sedevacantismo

LEY DEFINIDA

LEY DEFINIDA on agosto 3, 2024

Y si no veo esa monstruosidad, debo rezar,

El Rosario, ¡quince misterios diarios, sin dudar!

Los intentos desesperados del papa Francisco de utilizar toda su autoridad papal para aplastar el rito tridentino de la misa y eliminarlo de la Iglesia Católica de una vez por todas, están ganando, con razón, siempre menos tracción entre los católicos. ¿Cómo Dios Todopoderoso puede haber permitido que Su propia autoridad que confía a Su Vicario en la tierra sea tan mal utilizada, sigue siendo un misterio, porque por supuesto Él la pone en manos de los hombres para construir su Iglesia y no para derribarla. Muchos católicos están tan angustiados por el problema que están recurriendo a la simple solución del sedevacantismo, porque con esa teoría de que no ha habido ningún papa válido desde Juan XXIII (1958–1963), los seis papas desde el Vaticano II (1962–1965) no han sido papas en absoluto. Pero esa teoría, que parece resolver con tanta facilidad el problema de los papas conciliares, adopta muchas formas contradictorias, y puede llevar a los católicos a abandonar la fe por completo, sobre la base de que no puede quedar ningún sacerdocio válido, así que mejor se quedan en casa en vez de ir a misa. Así, el sedevacantismo puede plantear más problemas de los que parece resolver.

Tales frutos sugieren que el sedevacantismo bien puede no ser la solución correcta al grave problema establecido por todos los seis papas conciliares, uno tras otro, y culminando en los horrores especiales del papa Francisco. Puede ser un buen momento para recordar la fecunda solución de Mons. Lefebvre (1905–1991), destacado pionero en su oposición hoy al modernismo del Vaticano II con su “Tradicionalismo”.

Tradición es catolicismo, decía, y catolicismo es Tradición. «Jesús es el mismo, ayer, hoy y por los siglos de los siglos» (Heb. XIII, 8). Siglos de protestantismo y liberalismo han creado un mundo moderno que es tan glamuroso y seductor que al final hasta los vicarios de Cristo en la tierra se han dejado convencer de que Jesús tiene que adaptarse al hombre moderno, y no al revés. Pero Jesús y su Iglesia no necesitan modernizarse, sino ser presentados como la Tradición católica siempre lo hizo en los tiempos pasados. Y el asombroso éxito de la Fraternidad San Pío X de Monseñor en todo el mundo, al menos hasta su muerte en 1991, demostró que la versión tradicional de Jesús y su Iglesia aún puede prosperar, contra la modernidad.

¿Qué dijo entonces el arzobispo sobre la autoridad católica modernista? Dijo que incluso los papas católicos siguen siendo por sí mismos hombres falibles, a menos que comprometan su autoridad infalible, lo que sólo pueden hacer en las cuatro estrictas condiciones claramente establecidas en la solemne Definición del infalibilidad de 1870. Si falta una sola de las cuatro condiciones -y los papas conciliares nunca presentaron las cuatro en su promoción de las novedades conciliares – entonces los papas son tan capaces como cualquier ser humano normal de cometer errores. Por eso las novedades modernistas del Vaticano II de ninguna manera caen bajo la protección de la infalibilidad papal, altamente restringida en su aplicación práctica.

Pero, ¿qué pasa con las órdenes papales del papa de abandonar el rito tradicional de la misa en latín? ¿No estamos obligados a obedecerles? No, no estamos obligados a obedecerles porque no son ordenes legales, como monseñor Lefebvre siempre dijo, y como la Iglesia Católica siempre ha dicho. El Papa no tiene poder de Dios para ordenar cualquier cosa que se le ocurra. La definición de ley es que es un mandato de la razón para el bien común, hecho por aquellos que son responsables del bien común. Así que si no es para el bien común, como cualquier ley que pretenda legalizar el aborto, entonces no es ley en absoluto.

Por lo tanto, cuando se trata del sacrificio de la misa, del que el padre Pío dijo que nuestro planeta tierra puede antes estar sin la luz del sol que sin ese sacrificio, sustituir su más venerable y digno rito en latín, centrado en Dios, por un nuevo rito en lenguas modernas, doctrinalmente dudoso, sin dignidad, inventado para centrarse en el hombre, se opone tan claramente al verdadero bien común de la Iglesia católica que no puede ser objeto de una verdadera ley de la Iglesia. Por lo tanto, ninguna pretendida ley tal se debe obedecer, por muchas veces que el papa Pablo VI, o el papa Francisco, o sus sucesores de ellos, traten de imponer tal monstruosidad.

Kyrie eleison.

“Anti-Lefebvrismo” – II

“Anti-Lefebvrismo” – II on abril 14, 2018

¿Hay alguna razón por la cual NM (ver los “Comentarios” de la semana pasada), para tratar el problema de los Papas Conciliares, recurre a la dramática solución de declarar que no han sido Papas en absoluto? Parece que lo hay. La Iglesia Católica es humana (una sociedad de seres humanos) y divina (especialmente animada por el Espíritu Santo), y es importante no confundir ambos. Los seres humanos como tales son todos falibles. Sólo Dios es infalible. El error de los católicos que recurren a la solución dramática de NM es que están atribuyendo a los Papas humanos demasiada de la infalibilidad que puede venir sólo de Dios. Tomemos una ilustración de cualquier hogar moderno.

Cuando pongo un conector eléctrico en un enchufe en la pared, la corriente eléctrica no viene del conector, viene de la central eléctrica a través de la pared y del enchufe al conector y cualquier aparato que necesite la corriente eléctrica. La central eléctrica es Dios. La pared y el enchufe son la Iglesia. La corriente es la infalibilidad de la Iglesia, que viene de Dios. El conector son las cuatro condiciones que sólo el Papa puede insertar en el enchufe. Esas condiciones son por supuesto que él 1) hable como Papa 2) para fijar de una vez por todas, 3) un punto de fe o moral 4) con la intención de obligar a todos los católicos a aceptarlo. A través del cumplimiento de las cuatro condiciones, él y sólo él ha asegurado el acceso como ser humano a la infalibilidad divina de la Iglesia. Las cuatro condiciones involucran al Papa. La infalibilidad involucra a Dios.

También por supuesto, este enchufe particular, conocido como el Magisterio Extraordinario de la Iglesia (ME), no es el único acceso de los seres humanos a la infalibilidad de la Iglesia. Acceden a ella mucho más por el Magisterio Ordinario de la Iglesia (MO), que es la Tradición Católica, o, lo que es lo mismo, lo que todos los maestros de la Iglesia, Papas y Obispos en particular, han enseñado por todo el mundo desde que Jesucristo como Dios depositó ese Depósito de la Fe en Su Iglesia, confirmado infaliblemente en los Apóstoles en Pentecostés y transmitido infaliblemente por ellos hasta que murió el último de ellos.

Desde entonces esa doctrina estuvo en manos de seres humanos falibles, a quienes Dios dejó su libre albedrío para enseñar el error si así lo decidían. Pero si alguna vez el error humano puso en duda lo que pertenecía a la doctrina infalible y lo que no, Dios dio a su Iglesia también el Magisterio Extraordinario, precisamente para fijar de una vez por todas lo que pertenece y lo que no pertenece al Magisterio Ordinario. ¡ Así que el MO es al ME como perro a la cola, y no como cola al perro!

El problema de innumerables católicos desde la definición solemne, en 1870, de la infalibilidad de la Iglesia es que ya que el acceso del ME a la infalibilidad de la Iglesia está automáticamente garantizado de una manera que el acceso del MO no lo está, entonces el ME parece superior, y los católicos tienden a exagerar el ME y a transferir al Papa personalmente esa infalibilidad que en realidad pertenece automáticamente sólo a la Iglesia. Esto significa que si el Papa comete errores graves como los de los Papas Conciliares, entonces la única explicación posible es que no son Papas. O, si son Papas, entonces uno debe seguir sus errores. La lógica es buena, pero la premisa es falsa. Los Papas no son tan infalibles. Pueden cometer graves errores, como el Vaticano II y sus Papas Conciliares han demostrado, ¡como nunca antes en toda la historia de la Iglesia! Pero la Iglesia sigue siendo infalible, y por lo tanto sé que la Tradición Católica durará hasta el fin del mundo a pesar de lo peor que cualquier pobre Papa pueda intentar hacer de aquí a entonces.

¿Pero cómo sé que al Papa como Papa le pertenece sólo el acceso privilegiado (cuatro condiciones) a la corriente eléctrica (infalibilidad), y no la corriente misma que pertenece a la pared (la Iglesia)? ¡ Porque la misma definición de infalibilidad de 1870 lo dice! Basta con leer:—cuando el Papa cumple las cuatro condiciones (antes mencionadas), entonces él “posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres”.

Así que los Papas Católicos son libres de cometer errores terribles sin que la Iglesia sea menos infalible.

Kyrie eleison.

Argumento Anti-”Lefebvrista” – I

Argumento Anti-”Lefebvrista” – I on abril 7, 2018

Para atacar a los sacerdotes dominicos franceses de Avrillé por su “Lefebvrismo”, es decir, por su negativa a aceptar que los Papas conciliares desde Pablo VI no han sido Papas en absoluto, un laico francés – el Sr. N. M. – acaba de escribir un artículo acusando a los dominicos de rechazar tres dogmas católicos: que el Papa tiene primacía de jurisdicción sobre la Iglesia universal; que el Magisterio Ordinario Universal de la Iglesia es infalible; que es el Magisterio vivo de la Iglesia el que determina lo que los católicos deben creer. Normalmente tales cuestiones de doctrina pueden dejarse mejor a los expertos en doctrina, pero los nuestros no son tiempos normales. Hoy en día los católicos pueden tener que depender de su propio sentido común católico para decidir tales cuestiones por sí mismos.

Examinemos las tres cuestiones de manera sencilla y práctica. Si quiero aceptar que los Papas han sido verdaderos Papas desde Pablo VI, ¿por qué tendría que negar que el Papa es cabeza de la Iglesia, que la enseñanza normal de la Iglesia es infalible y que el Papa viviente me dice lo que debo creer? Veamos los argumentos de N. M., uno por uno.

En cuanto al primer punto, NM cita el completamente anti-liberal Concilio Vaticano I (1870–1871) en su sentido de que el Papa es la cabeza directa e inmediata de cada diócesis, de cada sacerdote y de cada católico. Si entonces, como todos los Lefebvristas, me niego a obedecerle, estoy negando implícitamente que él sea mi cabeza como católico, así que estoy negando que el Papa sea lo que el Vaticano definió que es. Respuesta: No estoy negando en absoluto que los Papas Conciliares tengan la autoridad para ordenarme como Católico, sólo estoy diciendo que su autoridad Católica no incluye la autoridad para convertirme en un Protestante, como lo haría si yo siguiese sus mandatos en línea con el Vaticano II.

En segundo lugar, NM argumenta que el Vaticano I también afirmó que la enseñanza cotidiana del Papa y de los obispos es infalible. Ahora, si alguna vez tuvimos una enseñanza seria del Papa y los Obispos juntos, fue en el Vaticano II. Si rechazo entonces esa enseñanza, estoy negando implícitamente que el Magisterio Ordinario Universal de la Iglesia sea infalible. Respuesta, no, no lo hago. Reconozco plenamente que cuando una doctrina ha sido enseñada en la Iglesia casi en todas partes, en todos los tiempos y por todos los Papas y Obispos, es infalible, pero si sólo ha sido enseñada en los tiempos modernos por los Papas y Obispos del siglo XX del Vaticano II, entonces es contrario a lo que enseñaron los Papas y Obispos en todos los otros tiempos de la Iglesia, y no me considero obligado a aceptarlo. Mientras acepto la consistencia del MOU de todos los tiempos, rechazo la inconsistencia del “MOU” de hoy en día, que la contradice.

Tercero, NM argumenta que el verdadero Papa tiene la autoridad viviente para decirme como católico lo que debo creer hoy en día. Si entonces me niego a creer lo que los Papas conciliares me han dicho que crea, estoy rechazando su autoridad viviente como árbitros de la Fe. Respuesta: no, no lo hago. Estoy usando mis ojos para leer, y mi cerebro dado por Dios para juzgar, que lo que los Papas conciliares me dicen contradice lo que todos los Papas anteriores desde San Pedro me dicen, y prefiero seguir el peso pesado de 261 Papas diciéndome qué creer contra el peso ligero de seis Papas conciliares. “¡Pero luego usted está rechazando la autoridad viva del Papa viviente como árbitro de la Fe!” Sólo porque estoy siguiendo, obedeciendo y sometiéndome a 261 Papas como árbitros de esa Fe, que mis ojos y mi cerebro me dicen que los Papas conciliares no están siguiendo. “¡Pero entonces está respaldando sus propios ojos y cerebro contra el Papa Católico!” Dios me dio ojos y un cerebro que funcionan, y cuando me presente ante Él para ser juzgado, responderé por el uso que de ellos hice.

Está claro que la respuesta de NM al problema de los Papas protestantes, modernizantes y conciliares, es negar que hayan sido Papas. Debe quedar igualmente claro que para el problema, que es muy real, no estoy obligado a adoptar la solución drástica de NM. Tampoco, si me niego a adoptarla, estoy obligado a negar tres dogmas de la Iglesia. La paz sea con NM.

Kyrie eleison.

Sedevacantismo, Nuevamente – II

Sedevacantismo, Nuevamente – II on octubre 8, 2016

Para cualquier alma Católica que se da cuenta hoy de la gravedad de la crisis en la Iglesia y que agoniza por ello, la simplicidad del sedevacantismo desechando como inválidos a la Iglesia y a los Papas del Vaticano II puede volverse una seria tentación. Peor aún, la aparente lógica de los argumentos eclesiavacantistas y sedevacantistas puede tornar esa tentación en una trampa mental que en el peor de los casos conduce a un Católico a perder completamente su fe. Es por eso que estos “Comentarios” retornarán con más detalle al principal argumento de la variedad de argumentos expuestos por MonsS en su artículo de 1991 mencionado aquí la semana pasada. He aquí nuevamente ese argumento:—

Mayor: la Iglesia Católica es absolutamente indefectible (tiene la garantía de Dios mismo de que Ella durará hasta el fin del mundo – cf. Mat. XXVIII,20). Menor: Pero la Iglesia Conciliar o Novus Ordo, abrumada por el neo-modernismo y liberalismo, representa una absoluta defección. Conclusión: la Iglesia Novus Ordo es absolutamente no Católica y sus Papas son absolutamente no Papas. En otras palabras, la Iglesia es absolutamente blanca mientras que la Neo-Iglesia es absolutamente negra, así que la Iglesia y la Neo-Iglesia son absolutamente diferentes. Para mentes que gustan de pensar en blanco y negro sin nada entre los dos, este argumento posee mucha atracción. Pero para mentes que se dan cuenta que en la vida real las cosas son a menudo grises o una mezcla de negro y blanco (sin que el negro deje de ser negro o el blanco deje de ser blanco), el argumento es demasiado absoluto para ser verdad. Así, en la Mayor hay una exageración de la indefectibilidad de la Iglesia y en la Menor hay una exageración de la defección de la Neo-Iglesia. La teoría puede ser absoluta pero la realidad raramente es absoluta. Miremos a la indefectibilidad y a la defección Conciliar, como ellas son en la realidad.

En cuanto a la Mayor, los sedevacantistas frecuentemente exageran la indefectibilidad de la Iglesia tanto como ellos frecuentemente exageran la infalibilidad del Papa, porque eso es lo que ellos precisan para apoyar su horror emocional sobre lo que ha devenido la Iglesia Católica desde el Concilio. Pero en la realidad así como esa infalibilidad no excluye grandes errores de algunos Papas en la historia de la Iglesia, y solamente aplica cuando el Papa está, sea Ordinariamente diciendo lo que la Iglesia siempre ha dicho, o Extraordinariamente, está involucrando todas las cuatro condiciones de la definición de 1870, así la indefectibilidad de la Iglesia no excluye absolutamente algunas enormes defecciones en momentos dados de la historia de la Iglesia tales como los triunfos del Islam o del Protestantismo o del Anticristo (Luc. XVIII,8), sino que sólo excluye de modo absoluto una defección total, o un fracaso total (Mat. XXVIII,20). Así, la indefectibilidad no es tan absoluta como MonS lo pretende.

En cuanto a la Menor, es verdad que la defección del Conciliarismo es considerablemente más grave que la del Islam o la del Protestantismo, porque ésta golpea a la cabeza y al corazón de la Iglesia en Roma, que éstos no hicieron. Sin embargo, aún medio siglo de Conciliarismo (1965 a 2016) no ha hecho que la Iglesia defeccione o falle totalmente. Por ejemplo, Monseñor Lefebvre – y él no estaba solo – mantuvo la Fe en alto desde 1970 hasta 1991, sus sucesores hicieron lo mismo, más o menos, desde 1991 hasta 2012, y la asediada “Resistencia” sostiene todavía la línea de Monseñor, y antes de que la Iglesia humanamente colapse en un futuro no muy lejano, incuestionablemente su indefectibilidad será divinamente salvada, justo como antes del fin del mundo –Mat. XXIV, 21–22. Así, el Conciliarismo como una defección de la Iglesia tampoco es tan absoluta como MonsS lo pretende.

Entonces este silogismo necesita ser reestructurado – Mayor: la indefectibilidad de la Iglesia no excluye enormes defecciones sino solamente una total defección. Menor: el Vaticano II fue una defección enorme de la Iglesia pero no total (aún si Católicos conscientes de su peligro deben totalmente evitarlo por miedo de contaminación). Conclusión: la indefectibilidad de la Iglesia no excluye al Vaticano II. En breve, la Iglesia de Dios es más grande que todas las maldades de Diablo o del hombre, incluso el Vaticano II. La defección Conciliar puede muy bien ser de una gravedad sin precedente en toda la historia de la Iglesia, pero la indefectibilidad de la Iglesia y la infalibilidad de los Papas vienen de Dios y no de los hombres. Como los liberales, los sedevacantistas están pensando humanamente, demasiado humanamente.

Kyrie eleison.

Sedevacantismo, Nuevamente – I

Sedevacantismo, Nuevamente – I on octubre 1, 2016

Puede fastidiar a cierto número de lectores de estos “Comentarios” si éstos vuelven con el tema de los Papas Conciliares no siendo Papas en lo absoluto, pero la reciente traducción al francés de un artículo de 1991 en inglés, muestra cómo los argumentos en favor del sedevacantismo necesitan repetidamente demostrarse como no siendo tan concluyentes como aparentan. Los liberales no necesitan tal demostración porque para ellos el sedevacantismo no es tentación. Sin embargo, hay almas católicas selectas sacadas por la gracia de Dios fuera del liberalismo y llevadas hacia la Tradición católica, para las cuales el sedevacantismo se vuelve positivamente peligroso. Al Diablo no le importa si perdemos nuestro balance hacia la derecha o hacia la izquierda, con tal que perdamos nuestro balance.

Pues, en verdad, el error del sedevacantismo puede ser en teoría un error no tan profundo ni tan grave como el de la pudrición mental universal del liberalismo, pero en la práctica, ¿cuán frecuentemente uno observa que las mentes se cierran de golpe con el sedevacantismo? Y, que lo que comenzó como una opinión aceptable (¿qué Católico puede decir que las palabras y hechos del Papa Francisco son católicos?) tiende a volverse una certeza dogmática inaceptable (¿qué Católico puede juzgar con certeza una cuestión tal?). Y, de allí, a imponerse a sí mismo como el dogma de los dogmas, como si la catolicidad de una persona fuera a ser juzgada de acuerdo a si cree o no que no hemos tenido un Papa real desde, digamos, Pío XII.

Una razón ofrecida en “Comentarios” previos para esta dinámica interna del sedevacantismo frecuentemente observada, puede ser la simplicidad del nudo Gordiano con la cual se zanja un problema agonizante y amenazante de la fe: “¿Cómo pueden estos destructores de la Iglesia ser verdaderos Papas Católicos?”. Respuesta, no son Papas en lo absoluto. “Oh, ¡qué alivio! No tengo que agonizar más”. La mente se cierra de golpe, el sedevacantismo debe ser compartido como si fuera el Evangelio con quienquiera que escuche (o no escuche) y, en el peor de los casos, puede ser extendido desde los Papas a todos los cardenales, obispos y sacerdotes, de manera que un Católico otrora creyente se transforma en un “home aloner” que deja de asistir a Misa totalmente. ¿Será exitoso en mantener la Fe? ¿Y sus niños? Aquí está el peligro.

Por consiguiente, para mantener nuestra Fe católica en balance y para evitar las trampas tendidas hoy a su derecha y a su izquierda, miremos los argumentos de MonsS en el artículo de 15 páginas arriba mencionado (“MonsS” es una abreviatura que muchos lectores identificarán de inmediato pero que no necesita ser deletreado aquí porque estamos más preocupados por sus argumentos que por su persona). En su artículo al menos él sí piensa y él sí tiene una fe católica en el Papado, de otra manera los Papas Conciliares no serían problema para él. Esta lógica y fe son lo que es mejor en los sedevacantistas, pero ni MonsS ni ellos están trabajando con la imagen completa: Dios no puede dejar ir a Su Iglesia, pero Él puede dejar ir a Sus hombres de Iglesia.

He aquí su argumento en pocas palabras – Mayor: la Iglesia es indefectible. Menor: en el Vaticano II la Iglesia se volvió liberal, lo cual fue una defección mayor. Conclusión: la Iglesia Conciliar no es la Iglesia real, lo cual significa que los Papas Conciliares que dirigieron o siguieron al Vaticano II no pueden haber sido Papas reales.

El argumento parece bueno. Sin embargo, a partir de las mismas Mayor y Menor puede venir una Conclusión liberal: la Iglesia es indefectible, la Iglesia se volvió liberal, entonces yo también, como Católico, debo volverme liberal. Que el sedevacantismo comparta de este modo sus raíces con el liberalismo, debería hacer que cualquier sedevacantista lo piense dos veces. MonsS nota las raíces comunes y las llama “irónicas”, pero son mucho más que eso. Apuntan a que los liberales y sedevacantistas están cometiendo el mismo error, el cual debe estar en la Mayor. De hecho ambos por igual malentienden la indefectibilidad de la Iglesia, tanto como ellos se equivocan en la infalibilidad del Papa. Vean estos “Comentarios” la próxima semana para un análisis más detallado del argumento de MonsS.

Kyrie eleison.

Sentido de Vacancia – II

Sentido de Vacancia – II on mayo 2, 2015

En relación a la deposición de un Papa hereje, los Dominicos Tradicionales de Avrillé en Francia nos han hecho un gran favor al publicar no solamente las consideraciones clásicas de Juan de Santo Tomás (cf. CE 405), sino también las de otros teólogos sobresalientes. Breve, las mejores mentes de la Iglesia enseñan que un simple y popular argumento hoy en día, a saber que un Papa hereje no puede ser un miembro de la Iglesia, y por consiguiente mucho menos su jefe, es un poco demasiado simple. Breve, hay más en el Papa que simplemente el Católico individual quien por caer en herejía pierde la fe y con ello su membresía en la Iglesia. Para la Iglesia, el Papa es mucho más que un Católico individual. Para clarificar, presentemos los argumentos de estos teólogos en forma de preguntas y respuestas:—

Primero de todo, ¿es posible para un Papa caer en herejía?

Si él compromete todas las cuatro condiciones de su Magisterio Extraordinario, él no puede enseñar herejía, pero que él personalmente pueda caer en herejía es la opinión más probable al menos de los teólogos antiguos.

Entonces si él ciertamente cae en herejía, ¿no es que eso hace que él cese de ser un miembro de la Iglesia?

Como una persona Católica individual, sí, pero como Papa, no necesariamente, porque el Papa es mucho más que simplemente un Católico individual. Como dijo San Agustín, el sacerdote es Católico para sí mismo, pero es sacerdote para los demás. El Papa es Papa para la Iglesia entera.

Pero, suponiendo que la gran mayoría de los Católicos pueden ver que él es un hereje porque ello es obvio, ¿no sería en ese caso que su herejía haga imposible que sea todavía Papa?

No, porque aún si su herejía fuera obvia, todavía muchos Católicos pueden negarlo, por ejemplo a causa de su “piedad” de ellos hacia el Papa y, por consiguiente, para prevenir confusión surgiendo a través de la Iglesia entera, una declaración oficial de la herejía del Papa sería necesaria para vincular a los Católicos a permanecer unidos. Tal declaración debería provenir de un Concilio de la Iglesia congregado para tal propósito.

Pero si la herejía fuera pública y obvia, ¿no sería eso seguramente suficiente para deponerlo?

No, porque en primer lugar cada hereje debe ser oficialmente advertido antes de ser depuesto, en caso de que él se retracte de su herejía. Y, en segundo lugar, en la Iglesia o el Estado, cada oficial de alto rango está sirviendo al bien común y, por el bien común, él debe permanecer en oficio hasta que él es oficialmente depuesto. Así, tal como un obispo permanece en oficio hasta que él es depuesto por el Papa, así el Papa permanece en oficio hasta que la declaración oficial de su herejía de él por un Concilio de la Iglesia permite a Cristo deponerlo (cf. CE 405).

Pero, si un hereje no es un miembro de la Iglesia, ¿cómo puede él ser su jefe, el miembro más importante?

Porque su membresía personal es algo diferente de su jefatura oficial. Por su membresía personal él recibe santificación de la Iglesia. Por su jefatura oficial él brinda gobierno oficial a la Iglesia. Y recibir no es brindar. Por caer en herejía, el Papa cesa de ser un miembro viviente de la Iglesia, eso es cierto, pero no con eso cesa de estar capacitado, aún como miembro muerto, de gobernar la Iglesia. Su membresía en la Iglesia por fe y caridad es incompatible con la herejía, pero su gobierno de la Iglesia por su jurisdicción oficial, no requiriendo ni fe ni caridad, es compatible con la herejía.

Pero por su herejía ¡un Papa que fue ha arrojado su papado!

Personalmente y en privado eso es cierto, pero eso no es en público y oficialmente cierto hasta que un Concilio de la Iglesia ha hecho su herejía no solamente pública sino también oficial. Hasta entonces el Papa debe ser tratado como Papa, porque para la tranquilidad y el bien común de la Iglesia, Cristo mantiene Su jurisdicción.

Kyrie eleison.