Realidad Desenfrenada
Realidad Desenfrenada on septiembre 4, 2010
“Pero, su Excelencia, ¿cómo puede usted declarar (cf. CE 163) que Dios es la única verdadera solución para todos los problemas sociales de una gran ciudad moderna, como aquellos que le presentó a Ud. su amigo en su propia ciudad hace tres semanas? ¿Qué tiene que ver Dios con la política o los problemas sociales? ¡Siempre pensé que Él estaba únicamente interesado en cosas de religión y espiritualidad!
Ah, mi querido amigo, ¿quién es Dios? No solamente Él mismo creó el alma de cada uno de nosotros y la materia de la cual nuestros padres formaron nuestros cuerpos, sino también Él sigue creándolos a cada momento en que siguen y seguirán existiendo. Por lo tanto Él está aún más cercano a cada uno de nosotros, los seres humanos, que lo que nosotros mismos estamos. Por lo tanto la Iglesia enseña que cualquier ofensa en contra de nuestro vecino es en primer lugar y ante todo una ofensa contra Dios, porque Él está más profunda y cercanamente dentro de nosotros de lo que nosotros mismos estamos. Así es que quien quiera que ofenda a su vecino, ofende más profundamente a Dios, y quien nunca ofende a Dios no ofenderá a su vecino. Entonces si en la parroquia y escuela de la FSSPX (cf. CE 163) los feligreses y los niños aprenden a poner a Dios y a sus Diez Mandamientos primero, ¿no están aprendiendo entonces a solucionar para las grandes ciudades todos los problemas entre los vecinos, es decir los problemas sociales y políticos, desde sus raíces?
Recordemos estos problemas de la gran ciudad de mi amigo. En los suburbios de la periferia las personas de raza blanca viven en su mayoría más allá de sus medios económicos en mansiones falsamente lujosas. Quieren aparentar ser ricos, y sueñan con ser ricos. ¿No están acaso idolatrando al materialismo y a Mamón, es decir al dinero? ¿Por el contrario, qué se enseña en la parroquia? “No puedes adorar a Dios y a Mamón. Es uno o el otro” (Mateo VI, 24). En los suburbios internos la gente, en su mayoría de color, en general no da mantenimiento a sus viviendas, a la desesperanza de los urbanistas, sin duda. Pero ¿acaso no es una forma similar de materialismo el medir la buena vida o la bondad de las almas por cómo mantienen sus casas? La limpieza nos acerca a lo divino, como dice el dicho, pero ¿qué aprenden los feligreses? – “Buscad primero el Reino de Dios y su Justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mateo VI, 33). En otras palabras, busquen primera la santidad y la limpieza se dará enseguida.
Finalmente en el centro de la ciudad su sangre vital, su industria, sigue desapareciendo. ¿Por qué? ¿Acaso no es el capitalismo por sí mismo el que, en búsqueda de mayores ganancias por la subordinación de la industria a las finanzas, ha subcontratado la industria Americana a los extranjeros? ¿Acaso no es el poner el dinero antes que los hombres lo que está causando el empeoramiento del desempleo, la huída de la población de los centros de la ciudad y la transferencia de todo el poder a los maestros del dinero que están usando ese poder para trasformar más y más rápido los alguna vez orgullosos Estados Unidos en una parte humillada de su estado policial global?
¿Cómo pudo suceder esto? Por los hombres de raza blanca que dieron la espalda a Dios, renunciando (como insinuó mi amigo) a la misión que les fue dada por Dios de llevar al mundo hacia Él, y por idolatrar en su lugar a Mamón como la realidad suprema. ¡Esperemos que por un largo tiempo la pequeña parroquia y escuela de la Fraternidad de San Pío X, en las afueras de la ciudad, hagan de la supremacía de Dios, Nuestro Señor Jesucristo, una realidad desenfrenada!
Kyrie eleison.