Mesías

Tarjeta De Isaías

Tarjeta De Isaías on diciembre 24, 2016

Si el mismo Dios Todopoderoso enviara tarjetas de Navidad, ¿qué podría Él escribir en la Suya acerca de la próxima venida de Su propio Hijo por nacer en la tierra como un niño humano de Su humana Madre? De hecho, Dios escribió muchas cosas acerca del Mesías a través de los escritores a quienes inspiró directamente para componer los libros del Antiguo Testamento y, por supuesto, una de las citas mejor conocidas proviene del profeta Isaías, Capítulo IX. En el Capítulo precedente, Isaías ha estado profetizando la desolación y ruina que caerán sobre los judíos a causa de sus pecados. En el IX, él se vuelve hacia la gloria de la era Mesiánica: una gran luz iluminará Galilea – v.1,2 (provincia natal de Jesús). Luego la alegría vendrá, como la del tiempo de la cosecha o como la posterior a una victoria militar (v.3) después de la derrota de los Asirios así como después de la derrota de los Madianitas por Gedeón (v.4), y los efectos de la guerra desaparecerán (v.5). Isaías continúa con la “tarjeta de Navidad” (glorificada en la música de Händel, El Mesías ):

6: Porque un NIÑO NOS HA NACIDO, un Hijo nos ha sido dado, que lleva el imperio sobre sus hombros. Se llamará Maravilloso, Consejero, el Dios Poderoso, Padre de la eternidad, Príncipe de la Paz. 7: Se dilatará su imperio, y de la paz no habrá fin. Sentaráse sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y consolidarlo mediante el juicio y la justicia, desde ahora para siempre jamás, el celo de Yahvé de los ejércitos hará esto.

6: Así, la suprema razón para la alegría es la venida del Mesías: a nosotros, para redimirnos a todos nosotros nacerá un regio niño e hijo quien tomará el peso del mundo sobre su hombro (los Padres de la Iglesia consideran este peso el de la Cruz), y con una serie de epítetos Isaías dice quién será el niño: Maravilloso, Consejero, más que capacitado para aconsejar a todas las naciones sobre su verdadera felicidad y prosperidad hasta el fin del mundo. El Dios Poderoso – los eruditos Talmúdicos de la Escritura hacen lo mejor que pueden para evitar admitir que Isaías está diciendo que el Mesías será también Dios (como los Católicos lo saben, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad), pero el artículo definitivo en el Hebreo y el significado de la expresión “Dios Poderoso” en todos los otros lugares en el Antiguo Testamento firmemente indican que Isaías quiere significar exactamente eso. El Padre de la eternidad – el Mesías será un verdadero y tierno Padre para la era mesiánica por siempre jamás (cf. Mat.XI,28).

7: Se dilatará su imperio – la Iglesia Católica se extenderá sobre todo el mundo y no habrá fin para la paz porque la Iglesia del Mesías generará paz donde sea que Ella sea respetada, hasta el fin del mundo. Él será un descendiente regio de David a sentarse sobre el trono de David al cual se le prometió que duraría para siempre (II Rey. VII), como Nuestro Señor lo prometió a Su Iglesia (Mat. XVI, 18; XXVIII, 20). Pero este reinado será un reinado del Rey de Corazones (Juan XII,32), consolidado con juicio y con justicia, no un reinado de la Sota de Tréboles, establecido por la fuerza (Mat. XXVI,52; Juan XVIII,36). Todas estas maravillas provendrán del celo del Señor Dios, de su ardiente deseo de traer almas al Cielo para compartir con Él la eterna e ininterrumpida beatitud por siempre jamás.

Lo que hace difícil para nosotros para apreciar la gloriosa visión de Isaías acerca del futuro mesiánico, es que éste se ha vuelto un pasado masónico. La quinta época de la Iglesia del Mesías, la Época de la Apostasía, comenzó hace 500 años cuando Lutero rompió la Cristiandad, de manera que 200 años después, cuando todavía no era obvio para muchos hombres que los beneficios de la Cristiandad estaban siendo socavados, los judeo-masones pudieron empezar a persuadir a los hombres que la Cristiandad, o Cristo, ya no eran necesarios. Y, ni siquiera los horrores, otros 200 años más tarde, del Comunismo anti-Cristiano, desatados por la Revolución Rusa y propagados en todo el mundo, pudieron persuadir a los hombres que, desde la Encarnación en adelante, las únicas alternativas para cualquier civilización son Jesucristo y Su Iglesia Católica, o el Diablo. Pero es asì.

¡Feliz Navidad, lectores!

Kyrie eleison.

Moisés lo Explica

Moisés lo Explica on agosto 30, 2014

Si algún Católico busca una explicación profunda de la locura en marcha en Gaza, debería leer a Moisés en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, si los israelitas no mantienen los mandamientos de Dios, serán heridos con “locura, con ceguera y con turbación de espíritu” (Deut.XXVIII,28) entre otras muchas maldiciones. Como dijo el Padre Meinvielle, los judíos son una raza teológica y no pueden escapar de su destino teológico – están ligados a Dios como ningún otro pueblo en la tierra.

En Deuteronomio, Moisés está dando a los israelitas sus últimas solemnes instrucciones antes que entren en la Tierra Prometida y antes que él muera. En el Capítulo 28 (paralelado por Lev.XXVI), Moisés deja bien en claro el espíritu de Jehová (o Yahvé), el Dios del Antiguo Testamento, idéntico al Dios del Nuevo Testamento: los judíos serán especialmente bendecidos (v. 1–14) si ellos obedecen al único verdadero Dios; serán especialmente maldecidos (v. 15–68) si ellos Le desobedecen. De una u otra manera, son una raza especial a la cual se le está otorgando un conocimiento especial del único verdadero Dios para una misión especial que deben cumplir para El, con una recompensa o castigo especiales de El, dependiendo en como cumplan esa misión.

¡No es de extrañar que los judíos piensen que ellos son especiales! Entre las bendiciones listadas aquí por Moisés, Dios los “ensalzará sobre todos los pueblos” (v.1), los “constituirá por pueblo santo suyo” (v.9), para ser “la cabeza y no la cola” (v.13). Pero es de notar que en cada uno de esos tres versículos, Moisés hace que la superioridad de los israelitas dependa de su obediencia a Dios: si ellos “escuchan atentamente la voz de Dios practicando todos sus mandamientos” (v.1), si “guardan los mandamientos y andan por los caminos de El” (v.9), si “escuchan los mandamientos y los guardan y ponen en práctica” (v.13).

Por otro lado, si los israelitas tratan de ser esa nación superior en sus propios términos, desobedeciendo a Dios (v.15), entonces una multitud de maldiciones se les vendrán encima (v.16–68), y serán escarnecidos, odiados y pisoteados por todas las otras naciones: ellos serán “dispersados a través de todos los reinos de la tierra” (v.25), serán heridos con “locura, con ceguera y con turbación de espíritu” (v.28 – ¡piensen en Gaza!), el extranjero que habita en medio de ellos “se elevará cada vez más sobre ellos”, él será la cabeza y ellos la cola (v.43–44), el enemigo de ellos pondrá un “yugo de hierro” en sus cuellos (v.48), el Señor Dios los angustiará con todo tipo de sufrimientos (v.59–61) y ellos serán “arrancados de la tierra adonde vayan para poseerla” (v.63). Y todo esto ellos sufrirán por no haber mantenido y cumplido con las palabras de la ley de Dios (v.58).

¡Ay! ¿Es que todas estas bendiciones y maldiciones anunciadas por el gran Moisés valieron para hacer que los israelitas reconozcan y sirvan a su Mesías y Dios Encarnado cuando El vino, como también lo profetizó Moisés que haría (Deut.XVIII,15–18)? No, lo crucificaron en cambio, lo cual por cerca de 2000 años ahora, hizo bajar sobre sus cabezas todas las maldiciones de Moisés. Ellos se transformaron a sí mismos en la más despreciada y pisoteada nación sobre la tierra, y perdieron su derecho a la Tierra Prometida, habiendo sido expulsados y dispersados por todos otros lugares a partir de la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C.

Ni tampoco su recuperada posesión de la Tierra Santa significa que la maldición está siendo levantada porque ellos lo están haciendo en sus propios términos y no en los de Dios, así que la re-posesión ella misma se transforma en parte de la maldición. Como dijo Platón ( Georgias ), es mejor sufrir que cometer una injusticia, y por consiguiente, según la realidad espiritual, los israelíes son más de tenerle lástima que los palestinos. Paciencia. Nosotros “todos hemos pecado y precisamos la gloria de Dios” (Rom.III,22–23).

Kyrie eleison.

¿Israelitas, Israelies?

¿Israelitas, Israelies? on agosto 9, 2014

Aceptemos entonces (CE 368) que las órdenes de Dios Todopoderoso de exterminar ciertos pueblos en el Antiguo Testamento (por ejemplo I Sam.XV) han sido un acto de justicia y de misericordia para los paganos mismos y un acto también destinado a ayudar a los israelitas en la preparación de la cuna para el Dios Encarnado, Nuestro Señor Jesucristo, para cuando El viniera varios siglos más tarde. Esta cuna, los israelitas sí la han efectivamente provisto, particularmente con la Santísima Virgen María para con la cual toda la raza humana tiene una deuda sin límites de gratitud. Si alguno de nosotros llega al Cielo, será solamente por su intercesión.

Entonces, ¿qué conexión puede existir entre esos judíos a través de los cuales viene la salvación (Jn.IV,22) y el conjunto de los judíos de hoy que están masacrando a Palestina o que apoyan moralmente o financieramente la masacre? La mayoría de los judíos de hoy, siendo judíos askenazis, bien pueden no ser descendientes por la sangre de Abraham, pero sea como sea, ellos han seguramente absorbido a través del Talmud, el libro sagrado del Judaísmo post-cristiano, lo que Nuestro Señor llamó “la levadura de los fariseos y de los saduceos” (Mt.XVI,11), para significar el espíritu de sus acérrimos enemigos que lo crucificaron y que han combatido su Iglesia desde entonces. ¿Y como este Pueblo Elegido ha podido alistarse consistentemente entre sus peores enemigos? (Si la sola pregunta parece “antisemita”, uno debe recordar que la verdad es buena mientras que el “antisemitismo” es malo, de tal manera que nada verdadero puede ser “antisemita” y nada “antisemita” puede ser verdadero. Lo que sigue es la verdad, y no tiene de ninguna manera algo que ver con el así llamado “antisemitismo”).

En primer lugar si el Pueblo Elegido se volvió contra su Dios, el problema puede parecer cronológico, pero en el fondo no lo es. A lo largo del Antiguo Testamento hubo israelitas que se volvieron en contra de Dios, por ejemplo los adoradores del becerro de oro o los judíos exilados en Babilonia. Dios tuvo que castigar a menudo a su propio pueblo “de dura cerviz” y rebelde. Del mismo modo desde el principio del Nuevo Testamento hasta nuestros propios días hubo siempre convertidos judíos célebres, como San Pablo que era tan judío como se puede serlo (cf.Rom.IX,1–5; II Cor.XI,21–22; Fil.III,4–6). La diferencia entre israelitas e israelíes es la misma diferencia que hubo siempre entre los de cualquier raza que aman a Dios y los que se rebelan contra El. La verdadera línea judeo-cristiana se extiende desde Abel pasando, por ejemplo, por Abraham, Moisés, David y la Madre de Dios hasta la Iglesia católica. La falsa línea judeo-cristiana pero verdadera linea judeo-masónica se extiende desde el maldito Caín pasando, por ejemplo, por los que mataban a los profetas de Dios hasta Anás y Caifás y la masonería moderna que fue creada por judíos y que está todavía controlada por ellos con el propósito de luchar contra la Iglesia católica, aún cuando muchos masones desconozcan este hecho.

Muy bien, pero ¿no es el contraste entre israelitas e israelíes particularmente agudo? Sí, porque como dice el viejo refrán, “Cuanto más alto se está, más dura es la caída”. Una vez que el Pueblo Elegido se hubo rehusado a ser el servidor particular de Dios, como lo hicieron ampliamente desde la Encarnación en adelante, ellos estaban destinados a volverse los servidores particulares del Diablo. Para ellos no podía haber nada intermedio. Y, ¿qué había detrás de este rechazo? En una sola palabra: soberbia. En lugar de utilizar los dones especiales que Dios les proporcionó para Su gloria, ellos los desviaron para servir a su propia gloria. Antes que viniera su Mesías, se pusieron a concebirlo de una manera errónea como su salvador material en lugar de espiritual, de tal manera que cuando El vino, ellos rehusaron reconocerlo, y desde entonces lo combaten por haber reemplazado su religión mosaica racialmente exclusiva por la religión Católica racialmente inclusiva, abierta a todas las razas.

Y, ¿qué pueden hacer los Católicos para resistir a la dominación material de los antiguamente Elegidos arrolladora todo alrededor nuestro? Materialmente, casi nada, pero una sola alma rezando espiritualmente y sinceramente para que venga el Reino de Dios y para que se haga Su voluntad, puede hacer que Dios desplace montañas materiales, un juego de niños para Dios. El solamente permite esta dominación judía para traernos de vuelta a El.

Kyrie eleison.

Paganos Virtuosos

Paganos Virtuosos on octubre 22, 2011

Al leer (EC 221) como la música de Brahms es prueba de cierta grandeza de alma, un joven lector brasileño pregunta si la mecha que aún humea en él, no humea mejor que en un Católico tibio (ver Mt. XII,20). El contraste apunta a resaltar la virtud del pagano y a cuestionar la virtud de los Católicos “tibios, perezosos.” Por supuesto la virtud pagana es digna de alabanza y la tibieza Católica de censura, pero eso genera una pregunta mayor: ¿Hasta que punto es importante ser un Católico creyente? ¿Cuán importante es la virtud de la fe? La respuesta debe quedar en pie, es tan importante como larga es la eternidad.

Que la virtud de fe sea de supremo valor resulta evidente a partir de los Evangelios. ¿Cuán a menudo Nuestro Señor despues de haber realizado un milagro de curación física o espiritual dice al beneficiado que su fe es la que obtuvo para ella el milagro, como es el caso de María Magdalena (Lc.VII,50). Sin embargo la Escritura deja igualmente claro que esta meritoria fe es algo mas profundo que el simple conocimiento explícito de la religión. Por ejemplo, los centuriones Romanos pueden haber conocido poco o nada de la verdadera religión en sus días, el Antiguo Testamento, sin embargo de uno de ellos Nuestro Señor dice no haber encontrado una fe tan grande en Israel (Mt.VIII,10), otro de ellos reconoce como al Hijo de Dios al Jesús crucificado del cual los expertos en religión no hicieron mas que burlarse (Mt.XXVII,41), mientras un tercero, Cornelio, marcó el sendero para todos los gentiles que entrarán en la verdadera Iglesia (Hech.X,XI). ¿Qué tenían estos centuriones paganos que los sacerdotes, escribas y ancianos no tenían, o habían perdido?

Desde el principio hasta el fin de la vida de todos los hombres en la tierra, tanto los paganos como los no paganos, están confrontados constantemente a una variedad de cosas buenas, todas provenientes en última instancia de Dios, y de cosas malas provenientes de la maldad de los hombres. Pero Dios mismo es invisible mientras que los hombres malos son demasiado visibles, de manera que es demasiado fácil no creer en la bondad o aún en la existencia de Dios. Con todo, los hombres de recto corazón creerán en la bondad de la vida a la vez que desestimarán relativamente, pèro no absolutamente, al mal, mientras los hombres de mal corazón desestimarán lo bueno que está alrededor de ellos. Ahora bien, los dos pueden no tener alguno conocimiento explícito de la religión, pero mientras que los hombres de recto corazón, como los centuriones, sujetarán ese conocimiento tan pronto como cruza su camino, los de mal corazón, al contrario, lo despreciarán, mas o menos. Asi, los inocentes Andrés y Juan se sujetaron inmediatamente al Mesías (Jn.I,37–40), mientras que el letrado Gamaliel necesitó mas tiempo y argumentos (Hech.V,34–39). Digamos pues que en el corazón de la virtud explícita y esclarecida de fe, se encuentra una implícita confianza en la bondad de la vida y en algún Ser detrás de ella, una confianza que puede ser socavada por una doctrina errónea o quebrantada, por ejemplo, por el escándalo.

Si volvemos al caso de Brahms, la pregunta entonces viene a ser, ¿Tenía al menos esta confianza implícita en la bondad de la vida y en el Ser detrás de ella? Con seguridad la respuesta es no, porque pasó la segunda mitad de su vida en lo que era en ese entonces la ciudad capital de la música, la Católica Viena. Allí la belleza de su música debe haber llevado a muchos de sus amigos y hasta a sacerdotes a incitarlo a la realización explícita de esta belleza que existe en la profesión y en la práctica de la religión de Viena, pero él debe haber rechazado todos estos tales llamados. Por consiguiente parecería muy posible que no haya salvado su alma . . .Sólo Dios lo sabe.

De todas maneras agradecemos a Dios por su música. Como dijo maravillosamente San Agustín, “Toda verdad nos pertenece a nosotros Católicos.” ¡Equivalentemente toda belleza, aún la creada por paganos!

Kyrie eleison.,

Orgullo Ancestral

Orgullo Ancestral on octubre 15, 2011

En el segundo volumen acerca de la vida de Jesús publicado hace varios meses, el Papa Benedicto XVI hizo comentarios que les permitió a los periodistas saltar a la conclusión de que los Judíos ya no deben de señalárseles como responsables de deicidio, esto es el asesinato de Dios. Peor aún, el 17 de Mayo el director ejecutivo del Secretariado de la Comisión Episcopal de Relaciones Ecuménicas e Inter-religiosas de los EUA dijo que uno no puede acusar a la gente Judía de deicidio en ningún momento de la historia sin dejar de estar en comunión con la Iglesia Católica. En oposición a lo que mucha gente hoy en día quiere pensar, es tiempo de recordar aunque sea brevemente, lo que la verdadera Iglesia siempre solía enseñar acerca de la asesinato judicial de Jesús.

En primer lugar, el asesinato de Jesús fue verdaderamente “deicidio,” el asesinato de Dios, porque Jesús era una de las tres Personas divinas que en adición a su naturaleza divina había tomado una naturaleza humana. ¿Qué se murió en la Cruz? Únicamente la naturaleza humana. Pero ¿a quién se le asesinó en la Cruz en su naturaleza humana? Ni más ni menos que a la segunda divina Persona, esto es, a Dios.

En segundo lugar, Jesús murió en la Cruz para salvarnos a todos nosotros, seres humanos pecadores, de nuestros pecados, y en este sentido todos los hombres fueron y siguen siendo el fin de su muerte. Pero únicamente los Judíos (líderes y pueblo) fueron los agentes primarios del deicidio, porque es obvio de los Evangelios que el Gentil más involucrado, Poncio Pilato, nunca hubiera condenado a Jesús a muerte si los líderes Judíos no hubieran levantado entre la gente el clamor para su crucifixión (Mateo XXVII, 20). Ciertamente los líderes doctos eran más culpables que el pueblo ignorante, dice Sto. Tomás de Aquino (Suma III, 47, 5), pero todos en unísono aclamaron para que su sangre cayera sobre de ellos y sobre de sus hijos (Mateo XXVII, 25).

En tercer lugar, al menos el Papa León XIII consideró que había una verdadera solidaridad entre los Judíos que clamaban en ese entonces para que Jesús fuese asesinado, y la colectividad de los Judíos de los tiempos modernos. ¿Acaso no en su Acto de Consagración del Genere Humano al Sagrado Corazón de Jesús hizó a la totalidad de la Iglesia, desde finales del siglo 19 y en adelante, rezar a Dios para que tornara sus “ojos de misericordia hacia los hijos de esa raza, alguna vez el pueblo elegido de Dios: desde tiempos remotos clamaron sobre de ellos la Sangre del Salvador; descienda ahora sobre ellos un bautismo (como un lavado) de redención y de vida”?

Pero León XVIII de ninguna manera está solo al observar dicha continuidad entre los Judíos a través de los siglos. ¿Acaso no reclaman ellos mismos hoy en día la tierra de Palestina basados en que es suya por el derecho otorgado por Dios en el Antiguo Testamento? ¿Ha habido en la faz de la tierra alguna raza-pueblo-nación tan orgullosamente auto-identificante a través de todos los tiempos? Originalmente elevados por Dios para acunar al Mesías, Dios mío, cuando él vino se rehusaron colectivamente a reconocerlo. Colectivamente también, con lo que se puede entender que siempre existen nobles excepciones, han permanecido fieles a ese rechazo, por lo que cambiaron su religión de la de Abraham y Moisés y del Viejo Testamento a aquella de Anás, Caifás y del Talmud. Trágicamente, su mismo entrenamiento divino para el Mesías los lleva a rechazar a aquel que les parece un falso mesías. Hasta que se conviertan al final del mundo, como la Iglesia siempre lo ha enseñado (cf. Rom. XI, 26–27), parecen estar obligados a elegir seguir actuando, colectivamente, como enemigos del verdadero Mesías.

¿Como es posible que Bendito XVI pierda verdades tan antiguas?

Kyrie eleison.