VIGANO SEDEVACANTISTA ? – I
De un eclesiástico, valiente y sabio su modo de pensar.
1 El día 9 de este último mes del año, monseñor Vigano dio otra de sus espléndidas conferencias, en que se preguntó si el papa Bergoglio es verdaderamente papa. El problema es bien conocido por los catlicos: En los últimos 10 años, la autoridad católica se ha transformado en un autoritarismo arrogante, el sacerdocio de Dios en clericalismo humano, y la Verdad revelada de Dios en revolución y caos permanentes del hombre.
2 En cuanto a las autoridades eclesiásticas que están por debajo del Papa para ayudarle a proteger esa Verdad, o son sus cómplices o le tienen tanto miedo, que las pocas voces discordantes no se atreven a sacar las necesarias conclusiones, principalmente porque idolatran el Vaticano II. Se puede criticar a Bergoglio, y disentir de él, pero no del Vaticano II. Estos hombres de bien no quieren reconocer que el proceso revolucionario que permitió a una persona como Bergoglio ser obispo y cardenal y finalmente entrar en el cónclave y salir “papa”, se debió al Concilio, que para ellos es intocable. Uno se ve obligado a concluir que a ciertas personas les importa más la doctrina del papado que la salvación de las almas. Prefieren ser gobernados por un papa hereje y apóstata antes que reconocer que un hereje o apóstata no puede ser cabeza de la Iglesia a la que, como tal, no pertenece.
3 Ningún Doctor de la Iglesia ha contemplado el caso de un papa apóstata tal como Bergoglio. Tal enormidad sólo podría ocurrir en un contexto único y extraordinario como el de la persecución final predicha por el Profeta Daniel y descrita por San Pablo. Y esta “operación de error” (II Tes. II, 13) es tan eficiente y bien organizada que muestra claramente una inteligencia luciferina en acción. Por eso el “problema Bergoglio” no puede resolverse de ninguna manera ordinaria: ninguna sociedad puede sobrevivir a la corrupción total de la autoridad que la gobierna, y la Iglesia no es diferente.
4 Tampoco es esta “operación” simplemente la cuestión de un papa que se adhiere a una herejía específica (lo que, por otra parte, Bergoglio ha hecho repetidamente). Estamos ante un personaje enviado al cónclave con órdenes de revolucionar la Iglesia desde lo alto de la Silla de Pedro. Es esta intención maliciosa de abusar de la autoridad y poder del papado, adquirida mediante engaño, lo que convierte a Bergoglio en un usurpador del Trono de Pedro. Tampoco podemos comportarnos como si estuviéramos resolviendo una cuestión de Derecho Canónico: el Señor está siendo ultrajado, la Iglesia está siendo humillada, y las almas están perdiendose porque quien se sienta en el Trono de Pedro es un usurpador. El comportamiento invariable de Bergoglio -antes, durante y después de su elección- es prueba suficiente de su iniquidad inherente. ¿Podemos, por tanto, estar moralmente seguros de que es un falso profeta? Sí. ¿Estamos por tanto autorizados en conciencia a revocar nuestra obediencia a quien, presentándose como papa, actúa como el jabalí bíblico en la Viña del Señor? Sí.
5 Sin embargo, no podemos hacer ninguna declaración oficial de que Bergoglio no es papa porque no temenos autoridad para hacerlo. Este terrible callejón sin salida en el que nos encontramos hace que cualquier solución meramente humana sea imposible. Nuestra tarea no debe ser lidiar con abstractas especulaciones canonistas, sino resistir con todas nuestras fuerza -y con la ayuda de la gracia de Dios- a la acción explícitamente destructiva del jesuita argentino, rechazando con valentía y determinación cualquier colaboración, aunque sea indirecta, con él o con sus cómplices.
6 No nos engañemos: quienes persistan en leer la situación actual con ojos meramente humanos no sólo se exponen a sí mismos, sino a toda la humanidad, a que esta situación continúe y se agrave: Pero nuestra batalla no es contra criaturas de carne y hueso, sino contra principados y potestades, contra los gobernantes de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en las regiones de arriba (Ef. VI, 12).
Kyrie eleison