AVISO de EMERGENCIA – II

AVISO de EMERGENCIA - II on febrero 24, 2024

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Cuanto mayor el horror de la Tercera Guerra Mundial sea,

Mayor será la gloria de Dios – ¡para los ojos del que la vea!

Ningún lector de estos “Comentarios” ha enviado preguntas teóricas comparables a la serie de preguntas prácticas sobre la crisis eclesial sin precedentes que se enviaron la semana pasada (véase EC 866 del 17 de febrero) pero vale la pena plantear una serie de este tipo, y ofrecer respuestas a las preguntas teóricas, en caso de que sólo un puñado de lectores puedan comprender mejor la confusión, tan resbaladiza como peligrosa, desatada por el Vaticano II.

1 Entonces, ¿cuál es el núcleo de esa confusión? ¿Es lo que llaman “modernismo”? ¿Qué es el modernismo?

Respuesta: el modernismo es el gran error de los tiempos modernos, por el cual incluso eclesiásticos cultos pueden llegar a creer que la Iglesia del pasado ya no necesita elevar a la humanidad a alturas espirituales que la humanidad ya no es más capaz de alcanzar. Más bien, la humanidad es tan diferente en los tiempos modernos que para alcanzarla en su materialismo, la Iglesia debe actualizar su doctrina, su moral, su liturgia, todo. Si los hombres ya no pueden alcanzar el nivel espiritual de la Iglesia, la Iglesia debe bajar al nivel material de los hombres. O eso dicen.

2 ¿Pero no es función de la Iglesia llegar a los hombres, dondequiera que se encuentren?

Sí, ¡pero no en cualquier condición! Todos los bomberos quieren apagar fuegos, pero no sirve cualquier líquido. ¿ Qué bombero ha utilizado gasolina en lugar de agua? El agua y la gasolina tienen cada una su naturaleza inmutable, que es independiente de la voluntad de los hombres. El agua apaga el fuego (¡sorpresa, sorpresa!), mientras que la gasolina lo hace arder. (vaya usted a saber). Del mismo modo, el canto gregoriano y la música rock tienen cada uno su naturaleza inmutable y opuesta, con efectos opuestos e inmutables. El canto atraerá a las almas a la Iglesia, el rock al salón de baile, pero el rock no atraerá a la Iglesia. Algunos modernistas tienen buenas intenciones, pero son tontos si piensan que la música funciona hoy de forma diferente a como funcionaba ayer. Para ser atraídas a Dios, las almas necesitan una música tranquila, no agitadora.

3 Pero toda la vida moderna es agitada, y no cómo la vida de ayer. Entonces, ¿cómo va a llegar un alma de hoy a Dios?

Tú lo has dicho. Despues de 6000 años de historia del mundo uno pensaria que los hombres ya habrian aprendido que cosas tienen qué naturaleza, efectos y consecuencias, pero no. Nuestros tiempos se basan, por así decirlo, en el principio de que el hombre puede querer que las naturalezas tengan los efectos que quiera. Todo se ha desnaturalizado y desestabilizado tanto que la vida se convierte en una agitación continua, y los jóvenes no soportan ninguna música que sea demasiado tranquila. Pero eso no significa que las naturalezas hayan cambiado tanto como para que el Rock les devuelva a la Iglesia. No lo hará. No está en su naturaleza hacerlo. Fue diseñado por el diablo para crear cada vez más agitación.

4 Pero si eso es cierto, ¿cómo llegará algún joven moderno -o alma moderna- al Cielo?

Buena pregunta. En los tiempos modernos, muchos santos se han hecho esa pregunta, pero nunca han desesperado de la respuesta porque han sabido que la gracia de Dios siempre está ahí para quien Le busca. “Donde hay voluntad, hay camino”, es una manera humana de decirlo. “A quien hace lo que está en él, Dios no le niega su gracia”, es una manera más divina que tiene la Iglesia de decirlo. En cualquier caso, cuando un alma, sin mayor culpa por su parte, se encuentra en una situación en la que las probabilidades en contra de su salvación son, a todas luces, abrumadoras, Dios puede hacer todo lo que esté en Su mano para salvarla. Dios siempre puede intervenir, como en el caso de Lot, en Génesis 19, por ejemplo.

5 Pero si Dios es todopoderoso, ¿por qué no elimina todo el mal de la Creación que Él controla?

Porque Su propósito al crear era dar la mayor bienaventuranza posible a las almas que aceptaran libremente. Ahora bien, una bienaventuranza no merecida en modo alguno por el que la recibe no puede ser tan dichosa como una bienaventuranza merecida al menos en parte por el alma misma, a pesar de todo el mal que la rodeó en su breve vida en este “valle de lágrimas”. De ello se desprende que cuanto más generoso quiera ser Dios con Su don de bienaventuranza, tanto más mal permitirá, pero sólo hasta el punto en que el mal anegue el bien libremente elegido. A ese punto llegó una vez todo el mundo en tiempos de Noé. Hoy está llegando de nuevo. Dios intervendrá de nuevo mañana. Si tenemos la fe católica, hagamos nuestra parte rezando el rosario de Su Madre por la salvación de las almas.

Kyrie eleison