el Papa

Infalibilidad de la Iglesia

Infalibilidad de la <u>Iglesia</u> on septiembre 17, 2016

Desde la tierra al Cielo suben problemas. Desde el Cielo a la tierra bajan soluciones. Frecuentemente, un problema católico sólo necesita elevarse para que se vuelva menos problemático. Un ejemplo clásico puede ser el problema de los Papas Conciliares, un problema al cual nos hemos estado enfrentando desde el 2013 como nunca antes, al menos tan brutalmente. Hay de cualquier manera un misterio involucrado, pero si no escalamos suficientemente alto, fácilmente caemos presa de una de las dos tentaciones clásicas: o bien él es el Papa y entonces debo obedecerle, o bien yo no puedo obedecerle entonces él no puede ser Papa. Pero, si yo asciendo por arriba de la humanidad del Papa hacia la divinidad de la Iglesia, entonces me doy cuenta que la llamada infalibilidad Papal es realmente infalibilidad de la Iglesia, lo cual deja mucho más espacio para que este o aquel Papa, o incluso una serie de Papas, sean bastante menos que satisfactorios. Vayamos directo a la definición de infalibilidad de 1870, infalible en sí misma. He aquí el texto con algunas palabras resaltadas y números insertados:—

 . . . . Enseñamos y definimos ser un dogma divinamente revelado que el Romano Pontífice cuando habla ex cathedra –esto es, cuando, cumpliendo su cargo de pastor y doctor de todos los cristianos, 1 define 2 por su suprema autoridad apostólica que 3 una doctrina sobre la fe y las costumbres 4 debe ser sostenida por la Iglesia universal –, por la asistencia divina que le fue prometida en la persona del bienaventurado Pedro, goza de aquella infalibilidad de que el Redentor divino quiso que estuviera provista su Iglesia en la definición de la doctrina sobre la fe y las costumbres; y, por tanto, que las definiciones del Romano Pontífice son irreformables por sí mismas y no por el consentimiento de la Iglesia. Concilio Vaticano I, Ses. IV, Const. de Ecclesiâ Christi, Cap. iv.

En este texto vemos claramente las famosas cuatro condiciones para que el Papa esté hablando infaliblemente, pero también vemos que siguen inmediatamente las palabras aquí resaltadas que parecen no ser notadas frecuentemente, pero que dejan bien en claro de dónde proviene la infalibilidad del Papa: no proviene de él mismo sino de la Iglesia. Hagamos una comparación familiar de la vida moderna, a partir de un ama de casa que enchufa su plancha eléctrica en un tomacorriente en la pared. Para que la plancha se caliente, ella debe enchufarla en el tomacorriente, pero la electricidad que luego calentará su plancha obviamente no viene de ella misma, el ama de casa, sino de la central eléctrica local.

Para que una definición Papal sea infalible, el Papa debe enchufar las cuatro condiciones en la Iglesia, por así decirlo, y él es la única y sola persona en la tierra que puede hacer tal cosa, razón por la cual se llama “infalibilidad Papal”, pero la protección infalible del error que entonces él obtiene, no proviene de él mismo sino del Espíritu Santo a través de la Iglesia, un tanto como la electricidad no proviene del ama de casa sino de la central eléctrica a través del tomacorriente. Y entonces así como el ama de casa puede tener todo tipo de cualidades o defectos personales, pero siempre y cuando ella ponga el enchufe de la plancha en el tomacorriente, éstos defectos no hacen ninguna diferencia para que su plancha se caliente o no, igualmente el Papa puede ser un Santo o mucho menos que un Santo, pero si él está debidamente nombrado o elegido como Papa, entonces a partir del momento que él compromete las cuatro condiciones, su definición estará necesariamente libre de error.

Lo que esto significa es que siempre que el Papa no involucre esas cuatro condiciones, estrictamente hablando él puede decir absurdos, tal y como el resto de nosotros, sin que la Iglesia cese de ser infalible. Y, de hecho, su Infalibilidad Ordinaria es mucho más importante que esta Infalibilidad Extraordinaria de definiciones Papales, tal como números previos de estos “Comentarios” buscaron ilustrar con otra comparación familiar, aquella entre una montaña y su pico nevado (ver CEs 343 y 344, del 8 y 15 de Febrero de 2014). El pico nevado puede proveer mayor visibilidad pero para ser visibile donde es visto, depende totalmente del tamaño de la montaña por debajo de él. Entonces, una vez que llevamos el problema a las alturas, no es tan importante para la Iglesia si los Papas Conciliares están fuera de su juicio. Podemos sufrir aquí abajo por los Papas falibles, pero la Santa Madre Iglesia permanece serenamente infalible.

Kyrie eleison.

Sentido de Vacancia – II

Sentido de Vacancia – II on mayo 2, 2015

En relación a la deposición de un Papa hereje, los Dominicos Tradicionales de Avrillé en Francia nos han hecho un gran favor al publicar no solamente las consideraciones clásicas de Juan de Santo Tomás (cf. CE 405), sino también las de otros teólogos sobresalientes. Breve, las mejores mentes de la Iglesia enseñan que un simple y popular argumento hoy en día, a saber que un Papa hereje no puede ser un miembro de la Iglesia, y por consiguiente mucho menos su jefe, es un poco demasiado simple. Breve, hay más en el Papa que simplemente el Católico individual quien por caer en herejía pierde la fe y con ello su membresía en la Iglesia. Para la Iglesia, el Papa es mucho más que un Católico individual. Para clarificar, presentemos los argumentos de estos teólogos en forma de preguntas y respuestas:—

Primero de todo, ¿es posible para un Papa caer en herejía?

Si él compromete todas las cuatro condiciones de su Magisterio Extraordinario, él no puede enseñar herejía, pero que él personalmente pueda caer en herejía es la opinión más probable al menos de los teólogos antiguos.

Entonces si él ciertamente cae en herejía, ¿no es que eso hace que él cese de ser un miembro de la Iglesia?

Como una persona Católica individual, sí, pero como Papa, no necesariamente, porque el Papa es mucho más que simplemente un Católico individual. Como dijo San Agustín, el sacerdote es Católico para sí mismo, pero es sacerdote para los demás. El Papa es Papa para la Iglesia entera.

Pero, suponiendo que la gran mayoría de los Católicos pueden ver que él es un hereje porque ello es obvio, ¿no sería en ese caso que su herejía haga imposible que sea todavía Papa?

No, porque aún si su herejía fuera obvia, todavía muchos Católicos pueden negarlo, por ejemplo a causa de su “piedad” de ellos hacia el Papa y, por consiguiente, para prevenir confusión surgiendo a través de la Iglesia entera, una declaración oficial de la herejía del Papa sería necesaria para vincular a los Católicos a permanecer unidos. Tal declaración debería provenir de un Concilio de la Iglesia congregado para tal propósito.

Pero si la herejía fuera pública y obvia, ¿no sería eso seguramente suficiente para deponerlo?

No, porque en primer lugar cada hereje debe ser oficialmente advertido antes de ser depuesto, en caso de que él se retracte de su herejía. Y, en segundo lugar, en la Iglesia o el Estado, cada oficial de alto rango está sirviendo al bien común y, por el bien común, él debe permanecer en oficio hasta que él es oficialmente depuesto. Así, tal como un obispo permanece en oficio hasta que él es depuesto por el Papa, así el Papa permanece en oficio hasta que la declaración oficial de su herejía de él por un Concilio de la Iglesia permite a Cristo deponerlo (cf. CE 405).

Pero, si un hereje no es un miembro de la Iglesia, ¿cómo puede él ser su jefe, el miembro más importante?

Porque su membresía personal es algo diferente de su jefatura oficial. Por su membresía personal él recibe santificación de la Iglesia. Por su jefatura oficial él brinda gobierno oficial a la Iglesia. Y recibir no es brindar. Por caer en herejía, el Papa cesa de ser un miembro viviente de la Iglesia, eso es cierto, pero no con eso cesa de estar capacitado, aún como miembro muerto, de gobernar la Iglesia. Su membresía en la Iglesia por fe y caridad es incompatible con la herejía, pero su gobierno de la Iglesia por su jurisdicción oficial, no requiriendo ni fe ni caridad, es compatible con la herejía.

Pero por su herejía ¡un Papa que fue ha arrojado su papado!

Personalmente y en privado eso es cierto, pero eso no es en público y oficialmente cierto hasta que un Concilio de la Iglesia ha hecho su herejía no solamente pública sino también oficial. Hasta entonces el Papa debe ser tratado como Papa, porque para la tranquilidad y el bien común de la Iglesia, Cristo mantiene Su jurisdicción.

Kyrie eleison.

Argumento Emocional

Argumento Emocional on marzo 21, 2015

Una comparación del ayer tiene la ventaja de ser muy clara: en el lomo de una mula una carga pesada puede ser difícil de balancear. Si se desplaza a la izquierda, uno debe empujarla a la derecha. Si se inclina a la derecha, debe ser empujada a la izquierda. Pero ese doble empuje no es contrario – tiene el único propósito de mantener la carga balanceada. De modo semejante, el que estos “Comentarios” argumenten repetidamente contra el sedevacantismo no significa empujar hacia el liberalismo, ni tampoco sugieren que el sedevacantismo sea tan malo como el liberalismo. Meramente es reconocer que las ultrajantes palabras y actos del presente ocupante de la Santa Sede están tentando a muchos buenos Católicos a renunciar a su razón y a juzgar la realidad por sus emociones. Esa es una práctica muy común hoy en día, pero no es católica.

Por ejemplo, los argumentos sedevacantistas, al examinarse, no son nunca tan fuertes como pudieran parecerlo. Miremos a dos que cruzaron recientemente a mi atención, ambos de Católicos devotos fuertes en la Fe. Aquí está el primero: los Papas Conciliares, especialmente Francisco, no han confirmado a su rebaño en la Fe. Pero, es a la esencia de un Papa hacerlo. Por consiguiente los Papas Conciliares no son esencialmente Papas. En respuesta, uno debe distinguir un Papa en su serlo de un Papa en su acción. Un Papa deviene esencialmente Papa en su serlo por su elección válida en un Cónclave de Cardenales o por su elección, si ella hubiera sido inválida en sí, siendo convalidada por su subsiguiente aceptación como Papa por la Iglesia Universal (que puede haber sido el caso para más de un Papa Conciliar, Dios sólo lo sabe). Por el contrario, confirmando a su rebaño en la Fe, un Papa es esencialmente Papa en su acción. Las dos cosas, serlo y acción, son diferentes y pueden ser separadas. Por consiguiente, un Papa puede fallar en acción sin necesariamente dejar de ser Papa en su serlo. Ese es seguramente el caso de varios, sino todos, los Papas Conciliares.

Y aquí está el segundo argumento: para el Católico individual y falible ponerse a sí mismo como juez de error del Magisterio infalible de la Iglesia, es ridículo. Enfrentado entonces al error obvio (por ejemplo el Conciliarismo) de ese Magisterio (por ejemplo los Papas Conciliares), este Católico puede sólo concluir que ellos no han sido Papas verdaderos. Pero, en respuesta, el Papa no es necesariamente el Magisterio infalible de la Iglesia. Si él no compromete todas las cuatro estrictas condiciones del Magisterio Extraordinario, ni enseña de acuerdo con el Magisterio Ordinario de la Iglesia, entonces es falible, y si por añadidura contradice ese Magisterio Ordinario, entonces está ciertamente en el error, y puede ser juzgado de ser tal por cualquier Católico (¡o no-Católico!) que esté haciendo el correcto uso de su mente que Dios le dio. De otra manera, ¿cómo pudo Nuestro Señor habernos prevenido todos para que nos guardáramos de los falsos profetas y de los lobos disfrazados de ovejas (Mt.VII,15–20)?

De hecho, ambos argumentos pueden provenir de un rechazo emocional a los Papas Conciliares: “¡Ellos han maltratado a la Iglesia de tal manera que yo simplemente no puedo aceptar que hayan sido Papas!” Pero ¿qué tal si yo hubiera sido un espectador observando el Via Crucis original? – “¡Este es maltrato tal de Jesús que yo simplemente no puedo aceptar ya más que Él es el Hijo de Dios!” ¿No es que mi rechazo emocional al maltrato hubiera sido correcto y, sin embargo, mi conclusión equivocada? Hay un misterio involucrado en los Papas Conciliares que es vaciado o anulado por el sedevacantismo.

Ahora bien, puede ser que, cuando la Iglesia un día recobre sus sentidos, la sola autoridad competente declarará que los Papas Conciliares no eran Papas, pero entre ahora y ese momento los argumentos hasta ahora presentados para probar que la Sede de Roma esté vacante no son tan contundentes como se pueden presentar para parecerlo.

Kyrie eleison.

Papas Vivientes

Papas Vivientes on noviembre 29, 2014

El 29 de Enero de 1949 el Papa Pío XII hizo las siguientes observaciones acerca de la importancia del Papa: “Si alguna vez algún día – puramente hipotéticamente hablando – Roma material fuera a colapsar; si alguna vez esta basílica Vaticana, símbolo de la única y una victoriosa Iglesia Católica, fuera a enterrar debajo de sus ruinas los tesoros históricos y las tumbas sagradas que ella encierra, aún entonces la Iglesia de ninguna manera estaría demolida o dividida. La promesa de Cristo a Pedro todavía sería juzgada verdadera, el Papado duraría para siempre, como la Iglesia, una e indestructible, estando cimentada en el Papa viviente en ese entonces .

Dado que estas palabras son doctrina clásica de la Iglesia (solamente se agregó el subrayado), yaciendo como lo hacen en las propias palabras de Nuestro Señor (Mt.XVI,16–18), entonces es pequeña cosa extraña si, continuamente desde 1962 cuando los Papas vivientes devinieron Conciliares, millones sobre millones de Católicos han sido impulsados a devenir asimismo Conciliar y liberal. La única salida al problema que los sedevacantistas pueden ver es negar que los Papas Conciliares hayan sido Papas siquiera, lo cual puede parecer de sentido común, pero para la mayoría de los Católicos parece aún de más sentido común que la Iglesia diseñada por Dios para yacer sobre el Papa viviente no puede haber existido por el último medio siglo (1962–2014) sin uno.

Es fácil de ver como la declinación de la civilización Cristiana desde el apogeo en la Edad Media ha llevado a la presente corrupción de los Papas vivientes. Es fácil de ver como Dios puede haber permitido esta espantosa corrupción para castigar esa espantosa declinación. Lo que es menos fácil de ver es como la Iglesia puede aún vivir cuando los Papas vivientes sobre los cuales ella está cimentada están convencidos que el liberalismo, la guerra a Dios, es católico. En las propias palabras de Nuestro Señor, Un árbol bueno no puede llevar frutos malos, ni un árbol malo frutos buenos (Mt.VII,18).

Pero, un árbol mitad bueno mitad malo puede producir frutos mitad buenos mitad malos. Ahora bien, tomada en su totalidad, una mezcla de bueno y malo es mala, pero eso no significa que tomada parte por parte, las partes buenas de la mezcla sean tan malas como sus partes malas. Cáncer en el hígado me matará, pero eso no significa que yo tenga cáncer en los pulmones. Ahora bien, ningún hombre de Iglesia viviente, no más que cualquier hombre vivo, es enteramente bueno o enteramente malo. Todos somos una mezcla fluctuante hasta el día que morimos. Entonces, ¿puede haber existido alguna vez un Papa viviente cuyos frutos fueron enteramente malignos? La respuesta sólo puede ser, no. En cuyo caso, la Iglesia católica puede haber vivido a medias por los últimos 50 años de los frutos buenos a medias de los Papas Conciliares con una vida a medias, permitida por Dios para purificar Su Iglesia, pero que El nunca permitiría que fuera tan lejos como para matar a Su Iglesia.

Así por ejemplo, Paulo VI lloró por la falta de vocaciones. Benedicto XVI ansiaba la Tradición. Aún el Papa Francisco seguramente pretende llevar los hombres a Dios cuando él arrastra a Dios hacia abajo hacia los hombres. Entonces, los Papas Conciliares están terriblemente equivocados en sus ideas, fatalmente ambiguos en la Fe donde ellos necesitan ser absolutamente sin ambigüedad. La Iglesia ha estado y está muriendo por debajo de ellos, pero cualesquieran sean las partes en ellos que aún están siendo buenas, han permitido a la Iglesia continuar y ellos han sido necesarios como las cabezas vivientes para continuar el cuerpo de la Iglesia viviente, tal como Pío XII dijo. Entonces no temamos que a ellos se les permitirá exterminar a la Iglesia, pero por nuestra parte luchemos contra su liberalismo con dientes y uñas, y recemos para su retorno a la cordura católica porque sí que los precisamos para la vida de nuestra Iglesia.

Kyrie eleison.

Papas Falibles

Papas Falibles on septiembre 13, 2014

Ni los liberales ni los sedevacantistas aprecian que se les diga que ellos son como cara y ceca de una misma moneda, pero es cierto. Por ejemplo, ninguno de los dos puede concebir una tercera alternativa. Vean por ejemplo en su Carta a los Tres Obispos del 14 de abril de 2012, como Monseñor Fellay no podía ver una alternativa a su liberalismo que no fuera el sedevacantismo. A la inversa, para muchos sedevacantistas si uno acepta que alguno de los Papas Conciliares ha sido realmente Papa, entonces uno no puede ser sino un liberal, y si uno critica al sedevacantismo, entonces uno promueve el liberalismo. ¡Pero de ninguna manera!

¿Por qué no? Porque ambos están cometiendo el mismo error de exagerar la infalibilidad del Papa. ¿Por qué? ¿Es posible que sea porque ambos son hombres modernos que creen más en personas que en instituciones? ¿Y por qué debe ser esa una característica del hombre moderno? Porque más o menos a partir del Protestantismo en adelante, menos y menos instituciones han verdaderamente buscado el bien común, y más y más algún interés privado tal como el dinero (mi derecho sobre ti), lo cual por supuesto disminuye nuestro respeto por ellas. Por ejemplo, buenos hombres salvaron por un tiempo a la podrida institución moderna bancaria para que no tuviera inmediatamente todos sus perversos efectos, pero los podridos banksters actuales están finalmente mostrando lo que las instituciones malas del sistema bancario de reserva fraccional y de los bancos centrales eran, en sí mismos, desde el principio. El Diablo está en las estructuras modernas gracias a los enemigos de Dios y del hombre.

Entonces es comprensible si los Católicos modernos han tendido a poner demasiada fe en el Papa y demasiada poca en la Iglesia, y aquí está la respuesta a ese lector que me preguntó por que yo no escribo sobre la infalibilidad de la misma manera que lo hacen los manuales clásicos de teología católica. Esos manuales son maravillosos a su manera, pero todos han sido escritos antes del Vaticano II y tienden a asignar al Papa una infalibilidad que pertenece a la Iglesia. Por ejemplo, la cumbre de la infalibilidad es pasible de ser presentada en esos manuales como una solemne definición por parte del Papa, o del Papa con un Concilio, pero de cualquier manera por el Papa. El dilema liberal-sedevacantista ha sido la consecuencia, y además como un castigo por esa tendencia a sobrevalorar la persona y subvalorar la institución porque la Iglesia no es una institución meramente humana.

Pues, primero, el casquete de nieve que es el Magisterio Solemne sobre la montaña que es el Magisterio Ordinario, es su cumbre solamente de una manera muy limitada – es totalmente sostenido por la cumbre rocosa por debajo de la nieve. Y, segundo, por el más autorizado texto de la Iglesia sobre la infalibilidad, la Definición del Concilio verdaderamente católico que fue el Vaticano I (1870), sabemos que la infalibilidad del Papa proviene de la Iglesia y no a la inversa. Cuando el Papa compromete todas las cuatro condiciones necesarias para la enseñanza ex cathedra, entonces, dice la Definición, él posee “aquella infalibilidad de la que el Divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina.” ¡Pero por supuesto! ¿De donde más puede provenir la infalibilidad sino de Dios? Los mejores de los seres humanos, y algunos Papas han sido muy buenos seres humanos, pueden ser inerrantes, es decir no cometer errores, pero siempre que tienen el pecado original no pueden ser infalibles como Dios sólo puede serlo. Si ellos son infalibles, la infalibilidad debe provenir a través, pero desde el exterior, de su humanidad, desde Dios que elige concederla a través de la Iglesia católica, y esa infalibilidad necesita ser un regalo solamente momentáneo, por la duración de la Definición.

Por consiguiente, fuera de los momentos ex cathedra de un Papa, nada le impide hablar disparates tal como la nueva religión del Vaticano II. Por consiguiente ni los liberales ni los sedevacantistas necesitan o deben prestar atención a tales disparates porque, como dijo Monseñor Lefebvre, ellos tienen 2000 años de enseñanza Ordinariamente infalible de la Iglesia con lo cual juzgar que son disparates.

Kyrie eleison.

La Infalibilidad de La Iglesia – III

La Infalibilidad de La Iglesia – III on mayo 17, 2014

Las alocadas palabras y actos del Papa Francisco están al presente conduciendo hacia al sedevacantismo a muchos Católicos creyentes, lo cual es peligroso. La creencia que los Papas Conciliares no han sido y no son Papas puede comenzar como una opinión, pero demasiado a menudo uno observa que la opinión se convierte en un dogma y luego en una artimaña mental acorazada. Pienso que las mentes de muchos sedevacantistas se cierran porque la crisis sin precedente del Vaticano II ha causado a sus mentes y a sus corazones católicos una agonía que halló en el sedevacantismo una solución simple, y ellos no tienen ningún deseo de re-abrir la agonía re-abriendo la cuestión. Así que ellos absolutamente hacen cruzada para que otros se les unan en su simple solución y, haciendo tal cosa, muchos de ellos – no todos – terminan desplegando una arrogancia y una amargura que no son signos ni frutos de un verdadero Católico.

Ahora bien, estos “Comentarios” se han abstenido de proclamar con certeza que los Papas Conciliares hayan sido verdaderos Papas, pero al mismo tiempo han argumentado que los argumentos sedevacantistas de costumbre no son ni concluyentes, ni obligan en conciencia a los Católicos, como algunos sedevacantistas quisieran hacernos creer. Retornemos a uno de sus más importantes argumentos el cual es de la infalibilidad Papal: los Papas son infalibles. Ahora bien, los liberales son falibles y los Papas Conciliares son liberales. Por consiguiente no son Papas.

A esto uno puede objetar que un Papa es ciertamente infalible solamente cuando él compromete las cuatro condiciones del Magisterio Extraordinario de la Iglesia, enseñando 1 como Papa, 2 sobre la Fe o la moral, 3 definitivamente, 4 obligando en conciencia a todos los Católicos. Después de lo cual los sedevacantistas y liberales a la par replican que la enseñanza de la Iglesia es que el Magisterio Ordinario Universal es también infalible, entonces – y aquí está el punto débil en su argumento – siempre que el Papa enseña solemnemente aún fuera de su Magisterio Extraordinario, él debe también ser infalible. Ahora bien, la enseñanza liberal Conciliar es solemne. Por consiguiente debemos devenir o bien liberales o bien sedevacantistas, dependiendo por supuesto en quien está esgrimiendo este mismo argumento.

Pero lo que distingue la enseñanza que pertenece al Magisterio Ordinario Universal de la Iglesia no es la solemnidad con la cual el Papa enseña fuera del Magisterio Extraordinario, sino si lo que él está enseñando corresponde o no a lo que Nuestro Señor, Sus Apóstoles y virtualmente todos sus sucesores, los obispos de la Iglesia Universal, han enseñado en todos los tiempos y en todos los lugares – en otras palabras, si corresponde a la Tradición. Ahora bien, la enseñanza Conciliar (ejemplo libertad religiosa y ecumenismo) está en ruptura con la Tradición. Por consiguiente los Católicos hoy en día no están obligados de hecho a devenir o liberales o sedevacantistas.

Sin embargo, tanto liberales como sedevacantistas perseveran en su exageración de la infalibilidad Papal por razones que no carecen de interés, pero esa es otra historia. De cualquier manera no se entregan fácilmente, y así es que retornan con otra objeción que merece ser respondida. Ambos dirán que argumentar que la Tradición es lo que distingue al Magisterio Ordinario es montar un círculo vicioso. Porque si la autoridad enseñante de la Iglesia, o Magisterio, existe para decir lo que es doctrina de la Iglesia, como lo hace, entonces ¿cómo puede la doctrina católica decir al mismo tiempo lo que es Magisterio? O bien el maestro autoriza lo que se enseña o bien lo que se enseña autoriza al maestro, pero no pueden ambos al mismo tiempo autorizarse mutuamente. Así que argumentar que la Tradición que se enseña autoriza al Magisterio Ordinario que está enseñando, está equivocado, y entonces el Papa es infalible no solamente en su enseñanza Extraordinaria, y entonces debemos devenir sea liberales sea sedevacantistas, ellos concluyen.

El porqué no hay círculo vicioso debe esperar hasta la próxima semana. Es tan interesante como el porqué ambos sedevacantistas y liberales caen en el mismo error sobre la infalibilidad.

Kyrie eleison.