Juan Pablo II

Realismo del Arzobispo – I

Realismo del Arzobispo – I on octubre 4, 2014

En el número del mes pasado de The Recusant (www. The Recusant.com) aparece una traducción al inglés de la última entrevista al Arzobispo Lefebvre publicada en francés ( Fideliter #79 ) poco antes de su muerte en marzo de 1991. El es siempre refrescante al leerlo. El es claro porque él piensa a partir de principios católicos básicos. El es transparente porque no tiene nada que ocultar. El no es ambiguo porque él no está tratando de comprometer la Iglesia de Nuestro Señor con el Vaticano II de Satanás. Pero noten como las preguntas del entrevistador indican que los lectores de Fideliter ya inclinábanse a tomar la dirección que la Fraternidad San Pío X empezaría a tomar unos pocos años después de la muerte del Arzobispo. He aquí una selección de las preguntas y respuestas, algo abreviadas:—

P: ¿Por qué no puede usted hacer un último acercamiento a Roma? Escuchamos que el Papa está “listo para recibirlo”.

R: Eso es absolutamente imposible porque los principios que ahora guían a la iglesia Conciliar son más y más abiertamente contrarios a la doctrina católica. Por ejemplo, el Cardenal Ratzinger dijo recientemente que los grandes documentos anti-modernistas de los Papas de los siglos 19 noy 20 moprestaron un gran servicio en su día, pero ahora son obsoletos. Y Juan Pablo II es más ecuménico que nunca (1990). “Es absolutamente inconcebible que nosotros podamos estar de acuerdo para trabajar con una tal jerarquía”.

P: ¿Se ha deteriorado la situación en Roma aún desde las negociaciones de 1988?

R: ¡Oh, sí! “Tendremos que esperar un tiempo antes de considerar la perspectiva de hacer un acuerdo. Por mi parte yo creo que Dios solo puede salvar la situación ya que humanamente no vemos ninguna posibilidad que Roma enderece las cosas”.

P: Pero hay Tradicionalistas que han hecho un acuerdo con Roma sin conceder nada.

R: Eso es falso. Ellos han renunciado a su posibilidad de oponerse a Roma. Ellos deben permanecer silenciosos debido a los favores que se les han otorgado. Entonces, ellos comienzan a deslizarse siempre tan lentamente hasta que terminan admitiendo los errores del Vaticano II. “Es una situación muy peligrosa”. Tales concesiones de Roma tienen como unico objetivo conseguir que los Tradicionalistas rompan con la FSPX y se sometan a Roma.

P: Usted dice que tales Tradicionalistas han “traicionado”. ¿No es eso un poco duro?

R: ¡Para nada! Por ejemplo, Dom Gérard me usó a mí, a la FSPX y a sus capillas y benefactores, y ahora repentinamente nos abandona y se une con los destructores de la Fe. Ellos han abandonado la lucha por la Fe. Ellos no pueden atacar más a Roma. Ellos no han comprendido nada de la cuestión doctrinal. Es horrible pensar en los jóvenes que se les habían unido por causa de la Tradición y que ahora los están siguiendo hacia la Roma Conciliar.

P: ¿Existe un peligro en permanecer amigos con Tradicionalistas que se han pasado a Roma, y en asistir a sus Misas?

R: Sí, porque en la Misa no solamente está la Misa sino que también está el sermón, la atmósfera, los entornos, las conversaciones antes y después de Misa y así sucesivamente. Todas estas cosas hacen que usted poco a poco cambie sus ideas. Hay un clima de ambigüedad. Uno está en una atmósfera sumisa al Vaticano, sujeto en esencia al Concilio, así es que uno termina deviniendo ecuménico.

P: Juan Pablo II es muy popular. El quiere unir a todos los Cristianos.

R: ¿Pero en qué unidad? Ya no más en la de la Fe que un alma debe aceptar, y que esige la conversión. La Iglesia ha sido distorsionada, de ser una sociedad jerárquica pasó a ser una “comunión”. ¿Comunión en qué? No en la Fe. No es de extrañar se uno escucha que los Católicos están abandonando la Fe en masa. (Continuará)

Kyrie eleison.

Canonizaciones Irreales

Canonizaciones Irreales on abril 5, 2014

La “canonización” de dos de los Papas Conciliares, Juan XXIII y Juan Pablo II, está programada para el último domingo de este mes, y muchos Católicos creyentes casi se están muriendo de miedo. Saben que los Papas Conciliares han sido destructores (objetivos) de la Iglesia. Saben que la Iglesia mantiene que las canonizaciones son infalibles. ¿Van a ser forzados a creer que Juan XXIII y Juan Pablo II son Santos? Sobresalta la mente. Pero no necesita hacerlo.

En Agosto del año pasado estos “Comentarios” afirmaron el hecho de que las “canonizaciones” de la Neo-Iglesia son una realidad tan diferente de las canonizaciones pre-Conciliares que ningún Católico necesita creer que las canonizaciones post-Conciliares son infalibles. No estaba equivocado, pero mientras que afirmé el hecho de que esto es así, no di la razón del porqué, lo cual es una manera superior de conocer algo. Por el contrario, en una conferencia de un retiro, tal vez de 1989, Monseñor Lefebvre dio la razón profunda radical del porqué. Esta razón – podredumbre mental modernista – es crucial para comprender correctamente la totalidad de la Revolución Conciliar.

Monseñor dijo que al igual que una masa de hombres modernos, los Papas Conciliares no creen en ninguna verdad siendo estable. Por ejemplo la formación de Juan Pablo II fue basada en la verdad que evoluciona, que muda con los tiempos, que progresa con el avance de la ciencia, etc. Que la Verdad nunca sea fija es la razón por la cual en 1988 Juan Pablo II condenó las Consagraciones Episcopales de la FSPX, porque ellas brotaron de una idea de la Tradición Católica fija y no viviente o mutante. Pues ciertamente los Católicos mantienen, por ejemplo, que cada palabra del Credo es inmodificable porque las palabras han sido forjadas no sin esfuerzo a lo largo de las edades para expresar tan perfectamente como sea posible las verdades inmutables de la Fe, y estas palabras han sido infaliblemente definidas por los Papas y por los Concilios.

Las verdaderas canonizaciones son otro ejemplo: (1) el Papa pronuncia como Papa, (2) que tal y tal persona es un modelo de fe y moral, (3) de una vez y para siempre (nadie solía ser descanonizado), (4) para que toda la Iglesia la acepte como tal modelo. Como tal, las canonizaciones acostumbraban llenar las cuatro condiciones de la enseñanza infalible de la Iglesia y se mantenían como infalibles. Pero esta idea Católica de una verdad inmutable es inconcebible para las fluidas mentes modernas como lo es la de los Papas Conciliares. Para ellos la verdad es vida, una vida en desarrollo, en evolución, en crecimiento hacia la perfección. ¿Cómo puede entonces un Papa Conciliar ejecutar, menos aún imponer, una canonización infalible?

Monseñor imagina como un Papa Conciliar podría reaccionar ante la idea de haber hecho tal cosa: “¡Oh, no! Si alguna vez en el futuro resulta ser que la persona que yo canonicé no tenía todas las cualidades requeridas, bueno, algún sucesor mío puede bien declarar que yo hice una declaración de la virtud de esa persona pero no una definición de una vez y para siempre de su santidad.” Mientras tanto, la “declaración” del Papa “canonizante” ha hecho felices al Presidente de la República local y a los Cristianos locales y él les ha dado a todos ellos una excusa para tener una fiesta para celebrar.

Si uno piensa en ello, esta explicación de Monseñor aplica a la Neo-Iglesia en todos sus ámbitos. Lo que tenemos en el Vaticano II es la exigente belleza de la Verdad inmutable de Dios que conduce al Cielo siendo reemplazada por la complaciente fealdad de la fluida fantasía del hombre que puede llevar al Infierno, pero que habilita al hombre, como él lo piensa, a tomar el lugar de Dios. El paso clave en este proceso es el desenganche de la mente de la realidad. Cuando el proceso es aplicado hoy en día a la Iglesia en forma de modernismo, los resultados son tan totalmente dispares a lo que ocurría antes que las nuevas realidades absolutamente requieren nuevos nombres: Neo-Iglesia, Neo-canonizaciones, Neo-santos, etc. Después de todo, ¿no están los Conciliaristas orgullosos de hacer todo de nuevo?

Kyrie eleison.

¿Canonizaciones Reales?

¿Canonizaciones Reales? on agosto 10, 2013

“¿Qué piensa usted de la intención del Papa Francisco de “canonizar” a Juan Pablo II y a Juan XXIII la primavera próxima? ¿No es éste un medio de “canonizar” al Vaticano II? Y, ¿no plantea eso la cuestión de la autoridad, dado que todos los manuales de teología previos al Vaticano II enseñan que el Papa es infalible cuando pronuncia una canonización?” Tal fue la pregunta grave (ligeramente modificada) que me planteó recientemente un periodista del semanario francés, Rivarol. Contesté en este sentido:—

La determinación mostrada por las cabezas de la Iglesia Conciliar de canonizar los Papas Conciliares demuestra la firme voluntad de los enemigos (al menos objetivos) de Dios de terminar con la religión católica y reemplazarla con la nueva religión del Nuevo Orden Mundial. Así, a la Neo-iglesia le corresponden Neo-santos a ser fabricados por un proceso de canonización que ha sido desmantelado y “hecho de nuevo.” Como siempre es el caso con el modernismo, las palabras permanecen las mismas pero el contenido de las palabras es bien diferente. Por consiguiente, los católicos que tienen la Fe verdadera no tienen que preocuparse en lo más mínimo sobre si estas Neo-canonizaciones son infalibles o no. Ellas están procediendo de la Neo-iglesia, la cual es un maniquí de la Iglesia católica.

Pero entonces, ¿qué es este maniquí? Hé aquí una pregunta delicada porque uno se hace fácilmente acusar de ser “sedevacantista,” palabra que hoy en día asusta a los católicos de la Tradición casi tanto como la palabra “anti-semita.” En cambio, lo que precisamos, es concentrarnos en la realidad según dice Nuestro Señor, “No juzguéis según las apariencias, sino que vuestro juicio sea justo” (Juan VII, 24). No debemos dejarnos despistar por las apariencias, por las emociones o por las palabras. A menudo hoy, por ejemplo, ¿no es que las escuelas están deviniendo centros de desaprendizaje en lugar de aprendizaje, los hospitales lugares de matanza en lugar de curación, los policiales instrumentos de opresión en lugar de protección, y así sucesivamente?

Así es que por lo que Sor Lucía llamó un proceso de “desorientación diabólica,” los hombres de iglesia han devenido agentes de la mentira en lugar de la Verdad. Permitieron que sus mentes y sus corazones fueran infiltrados y dominados por las ideas y los ideales de la Revolución, esa sublevación radical y universal del hombre moderno contra su Dios y Creador. Sin embargo, estos traidores objetivos (ellos aún pueden creer en sus corazones que le están sirviendo a Dios – Juan XVI, 2) son todavía hombres de iglesia en el sentido que nadie más otro que ellos está “sentado en la silla de Moisés,” según dice Nuestro Señor (Mat.XXIII,2). Hay un Papa sentado en la silla de Pedro, ¡aún dos!

En otras palabras, la Iglesia maniquí en cuestión es la Iglesia ocupada no por hombres que no son hombres de iglesia sino por hombres de iglesia cuyos corazones y mentes están ocupados más o menos por una religión que no es en absoluto católica. Pero, noten el “más o menos.” Así como la podredumbre no corrompe la manzana entera de repente, así la iglesia maniquí, o sea la Neo-iglesia, puede estar en proceso de corromper la Iglesia católica, pero dentro de ella hay todavía algunos obispos, muchos sacerdotes y una cantidad de laicos que pueden haber mantenido la Fe católica hasta el presente. Están en una pendiente resbaladiza, altamente peligrosa para su Fe, pero uno no puede decir que están fuera de la Iglesia verdadera. Será como Dios sabe.

Entonces, en lo que concierne a las autoridades de la Neo-iglesia, yo trataría su autoridad como se trata a la de un padre de familia que se ha vuelto temporariamente loco. No se presta a su locura más atención que estar alerta al momento en que acabe, pero, mientras tanto, no se deja de amarlo ni de respetar la autoridad intrínseca a su paternidad. Por eso, ayúdeme Dios.

Kyrie eleison.

¿Quienes Dividen y Se Rebelan?

¿Quienes Dividen y Se Rebelan? on septiembre 15, 2012

El Capítulo VII del Evangelio según San Juan contiene una lección especial para hoy día: ¿quiénes son los verdaderos rebeldes contra la autoridad, y quienes los que no son más que aparentes rebeldes? ¿Quién aparenta estar dividiendo al pueblo de Dios y quien está realmente dividiéndolo? Las cosas no son siempre lo que aparentan. Es necesario siempre “Juzgar no según las apariencias, sino juzgar según un justo juicio” (Jn.VII,24).

Este capítulo VII de San Juan está cercano al fin de la vida de Nuestro Señor en la tierra. Los judíos están tratando de matar a Jesús (versículo 1), pero aún así Nuestro Señor sube a Jerusalén y enseña en el Templo (14). El pueblo está ya dividido (12) y así el resultado de la enseñanza de Jesús es que algunos del pueblo (40) reconocen en El al Profeta (cf.Deut.XVIII, 15–19) mientras que otros (41–42) le rechazan tal reconocimiento porque El es de Galilea. Por consiguiente, hay división y disensión. Ahora bien, la división, como tal, merece reprobación, luego ¿de quien es la culpa? Ciertamente no de Nuestro Señor quien no hacía más que predicar la doctrina de su Padre en el Cielo (16–17). Tampoco puede culparse a esa parte del pueblo que aceptó su divina enseñanza. Claramente la culpa de la división yace en las autoridades del Templo y en aquella parte del pueblo que estaba rechazando la Verdad.

Del mismo modo en las décadas de 1970 y 1980, el Arzobispo Lefebvre dividió a los Católicos al enseñar y practicar la verdad de la Tradición Católica, pero ¿cuál será el Católico que ahora alardee de ser Tradicional, que lo culpe por esta división? Claramente la culpa por la división en la Iglesia no recae ni sobre el Arzobispo ni sobre los que lo siguieron, sino principalmente sobre aquellas autoridades de la Iglesia que estaban torciendo la verdadera religión tal como lo hacían las autoridades del Templo en los días de Nuestro Señor. Una y otra vez el Arzobispo les pidió a ellas “juzgar un justo juicio,” para que enfrentasen el problema central creado por su adulterio Conciliar con el mundo moderno. Hasta el día de hoy, las autoridades de la Iglesia rechazan tal confrontación. Una y otra vez la única respuesta de ellos ha sido: “¡Obediencia!” “¡Unidad!.” ¿No es evidente que su carencia de argumentos con respecto a las cuestiones básicas de la verdad sugiere que son ellos los verdaderos rebeldes y responsables de la división en la Iglesia?

Sin embargo la disensión como tal no es una buena cosa, y ambos, Nuestro Señor y el Arzobispo Lefebvre, sabían de antemano que a causa de sus enseñanzas resultaría la disensión. ¿Porqué entonces continuaron a pesar de ello? Porque las almas pueden ser salvadas con la disensión (cf.Lc.XII,51–53), pero no pueden ser salvadas sin la Verdad. Si las autoridades religiosas están extraviando al pueblo – y el Diablo trabaja particularmente duro sobre ellas, debido al poder que ellas tienen para llevar a muchas otras almas por el mal camino – entonces es cuando la Verdad debe ser afirmada para traer al pueblo de vuelta al camino del Cielo, aún cuando eso sea causa de disensión. Aquí se ve como la Verdad está por encima de la autoridad como de la unidad.

Y, ¿dónde está esta verdad en el año 2012? El Vaticano II fue un desastre para la Iglesia – ¿cierto o falso? Las autoridades de la Iglesia que efectuaron Asís III y la “beatificación” de Juan Pablo II están siempre aferradas al Vaticano II – ¿cierto o falso? Y, entonces, si la Fraternidad San Pío X se coloca ella misma bajo aquellas mismas autoridades, éstas usarán todo su prestigio, y el poder sobre la FSPX que la misma Fraternidad les habrá dado, para disolver su resistencia al Vaticano II – ¿cierto o falso? Luego, la FSPX corre el grave riesgo de perder progresivamente la fuerza que todavía le puede quedar para resistir a este prestigio y poder – ¿cierto o falso? ¡Como lo dicen los Romanos, “Roma puede esperar”!

Entonces, en la FSPX, hoy, si uno “juzga no según las apariencias sino según un justo juicio,” ¿quién es el verdadero responsable de la “división”? ¿Quiénes son los reales “rebeldes contra la autoridad”? ¿Aquellos que critican el riesgo de tal mezcolanza de la Verdad Católica con el error Conciliar, o bien aquellos que promueven esa mezcolanza?

Kyrie eleison.

Ambigüedad Conciliar

Ambigüedad Conciliar on abril 14, 2012

Imagine un soldado de infantería fuerte y bien armado que persiguiendo desenfrenadamente al enemigo se mete en un pantano de arenas movedizas. Eso es lo que le ocurre a un Católico valiente armado con la verdad que se aventura a criticar los documentos del Vaticano II. Ahí uno se encuentra con un pantano de arenas movedizas de ambigüedad, diseñado expresamente para tal fin. Si la religión del hombre hubiera sido abiertamente expuesta por ellos, los Padres Conciliares los hubieran rechazado horrorizados. En cambio, la nueva religión fue hábilmente disfrazada por documentos redactados para permitir dos interpretaciones opuestas. Tomemos un ejemplo claro y crucial.

En la sección 8 de Dei Verbum existe un pasaje sobre la Tradición que Juan Pablo II utilizó para condenar a Monseñor Lefebvre en 1988: “A/ Esta Tradición que viene de los Apóstoles va creciendo en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo. B/ Se produce un crecimiento de la comprensión de las realidades y de las palabras que son transmitidas. Esto ocurre de varios modos: C/ Proviene de la contemplación y del estudio por parte de los creyentes que profundizan estas palabras en sus corazones. D/ Proviene también del sentido íntimo de las cosas espirituales que ellos experimentan. E/ Y proviene de la predicación de los que han recibido, a la par de su derecho de sucesión al apostolado, el seguro carisma de la verdad.”

Ahora bien, la verdadera Tradición Católica es radicalmente objetiva. Así como el sentido común dice que la realidad es objetiva, en el sentido que los objetos son lo que son fuera de nosotros e independientemente de lo que cualquier sujeto pretenda que sean, de igual manera la verdadera Iglesia enseña que la Tradición Católica vino de Dios y es lo que El la ha hecho, así que ningún ser humano puede cambiarla en lo mas mínimo.

He aquí entonces lo que sería la interpretación Católica del pasaje que acabamos de citar: “A/ Con el paso del tiempo hay una profundización en la manera que los Católicos aprehenden las verdades inmutables de la Fe. B/ Los Católicos pueden ver mas profundamente estas verdades, C/ contemplándolas y estudiándolas, D/ adentrándose mas profundamente en ellas, y E/ por los obispos predicando enfoques nuevos de las mismas verdades.” Esta interpretación es perfectamente Católica porque todo el cambio se sitúa en la gente que es la que sí cambia con el tiempo, mientras que ningún cambio se sitúa en las verdades reveladas que forman el Depósito de la Fe, o sea la Tradición.

Pero veamos ahora como el mismo pasaje de Dei Verbum puede ser entendido no objetivamente sino subjetivamente, haciendo que sea el contenido de las verdades el que depende de, y cambia con, los Católicos subjetivos: “A/ La verdad Católica vive y crece con el paso del tiempo porque B/ los Católicos vivientes tienen percepciones que los Católicos del pasado nunca tuvieron ya que C/ los primeros descubren en sus corazones, en su propio interior, verdades recientemente aparecidas, D/ fruto de su experiencia espiritual interna. También, E/ la Verdad Católica crece cuando los obispos predican novedades antes desconocidasporque los obispos no pueden decir ninguna cosa contraria a la verdad (!).” (En otras palabras, tengan Ustedes la religión que les haga sentirse bien, pero asegúrense que “paguen, recen y obedezcan” a nosotros los modernistas).

Ahora aquí está el inmenso problema: si uno acusa a este pasaje de Verbum Dei de promover el modernismo, los Católicos “conservadores” (no conservan casimás que su fe en los hombres de iglesia sin fe) replican inmediatamente que la verdadera interpretación del pasaje es la Católica que hemos señalado más arriba en primer lugar. Pero lo cierto es que cuando Juan Pablo II en Ecclesia Dei Adflicta utiliza este pasaje para condenar a Monseñor Lefebvre y, por lo tanto, a las Consagraciones de 1988, evidentemente pudo haber tomado el pasaje únicamente en su sentido modernista. Tales acciones hablan más fuerte que las palabras.

Estimados lectores, lean el mismo pasaje una y otra vez, y sus dos interpretaciones, hasta que comprendan la ambigüedad diabólica de este calamitoso Concilio.

Kyrie eleison.

Momento Decisivo

Momento Decisivo on marzo 10, 2012

Hablando en Estados Unidos el mes pasado acerca de las relaciones Roma-Fraternidad San Pío X, el Superior General dijo que algún acuerdo práctico entre las dos sería posible si Roma aceptara la Fraternidad San Pío X tal como es, y citó a Monseñor Lefebvre cuando decía a menudo que tal arreglo podría ser aceptable. Sin embargo, Monseñor Fellay sí añadió que la última vez que Monseñor Lefebvre dijo eso fue en 1987. Esta pequeña precisión es altamente significativa y merece ser analizada, especialmente para la generación mas joven que puede no estar familiarizada con el drama histórico de las Consagraciones Episcopales de 1988.

De hecho, el drama de los dramas, sin el cual la Fraternidad San Pío X nunca hubiera existido, fue el Concilio Vaticano II (1962–1965), en el cual la gran mayoría de los obispos Católicos del mundo se alistaron en esta reconciliación de la Iglesia con el mundo moderno (este “aggiornamiento”) y así divorciaron su autoridad Católica de la Verdad de la Tradición Católica. Desde ese momento en adelante, los Católicos tuvieron que elegir entre la Autoridad y la Verdad. Hasta hoy día, si ellos eligen la Autoridad, se ven obligados a anhelar la Verdad, y si eligen la Verdad, deben sin embargo añorar su reunión con la Autoridad. Monseñor Lefebvre eligió la Verdad, razón por la cual, para defenderla, fundó la Fraternidad San Pío X en 1970, pero durante todo el tiempo posible hizo todo lo que estaba en su poder para sanar todo distanciamiento de la Autoridad, esforzándose por obtener de Roma la aprobación de su Fraternidad. Por ello Monseñor Fellay puede decir que hasta 1987 Monseñor Lefebvre repetidamente deseó y trabajó para un arreglo práctico con Roma.

Sin embargo, en 1987 Monseñor Lefebvre tenía 82 años. Tenía previsto que sin sus propios obispos, el combate de la Fraternidad San Pío X por la Tradición, iba a terminar. Devenía urgente obtener de Roma por lo menos un obispo, pero Roma frenó tal cosa, seguramente porque sabía muy bien que la Fraternidad San Pío X sin su propio obispo moriría de lenta agonía. El firme frenazo dado por el entonces Cardenal Ratzinger en Mayo de 1988 al proyecto mencionado, le hizo ver claramente a Monseñor Lefebvre que la Roma neo-modernista no tenía la mas mínima intención de proteger o de aprobar la Tradición Católica. Entonces, el tiempo de la diplomacia había llegado a su fin, y siguió adelante con las Consagraciones Episcopales, diciendo a partir de ese momento que debía ser doctrina o nada. A partir de ese momento el preludio absolutamente necesario para cualesquiera fueren los contactos entre Roma y la Fraternidad San Pío X, dijo, sería una profesión de Fe por parte de Roma sobre los grandes documentos anti-liberales de la Tradición Católica, por ejemplo, Pascendi, Quanta Cura,etc.

Y por eso, como lo sugirió Monseñor Fellay el 2 de Febrero, nunca mas hasta su muerte en 1991, se escuchó a Monseñor Lefebvre decir que algún acuerdo práctico sería posible o deseable. El mismo había ido tan lejos como pudo para obtener de la Autoridad los requisitos mínimos para la Verdad. Incluso una vez sugirió que en Mayo de 1988 había ido demasiado lejos. Pero a partir de ese momento nunca aflojó ni se comprometió, y apremiaba a todo aquel que lo escuchara a seguir la misma línea.

¿Ha cambiado la situación desde entonces? ¿Volvió Roma a la profesión de la Fe de siempre? Uno lo podría pensar cuando Monseñor Fellay nos informa en el mismo sermón que Roma había modificado su dura posición del 14 de Septiembre, yse declara ahora ella misma dispuesta a aceptar la Fraternidad San Pío X tal cual es. Pero uno necesita solamente acordarse de Asís III y de la Neo-beatificación de Juan Pablo II, para sospechar que detrás de esta repentina benevolencia de los hombres de Iglesia de Roma hacia la Fraternidad descansa muy verosímilmente la confianza que ellos tienen en que la euforia por la reanudación de los mutuos y prolongados contactos, diluirá, disminuirá y eventualmente disolverá la obstinada resistencia de la Fraternidad San Pío X a su Nueva Iglesia de ellos. ¡Ay de mí!

“Nuestro socorro está en el nombre del Señor.”

Kyrie eleison.