El PODER del ROSARIO
Una ayuda más segura al Cielo simplemente no se ha dado.
Cuando estos “Comentarios” concluyeron la semana pasada (# 890, 3 de agosto) que rezar el Rosario era la solución a la locura actual de las supuestas leyes eclesiásticas que nos “impone” la Roma modernista, muchos lectores se habrán preguntado, ¿qué relación puede haber entre ambas cosas? ¿Cómo pueden descargarse todos los problemas de la Iglesia en el Rosario, por así decirlo?
Sin embargo antes de que la hermana Lucía de Fátima fuera reemplazada en la década de 1960 por un maniquí que sería bastante más dócil a los modernistas, ella pudo decir que en nuestros tiempos Dios ha dado al rosario un poder especial, tal que puede resolver todos los problemas. Este poder es algo en lo que los católicos (y los no-católicos) deben creer por las inminentes pruebas del mundo. La clave está en que el mundo que nos rodea vacía a Dios, dejando como mucho una cáscara de Él. El rezo del rosario restaura el sentido de Dios, poco a poco, en las almas humanas. Comencemos por la ausencia de Dios provocada por el hombre, y pasemos a la fuerza del Rosario.
El vaciamiento de Dios por parte de la humanidad comenzó en los tiempos modernos a más tardar en el siglo XIV con el declive de la fe católica en Dios, y con el correspondiente aumento de la estima por el hombre en el llamado Renacimiento. La idea subyacente era que la Edad Media había sobrevalorado tanto a Dios que infravaloraba al hombre. Esta idea allanó el camino para la explosión del humanismo, o la supervaloración del hombre por el hombre, proclamada por Martín Lutero (1485–1548), en forma de protestantismo a principios del siglo XVI. Esta revuelta fragmentaria del hombre subjetivo contra el orden objetivo unificado del Dios del catolicismo ha dominado la modernidad de la “civilización occidental” desde entonces. Al protestantismo se deben todos los errores más importantes de nuestro tiempo, por ejemplo el naturalismo, el racionalismo y sobre todo el liberalismo en el siglo XIX, luego el ecumenismo, modernismo y especialmente el comunismo en el 1900. La impiedad ha recorrido un largo camino.
Durante más de 400 años, los papas católicos sostuvieron la fe católica contra Lutero, por así decirlo, pero con el Vaticano II (1962–1965) cedieron, y en 2024 estaba despejado el camino para que los juegos mundiales comenzaran con una burla de la Última Cena. Semejante blasfemia es prácticamente la nueva religión de la “civilización occidental”. Para comprender lo antigua y profunda que es la alienación del hombre moderno del único Dios verdadero, es necesario leer un retrato de la historia de la humanidad. es necesario leer un retrato de Lutero como el del filósofo francés Jacques Maritain en su libro “Tres reformadores”. La violenta sublevación de Lutero contra Dios estaba en lo más profundo del alma humana. Y entonces, ¿cómo puede alguien pretender que rezar el simple y repetitivo rosario puede ser una cura?
Físicamente, el rosario compromete, regula y tranquiliza todas las partes más móviles del ser humano: los dedos con las cuentas, la boca con las oraciones, la mente con la contemplación de los misterios, tal vez también los pies al caminar arriba y abajo. Esta cautivación de nuestro marco voluble libera el alma para estar en comunión con Dios, es decir, para rezar. Mi mente se pone a buscar lana . . . . Las cuentas me traen de vuelta. Y espiritualmente, los misterios se centran en Nuestro Señor, enmarcados simétricamente dentro de los misterios de Nuestra Señora (los “misterios de Luz”, asimétricos, añadidos por los modernistas, no deben tenerse en cuenta). Ella Lo da a luz, Él muere por nuestros pecados, Ella es recompensada con el Reinado del Universo.
Ahora bien, “Roma no se construye en un día”. Ni siquiera el rosario puede reabrir el Cielo en unas semanas. Pero quien persevera con el rosario tiene todas las posibilidades de volver a la sintonia del cielo, y alejarse cada vez más de la del mundo. Cada misterio tiene su propia lección de Dios, y los quince juntos me llevan a través de todo el ciclo de la historia de nuestra redención. Aquí está la razón por la que nací, y no en ninguna otra parte. Aquí, repasado en menos de una hora, está lo que da sentido a toda la creación. Nuestras vidas en la tierra no son sólo “desagradables, pobres, embrutecidas y cortas”, segun la notable sentencia de un filósofo inglés. Para llevarnos al Cielo, sólo Nuestro Señor sufrió por todos nosotros más de lo que todos juntos podríamos sufrir jamás. Yo quiero llegar al Cielo. Seré fiel a la oración especial que Dios dio a su iglesia para llevarme al Cielo.
Kyrie eleison