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Historia Interna – III

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Para continuar con la historia de los mensajes de Nuestra Señora al Superior General de la Fraternidad San Pío X (FSPX) desde ocho años atrás, se precisan algunos antecedentes. El Vaticano II (1962–1965) arrancó a la Iglesia Católica fuera de curso para reconciliarla con el mundo moderno sin Dios. Monseñor Lefebvre (1905–1991) fundó la FSPX en 1970 para ayudar a los Católicos a quedarse en curso, y por 21 años él la mantuvo dentro del curso. Pero, tan pronto como él murió, sus sucesores más jóvenes erróneamente convencidos (o auto-engañados, Dios lo sabe) que lo estaban aún siguiendo a él, soñaban de hecho con una reconciliación con Roma Conciliar.

En el 2000, los líderes Conciliares se sentaron y tomaron nota de la FSPX cuando ella hizo un peregrinaje de Jubileo altamente exitoso a las Basílicas de Roma. Contactos públicos (en oposición a privados) fueron re-abiertos entre la FSPX y los Romanos, quienes ahora emprendieron el propósito de tragar esa FSPX que ellos habían estado incapacitados de escupir. “Hablemos”, dijeron. Los líderes de la FSPX parecían estar cautos: “Ustedes deben mostrarnos su buena voluntad, liberando la Misa Tridentina y levantando las excomuniones impuestas en los obispos de la FSPX consagrados el 30 de Junio de 1988”. Poco pasó en ese entonces, al menos en público, porque por ambos lados la idea de reconciliación necesitaba madurar, pero en el 2006, Monseñor Fellay, cabecilla de la FSPX por la reconciliación, fue re-elegido Superior General. Como hemos visto, esto fue poco después que Nuestra Señora comenzó a intervenir con los mensajes cuya historia estamos contando.

En el 2006, Su deseo para una Cruzada de Rosarios para la Consagración de Rusia fue adoptada por Monseñor Fellay, pero re-dirigida por él hacia la primer pre-condición de las conversaciones con Roma, la liberación de la Misa. En el 2007, Benedicto XVI satisfizo parcialmente la pre-condición con su Motu Proprio. Regocijándose como si fuera una completa satisfacción, Monseñor Fellay siguió adelante con la segunda pre-condición, el levantamiento de las excomuniones, mientras que Nuestra Señora, inmediatamente después del Motu Proprio, comenzó una serie de mensajes en Agosto del 2007 pidiendo insistentemente que cualquier segunda Cruzada de Rosarios sea dedicada a la Consagración de Rusia. Pero Monseñor Fellay no se comprometería a sí mismo porque él sabía que esta Consagración no atraía a los Romanos. Ellos querían conversaciones, y así quiso él, para reconciliar lo irreconciliable, el Vaticano II y la Tradición Católica. Ahora podemos continuar con nuestra historia.

Al comienzo del 2008, Nuestra Señora, observando como Monseñor Fellay estaba todavía dudando, le dijo bien firmemente a través de la mensajera que él “no debía usar la (segunda) Cruzada con la intención de levantar las excomuniones”, y que si él lo hacía, “iba a ser fatal para la Fraternidad San Pío X”. Ella agregó que Ella no bendeciría ningún tal esfuerzo, pero que en su lugar usaría los rosarios rezados por los fieles para otros propósitos. Y, el 22 de Marzo, Sábado Santo, Ella dijo bien específicamente, “Dile a Monseñor Fellay que él no puede acercarse más a Roma de lo que él ya está, al margen de cuan bien intencionado el Santo Padre pueda estar”. Y Ella repitió, “Recuerda, al margen de cuan bien intencionado el Santo Padre pueda estar”.

Dejemos que la historia nuevamente se interrumpa para señalar cuan pertinente este mensaje era para la defensa de la Fe, y cuan perfectamente esta historia interna se corresponde con los hechos externos. A la cabeza del último bastión mundial de la verdadera Fe, Monseñor Fellay está siendo tentado de ponerla de vuelta bajo los Romanos Conciliares, terribles enemigos de esa Fe. Porque como él no entiende el mundo moderno, él cree que la Iglesia Conciliar es la Iglesia Católica y él confía en las buenas intenciones de sus autoridades (por el contrario, Monseñor Lefebvre, luego de años de negociaciones con las autoridades romanas, las describía – en privado – como “una serpiente”). Entonces, si esta historia interna es cierta, y si Monseñor Fellay toma la decisión equivocada, la FSPX está condenada. ¿Qué pasó? (Continuará)

Kyrie eleison.