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Dios Dispone

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“El hombre propone y Dios dispone.” Si lo que el proverbio dice es cierto, entonces puede ser sensato el moderar, a la luz de las disposiciones de Dios o de la Divina Providencia, el temor que uno pueda tener de las propuestas o intenciones de los hombres. Aún en esta terrible crisis de la Iglesia y del mundo, necesitamos no caer en pánico, porque como podemos encontrar en las líneas de otro proverbio, el Señor Dios escribe recto en los renglones torcidos de los hombres.

Por ejemplo, si la crisis de la Iglesia, corazon de la crisis mundial, fue desatada por el Vaticano II, al propiciar una ruptura sin precedentes en la historia de la Iglesia entre la Verdad Católica y la Autoridad Católica, entonces los Católicos que se adhieren a la Verdad – generalmente “Tradicionalistas” – carecen de Autoridad, mientras que los Católicos que se adhieren a la Autoridad – generalmente la corriente dominante de la Iglesia – carecen de Verdad. Por lo tanto, aquellos “Tradicionalistas” que no han perdido su sentido de Autoridad Católica de alguna manera estan proponiendo o esperando volver a reunirse con ésta, mientras que los Católicos de la corriente dominante que no han perdido por completo su sentido de Verdad Católica (¡un sin fin de personas han perdido hoy en día todo sentido de cualquier verdad!), de alguna manera proponen o esperan poder recuperarla.

Pero ambas intenciones, por buenas que sean, pueden tornarse torcidas. Si por un lado los “Tradicionalistas” buscan agradar al mundo utilizando la ambigüedad, punto de partida clásico del abandono de la Verdad, pueden complacer a los hombres pero ciertamente no agradarán a Dios, quien “detesta toda lengua dolosa” (Proverbios VIII, 13). Por otro lado, si Benedicto XVI está buscando re-incorporar a la Fraternidad San Pío X en la corriente dominante de la Iglesia ecumenica, como si la Tradición fuera meramente una opción entre muchas otras, entonces él también estaría desagradando a Dios por negarse a ver lo absoluto que son las demandas de la Verdad Católica.

Pero aun suponiendo que dichas intenciones sean o se tornen torcidas, Dios seguirá escribiendo rectamente. ¿Acaso no podemos decir que tanto los “Tradicionalistas,” que luchan por mantener su sentido de Autoridad Católica, como este Papa, que lucha por mantener contacto con la Tradición Católica, cada uno a su manera, sirven a Dios en SU preparación de la futura re-unión de la Verdad y la Autoridad? Esa re-unión puede no suceder tan pronto como nos gustaría, pero no necesitamos caer en pánico. Para quien tiene ojos para ver, es evidente como el Señor está trabajando, velando por Su Iglesia.

Sin embargo, ningún Católico debe de permitirse pensar que hay una equivalencia entre el esfuerzo de la Tradición de jalar a la Autoridad hacia la Verdad y el esfuerzo del Santo Padre de acercar la Verdad hacia la Autoridad. La Verdad tiene la prioridad absoluta: “Yo para esto nací, y para esto vine al mundo, para dar testimonio de la verdad,” palabras del Verbo Encarnado (Juan XVIII, 37). La más alta Autoridad de todo lo que existe se subordinó a la Verdad. La Autoridad Mal Aplicada debe de ceder. Por lado suyo la Tradición Verdadera debe permanecer humilde y caritativa, mirando siempre hacia la Autoridad, sin ningunas ilusiones, pero con una esperanza inquebrantabile.

Kyrie eleison.