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¿Macabeos ? ¿Dónde?

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¿Qué significa la reunificación de la Fraternidad San Pío X con Roma para la gran multitud de habitantes del mundo, incluso para el gran número de sus católicos? La respuesta debe ser, muy poco. Del mismo modo, cuando los pasajeros del Titanic vieron a un equipo de ingenieros yendo bajo cubierta para investigar algo, puede ser que no hayan mostrado mucho interés, pero tan pronto como se enteraron de que su gran barco estaba condenado, su interés debe haber crecido mucho más. La Iglesia Católica golpeó el iceberg del Vaticano II hace más de 50 años. Un gran ingeniero de la Iglesia advirtió al capitán de la Iglesia de lo que había sucedido, y de cuál sería el resultado, y mostró cómo detener el hundimiento de la Iglesia. Desgraciadamente, Monseñor Lefebvre no fue atendido por los capitanes ni entonces ni desde entonces, y sus desanimados sucesores prefieren hoy escuchar a los capitanes erróneos, quienes, si la Fraternidad ya no muestra la verdadera salida, deben ser compadecidos. Recordemos los últimos seis años del proceso de reunificación y analicemos la situación actual.

El paso decisivo en ese proceso fue el Capítulo General de la Fraternidad de 2012, donde renunció al principio fundamental del Arzobispo de que sin un acuerdo doctrinal entre la Fraternidad y Roma, ningún acuerdo meramente práctico podría servir a la Iglesia. Esto se debe a que un católico es católico en primer lugar por su virtud subjetiva de fe, sometiendo su mente y voluntad al credo objetivo de la Fe de la Iglesia. Lo que hace el error del subjetivismo es hacer subjetiva la Fe objetiva, para que yo sea libre de creer y, por consiguiente, de comportarme como me plazca. Como creer que 2 y 2 son 4, o 5 o 6 o 6.000.000. Esta infidelidad del Vaticano II, fue adoptada esencialmente por la Fraternidad en 2012, aunque los líderes de la Fraternidad inmediatamente comenzaron a asegurar a sus sacerdotes y laicos que nada esencial había cambiado en la Fraternidad. PERO –

En 2013 comenzó una serie de reuniones públicamente admitidas en Roma con las autoridades romanas, para preparar un proceso gradual de pleno reconocimiento. Este proceso fue debidamente seguido:—

En 2014, se llevaron a cabo visitas de dignatarios romanos a los seminarios de la FSSPX, y hubo la “concesión” temporal del Jubileo de la jurisdicción oficial de las Confesiones de la FSSPX.

En 2015, la “concesión” sobre las Confesiones y la Extrema Unción se hizo permanente.

En 2016, las Ordenaciones sacerdotales en la SSPX ya no debían ser castigadas con la suspensión “a divinis”.

En 2017, los Matrimonios dentro de la Fraternidad se volvieron “lícitos” con la participación de un sacerdote de la Neo-iglesia como testigo.

En 2018, el Capítulo General de la FSSPX eligió para su Consejo General a tres hombres que no son tigres de la Fe, y crearon dos nuevas posiciones junto a ellos (Consejeros Generales) para permitir que Mons. Fellay y el P. Schmidberger conservaran su poder como los dos principales tigres de la reunificación.

¿Y en 2019? – Roma a llevado a cabo la reabsorción de la Comisión Ecclesia Dei (ED) dentro de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), de la que se desprendió en 1988 para reincorporar a Roma a los católicos tentados, por las consagraciones episcopales de la Fraternidad, a seguir al Arzobispo en lugar de a Roma. Como tal, ED estaba destinada a ser relativamente amable con los Tradicionalistas. Pero al Papa Francisco no gusta por nada la Tradición. Por lo tanto, puesto que la Neo-Fraternidad ahora está de acuerdo con Roma en que ya no existe más el choque con Roma que existía en 1988, le a puesto fin a ED. Pero ED era relativamente amable con la Tradición, mientras que en la CDF son tigres de la Neo-Iglesia. Como Caperucita Roja, la Neo-Fraternidad se está lanzando a las fauces de Roma – “Oh, dulce Gran y Malvada Roma, ¡qué dientes tan bonitos tienes!” “¡Para comerte mejor, niñita tonta!”.

¿Y la Fraternidad? Así como será feliz que Roma haya disuelto ED porque la CFD la tratará como perteneciente plenamente a la Iglesia, así también corre el riesgo de ser feliz si Roma vincula a la Fraternidad a dos obispos relativamente decentes para que se ocupen de su necesidad de Ordenaciones y Confirmaciones, pero desde fuera de la Fraternidad y siempre bajo el propio control de Roma. Por parte de Roma será un movimiento astuto, cerrando aún más la trampa sobre lo que queda de la Fraternidad del Arzobispo. ¿Y cuántos sacerdotes de la Neo-Fraternidad verán que aquí hay “un mar de problemas”, por no hablar de “tomar las armas, para acabar con ellos” (Amleto)? No muchos, se puede temer.

Kyrie eleison.