San Agustín

Un Capitulo

Un Capitulo on agosto 4, 2012

Como muchos de ustedes saben, un cierto obispo fue excluído del Capítulo General, o sea la reunión de los jefes de la Hermandad San Pío X, que tuvo lugar el mes pasado en Écône, Suiza. Para confirmar la exclusión parece que se citó la adaptación por el “Comentario Eleison” (#257, 16 de Junio) del deseo aparentemente homicida de San Pablo de “cortar” a los corruptores de la Fe católica (Gálatas V, 12). En realidad, los Santos Ambrosio, Jerónimo, Agustín, Justino y Crisóstomo, todos piensan que este deseo expresado por San Pablo en el contexto de Gálatas V, 1–12, apunta a la amputación de la virilidad de los Judaïzantes (o sea que se mutilasen del todo ya que tanta importancia daban a esa operación de la circuncisión), y no apuntaba a quitarles la vida. Crisóstomo lo interpreta como una broma de San Pablo.

Entonces cuando escuché que el relato de esta broma de San Pablo fue reportado justo antes de empezar el Capítulo, y fue leído como no tratándose de una broma, debo admitir que tuve una visión traviesa: Imaginé a mis nobles colegas en el cuartel general de la Hermandad SPX mirando por la ventana en la noche para ver si no se encontraría un espigado Inglés episcopal, ferozmente disfrazado como Jack el Destripador, rondando entre los matorrales con un largo cuchillo de jardinero brillando en el claro de luna buscando alguien a quien despedazar. Estimados colegas, duerman tranquilos – No tengo ambiciones homicidas.¡De verdad!

Pero el Capítulo fue un asunto serio. ¿Que produjo? Por encima de todo una Declaración hecha pública algunos días mas tarde, y las seis Condiciones para cualquier futuro acuerdo Roma-FSPX filtradas en el Internet poco después (dado cuantas almas están al presente confiando su Fe y su salvación a la guía de la Fraternidad SPX, encuentro que tal filtración no parece tan irracional). Ahora bien, todo honor a los buenos hombres del Capítulo que hicieron seguramente todo lo posible para limitar los daños, pero si la Declaración y las Condiciones nos dan el estado de espíritu actual del conjunto de los líderes de la Hermandad, entonces hay motivos para inquietarse.

En cuanto a la Declaración de 2012, basta compararla brevemente con la Declaración de 1974 del Arzobispo Lefebvre para preguntarse que le pasó a su Hermandad. Mientras que el Arzobispo explícitamente y repetidamente denuncia la reforma producida por el Vaticano II (por ejemplo, “nacida del Liberalismo y del Modernismo, envenenada totalmente, proviniendo de la herejía y terminando en la herejía”), palabras que le valieron al Arzobispo la ira de los Papas Conciliares, al contrario la Declaración de 2012 se refiere sólo una vez al Concilio con sus “novedades” solamente “manchadas con errores,” en términos que podríamos fácilmente imaginar Benedicto XVI suscribiéndolos del principio al fin. ¿Acaso la Hermandad piensa ahora que los Papas Conciliares no representan mayores problemas?

En cuanto a las seis Condiciones para cualquier eventual futuro acuerdo Roma-FSPX, ellas merecen un examen detallado, pero basta decir por el momento que la demanda hecha por el Capítulo General de 2006 de la Fraternidad, a saber la necesidad de un acuerdo doctrinal anterior a todo acuerdo práctico, parece haber sido completamente abandonada. ¿Será que ahora en la mente de la Hermandad la doctrina de los Romanos a los cuales se sometería ya no tiene tanta importancia? ¿O es que la misma Hermandad está cediendo a los encantos del Liberalismo?

Para un punto de vista contrario, me permito recomendar una colección de “Sermones y Conferencias Doctrinales” de Su Excelencia Jack el Destripador, de entre 1994 y 2009, ahora disponibles en siete CDs en http://​truerestorationpress.​com/​node/​52, con descuentos especiales para quien los compra antes del fin de este mes. No toda palabra de estas 30 horas de grabaciones será de oro, algunas palabras son sin duda excesivas, pero por lo menos el esfuerzo apunta a destripar a los enemigos y no a los amigos de nuestra Fe Católica.

Kyrie eleison.

El Ecumenismo de Benedicto – I

El Ecumenismo de Benedicto – I on febrero 25, 2012

Un estudio valioso sobre el ecumenismo conciliar escrito por un cierto Dr. Wolfgang Schüler apareció hace algunos años en Alemania. En su “Benedicto XVI y Como la Iglesia se Concibe a sí Misma,” él demuestra que el ecumenismo desencadenado por el Vaticano II ha transformado la comprensión que la Iglesia tiene de Ella misma, y él prueba mediante una serie de citas textuales que José Ratzinger como sacerdote, como Cardenal y como Papa ha fomentado esta transformación de una manera perfectamente coherente, desde la época del Concilio hasta el día de hoy. Y es seguro que no tiene vergüenza de haberlo hecho.

Siguiendo un orden lógico – lo cual nos tomará mas de un “Comentario Eleison”- veamos primero la verdadera concepción que la Iglesia tiene de Ella misma y después con la ayuda del Dr. Schüler, como esta concepción fue cambiada por el Concilio y como Benedicto XVI ha fomentado de un modo consistente este cambio. Finalmente sacaremos las conclusiones que se imponen para los Católicos que desean conservar la Fe verdadera.

La verdadera Iglesia Católica siempre se consideró Ella misma como un todo orgánico, una sociedad una, santa, católica y apostólica, constituida por seres humanos unidos por la Fe, los sacramentos y la jerarquía Romana. Esta Iglesia es tan una que ninguna pieza puede ser arrancada o sacada sin que ella deje de ser Católica (cf.Jn.XV, 4–6). Por ejemplo, esta Fe que es el primer elemento constitutivo del creyente Católico, no puede ser creída a pedacitos: debe ser mantenida toda junta (por lo menos implícitamente) o, en caso contrario, sencillamente no existe. Y la razón para ello es que yo creo en los dogmas de la Fe Católica únicamente por la autoridad de Dios revelante, de tal manera que si yo dejo de creer en uno solo de los dogmas, estoy rechazando la autoridad de Dios que los garantiza a todos; en tal caso aún cuando yo crea en todos los otros dogmas, mi creencia ya no descansa sobre la autoridad de Dios sino que se apoya solamente en mi propia elección.

De hecho la palabra “hereje” viene de la palabra griega “elegir” (hairein), porque siendo que la creencia del hereje descansa únicamente sobre su propia elección, por eso mismo ha perdido la virtud sobrenatural de la Fe, de suerte que aunque él rechace uno sólo de los dogmas de Fe, ya no es Católico. En una cita famosa San Agustín dice: “En mucho estás conmigo, en poco no estás conmigo, pero a causa de este poco en el cual no estás conmigo, lo mucho en que estás conmigo no te sirve para nada.”

Por ejemplo, un Protestante puede creer en Dios, incluso puede creer en la divinidad del hombre Jesús de Nazaret, pero si él no cree en la Presencia Real de Dios, cuerpo, sangre, alma y divinidad, bajo las apariencias de pan y vino despues de su consagración en la Misa, entonces tiene un concepto profundamente diferente y deficiente del amor de Jesucristo, y del Dios en el cual cree. ¿Puede entonces decirse que el verdadero Protestante y el verdadero Católico creen en el mismo Dios? El Vaticano II dice que uno sí lo puede decir, y sobre la base de creencias que supone mas o menos compartidas entre los Católicos y todos los no-Católicos, el Vaticano II construye su ecumenismo.

Al contrario, el Dr. Schüler ilustra mediante varias comparaciones que lo que puede parecer como una misma creencia, cuando en realidad forma parte de dos diferentes credos, no es la misma creencia en absoluto. He aquí una ilustración: ¡las moléculas de oxígeno mezcladas con nitrógeno son idénticas a las moléculas de oxígeno combinadas con hidrógeno. Sin embargo son tan diferentes en los dos casos como el aire que respiramos (O +4N) es diferente del agua que bebemos (H2O)! Argumento que se completará en futuros comentarios.

Kyrie eleison.

¿Religion de Estado? – I

¿Religion de Estado? – I on noviembre 26, 2011

¿Que papel tendría que jugar el Estado para proteger o promover la religión Católica? Cualquier Católico que sabe que el Catolicismo es la única verdadera religión del único verdadero Dios puede contestar únicamente que el Estado, siendo también una criatura de ese Dios, está obligado a servir lo mejor que pueda a Su única verdadera religión. Por otro lado cualquier liberal que cree que no le incumbe al Estado decir cual es la verdadera religión porque, por ejemplo, la religión es en todo caso asunto de cada individuo, contestará que el Estado debe proteger el derecho de todos sus ciudadanos a practicar la religión de su elección, o ninguna. Veamos los argumentos Católicos.

El hombre viene de Dios. Su naturaleza viene de Dios. El hombre es por naturaleza un ser social, por eso su carácter sociable viene de Dios. Pero el hombre en su totalidad, y no solamente una parte de él (Primer Mandamiento), debe rendir culto a Dios. La sociabilidad del hombre, pues, debe rendir culto a Dios. Pero el Estado no es otra cosa que la sociedad formada por la sociabilidad de todos sus ciudadanos que se reúnen juntos en su cuerpo político. Por consiguiente, el Estado debe rendir culto a Dios. Pero entre todos los diferentes cultos que necesariamente se contradicen el uno al otro (de otra manera no serían diferentes), todos pueden ser mas o menos falsos, pero no puede haber mas que uno que sea totalmente verdadero. De tal manera que si existe tal culto, totalmente verdadero y reconocible como tal, entonces ese es el culto que cada Estado, como Estado, le debe a Dios. Ahora bien, el Catolicismo es tal culto. Por consiguiente todo Estado, como Estado, debe rendir el culto Católico a Dios, ¡incluyendo aún la Inglaterra de hoy, o Israel o Arabia Saudita!

Pero una parte esencial del culto es rendirle a Dios el servicio del cual uno es capaz. ¿De qué servicio es capaz el Estado? ¡De un gran servicio! El hombre siendo social por naturaleza, su sociedad tiene una gran influencia sobre la manera como él siente, piensa y cree. Y las leyes de un Estado tienen una influencia decisiva para moldear la sociedad de sus ciudadanos. Por ejemplo, si el aborto o la pornografía están legalizados, muchos ciudadanos terminarán por pensar que tienen poco o nada de malo. Por consiguiente cada Estado tiene en principio el deber de proteger y promover por sus leyes la fe y la moral Católicas.

Así de claro está el principio. Pero, ¿será que ese principio significa que todos los no-Católicos deberían ser arriados por la policía y quemados en la hoguera? Claro que no, porque el objetivo del culto y del servicio a Dios es darle gloria y salvar las almas. Ahora bien, una acción desconsiderada por parte del Estado tendrá el efecto contrario, expresamente de desacreditar al Catolicismo y de alejar a las almas. Por ello la Iglesia enseña que incluso un Estado Católico tiene el derecho de abstenerse en la práctica de actuar contra una falsa religión cuando tal acción pueda causar un mal mayor o impedir un bien mayor. Pero el principio del deber de cada Estado de proteger la fe y la moral Católicas permanece intacto.

¿Significa eso imponer el Catolicismo a los ciudadanos? No, en absoluto, porque la creencia Católica no es algo que pueda ser forzado –”Nadie cree contra su voluntad” (San Agustín). Lo que sí significa es que en un Estado Católico la práctica pública de todas las religiones que no sean el Catolicismo puede o tendría que ser prohibida ahí donde tal acción puede o tendría que no ser contra-producente. Esta conclusión lógica fue denegada por el Vaticano II, porque aquel Concilio fue liberal. Sin embargo ha sido una práctica común en los Estados Católicos antes del Concilio, y habrá ayudado a salvar muchisimas almas.

Kyrie eleison.

Paganos Virtuosos

Paganos Virtuosos on octubre 22, 2011

Al leer (EC 221) como la música de Brahms es prueba de cierta grandeza de alma, un joven lector brasileño pregunta si la mecha que aún humea en él, no humea mejor que en un Católico tibio (ver Mt. XII,20). El contraste apunta a resaltar la virtud del pagano y a cuestionar la virtud de los Católicos “tibios, perezosos.” Por supuesto la virtud pagana es digna de alabanza y la tibieza Católica de censura, pero eso genera una pregunta mayor: ¿Hasta que punto es importante ser un Católico creyente? ¿Cuán importante es la virtud de la fe? La respuesta debe quedar en pie, es tan importante como larga es la eternidad.

Que la virtud de fe sea de supremo valor resulta evidente a partir de los Evangelios. ¿Cuán a menudo Nuestro Señor despues de haber realizado un milagro de curación física o espiritual dice al beneficiado que su fe es la que obtuvo para ella el milagro, como es el caso de María Magdalena (Lc.VII,50). Sin embargo la Escritura deja igualmente claro que esta meritoria fe es algo mas profundo que el simple conocimiento explícito de la religión. Por ejemplo, los centuriones Romanos pueden haber conocido poco o nada de la verdadera religión en sus días, el Antiguo Testamento, sin embargo de uno de ellos Nuestro Señor dice no haber encontrado una fe tan grande en Israel (Mt.VIII,10), otro de ellos reconoce como al Hijo de Dios al Jesús crucificado del cual los expertos en religión no hicieron mas que burlarse (Mt.XXVII,41), mientras un tercero, Cornelio, marcó el sendero para todos los gentiles que entrarán en la verdadera Iglesia (Hech.X,XI). ¿Qué tenían estos centuriones paganos que los sacerdotes, escribas y ancianos no tenían, o habían perdido?

Desde el principio hasta el fin de la vida de todos los hombres en la tierra, tanto los paganos como los no paganos, están confrontados constantemente a una variedad de cosas buenas, todas provenientes en última instancia de Dios, y de cosas malas provenientes de la maldad de los hombres. Pero Dios mismo es invisible mientras que los hombres malos son demasiado visibles, de manera que es demasiado fácil no creer en la bondad o aún en la existencia de Dios. Con todo, los hombres de recto corazón creerán en la bondad de la vida a la vez que desestimarán relativamente, pèro no absolutamente, al mal, mientras los hombres de mal corazón desestimarán lo bueno que está alrededor de ellos. Ahora bien, los dos pueden no tener alguno conocimiento explícito de la religión, pero mientras que los hombres de recto corazón, como los centuriones, sujetarán ese conocimiento tan pronto como cruza su camino, los de mal corazón, al contrario, lo despreciarán, mas o menos. Asi, los inocentes Andrés y Juan se sujetaron inmediatamente al Mesías (Jn.I,37–40), mientras que el letrado Gamaliel necesitó mas tiempo y argumentos (Hech.V,34–39). Digamos pues que en el corazón de la virtud explícita y esclarecida de fe, se encuentra una implícita confianza en la bondad de la vida y en algún Ser detrás de ella, una confianza que puede ser socavada por una doctrina errónea o quebrantada, por ejemplo, por el escándalo.

Si volvemos al caso de Brahms, la pregunta entonces viene a ser, ¿Tenía al menos esta confianza implícita en la bondad de la vida y en el Ser detrás de ella? Con seguridad la respuesta es no, porque pasó la segunda mitad de su vida en lo que era en ese entonces la ciudad capital de la música, la Católica Viena. Allí la belleza de su música debe haber llevado a muchos de sus amigos y hasta a sacerdotes a incitarlo a la realización explícita de esta belleza que existe en la profesión y en la práctica de la religión de Viena, pero él debe haber rechazado todos estos tales llamados. Por consiguiente parecería muy posible que no haya salvado su alma . . .Sólo Dios lo sabe.

De todas maneras agradecemos a Dios por su música. Como dijo maravillosamente San Agustín, “Toda verdad nos pertenece a nosotros Católicos.” ¡Equivalentemente toda belleza, aún la creada por paganos!

Kyrie eleison.,

Peligro Eterno

Peligro Eterno on septiembre 17, 2011

“¿Porqué nosotros seres humanos estamos aquí en la tierra?” me preguntó hace poco un viejo amigo. Por supuesto contesté “Para alabar, amar y servir a Dios, y mediante ello salvar . . .” El me interrumpió –”No, esa no es la respuesta que deseo,” dijo. “Lo que quiero decir es que antes de venir a la existencia, yo no era, y yo no corría ningún peligro. Ahora que existo estoy seriamente expuesto al peligro de perder mi alma. ¿Por qué me fue dada, sin mi consentimiento, esta existencia peligrosa la cual, una vez dada, ya no puedo rechazar?”

Expresada de esta manera, la pregunta es seria porque echa una duda sobre la bondad de Dios. Ciertamente es Dios quien da la vida a cada uno y de ese modo nos coloca frente a la elección de la cual no nos podemos librar, entre el escarpado y estrecho camino al Cielo y la ancha y fácil ruta al Infierno (Mt.VII, 13–14). Ciertamente los enemigos de la salvación de nuestras almas, el mundo y la carne y el Diablo, son peligrosos porque el triste hecho es que la mayoría de las almas caen al Infierno al final de sus vidas en la tierra (Mt. XX, 16). ¿Entonces como puede ser justo para mi encontrarme en tal peligro sin ninguna elección de parte mía?

La respuesta es ciertamente que si el peligro no fuere de ninguna manera por mi propia culpa, entonces verdaderamente la vida podría ser un regalo envenenado. Pero si, a menudo, el peligro es en buena medida por mi propia culpa, y si el mismísimo libre albedrío que cuando mal usado me puede hacer caer en el Infierno, también cuando bien usado me puede llevar a una eternidad de felicidad inimaginable, entonces no sólo la vida no es un regalo envenenado, sino que es la magnífica oferta de una gloriosa recompensa fuera de toda proporción en comparación con el esfuerzo relativamente liviano que me habrá costado en la tierra el haber evitado el peligro haciendo buen uso de mi libre albedrío (Is.LXIV,4).

Pero el interrogador podría objetar que no es culpable por la existencia de ninguno de estos tres enemigos de su salvación:— “El mundo que nos incita a la mundanalidad y a la concupiscencia de los ojos nos rodea totalmente de la cuna a la tumba, y sólo se puede escapar de él a la muerte. La debilidad de la carneva con el pecado original y se remonta a Adán y Eva ¡Ahí no estaba yo entonces! ¡El Diablo también existía mucho antes de que yo naciera, y está desenfrenado en estos tiempos modernos!”

A lo cual uno puede responder que los tres enemigos están totalmente ligados a nuestra propia culpa. En cuanto al mundo, tenemos que estar en él, pero no tenemos que ser deel mundo (Jn.XVII,14–16). Depende de nosotros amar las cosas de este mundo o preferir antes que a ellas las cosas del Cielo ¡Cuántas oraciones en el Misal piden por la gracia de preferir las cosas del Cielo! En cuanto a la carne, cuanto más huyamos de su concupiscencia dentro nuestro, más desaparece su aguijón, pero ¿quién de nosotros puede decir que por ninguno de sus propios pecados personales no ha reforzado la concupiscencia y el peligro en lugar de disminuirlos? Y en cuanto al Diablo, su poder para tentar está estrictamente controlado por Dios Todopoderoso y las propias Escrituras de Dios nos garantizan que Dios nos da la gracia necesaria para vencer las tentaciones que permite (I Cor.X,13). En breve, lo que San Agustín dice del Diablo aplica también al mundo y a la carne –son como un perro encadenado que puede ladrar pero no morder a menos que uno elija acercarse demasiado.

Así es que hay verdaderamente un grado ineludible de peligro espiritual en la vida humana, pero depende de nosotros, con la gracia de Dios, controlar ese peligro, y la recompensa que tiene Dios preparada para los que le aman está más alla de lo que este mundo pueda imaginar (I Cor.II,9).

Kyrie eleison.

Nuevaiglesia, Nuevosbeatos

Nuevaiglesia, Nuevosbeatos on abril 9, 2011

El 1° de Mayo, a escasas semanas, Juan Pablo II será declarado “ Beato” por Benedicto XVI en medio de una gran celebración en La Plaza de San Pedro en Roma. Pero los Católicos que se aferran a la Tradición saben que Juan Pablo II, mientras fue un gran promotor de la Iglesia Conciliar, fue un destructor efectivo de la Iglesia Católica. ¿Entonces cómo puede ser proclamado “Beato,” el último paso antes de ser canonizado, cuando las canonizaciones de la Iglesia son infalibles? La respuesta rápida es que Juan Pablo II no será beatificado como un Beato católico a través de una beatificación católica en la Iglesia católica, sino como un “Nuevobeato” a través de un “Nuevabeatificación” de la “Nueviglesia.” Y los “Nuevoprelados,” primeros en proclamar la novedad por lo que hacen, son los últimos en reclamar infalibilidad.

Ilustremos la naturaleza de la Nueviglesia a través de una comparación obtenida de la vida moderna. La gasolina pura (bencina, nafta) huele, sabe y actúa como la gasolina. Esta puede hacer que un auto funcione. El agua pura huele, sabe y actúa como agua. El agua no puede hacer que un auto funcione. La gasolina mezclada con tan solo un poco de agua aún puede oler y saber a gasolina, pero ya no actúa mas como gasolina – – no se puede usar para que funcione un auto. El agua le ha quitado su capacidad de combustión.

La gasolina pura se compara con el catolicismo puro – ¡altamente combustible! El agua pura en nuestra comparación es como el humanismo secular puro, lo que será la Religión global, sin rastro alguno de Catolicismo en ella. Ahora el Catolicismo y el humanismo secular se mezclaron en el Concilio Vaticano Segundo y en sus 16 documentos. Así es que el Conciliarismo, o Nuevo Catolicismo, puede aún oler y saber a Catolicismo, suficiente como para hacer que los “buenos Católicos” esperen que las beatificaciones Conciliares se pongan en la vía de la infalibilidad, así como hacían las beatificaciones en la Iglesia pre-Conciliar, pero en realidad una pequeña mezcla de humanismo secular fue suficiente para que el Catolicismo dejara de funcionar, así como no se necesita de mucha agua para que la gasolina ya no haga combustión.

Así es que las nuevas beatificaciones para los olfatos Católicos desprevenidos pueden saber y oler a beatificaciones Católicas, pero cuando se examinan más de cerca es claro que las nuevas beatificaciones no son para nada la misma realidad. Un ejemplo famoso: una beatificación Católica anteriormente requería de dos milagros distintos, mientras que la Nuevabeatificación requiere de uno solo. Y las reglas de la Nuevabeatificación están significativamente relajadas en algunas otras formas también. Por lo tanto ningún Católico debe esperar otra cosa diferente que un Nuevobeato que emerja de una Nuevabeatificación. Juan Pablo II fue de hecho un “Beato” del Concilio.

Lo que engaña a los Católicos son los elementos del Catolicismo que aún permanecen en la Iglesia Conciliar. Pero así como el Vaticano II fue diseñado para reemplazar el Catolicismo (gasolina pura) con el Conciliarismo (gasolina-agua), así el Conciliarismo está diseñado para dar paso – digámoslo así – a la Religión Global (agua pura). La procesión va de Dios hacia el Nuevodios, y del Nuevodios al Nondios. Hoy en día aún tenemos a la Nueva Roma empujando al Nuevodios del Vaticano II con Nuevobeatos que le correspondan, pero no pasará mucho tiempo para que verdaderos criminales sean los “Beatos” del Nondios.

Sin embargo, el verdadero Dios no dejará que aquellas ovejas que no quieren ser engañadas lo sean. Ni abandonará una sola alma que no lo haya abandonado a Él antes, dice San Agustín. ¡Cita maravillosa!

Kyrie eleison.