sacramentos, ritos sacramentales

Ordenaciones Nuevas – I

Ordenaciones Nuevas – I on mayo 10, 2014

¿Deberían los sacerdotes ordenados con el nuevo rito de Ordenación de 1972 ser condicionalmente re-ordenados con el antiguo y ciertamente válido rito de Ordenación? La doctrina católica sobre la validez de los sacramentos es clara, pero los ritos sacramentales de la Neo-Iglesia parecen haber sido diseñados para conducir gradualmente a la invalidez (ver EC 121 del 31 oct.2009). El problema es el “gradualmente.” ¿Cuán avanzado estaba ese proceso gradual en cualquier caso específico? Tal vez sólo Dios lo sabe con seguridad. Pero comencemos por la doctrina clara.

Uno puede decir que un sacramento católico involucra cinco elementos: Ministro, Intención, Materia y Forma, que son esenciales para la validez, y Rito rodeando a la Forma que puede ser importante para la validez por su repentino o gradual impacto en la Intención del Ministro. Para las Ordenes Sagradas, el Ministro debe ser un obispo válidamente consagrado; la Intención es su intención sacramental (no moral) para ordenar, para hacer lo que la Iglesia hace; la Materia es su imposición de ambas manos en la cabeza del hombre a ser ordenado (las mujeres no pueden ser válidamente ordenadas para el sacerdocio de Cristo); la Forma es la fórmula crucial o serie de palabras en el rito que expresan el conferir el sacerdocio; el Rito es todas las otras palabras rodeando a esa Forma y prescriptas en el rito ceremonial de Ordenación.

En un nuevo rito de Ordenación, si ambas manos se imponen en la cabeza, la Materia no es problema. La nueva Forma en Latín es, si algo, más fuerte para la validez que la antigua Forma en Latín (debido al “et” en lugar de un “ut”), pero las traducciones vernáculas necesitan ser verificadas para asegurarse que ellas claramente expresan la gracia del sacerdocio a ser conferido. La mayoría de ellas seguramente lo hacen. Donde los problemas reales de validez se originan es con el Ministro y la Intención, debido a la erosión gradual de la Intención Católica a causa de los acatólicos nuevos Ritos.

Pues, en cuanto a la Intención, cualquier obispo hoy en día ordenando un sacerdote seguramente tiene la intención de hacer lo que la Iglesia hoy en día hace, enhorabuena, pero, ¿qué es eso en su mente? ¿Qué es un sacerdote en la Neo-Iglesia? ¿Acaso no es que el antaño renovador del Sacrificio del Calvario mediante la Presencia Real está siendo reemplazado lento pero seguro por los hoy en día coordinadores de excursiones campestres eucarísticas? ¿Cuán avanzado está este proceso en una diócesis dada del mundo? ¿Es que éste o aquel obispo tenían en mente un Sacrificador o un excursionista como siendo lo que la Iglesia hace? El comportamiento exterior del obispo ordenante indicará su Intención, pero sólo Dios lo puede saber con seguridad. Ciertamente muchos nuevos Ritos de la Misa se inclinan hacia el excursion ista y el nuevo Rito de Ordenación rodeando a la Forma no puede más que ayudar, debido a su severamente disminuido contenido católico, a socavar gradualmente la Intención sacramental de un obispo ordenante.

Y, en cuanto al Ministro, si el obispo ordenante fue él mismo consagrado obispo con el nuevo rito de Consagración, asumamos que la ambigüedad de la nueva Forma de Consagración es suprimida por las palabras inmediatamente siguientes. Sin embargo, dudas como las arriba mencionadas en cuanto a la Intención del obispo consagrante deben surgir: ¿consideró él, y por consiguiente tuvo como su Intención, que la Iglesia hoy en día consagra hacedores de Sacrificio o de excursiones campestres? Tales preguntas a menudo carecen de respuestas claras.

Breve, si fuera Papa, pienso que requeriría que todos los sacerdotes u obispos ordenados o consagrados con los ritos “renovados” deberían ser condicionalmente re-ordenados o re-consagrados, no porque creyera que ninguno de ellos fueran verdaderos obispos o sacerdotes, por el contrario, sino porque cuando de sacramentos se trata, toda seria duda debe ser removida, y esa sería la manera más simple de remover toda posible duda. La podredumbre de los sacramentos de la Neo-Iglesia no puede dejarse merodeando.

Kyrie eleison.

Distintas “Iglesias”

Distintas “Iglesias” on diciembre 1, 2012

Hoy reina mucha confusión acerca de la identidad de la verdadera Iglesia de Nuestro Señor aquí en la tierra, y acerca de los diversos nombres que se le aplican. Claro, la gran parte de la confusión actual proviene del mayor problema de la Iglesia de hoy, que es el diabólico Concilio Vaticano Segundo (1962–1965). Tratemos de desenredar algo de esta confusión.

“Iglesia” proviene del griego Ekklesia y del latín Ecclesia, “asamblea.” “Nuestro Señor reunió alrededor de El una sociedad de hombres que Le reconocían por Su Maestro: he aquí lo que El llamó Su Iglesia” (Bossuet).

“Iglesia Católica” significa para muchos un edificio, pero principalmente el grupo de personas que comparten en el mundo entero (katholos en griego significa “universal”) una misma Fe, un mismo conjunto de Sacramentos y una misma Jerarquía, los tres elementos habiendo sido establecidos por el Dios Encarnado, Nuestro Señor Jesucristo, durante su vida en la tierra hace 2000 años. Pero, a partir de este grupo inicial de creyentes tal como lo instituyó Nuestro Señor, de cuando en cuando otros grupos se han separado sin dejar por ello de pretender que ellos eran la verdadera Iglesia de Cristo. Entonces, ¿cómo voy a saber yo cual es Su verdadera Iglesia?

“Iglesia de Cristo” es la que posee las cuatro Notas exclusivas que permiten reconocerla. 1 Una – por encima de todo por la unicidad de la Fe con la cual Nuestro Señor quiso unificar a Su Iglesia y no fundar otras iglesias (cf.Jn.XVII,21–23: “A fin de que todos sean uno”). 2 Santa – Nuestro Señor fundó su Iglesia para conducir a los hombres al Dios Santísimo y a Su Santo Cielo (cf. Mt.V, 48: “Sed vosotros perfectos . . .”). 3 Católica – Nuestro Señor fundó su Iglesia para todos los hombres de todos los territorios y de todas las épocas (cf. Mt.XXVIII, 19: “Id pues y enseñad a todos los pueblos”). 4 Apostólica – Nuestro Señor fundó su Iglesia como una monarquía, para ser gobernada por el Apóstol San Pedro y sus sucesores (cf. Mt.XVI, 18: “Tu eres Pedro y sobre esta piedra [petra en griego] edificaré mi Iglesia”). Donde estén estas cuatro Notas, ahí está la verdadera Iglesia de Cristo. Donde falten, no se trata de la Iglesia de Cristo.

“Iglesia Conciliar” significa la Iglesia Católica centrada en Dios tal como cae y sigue cayendo desde hace 50 años bajo la desviación del Concilio Vaticano Segundo, centrado en el hombre. El Conciliarismo (como se puede llamar el error destilado del Vaticano II) tiene con la verdadera Iglesia de Cristo la misma relación que la podredumbre que afecta a una manzana podrida tiene con la manzana misma que está pudriendo.Tal como la podredumbre ocupa la manzana, depende de la manzana, no puede existir sin la manzana, y es, sin embargo, totalmente diferente de la manzana (como lo incomible es diferente de lo comible), así el Conciliarismo centrado en el hombre ocupa de tal manera la Iglesia de Cristo que muy poco de la Iglesia queda sin estar más o menos podrido; sin embargo el Conciliarismo es tan diferente del Catolicismo que uno puede decir verdaderamente que la Iglesia Conciliar ya no es más la Iglesia Católica. Pero la Iglesia Católica es visible. ¿No es la Iglesia Conciliar también visible?

“Iglesia visible” (o “concreta”) significa todos los edificios, jerarcas y fieles de la Iglesia que podemos ver con nuestros ojos. Pero decir que la Iglesia Católica es visible, luego que la Iglesia visible es la Iglesia católica, es tan “infantil” (palabra de Mons. Lefebvre para este error) como decir que todos los leones son animales, luego todos los animales son leones. La única parte de la Iglesia visible que es católica es la que es una, santa, universal y apostólica. Lo demás son variedades de podredumbre visible.

“Iglesia oficial” significa la Iglesia en cuanto está conducida por, y siguiendo a, sus jerarcas visibles. Debido a que éstos son hoy mayormente Conciliares, la “Iglesia oficial” es ampliamente Conciliar y no católica, según su conformidad o no con las cuatro Notas. Similarmente, la “Iglesia actual” significa la Iglesia oficial de hoy en cuanto a que está opuesta al pequeño rebaño “Tradicionalista.” Sin embargo, que nadie vaya a decir que no queda nada de las Notas “una, santa, universal o apostólica” permaneciendo en la Iglesia “actual,” ni tampoco que todo o todos en el pequeño rebaño “Tradicionalista” evidencien las cuatro Notas. Trigo y cizaña crecen siempre mezclados en la Iglesia de Cristo (cf. Mt.XIII, 24–30).

Kyrie eleison.

El Ecumenismo de Benedicto – II

El Ecumenismo de Benedicto – II on abril 7, 2012

Como en cualquier controversia provocada por las terribles ambigüedades del Vaticano II, probar o tratar de refutar lo que el Dr. Wolfgang Schüler expone en su libro “Benedicto XVI y cómo la Iglesia se ve a sí misma” podría llevar largo tiempo y eruditos artículos. Sin embargo, su línea principal de argumentación es suficientemente clara y bien vale la pena presentarla a los lectores de los “Comentarios Eleison” para ayudarles a ver claramente en medio de tanta confusión. En este sentido, las comparaciones, si bien tienen sus limites, sí que pueden ayudar.

Un todo puede estar compuesto de partes según dos maneras diferentes: como un árbol viviente o como una pila de monedas. O bien el todo es primario y las partes son secundarias como en el caso de un árbol, o bien las partes son primarias y el todo es secundario como en el caso de una pila de monedas. El árbol como un todo es primario porque sus partes como las ramas pueden ser cortadas, pero el árbol continúa viviendo su vida como árbol y origina nuevas ramas mientras que las ramas cortadas pierden su vida y se transforman en algo totalmente diferente como un leño o una silla. Al contrario, cada moneda separada de su pila de monedas permanece exactamente tal como era en la pila y solamente si suficientes monedas son separadas de la pila, es entonces la pila que desaparece.

Ahora bien, tomada como un todo, la Iglesia Católica ¿es mas como el árbol o como la pila de monedas? La Iglesia Católica es esa sociedad especial de seres humanos que están unidos en esa sociedad por tres cosas: la Fe, los sacramentos y la jerarquía. A las tres es Dios mismo quien les da la vida. La Fe es una virtud sobrenatural de la mente que sólo Dios puede dar. Los sacramentos usan elementos materiales como el agua y el aceite, pero lo que los hace sacramentos es la gracia sobrenatural que ellos llevan y que solamente proviene de Dios. Del mismo modo, la jerarquía está compuesta de seres humanos naturales, pero si ellos no están movidos por Dios nunca podrán por ellos mismos guiar exitosamente las almas hacia el Cielo.

De allí que la Iglesia Católica sea mas como un árbol viviente que como una pila de monedas aunque sean de oro. Porque, así como todo organismo vivo tiene en sí mismo un principio de vida que le da su existencia y su unidad, así la Iglesia Católica tiene en sí misma primariamente a Dios mismo y secundariamente a su jerarquía, que le dan su existencia y unidad. Cuando lo que era una parte de la Iglesia se separa de la jerarquía por un cisma o de la Fe por una herejía, deja de ser Católica y pasa a ser otra cosa, tal como los Ortodoxos cismáticos o los Protestantes heréticos. Si bien es cierto que los creyentes Ortodoxos pueden haber conservado sacramentos válidos, sin embargo, ya que no están más unidos al Vicario de Cristo en Roma, nadie en sus cabales puede llamarlos Católicos.

Pero ahora llega el Vaticano II. Y cambia la concepción de la Iglesia tal como era, a saber la de un árbol viviente o de una viña (Sáegún propia comparación de Nuestro Señor: Jn. XV, 1–6) a la de una pila de monedas de oro. A causa de su deseo de abrir la Iglesia al mundo moderno, los hombres de Iglesia Conciliares empezaron por esfumar las fronteras de la Iglesia (L.G.8). Eso les permitió pretender que existen elementos de la Iglesia di Cristo más allá de los límites visibles de la Iglesia Católica (U.R.3), como las monedas de oro separadas de su pila. Y dado que una moneda de oro permanece una moneda de oro, entonces ellos podían pretender a renglón seguido (U.R.3) que lo que eran elementos de salvación dentro de la Iglesia permanecen como tales también afuera de la Iglesia. De allí innumerables almas sacan la conclusión natural de que yo ya no necesito mas ser un Católico para llegar al Cielo. Esto es el desastre del ecumenismo Conciliar.

Debemos ahora analizar más detalladamente estos textos del Vaticano II antes de considerar los esfuerzos del Papa Benedicto para integrar el ecumenismo que divide a la Iglesia con la doctrina Católica que la unifica.

Kyrie eleison.

El Ecumenismo de Benedicto – I

El Ecumenismo de Benedicto – I on febrero 25, 2012

Un estudio valioso sobre el ecumenismo conciliar escrito por un cierto Dr. Wolfgang Schüler apareció hace algunos años en Alemania. En su “Benedicto XVI y Como la Iglesia se Concibe a sí Misma,” él demuestra que el ecumenismo desencadenado por el Vaticano II ha transformado la comprensión que la Iglesia tiene de Ella misma, y él prueba mediante una serie de citas textuales que José Ratzinger como sacerdote, como Cardenal y como Papa ha fomentado esta transformación de una manera perfectamente coherente, desde la época del Concilio hasta el día de hoy. Y es seguro que no tiene vergüenza de haberlo hecho.

Siguiendo un orden lógico – lo cual nos tomará mas de un “Comentario Eleison”- veamos primero la verdadera concepción que la Iglesia tiene de Ella misma y después con la ayuda del Dr. Schüler, como esta concepción fue cambiada por el Concilio y como Benedicto XVI ha fomentado de un modo consistente este cambio. Finalmente sacaremos las conclusiones que se imponen para los Católicos que desean conservar la Fe verdadera.

La verdadera Iglesia Católica siempre se consideró Ella misma como un todo orgánico, una sociedad una, santa, católica y apostólica, constituida por seres humanos unidos por la Fe, los sacramentos y la jerarquía Romana. Esta Iglesia es tan una que ninguna pieza puede ser arrancada o sacada sin que ella deje de ser Católica (cf.Jn.XV, 4–6). Por ejemplo, esta Fe que es el primer elemento constitutivo del creyente Católico, no puede ser creída a pedacitos: debe ser mantenida toda junta (por lo menos implícitamente) o, en caso contrario, sencillamente no existe. Y la razón para ello es que yo creo en los dogmas de la Fe Católica únicamente por la autoridad de Dios revelante, de tal manera que si yo dejo de creer en uno solo de los dogmas, estoy rechazando la autoridad de Dios que los garantiza a todos; en tal caso aún cuando yo crea en todos los otros dogmas, mi creencia ya no descansa sobre la autoridad de Dios sino que se apoya solamente en mi propia elección.

De hecho la palabra “hereje” viene de la palabra griega “elegir” (hairein), porque siendo que la creencia del hereje descansa únicamente sobre su propia elección, por eso mismo ha perdido la virtud sobrenatural de la Fe, de suerte que aunque él rechace uno sólo de los dogmas de Fe, ya no es Católico. En una cita famosa San Agustín dice: “En mucho estás conmigo, en poco no estás conmigo, pero a causa de este poco en el cual no estás conmigo, lo mucho en que estás conmigo no te sirve para nada.”

Por ejemplo, un Protestante puede creer en Dios, incluso puede creer en la divinidad del hombre Jesús de Nazaret, pero si él no cree en la Presencia Real de Dios, cuerpo, sangre, alma y divinidad, bajo las apariencias de pan y vino despues de su consagración en la Misa, entonces tiene un concepto profundamente diferente y deficiente del amor de Jesucristo, y del Dios en el cual cree. ¿Puede entonces decirse que el verdadero Protestante y el verdadero Católico creen en el mismo Dios? El Vaticano II dice que uno sí lo puede decir, y sobre la base de creencias que supone mas o menos compartidas entre los Católicos y todos los no-Católicos, el Vaticano II construye su ecumenismo.

Al contrario, el Dr. Schüler ilustra mediante varias comparaciones que lo que puede parecer como una misma creencia, cuando en realidad forma parte de dos diferentes credos, no es la misma creencia en absoluto. He aquí una ilustración: ¡las moléculas de oxígeno mezcladas con nitrógeno son idénticas a las moléculas de oxígeno combinadas con hidrógeno. Sin embargo son tan diferentes en los dos casos como el aire que respiramos (O +4N) es diferente del agua que bebemos (H2O)! Argumento que se completará en futuros comentarios.

Kyrie eleison.

¿Ignorancia Inocente?

¿Ignorancia Inocente? on agosto 13, 2011

Un lector hace una pregunta vital: “Si un buen Protestante ha vivido una buena vida mas sin embargo cree firmemente que la Fe Católica está equivocada, por lo que ni siquiera considera ingresar a la Iglesia Católica, ¿puede aún salvarse? La pregunta es vital (del latín “vita,” que significa “vida”) porque es una pregunta de vida o muerte eterna para un número incontable de almas.

Para responder, lo primero que debe decirse es que cada alma que aparezca instantáneamente a su muerte ante el tribunal de Dios será juzgada por Él con una justicia perfecta y una perfecta misericordia. Solo Dios sabe lo más recóndito del corazón de un hombre, lo que un hombre puede esconder aún a sí mismo, sin mencionar a los otros hombres. Los hombres pueden juzgar erróneamente, pero Dios nunca. Por lo tanto el “buen Protestante” será condenado por sus propios actos o salvado por Dios, exactamente de acuerdo a lo que Dios sabe que merece.

Sin embargo resalta a la razón que si Dios quiere que todos nosotros nos salvemos (I Timoteo II, 4) y exige que creamos bajo pena de condenación (Marcos XVI, 16), debe habernos dado el conocimiento de lo que debemos creer y lo que debemos hacer para salvar nuestras almas. Luego entonces, ¿qué es lo que un “buen Protestante” debe creer?

Por lo menos un alma, para ser salva, debe de creer que Dios existe y que premia al bueno y castiga al malvado (Heb. XI, 6). Si un “buen Protestante” que ha llevado una “buena vida” no cree eso, no puede salvarse. Pero muchos teólogos Católicos van más allá y dicen que para ser salvados uno debe también creer en la Santísima Trinidad y en Cristo como Redentor. Si estos teólogos están en lo correcto, entonces podríamos contar muchos más “buenos Protestantes” que no pueden salvar sus almas.

Y Dios puede exigir que ellos crean más de lo que se considera meramente básico, según la cuantía de oportunidades que hayan tenido en su vida para aprender la Verdad que procede de Él. Si son ignorantes del resto de la Fe Católica, ¿es acaso porque nunca se han topado con esta? Puede ser, pero también puede no ser. Yo recuerdo a mi madre relatar con admiración como alguna vez un sacerdote Católico contestó todas las preguntas serias de su padre, “buen Protestante,” pero que yo sepa no se le dio seguimiento alguno. Si entonces los “buenos Protestantes” se han topado, por lo menos una vez, con la verdad Católica, ¿por qué entonces no le dieron seguimiento? Al menos que haya sido presentada de una manera incorrecta, estaban de hecho rechazando la verdad. ¿Podrían haberla rechazado sin culpa alguna? ¿Entonces la rechazaron inocentemente o deliberadamente? Los “buenos Protestantes” fácilmente se consideran inocentes, al igual que todos nosotros, pero ninguno de nosotros puede engañar a Dios.

Sin embargo, también existe aquello que un “buen Protestante” debe de hacer para ser salvado. Él puede no saber todo lo que la Iglesia Católica nos exige en cuanto a moral, pero tiene por lo menos la luz natural de su conciencia innata. Ahora, puede ser realmente difícil con el pecado original y sin ayuda alguna de los sacramentos Católicos el seguir la luz natural de nuestra conciencia, pero si uno la viola seriamente o la deforma, es fácil vivir y morir en pecado mortal, estado en el cual ningún alma puede salvarse. Nuevamente, los “buenos Protestantes” pueden declararse ignorantes de la totalidad de la ley de Dios según un Católico puede conocerla, pero ¿será su ignorancia verdaderamente “invencible,” es decir inocente? Por ejemplo, ¿verdaderamente no sabía, o en realidad no era su deseo saber, que los métodos artificiales de control de la natalidad desagradan seriamente a Dios?

Dios sabe. Dios juzga. Pueda Nuestro Señor tener piedad de todos los “buenos Protestantes” y de todos nosotros.

Kyrie eleison.

La Perspectiva del Salmista

La Perspectiva del Salmista on enero 2, 2010

Otro año comienza. ¿Que trae? Si está en curso un desastre global en las finanzas y la economía, ciertamente no ha golpeado aún con toda su fuerza. ¿Lo hará en 2010? En cualquier caso, estará más cerca. A medida que la presión aumente, habrá de verse más y más, en esa presión, la mano de Dios y no solo las maquinaciones del hombre. He aquí, con comentarios para el siglo 21, uno de los ciento cincuenta Salmos para ayudarnos a ver las cosas como un alma cercana a Dios las ve. El Salmo 27 tiene solo nueve versos:

1. “A tí, oh Señor, clamaré” (y no a los medios ni a los gobiernos): “no te hagas sordo a mis ruegos, Dios mío, no sea que no haciendo tu caso de mí, llegue yo a contarme con los que bajan al sepulcro”

Una poderosa corriente esta hoy arrastrando suavemente todas las almas hacia el sepulcro eterno del fuego infernal. Dios puede ayudarme fácilmente, y así desea hacerlo, pero debo acudir a Él y rogar por su auxilio. El Salmista rogará.

2. “Escucha, oh Señor, la voz de mi humilde súplica cuando estoy orando a ti; cuando extiendo en alto mis manos hacia tu santo templo.

3. No me arrebates de esta vida con los pecadores, ni me pierdas como a los que obran la iniquidad; los cuales hablan de paz con su prójimo, mientras que están maquinando la maldad en sus corazones.”

El Salmista no es un tonto liberal blando que pretende que todos los hombres son buenos y bien intencionados. Sabe que en muchos hombres de dulce hablar, Dios tiene inicuos enemigos que son suficientemente poderosos para preparar todo un ambiente, como el que tenemos para el 2010, que amenaza con arrastrarnos al infierno (primer verso). Para hacerles frente, hacía Dios es donde el Salmista acude.

4. “Dales a estos el pago conforme a sus fechorías; y según la malignidad de sus maquinaciones. Retribúyeles según las obras de sus manos: dales a los tales su merecido.” 5. Por cuanto no han observado las obras del Señor, ni lo que ha ejecutado su poderosa mano; tu, Dios mío, los destruirás, y no los restablecerás nunca.”

No tenemos nunca que preocuparnos de que Dios no se encargue de sus (y nuestros) enemigos, aún en nuestro siglo veintiuno, cuando pareciera que han triunfado. Ellos no lo engañan ni podrán escapar de Él. Aún más, ciertamente Dios cuida de quienes a Él acuden.

6. “Bendito sea el Señor, pues ha oído la voz de mi humilde ruego. 7. El Señor es el que me auxilia y protege: en Él esperó mi corazón, y fui socorrido.- Y resucitó mi carne; y así le alabaré con todo mi afecto.”

Nótese que el Salmista no es ni uno de estos tontos que se pretenden demasiado perfectos como para tener intereses carnales. Dios cuidó de Él, “corazón” y “carne.” Ni es un individualista egocéntrico, como se nota en su ruego por todo el pueblo de Dios.

8.”El Señor es la fortaleza de su pueblo: Él es el que en tantos lances ha salvado a su Ungido” (lo que se extiende hoy a los creyentes ungidos por los sacramentos Católicos) 9. “Salva, oh Señor, a tu pueblo, y llena de bendiciones a tu heredad: rígelos tu, y ensálzalos por toda la eternidad.”

Diríamos hoy, Salva, oh Señor, a tu Iglesia Católica.

Kyrie eleison.