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Mane, Thecel, Phares

Mane, Thecel, Phares on febrero 13, 2010

¿Debería un obispo Católico hacer a un lado los asuntos de economía basándose en el entendido de que debe de limitarse a temas religiosos? ¡De ninguna manera! Cuán limitado entendimiento de la religión debemos de tener para no darnos cuenta de que la economía, o el arte de administrar los bienes materiales necesarios para la vida, está en su totalidad gobernada por la percepción que uno tiene de la vida, y la percepción que uno tiene de la vida depende de la religión. Porque ¿cómo puede la religión (o la falta de la misma) ser adecuadamente entendida sino como la percepción total de la vida por la cual el hombre se obliga(o se niega a obligarse) al Dios que le dio la vida?

Si una multitud de hombres piensan hoy en día que la economía no tiene nada que ver con Dios, es únicamente porque de antemano piensan que El no existe o que es insignificante. Y suponiendo que hay una vida después de la muerte, piensan ellos, sin embargo o el Infierno no existe (“Todos vamos al Cielo”) o no es importante (“Por lo menos todos mis amigos estarán ahí,” dicen bromeando). A partir de estas suposiciones se transforma la economía de ayer, economía del ahorro, a la de la actualidad, una economía del despilfarro.

En el pasado, no se gastaba más de lo que se ganaba. Ahorra, y no pidas prestado, para invertir. No resuelvas deudas con más deudas. Hoy en día, el gastar es algo patriótico. Todo el mundo tendrá prosperidad si gastas sin que importe lo que ganas. No ahorres, porque el dinero sin utilizar no beneficia a nadie. Pide prestado a toda costa para realizar inversiones rentables. Y si tus deudas se vuelven amargas, pide prestado nuevamente para salir de ellas.

Esta economía del coma, beba y sea feliz fue intelectualizada en particular por el muy influyente economista Británico, John Maynard Keynes (1883–1946), cuya frase famosa decía “Al final todos morimos.” Ya en los años 1970’s, el Presidente Nixon (1913–1994) decía, “Todos somos ya Keynesianos.” Y desde entonces las economías Keynesianas han ido continuamente avanzando hasta llegar en los años 2000 a las orgías de prestar dinero, pedir prestado y gastar, lo que se hizo posible únicamente porque la gente se ha olvidado del viejo sentido común de no gastar más de lo que gana, evitando la deuda – “No debáis á nadie nada, sino amaros unos á otros,” dice la Palabra de Dios (Romanos XIII,8) y “el que toma prestado, es esclavo del que presta” (Proverbios XXII,7).

Al día de hoy el mundo se está esclavizando a sí mismo a los hombres de dinero, la orgía se está colapsando y el colapso de ninguna manera ha terminado. El desempleo está muy por encima de lo que los políticos pueden admitir reconocer, sin embargo aún siguen ganando votos prometiendo empleos y comidas gratis para la gente. Los políticos han propiciado estas expectativas irreales que los han ayudado a llegar al poder pero que no serán capaces de cumplir. La gente está a punto de levantarse, se está levantando, encolerizada. Los políticos tendrán que propiciar guerras foráneas para distraer las mentes y que la gente no esté pensando en los problemas domésticos. La guerra está a la vuelta de la esquina para continuar, si Dios así lo permite, con el Gobierno Mundial de los usureros. Y todo esto porque las personas pensaron que Dios no tenía nada que ver con la vida, y la vida nada que ver con Dios.

Pero ¡tómense un momento para revisar en las escrituras a Daniel V, 5–6 y 24–28! El Señor Dios ha medido a nuestra sociedad (“Mane”), hemos sido pesados en su balanza y no hemos dado la medida (“Thecel”), nuestro mundo de diversión ha sido condenado (“Phares”). Solo nos resta tomar nuestra medicina.

Kyrie eleison.

Economía Sensata

Economía Sensata on enero 23, 2010

Cuando demasiadas personas poderosas tienen un interés personal en el que los “economistas” estén confundidos y nos confundan, es un alivio encontrarse (en jsmineset.com) con el sentido común de los “Siete Mandamientos” de la Escuela Austriaca de Economía. Los primeros dos, listados a continuación, son elementales. Los últimos cinco condenan cinco maneras en las que, hoy en día, muchos gobiernos de Estado están intentando evitar la obediencia de los primeros dos, sin duda por presiones políticas. Aquí los presento, cada uno con un comentario:—

1) “Debes de tener ganancias.” Con la continua necesidad de todo hombre de gastar en comida, vestido y vivienda, cada persona, familia y Estado debe, de alguna manera, de ganar dinero. Únicamente pueden obtener una ganancia produciendo o proveyendo a los otros miembros de la comunidad (u otros Estados) con bienes o servicios que ellos están dispuestos a comprar.

2) “No deberás de gastar más de lo que ganas.” Ninguna persona, familia o Estado puede seguir gastando, indefinidamente, más de lo que gana. De otra manera acumulará la deuda hasta el punto en que los acreedores le pongan fin. Es entonces cuando la deuda debe de ser finalmente liquidada, lo que es doloroso, o el deudor puede declararse en incumplimiento de pago, lo que podría resultar desastroso.

3) “Ningún Estado puede formular demasiadas reglas.” Un Estado debe formular reglas para propiciar el bien común, pero si éste restringe la actividad productiva de los ciudadanos al establecer demasiadas reglas, dañará al bien común al restringir en lugar de promover dicha actividad.

4) “Ningún Estado puede gravar demasiado.” De igual manera, demasiados impuestos requeridos por el Estado sobre la actividad productiva entorpecerá, o inclusive paralizará, dicha actividad, así es que un exceso de cargas fiscales puede terminar por disminuir el ingreso por impuestos recaudado por el Estado.

5) “Ningún Estado puede salir de una recesión aumentando sus gastos.” Durante una recesión cuando la mayoría de los ciudadanos de un Estado ganan y gastan menos, ningún gobierno puede resucitar esa ganancia y ese gasto simplemente gastando más él mismo, ya que para obtener ese dinero extra para poder gastarlo, debe de pedir prestado (ver 2) o imponer más impuestos (ver 4) o imprimir dinero de la nada (ver 6). Cada una de estas alternativas tiene límites estrictos.

6) “Ningún Estado puede salir de una recesión imprimiendo billetes.” Ni puede un gobierno solucionar una recesión fabricando dinero extra para gastar meramente imprimiendo más y más billetes o apretando más teclas de la computadora, debido a que a menos que exista un incremento en la producción de bienes equivalente al incremento en el suministro de dinero, demasiado dinero en el intento de comprar los mismos productos provocará una alza en los precios hasta el punto en que la híper-inflación puede eventualmente terminar por destruir el dinero totalmente.

7) “Ningún Estado puede salir de la recesión empleando él mismo.” Ni puede un Gobierno resolver el desempleo simplemente contratando a los desempleados como burócratas gubernamentales no-productivos (ver 1), o pagando cada vez más cheques para subsidiar a los desempleados (ver 5).

Sin embargo, si la gente “democrática” adora tanto a Mamon (dios de la codicia) y por lo tanto continúa votando por políticos que han sido comprados por los siervos de este dios, ¿a quién pueden culpar sino a sí mismos si estos maestros del dinero se apoderan de sus gobiernos? Y si el resultado será una miseria viviente para la misma gente, ¿no será que el Señor Dios los habrá castigado justo en donde han pecado? Y ¿le habrán dejado alguna otra manera de hacerlos entender que El no les dio vida únicamente para producir, para la economía y el dinero, ni siquiera para la Escuela Austriaca? ¿O el de hacerles entender que estas cosas son necesarias en su justo lugar, pero que antes que nada y sobre todo que existe un Cielo eterno y un Infierno eterno?

Kyrie eleison.