Setenta Años
Setenta Años on marzo 13, 2010
Primero y antes que nada quiero dar las gracias a algunos de ustedes que mandaron sus felicitaciones, en una forma u otra, por el hecho de que llegue a mis 70 años de vida al inicio de esta semana. Puedo decirles con sinceridad que en todo momento desde que fui ordenado sacerdote en 1976 por el Arzobispo Lefebvre, he gozado de mucha felicidad y toda esta felicidad me ha sido dada por Dios. Él es a quien debemos agradecer.
Tampoco puedo decir que la primera mitad de esos años haya sido infeliz, sino todo lo contrario. Con la sabiduría de la retrospección ahora puedo ver como Dios estuvo todo el tiempo guiándome hacia el sacerdocio, sin que yo tuviera ni la más mínima idea de lo que Él planeaba. Él es infinitamente bueno, infinitamente más bueno de lo que nunca podremos imaginar, y “Su misericordia perdura por siempre.” Jóvenes, recuerden el dicho francés que dice: “Si quieres ser feliz por tres horas, emborráchate; por tres meses (algunos dicen tres semanas), cásate; por el resto de tu vida, hazte sacerdote.” La vida de un sacerdote puede ser agotadora, pero es luminosa y feliz, en las palabras del “Poema del Hombre-Dios.”
Muchos de ustedes también escribieron algunas palabras de aliento o consolación por lo que ustedes ven como una cruz pesada de este “exilio interno” de un año, ocasionado por haber lanzado a la opinión pública mi duda acerca de un dogma fundamental del Nuevo Orden Mundial. ¡No se preocupen! Primeramente recuerden que en todo lugar en donde el Nuevo Orden tiene el control (que es casi en todas partes), se les otorga a sus enemigos un limitado espacio para maniobrar, y si consideramos que esto se traduce en una condición dolorosa, debemos reconocer que no es más que un castigo justo proveniente de las manos de Dios por tratar de hacerlo tan liberal como somos nosotros mismos. Por lo tanto los amigos de Dios tienen un espacio estrictamente limitado para maniobrar.
Y en segundo lugar, tengan la certeza de que este año no ha significado el sufrimiento que algunos de ustedes imaginan. En la casa principal Inglesa de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X aquí en Wimbledon, he estado más que bien cuidado en este último año, he sido hasta mimado por colegas de la FSSPX. Después de 32 años de la vida ascética de profesor o rector de un seminario, ha sido de gran descanso el no tener deberes y un mínimo de apostolado. En adición, una ventaja de regresar a mi país natal como un hombre anticuado es que ahora tengo el derecho de viajar gratuitamente en el transporte público en Londres, lo que me da la oportunidad de recorrer libremente mi ciudad natal, cosa que nunca antes en “mis años mozos y joviales” pude hacer. En general, este “exilio” hasta el momento ha sido lo que los franceses llaman una “violencia dulce” o un dolor delicioso.
En cualquier caso, esta situación durará tanto como Dios quiera y ni un minuto más. La primavera se acerca en el hemisferio norte. Puedo ver varias clases de pajaritos revoloteando en pares afuera de mi ventana. Dejen que la Tercera Guerra Mundial llegue en la hora estipulada por Dios (y no por sus enemigos), Hamlet aún tiene razón cuando parafrasea el Evangelio: “Hay una providencia en la caída de un gorrión . . . El estar listo lo es todo.” En contexto esto es estar listo para morir. Dios bendiga a cada uno de los que mandaron o quisieron mandar felicitaciones.
Kyrie eleison.