Etiqueta: Instituto de Cristo Rey

Contaminacion Conciliar

Contaminacion Conciliar posted in Comentarios Eleison on julio 28, 2012

¿Pueden los católicos que desean guardar la Fe católica asistir a una Misa Tridentina celebrada por un sacerdote que hace parte de la Iglesia Conciliar, por ejemplo si pertenece al Instituto de Cristo Rey o a la Fraternidad San Pedro? La respuesta debe ser que, por regla, un católico no puede asistir a tal Misa, aún si se trata de una Misa Tridentina y aún si está dignamente celebrada. ¿Cuál puede ser la justificación de una regla aparentemente tan estricta?

La razón básica es que la Fe católica es más importante que la Misa. Porque si sin culpa mía no puedo asistir a Misa, aunque sea por mucho tiempo, pero sin embargo conservo la Fe, entonces todavía puedo salvar mi alma, mientras que si pierdo la Fe, aunque yo siga por alguna razón asistiendo a Misa, no puedo salvar mi alma (“Sin la Fe es imposible agradar a Dios” – Heb.XI,6). Luego, asisto a la Misa para vivir mi Fe y, creencia conforme a culto, asisto a la Misa verdadera para guardar la Fe verdadera. Yo no guardo la Fe para asistir a la Misa.

Como consecuencia, si la celebración de la Misa Tridentina está rodeada de circunstancias que amenazan socavar mi Fe, por ejemplo por la predicación, entonces, según la gravedad de la amenaza, tengo que abstenerme de asistir a tal Misa. Por eso las Misas celebradas por sacerdotes Ortodoxos cismáticos pueden ser válidas, pero, cuando la Iglesia estaba en sus cabales, acostumbraba prohibir a los católicos, bajo pena de pecado grave, asistir a tales Misas porque, estando la creencia unida al culto, el culto no-católico amenaza la Fe de los católicos. Ahora, los Ortodoxos a lo largo de los siglos han causado un daño inmenso a la Iglesia católica, pero ¿que cosa puede compararse con la devastación obrada sobre la Iglesia por el Conciliarismo en sólo algunas decenas de años? Si entonces se les prohibía a los católicos asistir a la Misa en las circunstancias ortodoxas, la Iglesia en sus cabales ¿no tendría que prohibir la asistencia a la Misa Tridentina celebrada en medio de circunstancias Conciliares?

Pero ¿que entendemos por circunstancias Conciliares? La respuesta debe ser cualesquiera circunstancias que, en un período de tiempo más o menos corto o largo, me haría pensar que el Concilio Vaticano II no ha sido un desastre total para la Iglesia. Tal circunstancia puede ser un sacerdote encantador y creyente que no tiene problema en celebrar sea la nueva o la antigua Misa y que predica y actúa como si el Concilio no representase ningún problema serio para la Fe. Si el Conciliarismo es tan peligroso, es porque se le puede hacer parecer tan católico que con el Concilio yo puedo perder la Fe sin, o casi sin, darme cuenta de su perdida.

Por supuesto el sentido común tomará en cuenta una variedad de circunstancias especiales. Por ejemplo, un buen sacerdote atrapado por el momento dentro de la Iglesia Conciliar, puede necesitar que yo lo anime a empezar a salir de este camino errado con mi asistencia a sus primeras celebraciones de la verdadera Misa. Pero la regla general debe ser que yo no tenga nada que ver, aunque sea la verdadera Misa, si está celebrada en un contexto Conciliar. Para confirmar esto, observad como Roma empezó permitiendo al Instituto del Buen Pastor celebrar exclusivamente la verdadera Misa, puesto que sabía que una vez que el Instituto hubiera mordido el anzuelo de la aprobación oficial, Roma podía estar segura de arrastrar al Instituto en su red Conciliar. Efectivamente. No les llevó más de cinco años.

Es el peligro de cualquier acuerdo práctico sin un acuerdo doctrinal entre Roma y la Hermandad

San Pío X. Mientras Roma crea en su doctrina Conciliar, necesariamente usará tal tipo de acuerdo para arrastrar a la FSPX en la dirección del Concilio, y el contexto de cada Misa de la Hermandad se volvería Conciliar, sino rápidamente, por lo menos a largo plazo. Hombre prevenido vale por dos.

Kyrie eleison.

La Doctrina – ¿Por Qué? – II

La Doctrina – ¿Por Qué? – II posted in Comentarios Eleison on septiembre 18, 2010

Doctrina, o enseñanza, pertenece a la esencia misma de la Iglesia Católica. Las almas deben primeramente ser enseñadas en el cómo llegar al Cielo, o nunca podrán llegar allá. “Id y enseñad a todas las naciones” están dentro de las últimas instrucciones dadas por Nuestro Señor a sus Apóstoles (Mateo XXVIII, 19). Esa es la razón por la cual la lucha heroica del Arzobispo Lefebvre por la Tradición Católica (1970–1991) fue inicial y primordialmente doctrinal.

Esa es la razón por la cual, como se citó la semana pasada en el CE 165, el Obispo Fellay le dijo a Brian Mershon el pasado mes de Mayo que las diferencias doctrinales no pueden hacerse a un lado para así poder llegar a un arreglo práctico con Roma, por más atractivo que este sea. Se le preguntó si el rechazo de la Fraternidad de San Pío X de llegar a una solución práctica o canónica no era acaso un “signo de obstinación o mala voluntad,” a lo que el Obispo replico (puede consultar sus palabras en el sitio de internet del “Remnant”): “Es muy claro que cualquier solución práctica que se diera sin un fundamento doctrinal sólido nos llevaría directamente al desastre . . . Tenemos todos estos ejemplos previos ante nosotros – La Fraternidad de San Pedro, el Instituto de Cristo Rey y todos los demás están totalmente bloqueados al nivel doctrinal porque primeramente aceptaron el acuerdo práctico.”

La razón por la cual la doctrina Católica es “bloqueada” por cualquier acuerdo práctico es de sentido común. Los Romanos de hoy en día aún siguen absolutamente adheridos a su Concilio (Vaticano II). Ese Concilio es esencialmente un alejamiento de la Tradición Católica, la religión de Dios, hacia una nueva religión del hombre. Si entonces ellos le otorgan una mayor concesión a la Tradición, como podría ser cualquier regularización de la FSSPX, estarían obligados a pedir alguna concesión a cambio. Ahora saben que la FSSPX está apegada a la doctrina Católica, por todas las razones que se expusieron anteriormente. Por lo que lo menos que ellos pueden pedir es que las diferencias doctrinales se pasen por alto, por el momento.

¡Más eso es suficiente para los objetivos de Roma! Por lo que se refiere a “por el momento,” una vez que una reunión práctica haya sido firmada, la euforia no doctrinal de todas las almas de la Tradición encantadas de no estar más descobijadas (como lo sienten actualmente) con la desaprobación de Roma haría muy difícil que la FSSPX diera paso atrás si – sólo por suponerlo, claro está – el “momento” se tornara en un espacio de tiempo indefinido. La trampa se hubiera cerrado sobre la FSSPX.

Y por lo que a “pasar por alto” se refiere, el pasar por alto la doctrina, especialmente la radical diferencia doctrinal entre la religión de Dios y la religión del hombre, es equivalente a pasar por alto o dejar de lado a Dios mismo. Pero ¿cómo es que un siervo de Dios puede servir a Dios haciéndolo a un lado o pasándolo por alto? Si uno piensa en esto, ¡ese es el primer pequeño paso hacia una grande apostasía!

Como el Obispo Fellay lo señala, 40 años de experiencia confirman estos principios – el campo de batalla de la Tradición Católica está lleno de los cuerpos de organizaciones que comenzaron noblemente pero que fallaron al no ver cuán importante es el problema doctrinal.

Kyrie eleison.

La Doctrina – ¿Por Qué? – I

La Doctrina – ¿Por Qué? – I posted in Comentarios Eleison on septiembre 11, 2010

¿Por qué es la doctrina en general tan importante para los Católicos? Y ¿por qué es que en particular la Sociedad de San Pío X, siguiendo al Arzobispo Lefebvre y hoy en día a Monseñor Fellay, insiste que el acuerdo en la doctrina debe de preceder cualquier otra clase de acuerdo con la Roma Conciliar? ¿Por qué es que la FSSPX no puede aceptar ahora ser regularizada por Roma, y resolver las diferencias doctrinales después? Aquí tenemos dos preguntas interconectadas, aunque diferentes. Empecemos con la pregunta general.

La palabra “doctrina” viene del Latín doceo, docere, que quiere decir enseñar. Una doctrina es una enseñanza. En nuestro mundo liberal en donde todo el mundo quiere pensar y hablar como le plazca, la palabra “adoctrinamiento” se ha convertido en una palabra sucia. Sin embargo, para poner fin al adoctrinamiento, uno tendría que cerrar todas las escuelas porque en donde sea que una escuela está operando, un adoctrinamiento continúa. Aún si un maestro enseña que toda doctrina es pura tontería, ¡aún eso sigue siendo una doctrina!

Sin embargo, de hecho todos coinciden en que la doctrina es necesaria. Por ejemplo, ¿quién se atrevería a subirse a un aeroplano acerca del cual le hayan antes comentado que su diseñador ha desafiado la doctrina clásica de la aerodinámica, y ha puesto las alas boca abajo? ¡Nadie! La doctrina de la aerodinámica, la verdadera, la que enseña por ejemplo que las alas deben de estrecharse gradualmente hacia abajo en la parte trasera y no hacia arriba; no es solamente palabras que se hablan o se escriben de la nada, es una realidad de vida o muerte. Si un avión debe de volar sin estrellarse, la verdadera doctrina de la aerodinámica, en su más mínimo detalle, es esencial para su diseño.

De manera similar, si un alma va a volar al Cielo y no estrellarse en el Infierno, la doctrina Católica, enseñándole en qué debe de creer y cómo comportarse, es esencial. “Dios existe,” “Todos los seres humanos tienen un alma inmortal,” “El Cielo y el Infierno son eternos,” “Necesito ser bautizado para poder salvarme”; estas no son solamente palabras que se les imponen a las almas que crean, sino que son realidades de vida y muerte, pero de vida eterna y de muerte eterna. San Pablo dice a Timoteo que enseñe estas verdades de salvación a tiempo y fuera de tiempo (II Timoteo IV, 2), y para sí mismo dice, ¡Ay de mí si no enseñara el Evangelio! (I Corintios. IX, 16). ¡Ay del sacerdote Católico que no adoctrine a las almas con la doctrina infalible de la Iglesia!

Más la segunda pregunta subsiste: ¿no podría la FSSPX, para obtener de Roma la preciada regularización que solamente Roma tiene la autoridad de otorgar, aceptar un acuerdo práctico a través del cual ninguna parte de la doctrina Católica sería negada, pero a través de la cual las diferencias doctrinales entre Roma y la FSSPX se pondrían entre paréntesis por el momento? ¿Necesitaría así existir una traición de aquellas grandes verdades que mencionamos anteriormente?

El mismo Monseñor Fellay contestó a esa pregunta brevemente en una entrevista que dio a Brian Mershon en Mayo de este año, publicado en el diario “Remnant.” Aquí sus palabras: “Es muy claro que cualquier solución práctica que se diera sin un sano fundamento doctrinal conduciría directamente al desastre . . . Nosotros tenemos todos estos ejemplos ante nuestros ojos – la Fraternidad de San Pedro, el Instituto de Cristo Rey y todos los demás están totalmente bloqueados a nivel de la doctrina porque primero aceptaron el acuerdo práctico.” Pero ¿tiene que ser así? Interesante pregunta . . .

Kyrie eleison.