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Leer en Familia

Leer en Familia on octubre 20, 2012

Cuando hace poco estos “Comentarios” aconsejaban a los lectores transformar sus casas en fortalezas en caso de que los bastiones públicos de la Fe lleguen a ser una cosa del pasado a causa de la maldad de la época, algunos lectores escribieron para preguntar de que manera sus casas podrían ser fortificadas. De hecho, se han sugerido en números anteriores de los “Comentarios” un cierto número de medios espirituales y materiales para defender casa y familia, particularmente, por supuesto, el Santo Rosario, pero se ha dejado de mencionar una fortificación que pienso que yo probaría en lugar de la televisión si tuviera una familia que defender: cada noche leer en voz alta a los niños capítulos seleccionados del Poema del Hombre-Dios de María Valtorta. ¡Y cuando hayamos llegado al final del ultimo volumen, me imagino a nosotros recomenzando desde el principio, y así sucesivamente hasta que todos los niños hayan dejado el hogar!

Sin embargo el Poema tiene muchos y elocuentes enemigos. El Poema consiste de episodios de las vidas de Nuestro Señor y de Nuestra Señora, desde la concepción inmaculada de ella hasta su asunción al Cielo, tales como fueron vistos en visiones recibidas creíblemente del Cielo, durante la Segunda Guerra Mundial en el norte de Italia por María Valtorta, una mujer soltera de edad madura inmovilizada en una cama para enfermos, permanentemente lisiada debido a una herida en su espalda recibida varios años antes. Las notas incluidas en la edición italiana (que comprende más que cuatro miles de páginas en 10 volúmenes) muestran cuan temerosa ella estaba de estar siendo engañada por el Diablo, y muchas personas no están convencidas de que en realidad el Poemavenga de Dios. Veamos tres importantes objeciones.

En primer lugar, el Poema fue puesto en el Index de libros prohibidos por la Iglesia en los años de 1950, es decir antes que Roma se vuelva neo-modernista en los años 1960. La razón dada para su condenación fue que a los eventos del Evangelio se les daba un enfoque romántico y sentimental. En segundo lugar, se acusa al Poema de innumerables errores doctrinales. En tercer lugar, el Arzobispo Lefebvre le objetaba al Poema que el dar tantos detalles físicos de la vida diaria de Nuestro Señor le hace a El demasiado material, y nos lleva demasiado por debajo del nivel espiritual de los cuatro Evangelios.

Pero, en primer lugar, ¿como pudieron los modernistas haber tomado el poder en la Roma de los años 1960, como lo hicieron, si no hubieran ya estado bien establecidos en la Roma de los años 1950? El Poema, como los Evangelios (por ejemplo Jn.XI,35, etc.), está lleno de sentimiento, pero siempre proporcionado a su objeto. El Poema es para cualquier juez objetivo, en mi opinión, ni sentimental ni romántico. En segundo lugar, los supuestos errores doctrinales no parecen difíciles de explicar, uno por uno, como ya ha sido hecho por un teólogo competente en las notas que se encuentran en la edición italiana del Poema. Y, en tercer lugar, y, por supuesto con todo el debido respeto a Monseñor Lefebvre, yo diría que el hombre moderno necesita de los detalles materiales para que él pueda creer de nuevo en la realidad de los Evangelios. ¿No es verdad que demasiada “espiritualidad” ha lanzado a Nuestro Señor al piso superior, por así decirlo, mientras que el cine y la televisión, ocupando el piso material en que vivimos, falsifican todo sentido de lo que es verdaderamente espiritual? In cambio como Nuestro Señor era verdadero hombre y verdadero Dios, así el Poema es a cada momento tanto plenamente espiritual como plenamente material.

De la lectura real y no electrónica del Poema en la casa, puedo imaginar muchos beneficios, además del contacto vivo y real entre padres que leen y niños que escuchan. Los niños se empapan de lo que los rodea como las esponjas se empapan con el agua. A partir de la lectura de capítulos del Poema seleccionados según la edad de los niños, puedo imaginar el casi sin fin de lo mucho que podrían aprender de Nuestro Señor y de Nuestra Señora. ¡Y las preguntas que ellos harían! ¡Y las respuestas que les tocaría a los padres encontrar! Creo realmente que el Poema podría en gran manera contribuir a hacer de su casa una fortaleza de la Fe.

Kyrie eleison.

¿El Shakespeare Norteamericano?

¿El Shakespeare Norteamericano? on marzo 17, 2012

Algunas personas encontrarán absurdo comparar cualquier personaje relacionado al mundo del cine moderno con uno de los mayores poetas y dramaturgos de todos los tiempos, pero la fiesta de San Patricio puede ser un momento apropiado para conmemorar a un gran hijo de Irlanda, el cineasta norteamericano John Ford (1895–1973), señalando algunas semejanzas entre su carrera y la de William Shakespeare (1564–1616). Un John Ford puede ser lo más cercano a un Shakespeare que nuestra pobre época moderna pueda producir – veamos pues:—

Para empezar, los dos hombres fueron enormemente exitosos como creadores de espectáculos populares. Shakespeare empezó no por escribir literatura inglesa sino piezas para la compañía del Globe Theatre, al cual le faltaban siempre nuevas obras para poner en escena. Entre 1592 y su exilio del teatro de Londres que ocurrió menos de 20 años después, escribió unas 35 piezas de todo género: piezas históricas, comedias, tragedias, romances. Todas fueron exitosas pues Shakespeare se había involucrado totalmente en el Globe Theatre y era muy cercano a su público. En cuanto a John Ford, para satisfacer la insaciable demanda de nuevas películas por parte del público norteamericano, entre 1917 y 1970 dirigió, con una compañía de actores que reaparecían a menudo, más de 140 películas, mezclando, como Shakespeare, la comicidad y la seriedad, la gran vida y la vida del pueblo. Muchas de sus películas tuvieron un gran éxito pues Ford como Shakespeare conocía bien su público.

Los dos hombres tuvieron tal éxito porque eran buenos cuentistas, siendo los cuentos el corazón de la distracción popular. Los dos hombres sabían enganchar a sus audiencias y mantenerlas en suspenso – ¿Que pasará ahora? Y, como los cuentistas pueden tener una influencia considerable, por ello estos dos hombres contribuyeron a moldear hasta el carácter de sus naciónes. Por sus piezas históricas que actuaban como propaganda para la dinastía Tudor recientemente establecida, Shakespeare influenció de una manera permanente como los ingleses se ven a si mismos, desde que salieron de la Edad Media. De la misma manera Ford era experto en la historia norteamericana (véase por ejemplo El último hurra, 1958) y, creando el mito del “Western” que dió lugar al “Far West” de Norteamérica, él definió de tal manera el carácter nacional norteamericano que todos desde entonces asociamos a los norteamericanos con los “cow-boys.”

Los dos hombres pasaron por un aprendizaje serio previo a sus artes, Shakespeare en las tablas del Globe Theatre, Ford como camarógrafo durante varios años antes de hacerse cineasta. Como poeta, Shakespeare es incomparable por su maestría de la palabra, mientras que la poesía de Ford podría ser su sentido de la imagen. Innumerables directores de cine han estudiado sus películas para aprender a usar la cámara pues Ford sabía muy bien componer los detalles de sus imágenes en movimiento (“movies”). Cuando preguntaron a otro famoso cineasta, Orson Wells, cuales eran los directores de cine que mas apreciaba, contestó: “Me gustan los viejos maestros, quiero decir John Ford, John Ford, y John Ford.” ¡Mientras que otro cineasta comparaba las películas de Ford por “la sencillez y la fuerza” de su estilo a las obras del período medio de Beethoven!

Para terminar los dos hombres eran Católicos. El drama mas profundo de las piezas de Shakespeare proviene seguramente del sentido Católico, necesariamente disfrazado, que él tenía de la tragedia que representaba la caída irreversible de la “Inglaterra alegre” en la apostasía. John Ford era el décimo de once hijos de dos inmigrantes a Estados Unidos, los dos nacidos en la Irlanda Católica. Sin lugar a dudas, la Fe de sus antepasados le permitió conmemorar la relativa inocencia y decencia de la América de ayer, con sus mujeres femeninas y sus héroes viriles y rectos, tipificados por John Wayne en las películas de Ford. Puede ser que un rey del cine moderno no entrará jamás en el Panteón de los grandes hombres de todos los tiempos al lado de un Shakespeare, pero ese rey moderno John Ford lo fue.

Gracias Irlanda y Norteamérica. ¡Feliz fiesta de San Patricio a ambas!

Kyrie eleison.