Tristan
Tristan on octubre 17, 2009
Después de ausentarme por aproximadamente 40 años del Royal Opera House de Londres, fue un gusto recibir de unos amigos, la semana pasada, un boleto para asistir a la presentación de “Tristán e Isolda” de Wagner. Fue una tarde muy agradable, pero ¡oh queridos amigos!, ¡la producción moderna! Los clásicos del ayer son una cosa; su puesta en escena hoy en día, ¡puede llegar a ser completamente distinta!
Un clásico como “Tristán e Isolda,” que fue puesto en escena por primera vez en 1865, se convirtió en un clásico por su éxito al expresar los problemas humanos y las soluciones que pertenecen a todos los tiempos. Nunca, por ejemplo, habían sido expresadas tan hábil y poderosamente las pasiones del amor romántico entre el hombre y la mujer que en el drama musical de “Tristán.” Pero cada vez que un drama clásico es escenificado, su producción puede obviamente pertenecer sólo a la época de su puesta en escena. De tal modo, el clásico depende en sí mismo del autor, pero la producción depende del productor y de cómo él entiende el clásico que está produciendo.
Wagner puede ser llamado el padre de la música clásica, especialmente debido a la revolución causada por las armonías cromáticas de “Tristán,” en constante cambio. Nadie puede decir que Wagner no es moderno. Sin embargo, lo que la producción actual de “Tristán” en el Covent Garden muestra, es la distancia abismal que existe aún entre el tiempo de Wagner y el nuestro. Puede ser que este productor no haya entendido el texto de Wagner o simplemente no lo tomó en cuenta, lo que podemos ver a través de dos ejemplos: En el Tercer Acto, cuando Kuwenal debería estar buscando el barco de Isolda en el mar, se le muestra observando a Tristán todo el tiempo. Por el contrario, en el texto de Wagner, cuando finalmente Isolda se apresura y encuentra a Tristán en su lecho de muerte, ella se encuentra observándolo para poder percibir tan siquiera una señal de vida, ¡pero este productor la coloca en el piso dándole la espalda! Esta violación flagrante del texto original, y del sentido común, se hizo presente a través de toda la obra, de principio a fin.
¿Qué es lo que el productor pensó que estaba haciendo? Me gustaría saberlo. O no tenía sentido común o, si lo tenía, se propuso desafiarlo deliberadamente. Peor aún, la Royal Opera House probablemente le pagó una gran cantidad para que lo hiciera, debido a que a su juicio la audiencia de hoy en día disfrutaría el reto. A uno se le viene a la mente Picasso cuando decía que sabía que su arte no tenía sentido, pero también sabía que era lo que la gente quería. En efecto, el público de la semana pasada, que debería haber abucheado las tonterías que sucedían en el escenario, en lugar de eso atendió a la obra con docilidad y aplaudió calurosamente. En el país natal de Wagner, hoy en día, a menos que esté equivocado, las producciones clásicas de sus operas son raras.
Uno está obligado a preguntarse, ¿qué es lo que está pasando con el sentido común? ¿Hacia dónde se dirige la audiencia de hoy en día? ¿Cómo podrá la gente sobrevivir por un largo tiempo si encuentra placer, por ejemplo, en amantes que se dan la espalda al momento de morir? Objeción: esto es solamente teatro. Contestación: el teatro refleja como un espejo a la sociedad. Conclusión: la sociedad hoy en día, o no tiene sentido común, o está pisoteando el poco que le queda. Ya que el sentido común es el sentido de la realidad, esta clase de sociedad no puede sobrevivir.
Kyrie eleison.