Etiqueta: libre albedrío

Liberalismo – Blasfemia

Liberalismo – Blasfemia posted in Comentarios Eleison on enero 26, 2013

El liberalismo, ¿será tan horrendo como se dice? Tal o cual persona está acusada de ser un “liberal,” y sin embargo muchos de los que se ven acusados de serlo, niegan rotundamente que la etiqueta pueda ser aplicada a ellos. ¿Quién tiene la razón? ¿Los acusadores o el acusado? Siendo el “liberalismo” una palabra que designa el error de los tiempos modernos que engloba todo, y que es responsable de arrastrar innumerables almas a las llamas del Infierno, merece ciertamente una atención suplementaria.

En realidad, la libertad designa lo de que yo estoy libre (de tal o cual impedimento; por ejemplo estoy libre de una cadena que me impediría caminar), o bien ella designa lo que yo estoy libre para hacer (eligiendo tal o cual meta, por ejemplo caminar hasta el pueblo o hasta el precipicio). De estos dos aspectos de la libertad, la libertad negativa de impedimento (por ejemplo, libre de una cadena que me impide caminar) viene, a la vez, antes de la meta positiva en cuanto al tiempo (caminar hasta el precipicio), pero después, en cuanto a la importancia (o a la gravedad). Pues estar libre de impedimento (sin cadena) viene antes en cuanto al tiempo dado que si estoy impedido de caminar (por la cadena) para alcanzar un objetivo (el pueblo o el precipicio), tal objetivo es evidentemente imposible de alcanzar. Por otro lado, en cuanto a la importancia (o a la gravedad), la libertad de impedimento (sin cadena) viene después de la libertad de elección porque el valor de una voluntad no impedida dependerá del valor de la meta (pueblo o precipicio) elegida, y por la cual habré utilizado esta libertad-de, que en si es solo negativa. Así, el tener un cuchillo me libera de encontrarme desarmado: si yo utilizo el estar armado para cortar la comida para comer, esta libertad es buena; in cambio si yo utilizo el estar armado para cortar en pedazos a mi abuela, esta libertad se hace mortífera.

Ahora bien, lo que hace el liberalismo es darle a la libertad de impedimento (sin cadena), un –o el- valor supremo en sí misma (a esa libertad), independientemente de la libertad para elegir, sea para la buena meta (pueblo) sea para la mala (precipicio). Así, los liberales independizan la libertad de impedimento (sin cadena) de la meta buena o mala, del bien y del mal. Pero la diferencia entre el bien y el mal es una parte esencial de la creación de Dios, prevista desde la fruta prohibida del Paraíso Terrenal hasta el fin del mundo, para que el hombre haga su elección entre el Cielo y el Infierno. Y, a causa de ello, anteponer la libertad de impedimento a la ley de Dios es anteponer el hombre a Dios.

Dado que el liberalismo implica así la negación implícita de la ley moral de Dios, del bien y del mal, el liberalismo hace implícitamente la guerra a Dios, colocando al “derecho” humano para elegir, antes del derecho divino a dar mandamientos. Ahora bien, tal como lo decía el Arzobispo Lefebvre, existen 36 variedades diferentes de liberales, y entre ellas sin duda no todas pretenden hacerle la guerra a Dios. Pero la guerra a Dios sigue siendo la conclusión lógica de los liberales que dan el valor supremo a la libertad, y es la razón por la cual para muchos de ellos, todo está permitido. Habiendo degradado y destronado a Dios y a sus reglas, entonces la adoración de la libertad viene a ser para los liberales su religión de sustitución, una religión sin reglas, a no ser su propia voluntad.

Mas aún, siendo una religión de sustitución, debe desembarazarse de la verdadera religión que le bloquea el camino, de tal manera que los liberales se vuelven naturalmente “cruzados” en contra de la orden de Dios en todos los rincones de su creación: matrimonio libre de género, familia libre de hijos, Estados libres de autoridades, vidas libres de moral, y así sucesivamente. Tal guerra contra la realidad de Dios es una locura total y, sin embargo, los liberales, aparentemente tan buenos para los hombres que están “liberando,” pueden ser de hecho tremendamente crueles contra cualesquiera sea un obstáculo en medio del camino de su cruzada. Está en la lógica de su religión de sustitución que ellos no se sienten obligados a observar ningún miramiento en pisotear a los anti-liberales, porque estos no merecen ninguna piedad.

Durante 20 siglos, la Iglesia Católica ha condenado tamaña locura. Sin embargo, aprovechando el Vaticano II, la Iglesia oficial le ha abierto la puerta, declarando por ejemplo (“Dignitatis Humanæ”) que cada Estado debe proteger la “libertad-de” una coacción civil religiosa de sus ciudadanos en lugar de su “libertad-para” practicar la verdadera religión. Y ahora, los dirigentes de cierta Fraternidad católica quieren ponerla bajo la autoridad de los Romanos del Vaticano II. Para la verdadera religión, tal acción es, como el Arzobispo Lefebvre la llamó, la “Operación Suicidio.” Es normal, en este sentido que el liberalismo es intrínsecamente suicida.

Kyrie eleison.

Profundo Problema

Profundo Problema posted in Comentarios Eleison on noviembre 17, 2012

Muchos católicos no conciben la completa profundidad del problema ocasionado por la Revolución Conciliar del Vaticano II (1962–1965) en la Iglesia católica. Si conocieran más sobre la historia de la Iglesia estarían menos tentados sea por el liberalismo para pensar que el Concilio no fue tan malo después de todo, sea por el “sedevacantismo” para pensar que las autoridades de la Iglesia ya no son sus autoridades. Nuestro Señor, ¿cuestionó la autoridad religiosa de Caifás o la autoridad civil de Poncio Pilato?

El problema es profundo porque sus raíces están enterradas bajo siglos y siglos de historia de la Iglesia. Cuando en los albores del 1400 San Vicente Ferrer (1357–1419) predicaba en toda Europa que el fin del mundo estaba próximo, hoy en día sabemos que estaba fuera de tono por más de 600 años. Sin embargo, Dios confirmó su predicación otorgándole la realización de miles de milagros y de miles sobre de miles de conversiones. ¿Estaba Dios confirmando la mentira? ¡Ni pensarlo! La verdad es que el Santo estaba correctamente discerniendo, implícito en la decadencia del final de la Edad Media, la explícita y casi total corrupción de nuestros propios tiempos como ensayo general de la corrupción total al fin del mundo.

Simplemente ha llevado su tiempo, el tiempo propio de Dios, varios siglos, para que esa corrupción implícita devenga explícita, porque Dios ha elegido, a intervalos regulares, suscitar Santos para detener el desliz en el tobogán, especialmente la cosecha de Santos famosos que lideraron la Contra-Reforma en el siglo 16. Sin embargo, El no quitaría el libre albedrío a los hombres, de manera que si ellos elegían no permanecer a la altura de la Edad Media, El no los forzaría a hacerlo. En su lugar, El permitiría a su Iglesia, al menos en cierta medida, adaptarse a los tiempos, porque Ella existe para salvar almas presentes y no glorias pasadas.

Dos ejemplos pueden ser la teología Molinista que Lutero y Calvino hicieron casi necesaria para garantizar la protección del libre albedrío, y el Concordato de 1801 que el Estado Revolucionario hizo necesario para permitir que la Iglesia en Francia funcionara, siquiera un poco, en público. Ahora bien, ambos el Molinismo y el Concordato eran compromisos con el mundo de sus tiempos, pero ambos permitieron que muchas almas se salvaran. Al mismo tiempo la Iglesia no permitió el socavado de los principios que permanecieron sagrados, de Dios como Acto Puro y de Cristo como Rey de la Sociedad, respectivamente. Sin embargo, ambos compromisos dieron lugar a una cierta humanización de la Iglesia divina y ambos contribuyeron a una secularización gradual del Cristianismo. Los compromisos sí tienen consecuencias.

Así, si un lento proceso de humanización y secularización fuera a ir muy lejos en ese mundo del cual él sólo hombres y mujeres son llamados por Dios para servir en su Iglesia, ellos casi no podrían ingresar a Su servicio sin una fuerte dosis de liberalismo radio-activo en sus huesos, requiriendo así un antídoto vigoroso en su formación religiosa. Naturalmente, ellos compartirían la convicción instintiva de casi todos sus contemporáneos de que los principios revolucionarios e ideales del mundo del cual provinieron, eran normales, mientras que su formación religiosa opuesta a ese mundo podía parecer piadosa pero en el fondo anormal. Tales religiosos y religiosas acabarían por ser un desastre a la espera de suceder.

Ese desastre golpeó a mediados del siglo 20. La gran mayoría de los 2000 obispos Católicos del mundo, se regocijó en lugar de sublevarse cuando Juan XXIII dejó en claro que estaba abandonando la Iglesia anti-moderna. Así es que nadie que quiera salvar su alma debe seguirlos a ellos o a sus sucesores, pero, por otro lado, estos últimos están tan convencidos que son normales en relación a los tiempos modernos que ellos no son tan culpables por destruir la Iglesia de Dios como lo hubieran sido en tiempos previos. Benditas sean las almas católicas que pueden aborrecer los errores de ellos sin dejar de honrar sus cargos.

Kyrie eleison.

El Libre Albedrio Valorado

El Libre Albedrio Valorado posted in Comentarios Eleison on agosto 11, 2012

En lo que se refiere al drama de las almas que caen al Infierno (y muchas eligen hacerlo: Mt.VII,13; XXII,14), un lector presenta un problema clásico que puede ser resumido brevemente como sigue. O bien Dios quiere que las almas sean condenadas o no lo quiere. Si lo quiere, realmente es cruel. Si no lo quiere y sin embargo ocurre, entonces no es todopoderoso. Entonces ¿es cruel o no es todopoderoso? ¿Cuál de las dos cosas?

Digamos inmediatamente que Dios no manda ningún alma al Infierno. Cada una de las numerosas almas condenadas se lanza ella misma al Infierno por una serie de elecciones que ella ha hecho libremente mientras vivía en la tierra. Dios le había dado la vida, el tiempo y el libre albedrío, así como un gran número de ayudas naturales y gracias sobrenaturales para convencerla a elegir el Cielo, pero si ella las rehusó, Dios entonces la dejó tener lo que quiso, a saber una eternidad sin El. Y esta pérdida de Dios para un alma hecha por Dios solamente para poseer a Dios, es de lejos su sufrimiento más cruel en el Infierno. Así, Dios deseó que el alma hubiera elegido el Cielo (como se ve en I Tim.II, 4), pero El quiso permitir el mal de su elección por el Infierno con el propósito de sacar de este mal un bien mayor.

Observen el uso empleado aquí de las dos palabras “desear” y “querer.” “Querer” algo es mas categórico que solamente “desearlo.” Así, un padre de familia bien puede no desear que su hijo sufra duras experiencias en la vida, pero en vista de todas las circunstancias, él puede querer dejarlo sufrir porque sabe que es la única manera por la cual su hijo aprenderá. De un modo similar en la parábola del Hijo Pródigo, el padre no deseaba dejar a su hijo mas joven salir de la casa y dilapidar su herencia, pero quiso dejarlo hacerlo porque es lo que el padre de hecho hizo, y un bien realmente salió de ello – la vuelta a la casa del hijo ahora arrepentido, un joven mas triste pero mas sabio.

De la misma manera Dios desea que por un lado todas las almas se salven porque por eso las creó y por eso murió para todas en la Cruz, donde una gran parte de su sufrimiento fue precisamente el saber que tantas almas no elegirían aprovechar de su Redención para ser salvadas. ¡Un tal Dios no puede ser de ninguna manera considerado o llamado cruel! Por otro lado, Dios no quiere que todas las almas se salven, si ellas mismas no lo quieren, porque si lo quisiera, todas serían salvadas, porque El es todopoderoso u omnipotente. Pero, dadas todas las circunstancias, esto significaría en realidad despreciar la libre elección de aquellos que, dejados a sí mismos, elegirían no ser salvados, y eso significaría pisotear su libre albedrío. Pero vemos cuan apasionadamente los hombres ellos mismos valoran su libre albedrío cuando observamos como les disgusta recibir órdenes o cuanto les gusta ser independientes. Ellos saben que su libre albedrío es la prueba de que ellos no son simplemente animales o robots. Asimismo Dios, El también, prefiere que su Cielo sea poblado de hombres y no de animales o robots, y por eso El no quiere que todos los hombres sean salvos, si no lo quieren ellos mismos.

Sin embargo, Dios no quiere que las almas sean condenadas porque, otra vez, sería crueldad de su parte. El sólo quiere permitir que ellas se condenen, en vista de las circunstancias que estas almas tendrán así la eternidad de su propia elección, mientras que El tendrá un Cielo de seres humanos y no de animales o de robots.

Así su deseo de salvar todas las almas significa que El no es de ninguna manera cruel, mientras que la condenación de numerosas almas no prueba de su parte una falta de omnipotencia, sino una elección de valorar el libre albedrío de sus criaturas y el placer infinito que El tiene al recompensar con el Cielo, almas que han elegido amarle sobre la tierra.

Madre de Dios, ¡ahora y en la hora de mi muerte ayúdame a amar a tu Hijo y a elegir el Cielo!

Kyrie eleison.

Mas Alegre

Mas Alegre posted in Comentarios Eleison on enero 28, 2012

Su Excelencia, ¡Por favor díganos algo más alegre!

Dios existe. El es todopoderoso, omnisciente, perfectamente justo, aunque su misericordia tambien es sin límite. El controla perfectamente todo lo que sucede en el mundo. Ni el Diablo ni sus servidores humanos, incluyendo a los criminales que hoy en día conducen el mundo, pueden levantar el dedo meñique sin su permiso. El conoce cada detalle de sus planes diabólicos y El utiliza a cada uno de ellos para cumplir con su propio designio Providencial.

Pero ¿Cómo puede entonces El permitir tanto mal en nuestro mundo?

Porque si bien El nunca quiere el mal, El quiere permitirlo de manera que un bien mayor se saque de ese mal. Numerosas profecías indican que de la corrupción global de hoy día, saldrá mañana el triunfo mas grande jamás alcanzado por la Iglesia Católica, como lo ha dicho Nuestra Señora de Fátima: “Al final mi Corazón Inmaculado triunfará.” Lo que está sucediendo en este momento preciso es que Nuestro Señor está utilizando a sus enemigos para purificar su Iglesia.

Pero ¿No podía haber encontrado una manera menos desagradable de purificar su Iglesia que la de hacernos atravesar por la increíble corrupción de hoy día?

Si ello dependiera únicamente de El, sin ninguna duda hubiera podido encontrar otras maneras de purificar su Iglesia, pero si usted y yo supiéramos todo lo que El sabe – pensamiento tonto – y si, sobre todo, usted y yo quisiéramos, como El lo hace, respetar la libre elección que El da a todos los seres humanos, entonces es muy verosímil que usted y yo viéramos que la manera que El elige de hacer las cosas es la mejor.

Y, por favor ¿que tiene que ver la libre elección del hombre con esta cuestión?

Dios no quiere robots o simplemente animales irracionales para compartir con El su beatitud. Ahora bien, aún El no puede dar a sus criaturas una felicidad merecida que ellas no hubieran hecho nada por merecer, puesto que eso es contradictorio y si bien tiene poder sobre todo lo que es, sin embargo no tiene poder sobre lo que no es, como es el caso de las cosas contradictorias. Pero si sus criaturas deben, al menos en parte, merecer su felicidad, entonces El debe darles libre elección, la cual si es verdaderamente real, debe ser capaz de elegir lo opuesto de lo que Dios quiere para esa criatura, y si ella es realmente capaz de elegir el mal, entonces eso es lo que sucederá, más o menos a menudo.

Pero usted dice que la verdadera Iglesia sigue a Nuestro Señor cuando ella enseña hasta que punto el camino que lleva al Cielo es estrecho y pocos los que lo encuentran (Mt.VII,14). ¿Cómo puede valer la pena para Dios el haber creado, hoy día mismo por ejemplo, una masa de seres humanos si solamente un número relativamente reducido alcanza el Cielo?¿Cómo es posible que un número tan grande cayendo en los horrores del Infierno no sea un precio demasiado elevado que paga Dios por el pequeño número de los que llegan al Cielo?

Porque Dios obra según la calidad, y no según la cantidad. Que sólo diez hombres justos hubieran podido salvar a toda la ciudad de Sodoma (Gen.XVIII,32) prueba cuán preciada es a Dios una sola alma que responde a su amor, mucho mas que un gran número que por su propia libre elección rechazan su amor. “Yo hubiera sufrido toda la Pasión solo por ti” dijo una vez Nuestro Señor a un alma. El diría lo mismo a toda alma.

¿Quiere usted decir que si, aún cuando el mundo me hace sufrir y me atormenta, simplemente me adhiero tanto mas estrechamente a Dios, entonces El tiene eso en cuenta a mi favor y para los que me rodean? ¡Yo casi quisiera que el mundo fuera aún peor!

¡Ahora usted comienza a comprender!

Kyrie eleison.

Peligro Eterno

Peligro Eterno posted in Comentarios Eleison on septiembre 17, 2011

“¿Porqué nosotros seres humanos estamos aquí en la tierra?” me preguntó hace poco un viejo amigo. Por supuesto contesté “Para alabar, amar y servir a Dios, y mediante ello salvar . . .” El me interrumpió –”No, esa no es la respuesta que deseo,” dijo. “Lo que quiero decir es que antes de venir a la existencia, yo no era, y yo no corría ningún peligro. Ahora que existo estoy seriamente expuesto al peligro de perder mi alma. ¿Por qué me fue dada, sin mi consentimiento, esta existencia peligrosa la cual, una vez dada, ya no puedo rechazar?”

Expresada de esta manera, la pregunta es seria porque echa una duda sobre la bondad de Dios. Ciertamente es Dios quien da la vida a cada uno y de ese modo nos coloca frente a la elección de la cual no nos podemos librar, entre el escarpado y estrecho camino al Cielo y la ancha y fácil ruta al Infierno (Mt.VII, 13–14). Ciertamente los enemigos de la salvación de nuestras almas, el mundo y la carne y el Diablo, son peligrosos porque el triste hecho es que la mayoría de las almas caen al Infierno al final de sus vidas en la tierra (Mt. XX, 16). ¿Entonces como puede ser justo para mi encontrarme en tal peligro sin ninguna elección de parte mía?

La respuesta es ciertamente que si el peligro no fuere de ninguna manera por mi propia culpa, entonces verdaderamente la vida podría ser un regalo envenenado. Pero si, a menudo, el peligro es en buena medida por mi propia culpa, y si el mismísimo libre albedrío que cuando mal usado me puede hacer caer en el Infierno, también cuando bien usado me puede llevar a una eternidad de felicidad inimaginable, entonces no sólo la vida no es un regalo envenenado, sino que es la magnífica oferta de una gloriosa recompensa fuera de toda proporción en comparación con el esfuerzo relativamente liviano que me habrá costado en la tierra el haber evitado el peligro haciendo buen uso de mi libre albedrío (Is.LXIV,4).

Pero el interrogador podría objetar que no es culpable por la existencia de ninguno de estos tres enemigos de su salvación:— “El mundo que nos incita a la mundanalidad y a la concupiscencia de los ojos nos rodea totalmente de la cuna a la tumba, y sólo se puede escapar de él a la muerte. La debilidad de la carneva con el pecado original y se remonta a Adán y Eva ¡Ahí no estaba yo entonces! ¡El Diablo también existía mucho antes de que yo naciera, y está desenfrenado en estos tiempos modernos!”

A lo cual uno puede responder que los tres enemigos están totalmente ligados a nuestra propia culpa. En cuanto al mundo, tenemos que estar en él, pero no tenemos que ser deel mundo (Jn.XVII,14–16). Depende de nosotros amar las cosas de este mundo o preferir antes que a ellas las cosas del Cielo ¡Cuántas oraciones en el Misal piden por la gracia de preferir las cosas del Cielo! En cuanto a la carne, cuanto más huyamos de su concupiscencia dentro nuestro, más desaparece su aguijón, pero ¿quién de nosotros puede decir que por ninguno de sus propios pecados personales no ha reforzado la concupiscencia y el peligro en lugar de disminuirlos? Y en cuanto al Diablo, su poder para tentar está estrictamente controlado por Dios Todopoderoso y las propias Escrituras de Dios nos garantizan que Dios nos da la gracia necesaria para vencer las tentaciones que permite (I Cor.X,13). En breve, lo que San Agustín dice del Diablo aplica también al mundo y a la carne –son como un perro encadenado que puede ladrar pero no morder a menos que uno elija acercarse demasiado.

Así es que hay verdaderamente un grado ineludible de peligro espiritual en la vida humana, pero depende de nosotros, con la gracia de Dios, controlar ese peligro, y la recompensa que tiene Dios preparada para los que le aman está más alla de lo que este mundo pueda imaginar (I Cor.II,9).

Kyrie eleison.

¿Leer a los Paganos?

¿Leer a los Paganos? posted in Comentarios Eleison on junio 4, 2011

Algunas cejas Católicas pueden haberse levantado hace un tiempo cuando los “Comentarios Eleison” (EC 188) recomendaron la lectura de los Griegos paganos para entender el marco moral del universo. ¿Por qué no mejor leer autores Católicos? Más las mismas grandes realidades de la vida, el sufrimiento y la muerte fueron enfrentadas por los trágicos Griegos como lo fueron por los Doctores Católicos:— ¿por qué nacimos en esta tierra, aparentemente sólo para sufrir y morir, y por la muerte debemos separarnos de todo lo que hemos aprendido a amar? La pregunta es básica y puede ser desesperante.

La respuesta Católica es clara y completa, un infinitamente buen Dios nos da a cada uno de nosotros la vida, el libre albedrío y tiempo suficiente, si utilizamos correctamente el sufrimiento en la dosis exacta enviada por la Providencia (Mateo X, 29–31) para elegir si preferimos pasar nuestra eternidad sin Él en el infierno en lugar de pasarla con Él en el Cielo. La respuesta Griega está incompleta, pero no completamente fuera del blanco. En lugar de Dios Padre, ellos tienen a un Padre-dios, Zeus, y en lugar de la Providencia ellos tienen el Destino (Moira).

Ahora en tanto que para los Católicos la Providencia es inseparable de Dios, los Griego separan a Zeus de Destino para que puedan a veces entrar en conflicto. Esa es la consecuencia de que los Griegos tengan un concepto demasiado humano de sus dioses. Sin embargo si conciben a Zeus como el dirigente más o menos benigno del universo y al Destino, como la Providencia inmersa en el Dios verdadero (Summa Ia, 23,8; 116, 3), inmutable, así que no están del todo equivocados. Además ellos tienen más respeto por sus dioses míticos y por el orden moral guardado por ellos, que una multitud de escritores modernos que no tienen respecto por ningún dios y que se disponen a negar cualquier rastro del orden moral.

Pero los Griegos tienen una ventaja aún por encima de los escritores Católicos. Cuando presentan grandes verdades, estas se deducen de la vida misma y no solamente – por decirlo así – del Catecismo. De manera similar sucede para cualquier testigo no-Católico con las verdades que enseña la Iglesia. Así como los Judíos Talmúdicos de hoy, precisamente porque rechazan a Jesucristo, le otorgan un testimonio especial custodiando celosamente en sus sinagogas el texto Hebreo de aquel Viejo Testamento que habla de Nuestro señor desde el principio hasta el final, así los antiguos griegos dan un testimonio especial a Dios y su Providencia cuando, independientemente del Catecismo, demuestran el orden moral del mundo en acción. De esta manera prueban que dichas verdades naturales son accesibles no solamente para los creyentes, sino que pertenecen a la misma tela de la vida como se vive por todo el mundo, si únicamente se comprende sanamente.

Otra ventaja de los clásicos antiguos en particular es que, habiendo precedido a Cristo, no puede haber en ellos una traza de esa apostasía que marca, a mayor o menor medida, aún a los escritores piadosos que florecen de la Cristiandad después de la Edad Media. Las verdades naturales se presentan por los antiguos con cierta inocencia y originalidad que ya no puede ser recuperada. Las aguas están demasiado enlodadas.

De hecho fueron los monasterios de la Iglesia los que aseguraron la supervivencia de los manuscritos de los clásicos antiguos en tiempos medievales. Considere a la verdadera Iglesia Católica como responsable de salvarlos una vez más en los tiempos modernos de los nuevos bárbaros ¡liberales! La llamada “escuela” de los liberales, dondequiera que reine, está actualmente convirtiendo todos los clásicos a cenizas.

Kyrie eleison.