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Las Divergencias Evolucionan

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¿Cómo está evolucionando la Fraternidad San Pio X desde la primavera y principios del verano cuando surgieron fuertes tensiones en ella por la participación de sacerdotes conciliares como testigos oficiales en los matrimonios de la Fraternidad? En breve, las relaciones continúan siendo tensas entre los líderes de la Fraternidad que favorecen esa participación y los sacerdotes y laicos de la Fraternidad que la condenan. Incluso se puede prever una división entre los seguidores de Mons. Lefebvre y los seguidores de Mons. Fellay. Esta división era inevitable desde el día en que Mons. Fellay comenzó a dirigir la Fraternidad del Arzobispo en una dirección diferente a la del mismo Arzobispo.

Pero nada afecta la determinación del Menzingen de Mons. Fellay de apartarse de la línea trazada por el Arzobispo hacia la línea de la Roma Conciliar. Recientemente en Francia, una pareja de la Fraternidad comprometida en matrimonio rechazó tener algo que ver con las autoridades conciliares, tras lo cual su sacerdote de la FSSPX se negó a casarlos. Obviamente él tenía el apoyo de sus Superiores. ¿Tiene una explicación racional esta insistencia en desmantelar la Fraternidad del Arzobispo? Tres factores pueden estar obrando, entre otros.

En primer lugar, la Providencia escogió a Suiza para que fuera la primera base geográfica de la Fraternidad, y Suiza ha disfrutado desde entonces la correspondiente importancia y prestigio dentro de la FSSPX. Así, sus dos autoridades superiores en la actualidad, y muchos de sus sacerdotes, son ciudadanos suizos. Ahora bien, Suiza es un país famoso por su orden, por ejemplo, por cómo sus trenes circulan a tiempo, mientras que la falta de reconocimiento oficial para una Congregación verdaderamente católica es normalmente un desorden que será más agudamente sentido por gente ordenada. En segundo lugar, los sacerdotes de la FSSPX deben estar soñando en cómo un extenso apostolado se abrirá a la Fraternidad si tan solo puede ser reconocida por Roma. Y en tercer lugar, puede no parecer haber otra solución a las graves tensiones internas en la Fraternidad que ponerla bajo la autoridad de la Roma Conciliar – Mons. Fellay no quiere escuchar soluciones apocalípticas, tal como una intervención de Dios.

Pero en primer lugar, el orden supremo para los católicos no es el orden del Estado, por muy deseable que esto pueda ser, sino el orden de Dios, pisoteado por el Vaticano II. En segundo lugar, los modernistas por su naturaleza pueden dar todas las apariencias de estar “convertidos” porque no ven ningún problema en su propio subjetivismo. Pero este liberalismo es tan cómodo que pocos tengan cualquier intención de abandonarlo por cualquier conversión objetiva que involucre la Cruz. Como dijo el P. Vallet, los liberales no se convierten. Y en tercer lugar, pensar que la única solución para los problemas sin precedentes del mundo y de la Iglesia de hoy es consentir con las mentiras, delata una grave falta de fe, por más triunfante que puedan parecer esas mentiras. ¿De verdad pensamos que el brazo de Dios se acorta porque nosotros los hombres somos malvados (Isaías L, 2; LIX, 1)? Dios sabe exactamente cómo va a lidiar con las mentiras sin precedentes – nos basta esperar para verlo – ¡pero entretanto Él no quiere que consintamos con ellas!

Sin embargo, también hay buenas noticias – algunos sacerdotes y laicos que rechazan consentir con las mentiras también están decididos. Un lector en Francia me dice que algunos sacerdotes de la FSSPX se han despertado con el problema concreto sobre los matrimonios. Lo mejor de los sacerdotes de la FSSPX no están recurriendo a los testigos conciliares para los matrimonios en la Fraternidad, para disgusto de sus Superiores. Tres de los Decanos degradados han escrito fuertemente contra los testigos conciliares para los matrimonios, incluso después de su degradación, y uno acaba de hablar enérgicamente contra la Prelatura Personal, porque de ninguna manera está fuera de discusión, a pesar de la Declaración contundente del Cardenal Müller a finales de junio.

De ninguna manera con aquella Declaración “regresamos al punto de partida”, como declaró Mons. Fellay en su momento. “Como un mal administrador acorralado”, dice este lector, “ha perdido toda la confianza de los cofrades con cerebro en su cabeza, incluso los más respetuosos”. Lo que importa ahora, concluye el lector, no es salvar toda la FSSPX en su totalidad, porque se requeriría un milagro, sino salvar a tantos sacerdotes y laicos como sea posible de la decadencia de la FSSPX.

Kyrie eleison.