Antiguo Testamento

L’ ACTUALIDAD de las ESCRITURAS

L’ ACTUALIDAD de las ESCRITURAS on mayo 18, 2024

En torno al Dios encarnado el mundo entero gira, 

Como dice la Escritura. Al despreciarlo, arde como en pira.

El último número del boletín de noticias del seminario de la «Resistencia» de la Sociedad de los Apóstoles de Jesús y María, en Morannes, en el noroeste de Francia, contiene un admirable editorial procedente del superior de dicha Sociedad, monseñor Jean-Michel Faure. No es largo. He aquí el texto completo: 

Queridos amigos y bienhechores: 

Nuestro Señor dijo a los Apóstoles: «Cuando oigáis hablar de guerras y levantamientos, no os asustéis . . . . seréis odiados por todos, a causa de mi nombre» (es decir, a causa de vuestra fidelidad a mi doctrina) . . . . «con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas . . . . Cuando veáis que estas cosas empiezan a suceder, levantad la cabeza y mirad hacia arriba, porque vuestra redención (y vuestra victoria) está muy cerca ». (Lc. XXI, 9, 17, 19, 28). 

Hoy asistimos a los signos que anuncian los grandes acontecimientos aludidos por Nuestro Señor Jesucristo, San San Pablo y San Juan: la gran apostasía. Nunca antes los enemigos de Jesucristo habían tenido a su disposición tantos medios para destruir toda fe y moral en las almas de los niños, de los jóvenes y de los ancianos. «Aplastar la (iglesia) infame”, gritaba ya Voltaire en el siglo XVIII a los adeptos de la secta infernal – «Derribemos el trono (o monarquía) para derribar el altar (o misa católica e Iglesia), por el laicismo (televisión, internet, cine), las modas indecentes, y finalmente por la infiltración en la Iglesia, hasta llegar al papado, gracias al Concilio Vaticano II. 

La historia moderna ilustra las etapas de la gran apostasía de las naciones, los gestos y los hechos de los del Anticristo, sus predecesores preparando la venida del Anticristo mismo, preparando a la generación de los hombres para aplaudirle cuando venga (cf. II Tes. I, 8). Un documento muy reciente procedente de Roma afirma que la dignidad humana es infinita. Aquí está el hombre pretendiendo establecer su trono dentro de la 

Iglesia, para entronizarse allí con el poder del Diablo (II Tes. II, 4). 

Como dijeron los peregrinos de Emaús a Nuestro Señor: «Señor, quédate con nosotros, que el día está muy avanzado» (Lc. XXIV, 29) (y las tinieblas cubren la tierra). Ánimo, pequeño rebaño – «Yo he vencido al mundo» (Jn. XVI, 33), por la Cruz. El Reino de Dios nunca ha estado tan cerca. 

Mons. Jean-Michel Faure 

Lo que impresiona aquí es, ante todo, lo pertinentes que son las abundantes citas de un ayer lejano para nuestras calamidades sin precedentes en la Iglesia y el mundo de hoy. Los lectores de estos «Comentarios que se hayan impresionado a causa de la falta de autoridad de mensajes mucho más recientes que pretenden venir del cielo para iluminarnos y alentarnos en la batalla venidera, al menos que abran sus biblias para leer de nuevo Mateo XXIV, Marcos XIII y Lucas XXI. No hay falta de autoridad divina detrás del texto de los evangelios, sólo falta que nos demos cuenta, a la manera del monseñor Faure, de cuánto ese texto puede cobrar vida en nuestras circunstancias actuales. 

Lectores, para comprender lo que realmente sucede a nuestro alrededor y lo que debemos hacer, leed con regularidad la propia palabra de Dios, y no sólo el Nuevo Testamento, sino también el Antiguo Testamento, donde la presentación múltiple de la bondad de Dios frente a la maldad de los hombres es la esencia misma de los acontecimientos actuales. 

Kyrie eleison 

Los Galatas de Hoy

Los Galatas de Hoy on junio 16, 2012

“Oh ustedes insensatos Gálatas” exclama San Pablo (Gal.III,1), despellejando a uno de sus amados rebaños que estaba apostatando, deseando retornar del Nuevo Testamento al Viejo Testamento para satisfacer a los Judaizantes que querían que ellos sirvieran nuevamente “bajo los elementos del mundo” (IV,3). Es notablemente fácil aplicar esta diatriba del Apóstol a aquellos Católicos Tradicionales que al presente están tentados de resbalar nuevamente bajo las autoridades Conciliares para satisfacer Nostra Aetate. Pero entonces, se trata del mismo mundo, carne y demonio, así es que con disculpas a San Pablo, permítanme adaptar algunos versículos de la Epístola a nuestra propia actualidad:—

“¡Oh ustedes aquellos católicos de la Tradición vueltos insensatos! ¿Quién los ha hechizado para que no continúen con la Tradición de Nuestro Señor Jesucristo tal cómo fue presentada ante ustedes? Esto sólo quisiera saber de ustedes: ¿Han ustedes llevado vidas católicas por varios años gracias al Vaticano II o gracias a la Tradición católica? ¿Tan insensatos son que habiendo experimentado los frutos de la Tradición ahora quieren abandonarla poniéndose de vuelta bajo las autoridades Conciliares? ¿Fueron todos esos frutos en vano (III, 1–4)?

“Estoy estupefacto de ver cuan pronto ustedes se están apartando de la línea del Arzobispo Lefebvre, quien los llamó a la gracia de Cristo, y se pasan al nuevo evangelio del Vaticano II, que no es evangelio en absoluto; estos modernistas los perturban y pretenden pervertir el Evangelio de Cristo. Pero si nosotros o un ángel del Cielo trataran de decirles a ustedes que el Concilio no fue realmente tan malo, ¡échenlo y no lo escuchen! Permítanme decirlo nuevamente: quienquiera que pretenda que el Arzobispo hubiera estado hoy a favor de un acuerdo con la Roma Conciliar, ¡debe ser echado! ¿Qué intereses estamos buscando? ¿Estamos tratando de agradar a los Romanos o agradar a Dios? ¡Si estos Romanos me quisieran, no sería siervo de Cristo! (I,6–10).

“Antes de venir a la Tradición ustedes estaban sirviendo bajo hombres de iglesia que estaban entregando la Iglesia al mundo. Pero ahora, después de haber hallado la Tradición, ¿cómo pueden ustedes desear retornar al mundo bajo las autoridades Conciliares (IV, 8–9)? ¿He devenido un enemigo de la Fraternidad San Pío X porque digo la verdad? Los que los engañan pretenden estar protegiendo los intereses de ustedes, pero en realidad lo que quieren es que se olviden del Arzobispo y sirvan a los propios intereses de ellos (IV,16–17). Manténganse firmes y no vuelvan nuevamente bajo el poder del Concilio(V,1). Iban bien. ¿Cómo pueden ustedes mismos alejarse de la Verdad? ¡Quienquiera que está haciendo esto a vosotros no es siervo de Dios! Realmente creo que ustedes no tendrán otro sentir pero quienquiera que los está engañando tiene una grave responsabilidad. ¿Creen ustedes que yo sería tan perseguido si estuviera predicando el mundo? ¡Quienquiera que está corrompiendo la Tradición necesita el cuchillo no solamente para la circuncisión (V,7–12)!

“Aquellos que quieren que la Fraternidad San Pío X pase por el Vaticano II B, están simplemente tratando de evitar ser perseguidos a causa de la Cruz de Cristo. Ellos quieren que ustedes sean mundanos, guardando solamente las apariencias exteriores de Tradición. Ellos quieren volver con los Judaizantes en Roma, pero Dios no quiera que yo quiera otra cosa que no sea la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo para mí ha sido crucificado y yo para el mundo. Quienquiera que siga la Tradición de esta manera, la paz sea con ellos y la misericordia (VI,12–16).”

Ahora lean la propia Epístola de San Pablo. ¡Que nadie pretenda que la palabra de Dios ya no aplica!

Kyrie eleison.

Orgullo Ancestral

Orgullo Ancestral on octubre 15, 2011

En el segundo volumen acerca de la vida de Jesús publicado hace varios meses, el Papa Benedicto XVI hizo comentarios que les permitió a los periodistas saltar a la conclusión de que los Judíos ya no deben de señalárseles como responsables de deicidio, esto es el asesinato de Dios. Peor aún, el 17 de Mayo el director ejecutivo del Secretariado de la Comisión Episcopal de Relaciones Ecuménicas e Inter-religiosas de los EUA dijo que uno no puede acusar a la gente Judía de deicidio en ningún momento de la historia sin dejar de estar en comunión con la Iglesia Católica. En oposición a lo que mucha gente hoy en día quiere pensar, es tiempo de recordar aunque sea brevemente, lo que la verdadera Iglesia siempre solía enseñar acerca de la asesinato judicial de Jesús.

En primer lugar, el asesinato de Jesús fue verdaderamente “deicidio,” el asesinato de Dios, porque Jesús era una de las tres Personas divinas que en adición a su naturaleza divina había tomado una naturaleza humana. ¿Qué se murió en la Cruz? Únicamente la naturaleza humana. Pero ¿a quién se le asesinó en la Cruz en su naturaleza humana? Ni más ni menos que a la segunda divina Persona, esto es, a Dios.

En segundo lugar, Jesús murió en la Cruz para salvarnos a todos nosotros, seres humanos pecadores, de nuestros pecados, y en este sentido todos los hombres fueron y siguen siendo el fin de su muerte. Pero únicamente los Judíos (líderes y pueblo) fueron los agentes primarios del deicidio, porque es obvio de los Evangelios que el Gentil más involucrado, Poncio Pilato, nunca hubiera condenado a Jesús a muerte si los líderes Judíos no hubieran levantado entre la gente el clamor para su crucifixión (Mateo XXVII, 20). Ciertamente los líderes doctos eran más culpables que el pueblo ignorante, dice Sto. Tomás de Aquino (Suma III, 47, 5), pero todos en unísono aclamaron para que su sangre cayera sobre de ellos y sobre de sus hijos (Mateo XXVII, 25).

En tercer lugar, al menos el Papa León XIII consideró que había una verdadera solidaridad entre los Judíos que clamaban en ese entonces para que Jesús fuese asesinado, y la colectividad de los Judíos de los tiempos modernos. ¿Acaso no en su Acto de Consagración del Genere Humano al Sagrado Corazón de Jesús hizó a la totalidad de la Iglesia, desde finales del siglo 19 y en adelante, rezar a Dios para que tornara sus “ojos de misericordia hacia los hijos de esa raza, alguna vez el pueblo elegido de Dios: desde tiempos remotos clamaron sobre de ellos la Sangre del Salvador; descienda ahora sobre ellos un bautismo (como un lavado) de redención y de vida”?

Pero León XVIII de ninguna manera está solo al observar dicha continuidad entre los Judíos a través de los siglos. ¿Acaso no reclaman ellos mismos hoy en día la tierra de Palestina basados en que es suya por el derecho otorgado por Dios en el Antiguo Testamento? ¿Ha habido en la faz de la tierra alguna raza-pueblo-nación tan orgullosamente auto-identificante a través de todos los tiempos? Originalmente elevados por Dios para acunar al Mesías, Dios mío, cuando él vino se rehusaron colectivamente a reconocerlo. Colectivamente también, con lo que se puede entender que siempre existen nobles excepciones, han permanecido fieles a ese rechazo, por lo que cambiaron su religión de la de Abraham y Moisés y del Viejo Testamento a aquella de Anás, Caifás y del Talmud. Trágicamente, su mismo entrenamiento divino para el Mesías los lleva a rechazar a aquel que les parece un falso mesías. Hasta que se conviertan al final del mundo, como la Iglesia siempre lo ha enseñado (cf. Rom. XI, 26–27), parecen estar obligados a elegir seguir actuando, colectivamente, como enemigos del verdadero Mesías.

¿Como es posible que Bendito XVI pierda verdades tan antiguas?

Kyrie eleison.

¿Leer a los Paganos?

¿Leer a los Paganos? on junio 4, 2011

Algunas cejas Católicas pueden haberse levantado hace un tiempo cuando los “Comentarios Eleison” (EC 188) recomendaron la lectura de los Griegos paganos para entender el marco moral del universo. ¿Por qué no mejor leer autores Católicos? Más las mismas grandes realidades de la vida, el sufrimiento y la muerte fueron enfrentadas por los trágicos Griegos como lo fueron por los Doctores Católicos:— ¿por qué nacimos en esta tierra, aparentemente sólo para sufrir y morir, y por la muerte debemos separarnos de todo lo que hemos aprendido a amar? La pregunta es básica y puede ser desesperante.

La respuesta Católica es clara y completa, un infinitamente buen Dios nos da a cada uno de nosotros la vida, el libre albedrío y tiempo suficiente, si utilizamos correctamente el sufrimiento en la dosis exacta enviada por la Providencia (Mateo X, 29–31) para elegir si preferimos pasar nuestra eternidad sin Él en el infierno en lugar de pasarla con Él en el Cielo. La respuesta Griega está incompleta, pero no completamente fuera del blanco. En lugar de Dios Padre, ellos tienen a un Padre-dios, Zeus, y en lugar de la Providencia ellos tienen el Destino (Moira).

Ahora en tanto que para los Católicos la Providencia es inseparable de Dios, los Griego separan a Zeus de Destino para que puedan a veces entrar en conflicto. Esa es la consecuencia de que los Griegos tengan un concepto demasiado humano de sus dioses. Sin embargo si conciben a Zeus como el dirigente más o menos benigno del universo y al Destino, como la Providencia inmersa en el Dios verdadero (Summa Ia, 23,8; 116, 3), inmutable, así que no están del todo equivocados. Además ellos tienen más respeto por sus dioses míticos y por el orden moral guardado por ellos, que una multitud de escritores modernos que no tienen respecto por ningún dios y que se disponen a negar cualquier rastro del orden moral.

Pero los Griegos tienen una ventaja aún por encima de los escritores Católicos. Cuando presentan grandes verdades, estas se deducen de la vida misma y no solamente – por decirlo así – del Catecismo. De manera similar sucede para cualquier testigo no-Católico con las verdades que enseña la Iglesia. Así como los Judíos Talmúdicos de hoy, precisamente porque rechazan a Jesucristo, le otorgan un testimonio especial custodiando celosamente en sus sinagogas el texto Hebreo de aquel Viejo Testamento que habla de Nuestro señor desde el principio hasta el final, así los antiguos griegos dan un testimonio especial a Dios y su Providencia cuando, independientemente del Catecismo, demuestran el orden moral del mundo en acción. De esta manera prueban que dichas verdades naturales son accesibles no solamente para los creyentes, sino que pertenecen a la misma tela de la vida como se vive por todo el mundo, si únicamente se comprende sanamente.

Otra ventaja de los clásicos antiguos en particular es que, habiendo precedido a Cristo, no puede haber en ellos una traza de esa apostasía que marca, a mayor o menor medida, aún a los escritores piadosos que florecen de la Cristiandad después de la Edad Media. Las verdades naturales se presentan por los antiguos con cierta inocencia y originalidad que ya no puede ser recuperada. Las aguas están demasiado enlodadas.

De hecho fueron los monasterios de la Iglesia los que aseguraron la supervivencia de los manuscritos de los clásicos antiguos en tiempos medievales. Considere a la verdadera Iglesia Católica como responsable de salvarlos una vez más en los tiempos modernos de los nuevos bárbaros ¡liberales! La llamada “escuela” de los liberales, dondequiera que reine, está actualmente convirtiendo todos los clásicos a cenizas.

Kyrie eleison.