La Perspectiva del Salmista
La Perspectiva del Salmista on enero 2, 2010
Otro año comienza. ¿Que trae? Si está en curso un desastre global en las finanzas y la economía, ciertamente no ha golpeado aún con toda su fuerza. ¿Lo hará en 2010? En cualquier caso, estará más cerca. A medida que la presión aumente, habrá de verse más y más, en esa presión, la mano de Dios y no solo las maquinaciones del hombre. He aquí, con comentarios para el siglo 21, uno de los ciento cincuenta Salmos para ayudarnos a ver las cosas como un alma cercana a Dios las ve. El Salmo 27 tiene solo nueve versos:
1. “A tí, oh Señor, clamaré” (y no a los medios ni a los gobiernos): “no te hagas sordo a mis ruegos, Dios mío, no sea que no haciendo tu caso de mí, llegue yo a contarme con los que bajan al sepulcro”
Una poderosa corriente esta hoy arrastrando suavemente todas las almas hacia el sepulcro eterno del fuego infernal. Dios puede ayudarme fácilmente, y así desea hacerlo, pero debo acudir a Él y rogar por su auxilio. El Salmista rogará.
2. “Escucha, oh Señor, la voz de mi humilde súplica cuando estoy orando a ti; cuando extiendo en alto mis manos hacia tu santo templo.
3. No me arrebates de esta vida con los pecadores, ni me pierdas como a los que obran la iniquidad; los cuales hablan de paz con su prójimo, mientras que están maquinando la maldad en sus corazones.”
El Salmista no es un tonto liberal blando que pretende que todos los hombres son buenos y bien intencionados. Sabe que en muchos hombres de dulce hablar, Dios tiene inicuos enemigos que son suficientemente poderosos para preparar todo un ambiente, como el que tenemos para el 2010, que amenaza con arrastrarnos al infierno (primer verso). Para hacerles frente, hacía Dios es donde el Salmista acude.
4. “Dales a estos el pago conforme a sus fechorías; y según la malignidad de sus maquinaciones. Retribúyeles según las obras de sus manos: dales a los tales su merecido.” 5. Por cuanto no han observado las obras del Señor, ni lo que ha ejecutado su poderosa mano; tu, Dios mío, los destruirás, y no los restablecerás nunca.”
No tenemos nunca que preocuparnos de que Dios no se encargue de sus (y nuestros) enemigos, aún en nuestro siglo veintiuno, cuando pareciera que han triunfado. Ellos no lo engañan ni podrán escapar de Él. Aún más, ciertamente Dios cuida de quienes a Él acuden.
6. “Bendito sea el Señor, pues ha oído la voz de mi humilde ruego. 7. El Señor es el que me auxilia y protege: en Él esperó mi corazón, y fui socorrido.- Y resucitó mi carne; y así le alabaré con todo mi afecto.”
Nótese que el Salmista no es ni uno de estos tontos que se pretenden demasiado perfectos como para tener intereses carnales. Dios cuidó de Él, “corazón” y “carne.” Ni es un individualista egocéntrico, como se nota en su ruego por todo el pueblo de Dios.
8.”El Señor es la fortaleza de su pueblo: Él es el que en tantos lances ha salvado a su Ungido” (lo que se extiende hoy a los creyentes ungidos por los sacramentos Católicos) 9. “Salva, oh Señor, a tu pueblo, y llena de bendiciones a tu heredad: rígelos tu, y ensálzalos por toda la eternidad.”
Diríamos hoy, Salva, oh Señor, a tu Iglesia Católica.
Kyrie eleison.