Picasso

Escape Desesperado

Escape Desesperado on noviembre 20, 2010

Actualmente en exposición en Londres (Tate Modern) se encuentra una exhibición de otro de los grandes maestros del arte moderno – si no existe una contradicción entre los términos “grande” y “moderno” – el Francés Paul Gauguin (1848–1903). Los hombres necesitan de imágenes así como necesitan de una visión, de lo que se trata la vida. Hoy en día, la electrónica ampliamente provee las imágenes, pero en los tiempos de Gauguin los pintores aún tenían un impacto enorme.

Nacido en París en 1848, Gauguin, después de múltiples viajes y ocupaciones, se convirtió a la edad de 23 años en agente de Bolsa, y dos años más tarde se casó con una mujer Danesa que le dio cinco hijos en un periodo de diez años. En ese tiempo la pintura era para él únicamente un hobby para el cual tenía talento, pero después de un intento fallido en 1884 de hacer negocio en la capital de Dinamarca, Copenhague, abandonó a su joven familia durante el año siguiente y regresó a Paris para convertirse en artista de tiempo completo.

En 1888 pasó nueve semanas pintando junto con Van Gogh en Arlés, pero esto terminó tempestuosamente. De regreso en París no estaba ganando dinero suficiente ni reconocimiento, así es que en 1891 zarpó hacia la región de los trópicos, “para escapar de todo lo artificial y convencional.” El resto de su vida, a excepción de un regreso prolongado a París, la pasó en Tahití y las Islas Marquesas, entonces colonias de la Polinesia Francesa en el Pacífico Sur. Ahí es donde produjo la mayoría de las pinturas que le han dado la fama, pero aún continuaba combatiendo a la Iglesia y al Estado, y únicamente su muerte en 1903 previno que tuviera que cumplir una condena de 3 meses en prisión.

Así como Van Gogh, Gauguin comenzó a pintar en el estilo sombrío y convencional propio del arte hacia el fin del siglo 19. Sin embargo, a similitud de Van Gogh y casi al mismo tiempo, los colores se tornaron mucho más brillantes y el estilo mucho menos convencional. De hecho Gauguin fue el fundador del movimiento Primitivista en el arte, y poco tiempo después de su muerte tuvo una influencia considerable en Picasso, artista brillante pero rebelde también. El Primitivismo significaba el retroceder a las fuentes primitivas porque Europa se sentía desgastada. De ahí el retorno a modelos Africanos y Asiáticos, teniendo como ejemplo notable la obra “Les Demoiselles d’Avignon” de Picasso. Fue también por búsqueda del primitivo que Gauguin huyó a Polinesia en 1891, en donde lamentó la intrusión de los misioneros Católicos, y en donde estudio e incluyó en su arte dioses paganos de la mitología que precedió al Catolicismo, inclusive algunas figuras cuasi-demoníacas.

Pero ¿acaso la visión de las pinturas Tahitianas de Gauguin, que seguramente son sus mejores obras, representan una solución viable a los problemas del decadente Occidente que rechazó y dejó atrás? Uno pudiera pensar que no. Aquellas que hoy en día se exhiben en la muestra del Tate Modern son creativas y coloridas, pero los Tahitianos que pinta, en su mayoría mujeres jóvenes, permanecen un tanto aletargados y aburridos. El Tahití de Gauguin puede ser un escape, pero no es una esperanza. Puede ser que Gauguin haya estado en lo correcto acerca del Occidente en decadencia, pero el paraíso terrenal que fabricó en su arte Polinesio lo dejó inquieto y murió aún en rebeldía. Persiste aún un problema que no ha podido resolver.

Es interesante la versión ficticia de su vida relatada por Somerset Maugham, escritor Inglés bien conocido del Siglo XX. Vea el “Comentarios Eleison” de la próxima semana.

Kyrie eleison.

Arte Moderno – II

Arte Moderno – II on julio 17, 2010

Por su fealdad misma, el arte moderno indica la existencia y bondad de Dios. Después de tres meses (ver CE 144), permitámonos regresar a esta paradoja en la esperanza de que si cualquier alma admite por sentido común la diferencia entre la belleza y la fealdad en el arte, puede permitirse ver además que si Dios no existiese, dicha diferencia tampoco existiría.

La palabra “arte” significa habilidad, o el resultado/producto de la habilidad humana. Puede abarcar las pinturas, dibujos, escultura, la moda en la ropa, la música, la arquitectura, etc. La expresión “arte moderno” usualmente se refiere a pinturas y escultura en particular, creadas desde los inicios de los 1900’s y hasta la fecha por un movimiento de artistas que deliberadamente rechazaban, y aún rechazan, todos los estándares y medidas de hermosura como fue entendida antes del siglo XX. La diferencia entre el arte pre-moderno y moderno es tan real y evidente como la diferencia aquí en Londres entre la clásica Galería Tate en Millbank y el “Tate Modern” (Museo Nacional Británico de Arte Moderno), un museo completamente nuevo, un corto viaje en bote río abajo desde su progenitor en la orilla opuesta del Támesis. Es como si el arte moderno no pueda cohabitar bajo el mismo techo que el arte pre-moderno. Ellos luchan entre sí, tal como las iglesias de estilo clásico lo hacen con la Nueva Misa.

Ahora bien, el arte moderno en este sentido se caracteriza por su fealdad. El sentido común está de acuerdo en esto con el líder Comunista Kruschev, de quien se dice que comentó en una exhibición de arte moderno en Rusia, “Un burro podría haberlo hecho mejor con su cola.” ¿Y qué es la fealdad? Falta de armonía. En el libro admirable de Arianna Huffington titulado “Picasso, Creador y Destructor,” ella demostró como cada vez que Picasso se enamoró con otra de sus seis (principales) mujeres, sus pinturas más calmadas reflejaban algo de la belleza natural de ellas, pero tan pronto como dejó de amarlas, su furia hacía trizas esa belleza en “obras maestras” de arte moderno. ¡Este patrón se repite en Picasso con la exactitud de un reloj!

Por lo tanto la belleza en el arte viene de la armonía en el alma, aunque sea esta una armonía meramente terrenal, mientras que la fealdad procede de la falta de armonía en el alma, como del odio. Pero la armonía no necesita de la falta de armonía, por el contrario, mientras que la falta de armonía, como lo sugiere la misma palabra, presupone cierta armonía contra la cual está esencialmente librando una batalla. Por lo tanto la armonía precede a la falta de armonía, y cada falta de armonía da testimonio de alguna armonía. Pero más profundamente armonioso que cualquier pintura de mujeres hermosas pueden ser las pinturas de la Madonna, porque la armonía en el alma del artista pintando a la Madre de Dios puede ser mucho más alta y profunda que la armonía inspirada por un simple modelo humano, sin importar cuán bello este sea. ¿Por qué? Porque la belleza de la Madonna se deriva de su cercanía con Dios cuya divina armonía – simplicidad y unidad perfecta – supera infinitamente la armonía humana de las más bellas de las simples creaturas.

Por lo tanto el pobre arte moderno señala la armonía que no tiene, y toda armonía señala a Dios. Por lo tanto, no permitan que la gente recurra a la fealdad de la arquitectura moderna para albergar a la Misa Tridentina. ¡Uno podría adivinar que quien así lo haga, quiere o espera regresar a la falta de armonía de la Misa del Novus Ordo!

Kyrie eleison.

Tristan

Tristan on octubre 17, 2009

Después de ausentarme por aproximadamente 40 años del Royal Opera House de Londres, fue un gusto recibir de unos amigos, la semana pasada, un boleto para asistir a la presentación de “Tristán e Isolda” de Wagner. Fue una tarde muy agradable, pero ¡oh queridos amigos!, ¡la producción moderna! Los clásicos del ayer son una cosa; su puesta en escena hoy en día, ¡puede llegar a ser completamente distinta!

Un clásico como “Tristán e Isolda,” que fue puesto en escena por primera vez en 1865, se convirtió en un clásico por su éxito al expresar los problemas humanos y las soluciones que pertenecen a todos los tiempos. Nunca, por ejemplo, habían sido expresadas tan hábil y poderosamente las pasiones del amor romántico entre el hombre y la mujer que en el drama musical de “Tristán.” Pero cada vez que un drama clásico es escenificado, su producción puede obviamente pertenecer sólo a la época de su puesta en escena. De tal modo, el clásico depende en sí mismo del autor, pero la producción depende del productor y de cómo él entiende el clásico que está produciendo.

Wagner puede ser llamado el padre de la música clásica, especialmente debido a la revolución causada por las armonías cromáticas de “Tristán,” en constante cambio. Nadie puede decir que Wagner no es moderno. Sin embargo, lo que la producción actual de “Tristán” en el Covent Garden muestra, es la distancia abismal que existe aún entre el tiempo de Wagner y el nuestro. Puede ser que este productor no haya entendido el texto de Wagner o simplemente no lo tomó en cuenta, lo que podemos ver a través de dos ejemplos: En el Tercer Acto, cuando Kuwenal debería estar buscando el barco de Isolda en el mar, se le muestra observando a Tristán todo el tiempo. Por el contrario, en el texto de Wagner, cuando finalmente Isolda se apresura y encuentra a Tristán en su lecho de muerte, ella se encuentra observándolo para poder percibir tan siquiera una señal de vida, ¡pero este productor la coloca en el piso dándole la espalda! Esta violación flagrante del texto original, y del sentido común, se hizo presente a través de toda la obra, de principio a fin.

¿Qué es lo que el productor pensó que estaba haciendo? Me gustaría saberlo. O no tenía sentido común o, si lo tenía, se propuso desafiarlo deliberadamente. Peor aún, la Royal Opera House probablemente le pagó una gran cantidad para que lo hiciera, debido a que a su juicio la audiencia de hoy en día disfrutaría el reto. A uno se le viene a la mente Picasso cuando decía que sabía que su arte no tenía sentido, pero también sabía que era lo que la gente quería. En efecto, el público de la semana pasada, que debería haber abucheado las tonterías que sucedían en el escenario, en lugar de eso atendió a la obra con docilidad y aplaudió calurosamente. En el país natal de Wagner, hoy en día, a menos que esté equivocado, las producciones clásicas de sus operas son raras.

Uno está obligado a preguntarse, ¿qué es lo que está pasando con el sentido común? ¿Hacia dónde se dirige la audiencia de hoy en día? ¿Cómo podrá la gente sobrevivir por un largo tiempo si encuentra placer, por ejemplo, en amantes que se dan la espalda al momento de morir? Objeción: esto es solamente teatro. Contestación: el teatro refleja como un espejo a la sociedad. Conclusión: la sociedad hoy en día, o no tiene sentido común, o está pisoteando el poco que le queda. Ya que el sentido común es el sentido de la realidad, esta clase de sociedad no puede sobrevivir.

Kyrie eleison.