Verdad

Verdad Histórica – I

Verdad Histórica – I on septiembre 16, 2017

La Escritura dice (II Tes. II, 9–10) que la venida del Anticristo “cuya aparición es obra de Satanás [ . . . ] y con toda seducción de iniquidad para los que han de perderse en retribución de no haber aceptado para su salvación el amor de la verdad. Y por eso Dios les envía poderes de engaño, a fin de que crean la mentira, para que sean juzgados todos aquellos incrédulos a la verdad, los cuales se complacen en la injusticia”. Cada palabra necesita ser pesada.

Hacia el fin del mundo, del cual con seguridad se puede decir que debe incluir el siglo 21, el malvado Anticristo engañará a las almas que se dirigen al Infierno, y ellas se dirigen al Infierno porque no aceptan el amor de la verdad el cual aceptarían si se dirigieran hacia el Cielo. Porque ellos no amaron la verdad, Dios los castigará con los poderes de engaño, con el resultado de que ellos creerán en un fardo de mentiras. De esta manera, todos aquellos atraerán el juicio sobre sí mismos, quienes en lugar de amar, buscar, encontrar y creer en la verdad han consentido en participar en el malvado mundo de mentiras fabricado por el Anticristo y sus agentes (quienes pueden ser llamados “anticristos” con “a” minúscula), para poblar el Infierno.

Noten cómo la condenación generalizada de los últimos tiempos comienza no con el rechazo de la verdad sino con el rechazo del amor de la verdad. El mundo de mentiras fabricado por los políticos y medios de comunicación de hoy en día, unos “poderes de engaño” como nunca antes, es tal que yo puedo percibirlo como si ni siquiera existiera una verdad que rechazar, pero si me niego a desesperarme y si con un corazón recto hago una búsqueda de esa verdad la cual sé que no está a mi alrededor, Dios se asegurará de que la encuentre (Mat. VII, 7–8). Por otro lado, si yo conozco una verdad importante y la desdeño, Dios no estará conmigo. Sigue un ejemplo que hoy podría venir de cualquier parte en Occidente:—

Recientemente falleció un abogado francés, Bernard Jouanneau, quien durante años sirvió a LICRA para enjuiciar en las cortes francesas al Profesor Robert Faurisson por negar la verdad histórica de las cámaras de gas de la II Guerra Mundial, en las cuales se considera de manera generalizada que murieron Seis Millones de Judíos (LICRA es la Liga contra el Racismo y Antisemitismo que enjuició a Mons. Lefebvre por atreverse a sugerir a finales de los años 80 que los Musulmanes deberían regresar a sus países). En una entrevista con el periódico católico francés “La Croix” el 23 de septiembre de 1987, Jouanneau dijo: “Si las cámaras de gas existieron, entonces la barbarie de los Nazis fue inigualable. Si no existieron, entonces los judíos han mentido y el antisemitismo estaría justificado. Esto es lo que está en juego en el debate de las cámaras de gas”.

La evaluación de Jouanneau es completamente correcta, excepto que lo que está en juego es mucho más que solo la política, porque la “Holocaustiandad” es lo más cercano a una religión que muchas almas tienen hoy. Auschwitz reemplaza al Calvario, las cámaras de gas sirven de Cruz, y los Seis Millones de judíos toman el lugar del Redentor, en otras palabras son Dios. Además esta “Holocaustiandad” es lo más cercano a una religión de Estado para muchos Estados modernos de Occidente. Por lo tanto, cabría esperar que los Estados modernos y los individuos por igual estén seriamente interesados en la verdad de las cámaras de gas que constituyen el corazón de la “Holocaustiandad”. Pero ¿qué se encuentra? Un gran número de estos Estados han aprobado leyes para prohibir el cuestionamiento de esta versión oficial de las cámaras de gas. Pero ¿Desde cuándo las leyes hacen o deshacen la verdad? ¡Tales leyes desacreditan la ley misma!

He aquí una tremenda falta de amor a la verdad y una correspondiente falta de verdad. Con seguridad son “poderes del engaño” que nos asedian hoy, gracias a los viles medios de comunicación. Así que cualquiera que ame la verdad necesita pasar sólo un par de horas en Internet para que se estremezca incluso la fe más emocional en las cámaras de gas. No es de extrañar que los Licranos y sus semejantes estén haciendo todo lo que pueden para censurar el Internet, pero con todo y sus peligros, éste permanece como un activo a defenderse vigorosamente, por lo menos hasta que los Licranos logren controlarlo.

Kyrie eleison.

Cuarto Obispo

Cuarto Obispo on marzo 11, 2017

Desde el verano del 2012 cuando la Fraternidad San Pío X decidió oficialmente cambiar el rumbo y abandonar la posición de primero-doctrina tomada por Monseñor Lefebvre 40 años antes, ha sido interesante observar a la Providencia en acción para asegurar la defensa de la Iglesia. Se pudo haber esperado un levantamiento generalizado en defensa de la Verdad de Dios. ¿Resistencia desde dentro de la Fraternidad? Existente pero, al menos hasta ahora, mayormente silenciosa. ¿Y desde fuera? Existente pero solamente una dispersión de laicos y un puñado de sacerdotes separados por divisiones debido a la carencia de una autoridad reconocida. Los Católicos necesitan autoridad. Y esa necesidad es tan grande que, aún cuando la Verdad está agotándose en la neo-Iglesia centrada en el hombre y en la neo-Fraternidad centrada en Roma, aún así las almas se aferran a las dos debido a los remanentes de autoridad Papal en la primera y a los remanentes de autoridad católica legada a la segunda por Monseñor Lefebvre.

Pero la Verdad permanece siendo la finalidad de la Autoridad y la Autoridad no es la finalidad de la Verdad. Dada la pobre naturaleza humana, la Autoridad es la indispensable defensora y garante de la Verdad, pero ésta viene después de la Verdad y no antes. Tomen por ejemplo una de las últimas instrucciones de Nuestro Señor a Pedro antes de dejarlo para gobernar la Iglesia (Luc. XXII, 31–32): “Simón, Simón, mira que Satanás os (plural) ha reclamado para zarandearos como se hace con el trigo. Pero Yo he rogado por ti (singular) , a fin de que tu fe no desfallezca (Verdad) . Y tú, una vez convertido (Verdad) , confirma a tus hermanos (Autoridad) ”. Y unos días antes, el Domingo de Ramos, los fariseos habían intentado reprender a Nuestro Señor por el gozoso ruido que estaban haciendo Sus discípulos, pero tan necesaria es la adoración en la Verdad a Dios que Nuestro Señor les replicó (Luc. XIX,40): “Os digo, si estas gentes se callan, las piedras se pondrán a gritar”.

En la neo-Iglesia de hoy, la Autoridad está mezclando el error Conciliar con la Verdad Católica en el motor de la Iglesia, lo cual es como mezclar agua con gasolina en el motor de un auto – el auto está paralizado, la Iglesia está paralizada. Y mientras que Monseñor Lefebvre desafió esa parálisis, no solamente, pero sobretodo mediante su consagración de cuatro obispos para mantener una autoridad Católica que protegiera la Verdad de Dios, ¡sus sucesores a la cabeza de lo que una vez era su Fraternidad, están haciendo el máximo esfuerzo para someter su protección de la Verdad a la paralizada e paralizante Autoridad de Roma! Si estos sucesores seriamente piensan que una vez que estén “dentro de la Iglesia oficial” podrán estar en posición para convertir a los neo-modernistas, ellos son excesivamente ingenuos. Ya ellos han dejado de abrir fuego en contra el Vaticano II. ¿Cuándo se imaginan que serán capaces de abrir fuego de nuevo?

En estas bien excepcionales circunstancias, debe haber discípulos de Nuestro Señor que digan la Verdad – ¡para evitarle a las piedras el esfuerzo! Estos discípulos pueden no estar unidos como lo estarían bajo una verdadera Autoridad (siempre tomando en cuenta la debilidad humana). Ellos pueden ser “atribulados y derribados”, ellos pueden sufrir “tribulación y persecución” (cf. II Cor. IV, 8–9) pero ellos tienen que estar ahí por todo el tiempo que la Verdad esté mantenida en cautiverio. ¿Será por mucho tiempo? Dios sabe. Muchos de nosotros esperábamos que Él interviniera hace tiempo, pero Dios tiene una mecha muy larga en su detonador. Sin embargo, Él intervendrá, si es que algo todavía queda para ser salvado. Paciencia.

Mientras tanto estos discípulos necesitan un puñado de obispos que aseguren una mínima continuación en la Verdad de la enseñanza episcopal y los sacramentos de Confirmación y Orden Sagrado. En 1988, Monseñor Lefebvre consagró cuatro de ellos por la misma razón, dos para Europa, uno para Norte América y otro para Sudamérica. Hasta ahora, la “Resistencia” tiene dos en Europa y uno en Sudamérica. Queda un vacío en Norte América. Si Dios quiere, el próximo 11 de mayo el Padre Gerardo Zendejas será consagrado obispo en la parroquia Tradicional del Padre Ronald Ringrose en Vienna, Virginia, Estados Unidos. Por favor recen por la bendición de Dios Todopoderoso sobre esta ceremonia – ¡Y por buen tiempo!

Kyrie eleison.

Declaración de Obispos – II

Declaración de Obispos – II on abril 30, 2016

He aquí la segunda y última parte de la declaración de los obispos en la consagración de Monseñor Tomás de Aquino en Brasil el 19 de Marzo, seis semanas atrás:—

Sin embargo, lo más grave de todo en nuestro siglo 21ero es tal vez la masa de Católicos, tanto clérigos como laicos, quienes todavía siguen dócilmente a los destructores. En cuanto a los hombres de Iglesia, ¿cómo pueden algunos de los destructores no estar conscientes de lo que están haciendo? Debe ser por esa “desorientación diabólica” evocada ya antes del Concilio por la Hermana Lucía de Fátima. Y, en cuanto a los laicos, ¿cómo es que muchos de ellos todavía no ven que la Autoridad católica solamente existe para establecer la Verdad católica, y una vez que la Autoridad traiciona esa Verdad, pierde su derecho a ser obedecida? Debe ser por la misma “desorientación”. Entonces, ¿en qué consiste exactamente esta desorientación? En la pérdida de la Verdad, en la pérdida progresiva de todo sentido de la existencia misma de una verdad objetiva, porque los hombres han querido librarse de la realidad de Dios y sus creaturas, y reemplazar esa realidad con su propia fantasía, con el fin de poder hacer lo que les da la gana. Siempre la falsa libertad.

Pero Dios no abandona a Su Iglesia y entonces en los años 1970 Él suscitó a Monseñor Lefebvre para venir en su ayuda. Monseñor comprendió que en el Concilio, el Papa y sus hombres afines estaban abandonando la Tradición de la Iglesia en el nombre de la modernidad, y, haciendo esto, terminarían por destruir la Iglesia. Por una especie de milagro, él logró constituir dentro de la Iglesia una sólida resistencia a la destrucción en curso, bajo la forma de una Fraternidad Sacerdotal que él dedicó a San Pío X, un Papa muy perspicaz respecto a la corrupción de los tiempos modernos. Pero las autoridades Romanas no soportaban que alguien rechazara su supuesta “renovación” del Vaticano II, entonces hicieron todo lo que estaba en su poder para hacer que la resistencia del Arzobispo desapareciera.

Sin embargo, él los enfrentó y con el fin de garantizar que su obra de inmensa importancia para la defensa de la Tradición Católica sobreviviera, en 1988 procedió a consagrar cuatro obispos contra la voluntad expresa de las autoridades Romanas extraviadas, pero de acuerdo con la voluntad implícita de todos los Papas desde el inicio de la Iglesia, con la excepción de los últimos cuatro, todos ganados por el Concilio.

Esta heroica decisión de Monseñor Lefebvre estaba ampliamente justificada por los eventos, notablemente la decadencia ininterrumpida de las autoridades de la Iglesia, cuyo único deseo era conformar a la Iglesia con el mundo corrompido de hoy. De estos cuatro obispos, el que hablaba español debía instalarse en América del Sur para ocuparse de los fieles que querían conservar la Fe de siempre en todo este continente antes tan católico, pero donde ya no había obispos seguros para llevar las almas al Cielo.

Desgraciadamente la decadencia ha continuado desde entonces, sólo que ahora es la Fraternidad San Pío X la que a su vez está cayendo víctima de la corrupción universal por su Capítulo General del 2012, donde sus jefes, bajo su Superior General, la hicieron volcarse hacia el Concilio. En lugar de insistir sobre la primacía de la doctrina católica de siempre, de la Tradición, ellos abrieron la puerta a un acuerdo con la Roma oficial, consagrada al Concilio. Y así desde el 2012, la misma desorientación se abre paso dentro de la Fraternidad, en cuyos obispos, al menos por el momento, no se puede confiar más. Eso es muy triste pero totalmente normal en el estado actual de la Iglesia y del mundo. De ahí que, una vez más, un obispo confiable necesita ser consagrado para asegurar que la Fe inmutable sobreviva, especialmente en todo un continente de almas que necesitan un verdadero pastor para salvarse por la eternidad.

¡Que Dios esté con él! Roguemos a la Santísima Virgen María para que Ella lo conserve fiel bajo Su manto, fiel hasta la muerte.

Mons. Jean-Michel Faure.
Mons. Richard Williamson.

Prioridad de la Tradición

Prioridad de la Tradición on julio 19, 2014

La palabra “Magisterio”, que viene del latín para “maestro” (“magister”), significa en la Iglesia tanto la autorizada enseñanza de la Iglesia como sus autorizados Maestros. Ahora bien, así como el maestro es superior a lo enseñado, así estos Maestros son superiores al pueblo católico que recibe la enseñanza. Pero los Maestros católicos tienen libre albedrío y Dios los deja libres para errar. Entonces, si ellos yerran gravemente, ¿puede el pueblo hacer frente resueltamente a ellos y decirles, por muy respetuosamente que sea, que ellos están equivocados? La pregunta es contestada por la verdad. Es solamente cuando la mayoría de los hombres han perdido la verdad, como hoy en día, que la pregunta puede devenir confusa.

Por un lado, por cierto Nuestro Señor dotó a Su Iglesia con autoridad enseñante para enseñarnos a nosotros, seres humanos falibles, esa Verdad que es la única que nos pueda llevar al Cielo – “Pedro, confirma a tus hermanos”. Por otro lado, Pedro solamente debía confirmarlos en esa fe que Nuestro Señor le había enseñado – “Pero Yo he rogado por ti, a fin de que tu fe no desfallezca. Y tu, una vez convertido, confirma a tus hermanos” (Lc.XXII,32). En otras palabras, esa fe es la que gobierna a Pedro cuya función es solamente guardarla y expandirla fielmente, tal como fue depositada con él, el Depósito de la Fe, para ser transmitido por siempre como la Tradición. La Tradición le enseña a Pedro quien a su vez enseña al pueblo.

El Vaticano I (1870) dice la misma cosa. Los Católicos deben creer “todas las verdades contenidas en la palabra de Dios o transmitidas por la Tradición” que la Iglesia propone, por medio de su Magisterio Extraordinario o Universal Ordinario, como divinamente reveladas (uno recuerda que sin Tradición en su sentido más amplio, no habría “palabra de Dios” o sea Biblia). Más aún, el Vaticano I dice que este Magisterio está agraciado con la infalibilidad de la Iglesia, pero esta infalibilidad excluye que cualquier novedad sea enseñada. Entonces, la Tradición en su sentido más amplio gobierna lo que el Magisterio pueda decir que ella es y, si bien el Magisterio tiene autoridad para enseñar lo que se halla dentro de la Tradición, no tiene autoridad para enseñar al pueblo nada que se halle fuera de la Tradición.

No obstante, las almas ciertamente necesitan un Magisterio viviente que les enseñe las verdades de la salvación dentro de la Tradición Católica. Estas verdades no cambian así como no cambia Dios ni Su Iglesia, pero las circunstancias del mundo en el cual la Iglesia debe operar están cambiando constantemente y de allí que, de acuerdo a la variedad de estas circunstancias, la Iglesia necesita Maestros vivientes que varíen constantemente la presentación y la explicación de estas verdades invariables. Por consiguiente, ningún Católico razonable refuta la necesidad de los Maestros vivientes de la Iglesia.

Pero, ¿qué pasa si estos Maestros sostienen que algo está dentro de la Tradición cuando no lo está? Por un lado, ellos son hombres letrados, autorizados por la Iglesia para enseñar al pueblo y el pueblo es relativamente ignorante. Por otro lado, está por ejemplo el famoso caso del Concilio de Éfeso (428) donde el pueblo se levantó en Constantinopla para defender la Maternidad divina de la Santísima Virgen María contra el Patriarca herético Nestorio.

La respuesta es que la verdad objetiva está por encima de los Maestros y del pueblo igualmente, de manera que si el pueblo tiene la verdad de su lado, es superior a sus Maestros si los Maestros no tienen la verdad. Por otro lado, si el pueblo no tiene la verdad, no tiene derecho a levantarse contra los Maestros. Breve, si él está en la verdad , tiene el derecho . Si él no está en la verdad, no tiene el derecho. Y, ¿qué es lo que dice si el pueblo está en la verdad o no? Ni los Maestros (necesariamente) ni el pueblo (menos necesariamente aún) sino la realidad, aún cuando los Maestros o el pueblo o ambos, conspiren para sofocarla.

Kyrie eleison.

La Infalibilidad de La Iglesia – V

La Infalibilidad de La Iglesia – V on mayo 31, 2014

El liberalismo es la guerra a Dios y es la disolución de la verdad. Dentro de la Iglesia de hoy en día lisiada por el liberalismo, el sedevacantismo es una reacción comprensible pero sin embargo atribuye a la autoridad demasiado poder por sobre la verdad. El mundo moderno ha perdido la verdad natural, más aún la verdad sobrenatural, y aquí está el corazón del problema.

Para nuestros propósitos podríamos dividir toda la enseñanza Papal en tres partes. En primer lugar, si el Papa enseña como Papa, sobre Fe o moral, definitivamente y como para obligar en conciencia a todos los Católicos, entonces tenemos su Magisterio Extraordinario (ME para acortar), necesariamente infalible. En segundo lugar, si él no compromete todas las cuatro condiciones pero enseña en conformidad con lo que la Iglesia ha enseñado siempre y en todo lugar, y ha impuesto a los Católicos para que crean, entonces él está participando de lo que es llamado el “Magisterio Ordinario Universal” (MOU para acortar) de la Iglesia, también infalible. En tercer lugar, tenemos el resto de su enseñanza que, si no está en línea con la Tradición, no solamente es falible sino falsa.

A esta altura debería ser claro que el ME es al MOU como la capa de nieve es a la montaña. La capa de nieve no hace a la cima de la montaña, meramente la hace más visible. ME es a MOU como el sirviente es al amo. ME existe para servir al MOU volviendo claro de una vez y por todas lo que pertenece al MOU y lo que no pertenece. Pero lo que hace que el resto de la montaña sea visible, por así decirlo, es que se puede rastrear hacia atrás, hasta Nuestro Señor y sus Apóstoles, en otras palabras, la Tradición. Esa es la razón por la cual cada definición de ME debe esforzarse para demostrar que lo que está siendo definido siempre fue previamente parte de la Tradición. Fue montaña antes que ésta fuera cubierta por la nieve.

A esta altura también debería ser claro que la Tradición le dice a los Papas que enseñar, y no a la inversa. He aquí la base sobre la cual Monseñor Lefebvre fundó el movimiento Tradicional, no obstante es la misma base que, con todo debido respeto, los liberales y los sedevacantistas fallan en asir. Simplemente lean en el Evangelio de San Juan cuan a menudo Nuestro Señor mismo, como hombre, declara que lo que El está enseñando proviene no de El mismo sino de su Padre, por ejemplo: “Mi doctrina no es mía, sino del que me envió” (VII,16), o, “Yo no he hablado por Mí mismo, sino que el Padre, que me envió, me prescribió lo que debo decir y enseñar” (XII,49). Por supuesto nadie en la tierra está más autorizado que el Papa para decirle a la Iglesia y al mundo lo que está en la Tradición, pero él no pue de decirle a la Iglesia o al mundo que hay en la Tradición lo que no hay. Lo que hay en la Tradición es objetivo, ahora de 2,000 años de edad, está por arriba del Papa y le establece límites a lo que el Papa puede enseñar, tanto como el precepto del Padre establecía límites a lo que Cristo como hombre enseñaría.

Entonces, ¿cómo pueden liberales y sedevacantistas a la par reclamar, en efecto, que el Papa es infalible aún fuera de ambos, ME y MOU? Porque ambos exageran el valor de la autoridad en relación a la verdad y entonces ellos no ven más a la autoridad de la Iglesia como el sirviente sino como el amo de la verdad. ¿Y porqué es ello? Porque ambos son hijos del mundo moderno donde el Protestantismo ha desafiado a la Verdad y el liberalismo desde la Revolución Francesa ha estado disolviendo la verdad objetiva. Y, si ya no hay más ninguna verdad objetiva, entonces por supuesto la autoridad puede decir cualquier cosa, lo cual es lo que observamos todo alrededor nuestro, y no queda nada para parar a un Pablo VI o a un Monseñor Fellay de devenir más y más arbitrarios y tiránicos en el proceso.

Santa Madre de Dios, obtén para mí amar, discernir y defender esa Verdad y ese orden provenientes del Padre, ambos sobrenaturales y naturales, a los cuales tu propio Hijo estaba sujeto como hombre, “hasta la muerte y muerte de Cruz.”

Kyrie eleison.

Canonizaciones Irreales

Canonizaciones Irreales on abril 5, 2014

La “canonización” de dos de los Papas Conciliares, Juan XXIII y Juan Pablo II, está programada para el último domingo de este mes, y muchos Católicos creyentes casi se están muriendo de miedo. Saben que los Papas Conciliares han sido destructores (objetivos) de la Iglesia. Saben que la Iglesia mantiene que las canonizaciones son infalibles. ¿Van a ser forzados a creer que Juan XXIII y Juan Pablo II son Santos? Sobresalta la mente. Pero no necesita hacerlo.

En Agosto del año pasado estos “Comentarios” afirmaron el hecho de que las “canonizaciones” de la Neo-Iglesia son una realidad tan diferente de las canonizaciones pre-Conciliares que ningún Católico necesita creer que las canonizaciones post-Conciliares son infalibles. No estaba equivocado, pero mientras que afirmé el hecho de que esto es así, no di la razón del porqué, lo cual es una manera superior de conocer algo. Por el contrario, en una conferencia de un retiro, tal vez de 1989, Monseñor Lefebvre dio la razón profunda radical del porqué. Esta razón – podredumbre mental modernista – es crucial para comprender correctamente la totalidad de la Revolución Conciliar.

Monseñor dijo que al igual que una masa de hombres modernos, los Papas Conciliares no creen en ninguna verdad siendo estable. Por ejemplo la formación de Juan Pablo II fue basada en la verdad que evoluciona, que muda con los tiempos, que progresa con el avance de la ciencia, etc. Que la Verdad nunca sea fija es la razón por la cual en 1988 Juan Pablo II condenó las Consagraciones Episcopales de la FSPX, porque ellas brotaron de una idea de la Tradición Católica fija y no viviente o mutante. Pues ciertamente los Católicos mantienen, por ejemplo, que cada palabra del Credo es inmodificable porque las palabras han sido forjadas no sin esfuerzo a lo largo de las edades para expresar tan perfectamente como sea posible las verdades inmutables de la Fe, y estas palabras han sido infaliblemente definidas por los Papas y por los Concilios.

Las verdaderas canonizaciones son otro ejemplo: (1) el Papa pronuncia como Papa, (2) que tal y tal persona es un modelo de fe y moral, (3) de una vez y para siempre (nadie solía ser descanonizado), (4) para que toda la Iglesia la acepte como tal modelo. Como tal, las canonizaciones acostumbraban llenar las cuatro condiciones de la enseñanza infalible de la Iglesia y se mantenían como infalibles. Pero esta idea Católica de una verdad inmutable es inconcebible para las fluidas mentes modernas como lo es la de los Papas Conciliares. Para ellos la verdad es vida, una vida en desarrollo, en evolución, en crecimiento hacia la perfección. ¿Cómo puede entonces un Papa Conciliar ejecutar, menos aún imponer, una canonización infalible?

Monseñor imagina como un Papa Conciliar podría reaccionar ante la idea de haber hecho tal cosa: “¡Oh, no! Si alguna vez en el futuro resulta ser que la persona que yo canonicé no tenía todas las cualidades requeridas, bueno, algún sucesor mío puede bien declarar que yo hice una declaración de la virtud de esa persona pero no una definición de una vez y para siempre de su santidad.” Mientras tanto, la “declaración” del Papa “canonizante” ha hecho felices al Presidente de la República local y a los Cristianos locales y él les ha dado a todos ellos una excusa para tener una fiesta para celebrar.

Si uno piensa en ello, esta explicación de Monseñor aplica a la Neo-Iglesia en todos sus ámbitos. Lo que tenemos en el Vaticano II es la exigente belleza de la Verdad inmutable de Dios que conduce al Cielo siendo reemplazada por la complaciente fealdad de la fluida fantasía del hombre que puede llevar al Infierno, pero que habilita al hombre, como él lo piensa, a tomar el lugar de Dios. El paso clave en este proceso es el desenganche de la mente de la realidad. Cuando el proceso es aplicado hoy en día a la Iglesia en forma de modernismo, los resultados son tan totalmente dispares a lo que ocurría antes que las nuevas realidades absolutamente requieren nuevos nombres: Neo-Iglesia, Neo-canonizaciones, Neo-santos, etc. Después de todo, ¿no están los Conciliaristas orgullosos de hacer todo de nuevo?

Kyrie eleison.