisiones en la capilla, así que pueden imaginarse la dificultad que tenía para resolver lo que estaba pasando. Habiendo llegado tan recientemente a la Tradición, necesitaba mucha paciencia, valor y perseverancia para aguantar ¡y no sólo huir en los primeros seis meses! Pero nuestra sed de verdad y nuestra búsqueda de raíces superaron nuestro miedo, por lo que nos quedamos, gracias a Dios.
Comprendí que la FSSPX es verdaderamente una parte santa de la verdadera Iglesia Católica de Cristo, y es por eso que me quedo al menos por el momento dentro de la Fraternidad, con mi familia. Pero estoy escuchando todo el tiempo lo que los sedevacantistas y los “Resistentes” tienen que decir, para continuar dilucidando. Tengo una enorme admiración por Mons. Lefebvre, un verdadero hombre de Dios, un santo sucesor de los Apóstoles. Ver su Fraternidad vacilando bajo la presión infernal del mundo es muy difícil de soportar, y requiere que oremos aún más.
Ciertamente la Sociedad todavía tiene mucho que hacer, porque todavía puede hacer mucho bien. Lo mismo puede decirse de la llamada “Resistencia”, que desempeña, y tiene razón, el papel de barandilla cuando la Sociedad se desvía de su rumbo y se tambalea bajo los ataques del mundo moderno y las tentaciones que le tienden los eclesiásticos conciliares. Estoy convencido de que la “Resistencia” tiene un papel vital que desempeñar, y que Nuestro Señor le permite existir para un gran bien, incluso dentro de la Sociedad, aunque parezca estar fuera. Personalmente me considero un firme resistente a cualquiera que no ataque claramente, de frente, al Concilio Vaticano II que fue inspirado por el Diablo. Después de todo, ¿cómo puede uno vivir como un verdadero católico hoy sin resistir en todas partes y todo el tiempo? ¿No es ser católico aquí abajo lo más difícil y hermoso que hay? ¡Gracias, abuelita, por rezar a Jesús y a María por mí!
En esta vida nunca vemos a Dios en persona, pero sí lo vemos en acción: las oraciones de una abuela; la oración de un alma como su primer y más importante paso; asistir a la Misa como el siguiente paso: la Nueva Misa todavía transmitiendo gracia, no importa cuán estrangulada pueda estar la gracia; Dios de alguna manera mostrando la Tradición a un alma católica gravitando hacia ésta; el refugio en la capilla local de la Fraternidad, y la acogida en ella; ¡sólo para que la siguiente y más severa prueba comience!
Prueba superada por la necesidad de raíces y el amor y la búsqueda de la verdad, que se asienta en la mente abierta en medio de toda la confusión, pero anclada en el respeto al Arzobispo y en el odio al Vaticano II, beneficiándose tanto de la Sociedad como de la “Resistencia” por lo que cada uno ha tenido que darle, sin excluir a ninguno de los dos; el reconocimiento de que todo católico debe nadar contra la corriente, y por último la gratitud por la forma en que Dios lo ha conducido. Muchas lecciones en pocas palabras. Que Dios bendiga al escritor y lo mantenga a él y a su familia fieles hasta la muerte. Tiene una buena oportunidad.
Kyrie eleison.