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¿Se Cierra la Trampa?

¿Se Cierra la Trampa? on enero 12, 2019

Y así la Iglesia y el mundo se han desplazado a otro año calendario con todo lo que se prepara para una tercera Guerra Mundial para borrar a la humanidad de la faz de la tierra. Y estos “Comentarios” han llegado a su número 600 cuando parece que ayer mismo estaban celebrando su número 500. El mundo gira a un ritmo vertiginoso –en latín, “volvitur orbis”- pero Dios Todopoderoso está al mando, y Su Cruz está firmemente plantada, tampoco se mueve –”stat crux”. Entonces Dios da un gran grado de libertad a Sus enemigos para que actúen como Su azote sobre una generación sin Dios, pero el flagelo es para su bien, para permitir a las ovejas de separarse de las cabras, y para impedir que las ovejas se deslicen hacia el Infierno. Y que Sus enemigos no piensen que van a obtener lo mejor de Él – Él usó a los Asirios para castigar a los israelitas, pero ¡ay de los Asirios si pensaban que escaparían de Su justicia! – Isaías X, especialmente el versículo 15 – de Dios nadie se burla.

Pero en el centro mismo de los problemas del mundo está el problema sin precedentes de la Iglesia Católica. La Iglesia depende de su jerarquía de obispos y sacerdotes, por lo que era lógico que si Dios planeaba que Su Iglesia decayera antes del fin del mundo (Lc. XVIII, 8), entonces la jerarquía estaría involucrada en la decadencia, y ese fue el Concilio Vaticano II (1962–1965). El tiempo de su fortaleza duró desde la Contrarreforma en los años 1500, haciendo cuatro siglos admirables de catolicismo, pero después de esa resistencia cedieron, y reemplazaron la Iglesia Católica de Dios con su propia Iglesia Nueva o Conciliar. En la década de 1970 todavía había suficiente fe en los católicos para hacer posible una seria continuación de la resistencia, para lo cual el Arzobispo Lefebvre y su Fraternidad San Pío X proporcionaron una guía, pero después de otros 40 años sus sucesores renunciaron a ese esfuerzo, y entonces los católicos se encontraron más abandonados que nunca.

Hoy en día parece que la vida aún los está mermando. Es una ilusión actuar o reaccionar como si estuviéramos todavía en los años setenta. “Volvitur orbis”. El mundo ha seguido adelante, y con él, la Iglesia. Las condiciones extremas requieren medidas extremas. Así como las anteriormente prósperas instituciones católicas se convierten lentamente en una farsa una tras otra, los católicos se convierten lentamente en fantasmas andantes de los que eran antes, y parece que hay poco que puedan hacer al respecto. Ni la retórica ni las palabras bonitas son la solución. Las bellas palabras están gastadas, y la retórica es hueca. Los católicos dependen de su jerarquía, y su jerarquía está tullida. El Pastor está herido, y las ovejas son dispersadas, y no sirve de nada que se vuelvan hacia el Pastor herido. ¡Se ha ido!

Una noticia reciente, o rumor –la geometría es variable, según la reacción del público- es que la sub-Congregación romana, Ecclesia Dei (ED), fundada por Roma inmediatamente después de las Consagraciones de 1988 de la Fraternidad, para alcanzar a los católicos tentados de seguir a Monseñor Lefebvre en lugar de a Roma, va a ser re-absorbida por la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF). Aparentemente la reabsorción debía anunciarse el 20 de diciembre, pero tal vez Roma lo pensó dos veces. Porque mientras que los líderes actuales mismos de la Fraternidad podrían estar muy contentos de renunciar al alcance especial de ED y de poner fin así a su propio “cisma” (como ellos lo ven) al quedar completamente bajo la CDF “normal”, puede ser que todavía haya suficientes católicos lo bastante católicos como para querer que Roma haga por lo menos algún gesto a favor de la Tradición y mantenga ED. Pero ED es desde hace mucho tiempo un engaño. Tanto Roma como los líderes de la Fraternidad quieren que se cierre la trampa romana . . .

Entonces, ¿qué hacen los católicos que tienen la fe y quieren conservarla? En primer lugar, evalúen la situación. El edificio de la Iglesia en Roma fue cimentado por 250 años de sangre de mártires, sangre que brotaba roja, incluso de muchas muchachas. ¿Pero dónde están los potenciales mártires hoy? El Señor está harto de los católicos que se han vuelto cada vez más débiles en la Fe a través de los siglos, y está trayendo de vuelta a los leones para hacer algunos candidatos dignos para el Cielo. En segundo lugar, ciñamos nuestros lomos de acuerdo con esto, preparémonos para actuar como varones, como lo hicieron esas niñas (sin un rastro de feminismo), y humillémonos ante la Sabiduría y la Justicia de Dios. En tercer lugar, recordemos que muchos de los últimos pronto pueden ser los primeros, y viceversa. Y en cuarto lugar, siempre: “Velad y orad, velad y orad, quince misterios cada día hay que rezar”.

Kyrie eleison.

La Oracion de Santa Teresa

La Oracion de Santa Teresa on febrero 2, 2013

Es extraordinario ver a que punto Dios está hoy perdido para la gran mayoría de las almas alrededor nuestro. Es en El que cada uno de nosotros “vivimos y nos movemos y existimos” (Hech.XVII,28). Sin El no podemos ni levantar un dedo, pensar un solo pensamiento ni realizar cualquier acción naturalmente buena, menos aún cualquier acción sobrenaturalmente buena. Todo lo que podemos hacer por nosotros mismos, sin El, es pecar y, aún así, la acción pecaminosa como acción proviene de Dios; sólo lo que en ella es pecaminoso proviene de nosotros mismos, porque lo que la hace pecaminosa no es en sí mismo un ser positivo sino un defecto de ser, una privación voluntaria de ser.

Sin embargo, la mayoría de las almas alrededor nuestro lo tratan a Dios como si El no existiera, o, en el caso de que sí realmente El existe, es como si no tuviera importancia. Es verdaderamente un estado de cosas increíble. Empeora día a día. No puede durar. Solamente puede ser comparado con el estado de la humanidad en el tiempo de Noé. La corrupción de los hombres en aquel tiempo era tal (Gen.VI,11–12) que, a menos que Dios les quitara el uso de su mas preciado privilegio, su libre-albedrío – ¡ysimplemente vean como la mayoría de los hombres reaccionan cuando uno trata de forzarlos a hacer algo! – el único camino entonces que los hombres le dejaron a Dios para salvar un número importante de almas, fue infligir un castigo universal, durante el cual, no obstante, tuvieran tiempo de arrepentirse. Ese fue el Diluvio, un evento histórico corroborado por una masa de evidencias geológicas.

Del mismo modo hoy, el único camino que la humanidad le está dejando a Dios para salvar todavía un número importante de almas del horror de condenarse a sí mismas para la eternidad, es seguramente un castigo universal. Tal como en el tiempo de Noé, la misericordia de Dios hace prácticamente seguro que al enorme número de almas, sino a todas, les será dado el tiempo y el conocimiento necesarios para salvarse a sí mismas si ellas lo desean. Y después, muchas del gran número que habrán sido salvadas (¡Ay!, no la mayoría) reconocerán que solamente aquel castigo las salvó de ser arrastradas con la corrupción actual, todo el camino hacia abajo hasta el Infierno.

Con todo, será fácil estar espantado por la explosión de la justa ira de un Dios majestuoso. Desde kilómetros y kilómetros de distancia, los Israelitas estaban aterrados por la demostración de Su poder en la cima del Monte Sinaí (Exod.XX,18). En nuestros propios tiempos será bueno recordar la famosa oración de Santa Teresa de Avila:

Nada te turbe,

Nada te espante,

Todo se pasa,

Dios no se muda.

La paciencia

Todo lo alcanza.

Quien a Dios tiene

Nada le falta.

Sólo Dios basta.

Sagrado Corazón de Jesús, toda la confianza de la que soy capaz, la pongo en Ti. ¡Ayuda a mi falta de confianza!

Kyrie eleison.

Peligro Eterno

Peligro Eterno on septiembre 17, 2011

“¿Porqué nosotros seres humanos estamos aquí en la tierra?” me preguntó hace poco un viejo amigo. Por supuesto contesté “Para alabar, amar y servir a Dios, y mediante ello salvar . . .” El me interrumpió –”No, esa no es la respuesta que deseo,” dijo. “Lo que quiero decir es que antes de venir a la existencia, yo no era, y yo no corría ningún peligro. Ahora que existo estoy seriamente expuesto al peligro de perder mi alma. ¿Por qué me fue dada, sin mi consentimiento, esta existencia peligrosa la cual, una vez dada, ya no puedo rechazar?”

Expresada de esta manera, la pregunta es seria porque echa una duda sobre la bondad de Dios. Ciertamente es Dios quien da la vida a cada uno y de ese modo nos coloca frente a la elección de la cual no nos podemos librar, entre el escarpado y estrecho camino al Cielo y la ancha y fácil ruta al Infierno (Mt.VII, 13–14). Ciertamente los enemigos de la salvación de nuestras almas, el mundo y la carne y el Diablo, son peligrosos porque el triste hecho es que la mayoría de las almas caen al Infierno al final de sus vidas en la tierra (Mt. XX, 16). ¿Entonces como puede ser justo para mi encontrarme en tal peligro sin ninguna elección de parte mía?

La respuesta es ciertamente que si el peligro no fuere de ninguna manera por mi propia culpa, entonces verdaderamente la vida podría ser un regalo envenenado. Pero si, a menudo, el peligro es en buena medida por mi propia culpa, y si el mismísimo libre albedrío que cuando mal usado me puede hacer caer en el Infierno, también cuando bien usado me puede llevar a una eternidad de felicidad inimaginable, entonces no sólo la vida no es un regalo envenenado, sino que es la magnífica oferta de una gloriosa recompensa fuera de toda proporción en comparación con el esfuerzo relativamente liviano que me habrá costado en la tierra el haber evitado el peligro haciendo buen uso de mi libre albedrío (Is.LXIV,4).

Pero el interrogador podría objetar que no es culpable por la existencia de ninguno de estos tres enemigos de su salvación:— “El mundo que nos incita a la mundanalidad y a la concupiscencia de los ojos nos rodea totalmente de la cuna a la tumba, y sólo se puede escapar de él a la muerte. La debilidad de la carneva con el pecado original y se remonta a Adán y Eva ¡Ahí no estaba yo entonces! ¡El Diablo también existía mucho antes de que yo naciera, y está desenfrenado en estos tiempos modernos!”

A lo cual uno puede responder que los tres enemigos están totalmente ligados a nuestra propia culpa. En cuanto al mundo, tenemos que estar en él, pero no tenemos que ser deel mundo (Jn.XVII,14–16). Depende de nosotros amar las cosas de este mundo o preferir antes que a ellas las cosas del Cielo ¡Cuántas oraciones en el Misal piden por la gracia de preferir las cosas del Cielo! En cuanto a la carne, cuanto más huyamos de su concupiscencia dentro nuestro, más desaparece su aguijón, pero ¿quién de nosotros puede decir que por ninguno de sus propios pecados personales no ha reforzado la concupiscencia y el peligro en lugar de disminuirlos? Y en cuanto al Diablo, su poder para tentar está estrictamente controlado por Dios Todopoderoso y las propias Escrituras de Dios nos garantizan que Dios nos da la gracia necesaria para vencer las tentaciones que permite (I Cor.X,13). En breve, lo que San Agustín dice del Diablo aplica también al mundo y a la carne –son como un perro encadenado que puede ladrar pero no morder a menos que uno elija acercarse demasiado.

Así es que hay verdaderamente un grado ineludible de peligro espiritual en la vida humana, pero depende de nosotros, con la gracia de Dios, controlar ese peligro, y la recompensa que tiene Dios preparada para los que le aman está más alla de lo que este mundo pueda imaginar (I Cor.II,9).

Kyrie eleison.