Apocalipsis

Cardenal Pie – II

Cardenal Pie – II on julio 5, 2014

La cita del Cardenal Pie la semana pasada (cf. CE 362) continuaba directamente como sigue:—

“En tal extremo, en tal desesperado estado de la situación, cuando el mal ha tomado posesión de un mundo pronto a ser consumido por las llamas, ¿Qué deben hacer todos los verdaderos Cristianos, todos los hombre buenos, todos los Santos, todos los hombres con algo de fe y coraje? Teniendo que vérselas con una situación claramente más imposible que nunca, y con una redoblada energía por su ardiente oración, por sus activos trabajos y por sus intrépidos esfuerzos, ellos dirán, Oh Dios, Oh Padre en el Cielo, santificado sea tu nombre en la tierra como lo es en el Cielo, venga a nosotros tu reino en la tierra tal como lo es en el Cielo, hágase tu voluntad en la tierra como lo es en el Cielo. ¡En la tierra como lo es en el Cielo! Y ellos estarán aún murmurando estas palabras mientras la misma tierra cede debajo de sus pies.

“Y, así como alguna vez allá lejos y hace tiempo, siguiendo a un desastre militar espantoso, el Senado romano y los oficiales estatales de todas las jerarquías, todos ellos, pudieron ser vistos saliendo para ir al encuentro del cónsul derrotado para felicitarlo por no haberse desesperanzado de la República Romana; así mismo el senado del Cielo, todos los Coros de los ángeles, todos los rangos de los Bienaventurados, saldrán al encuentro de los generosos atletas de la Fe que habrán peleado hasta las últimas consecuencias, esperanzados contra toda esperanza.

“Y entonces, ese imposible ideal que los elegidos de todas las épocas habían obstinadamente perseguido, se tornará una realidad. En su Segunda y última venida, el Hijo entregará el Reino de este mundo a Dios Su Padre, el poder del mal habrá sido arrojado para siempre a las profundidades del abismo; todo lo que haya rechazado ser asimilado e incorporado a Dios a través de Jesucristo por medio de la fe, el amor y la observancia de la ley, será echado en la cloaca de la inmundicia sempiterna. ¡Y Dios vivirá y reinará por siempre y para siempre, no solamente en la unicidad de Su naturaleza y en la sociedad de las tres Personas divinas, sino también en la plenitud del Cuerpo Místico de Su Hijo Encarnado y en el cumplimiento de la Comunión de los Santos!”

Queridos lectores, debería ser obvio a estas alturas que el Cardenal Pie, a pesar del panorama tan sombrío de su visión del futuro, no era por nada derrotista. Aún cuando viendo con una absoluta claridad la situación humanamente desesperanzada en la cual la humanidad se estaba sumergiendo ella misma, con una igual claridad él distinguió el punto de vista humano, del divino: podía ser que una masa de hombres en el siglo 19no estaban desafiando a Dios Todopoderoso y transformándose ellos mismos en prendas de Satanás y en forraje para su horrible Infierno, pero sin embargo, el sublime propósito de Dios para las almas de los elegidos que eligirían amarlo y servirlo a El, estaba al mismo tiempo siendo logrado para el Cielo de Dios. Verdaderamente, “todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios” (Rom.VIII,28).

En el 2014 podemos fácilmente perder de vista el propósito de Dios, cuando pensamos de una manera demasiado humana en como el mal avanza todo alrededor nuestro. Pero el propósito de Dios no es salvar la civilización si y cuando los hombres desean destruirla. Su propósito es llevar almas al Cielo a través de Su Hijo Jesucristo y, para este propósito, el colapso de la civilización y de todas las ambiciones y esperanzas terrenales, puede bien servir para forzar las mentes y los corazones de los hombres a que se eleven por encima de consideraciones mundanas. Dios no nos creó solamente para esta corta vida ni para este corrupto mundo. “Porque aquí no tenemos ciudad permanente, sino que buscamos la futura” (Hebr. XIII,14).

Kyrie eleison.

Ansiedad Sedevacantista – I

Ansiedad Sedevacantista – I on enero 25, 2014

Las palabras y actos del Papa Francisco desde su elección a principios del año pasado han sido tan poco católicos y tan ultrajantes que se le ha dado un nuevo impulso a la idea que los Papas recientes no han sido realmente Papas (“sedevacantismo”). Noten que el Papa Francisco meramente expresa, sólo que más descaradamente que sus cinco predecesores, la locura del Vaticano II. Permanece la cuestión de si los seis Papas Conciliares (con la posible excepción de Juan Pablo I) pueden realmente haber sido Vicarios de Cristo.

La cuestión no es de importancia primordial. Si ellos no han sido Papas, de todas maneras la Fe católica y la moralidad, por medio de las cuales debo “obrar mi salvación con temor y temblor” (Filip.II,12), no han cambiado ni una iota. Y, si ellos han sido Papas, de todas maneras no puedo obedecerles puesto que ellos se han apartado de esa Fe y de esa moralidad, porque “nosotros debemos obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech.V,29). Sin embargo creo en deber ofrecer respuestas a algunos de los argumentos de los sedevacantistas, porque hay sedevacantistas que parecen desear convertir la vacancia de la Sede de Roma en un dogma que los Católicos deben creer. En mi opinión no es tal cosa. “En las cosas dudosas, la libertad” (San Agustín).

Pienso que la clave del problema del cual el sedevacantismo es meramente una expresión, es que el Vaticano II fue un desastre sin precedentes en toda la historia de la Iglesia de Jesucristo, mientras que al mismo tiempo fue la conclusión lógica de una larga decadencia de los prelados católicos que se remonta a los finales de la Edad Media. Por un lado, la naturaleza divina de la Iglesia católica y los principios gobernando cualquiera de sus crisis, incluyendo la crisis Conciliar, no pueden cambiar. Por otro lado, la aplicación de esos principios debe tomar en consideración las siempre cambiantes circunstancias humanas dentro de las cuales esos principios operan. El grado de corrupción humana hoy en día, no tiene precedente.

Ahora bien, dos de los principios que no cambian son que por un lado la Iglesia es indefectible puesto que Nuestro Señor prometió que las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella (Mt.XVI,18). Por otro lado, Nuestro Señor también sepreguntó si encontraría todavía fe sobre la tierra en su Segunda Venida (Lc.XVIII,8), cita importante porque claramente sugiere que la Iglesia habrá casi completamente desertado al final del mundo, tanto como Ella parece haber casi completamente desertado en el 2014. Pues, si no estamos hoy en día viviendo durante el final del mundo, por cierto estamos viviendo durante el ensayo general para ese final del mundo, tal como Nuestra Señora de La Salette, el Venerable Holzhauser y el Cardenal Billot, todos ellos sugirieron.

Por consiguiente hoy, así como al final del mundo, la defección puede ir muy lejos. Sin embargo no puede ir más allá del poder de Dios Todopoderoso que garantiza que su Iglesia no va a desaparecer o fracasar del todo. Puede ir sólo tan lejos como Dios lo permitirá – en otras palabras nada necesita parar su Iglesia de defeccionar casi completamente. Y, exactamente, ¿cuán lejos es ese “casi completamente”? Sólo Dios lo sabe y así sólo el tiempo lo dirá porque ninguno de nosotros hombres estamos en la mente de Dios y solamente los hechos pueden revelarnos luego del evento los contenidos de la mente divina. Pero Dios ciertamente revela parcialmente su mente en las Escrituras.

Ahora bien, en cuanto al fin del mundo, muchos intérpretes del Capítulo XIII, 11–17 del Apocalipsis piensan que la Segunda Bestia, parecida a un cordero y sirviendo al Anticristo, no es otra que las autoridades de la Iglesia, porque si esas autoridades resistieran al Anticristo, él no podría nunca prevalecer tal como las Escrituras dicen que lo hará. Entonces, ¿es ello tan extraordinario si en el ensayo general del final del mundo los Vicarios de Cristo hablan y se comportan como enemigos de Cristo? A la luz de estos necesarios antecedentes, el “Comentario” de la próxima semana propondrá respuestas a algunos de los principales argumentos de los sedevacantistas.

Kyrie eleison.

Billot – II

Billot – II on diciembre 28, 2013

No es solamente basado en los nombres de las siete iglesias de Asia (cf. “Comentario” # ), sino también basado en el contenido de las siete Cartas dirigidas a ellas (Apoc. II y III) que el Cardenal Billot establece la conexión entre las Cartas y siete períodos principales de la historia de la Iglesia. De especial interés en este sentido es la Carta a la iglesia de Sardes (Apoc.III, 1–6) que correspondería a nuestra propia Edad, la quinta, la Edad de la Apostasía. Después de evocar la riqueza, lujuria y prosperidad material asociadas con Creso, famoso gobernante de Sardes, Billot escribe:—

“Como es de esperarse, esta iglesia parece estar en un estado de declinación espiritual. La Apostasía y la decadencia están por todos lados, pero, mientras que la mayoría de las almas abandonan la religión, hay unas pocas que permanecen fieles a Cristo. El ángel dice, ‘Con todo, tienes en Sardes algunos pocos nombres que no han manchado sus vestidos’. Pero: ‘Se te tiene por viviente, pero estás muerto!’ El nombre (pero no la realidad) de la vida, del conocimiento, de la libertad, de la civilización, del progreso; y estás muerto, sentado en la oscuridad y a la sombra de la muerte porque, la luz de vida, la cual es Nuestro Señor Jesucristo, ha sido rechazada. De allí que al Obispo de Sardes se le dice: ‘Ponte alerta y consolida lo restante, que está a punto de morir’. Y, por sobre todo, se le recomienda aferrarse indefectiblemente a todas las tradiciones de los Santos Apóstoles, sin desviarse en lo más mínimo del significado que ellas tenían para los Padres de la Iglesia, con la excusa de, o bajo la apariencia de, un entendimiento más profundo: ‘Recuerda, pues, tal como recibiste y oíste; y, guárdalo, y arrepiéntete’. Eso basta en cuanto a la Quinta Edad. Pero lo que sigue es para regocijarse un poco más.” Y el Cardenal sigue su camino con las Sexta y Séptima Edades.

Los lectores que nunca han leído los siete primeros versículos del Apocalipsis III en conexión con nuestros propios tiempos, estarían interesados en hacerlo. La conexión es notable y no co-incidental.

Es notable porque “consolida lo restante, que está a punto de morir” corresponde exactamente a la Contra-reformación salvando del Protestantismo al Catolicismo, a los Papas anti-liberales salvando de la Revolución al remanente de la Iglesia, al Arzobispo Lefebvre (y otros) rescatando del Vaticano II a la Tradición, y, ahora, a la Resistencia batallando para salvar lo que se pueda salvar de su Fraternidad colapsando en el liberalismo. Seguramente los Católicos pueden sentirse animados desde esta perspectiva, que su larga y aparentemente desesperanzada acción de retaguardia viene de un pasado distante y encaja, ciertamente, en un futuro al final triunfante. Es por ello que Dios nos ha dado el libro del Apocalipsis.

Tampoco es la conexión co-incidental. Nuestro Señor prometió a Sus Apóstoles (Jn.XVI,12–14) que Su Espíritu, el Espíritu Santo estaría con ellos y con sus sucesores a lo largo de las edades para revelarles a ellos lo que ellos en aquel momento solamente necesiten saber. Fue solamente cuando la Guerra de los Treinta años (1618–1648) estaba estragando Alemania, que al Venerable Holzhauser se le fue dado el entendimiento de las Siete Edades escondidas dentro de las Cartas a las siete iglesias de Asia. Así mismo fue solamente cuando la Revolución Rusa estaba justo por estallar, que necesitamos a Nuestra Señora asegurándonos en Fátima que al final Su Corazón Inmaculado triunfará. Cierto, la Iglesia está siendo, en este preciso momento, eclipsada (ver en Internet los fragmentos de la película de la Misa pública celebrada recientemente en Brasil por el hombre de Iglesia en blanco), pero, aún así, no hay necesidad ni justificación para que nosotros devengamos liberales.

Kyrie eleison.