pecado

¿Condenacion Eterna? – I

¿Condenacion Eterna? – I on mayo 18, 2013

Un lector ha hecho resurgir el clásico problema que ha surgido algunas veces en estos “Comentarios” directa o indirectamente, pero que es tan serio que merece ser tratado nuevamente por sí mismo. El escribe: “Encuentro difícil ser el católico que quiero ser debido a la doctrina de condenación eterna. No me parece que yo pueda aceptar la idea de que un alma pueda ser atormentada incesantemente por toda la eternidad. Simplemente es demasiado horrible. Tiene que existir una doctrina católica que no sea tan tajante.” Brevemente, ¿cómo puede ser que incluso una sola alma sea condenada con toda justicia a toda una eternidad de espantosos tormentos?

Noten que en una cueva que uno puede todavía visitar en Segovia, España, un gran Santo como lo fue San Dominico, pasó una noche agonizando en oración preguntándose sobre esta cuestión. Pero, dejemos sentado inmediatamente que es absolutamente fuera de discusión poner a Dios Todopoderoso en el banquillo de los acusados, como si El mereciera ser condenado o necesitara ser absuelto. Si su Iglesia enseña, como lo hace, que un solopecado mortal puede condenar a un alma al fuego infernal eterno y, si yo estoy en desacuerdo, entonces soy yo el equivocado y no su Iglesia. ¿Por qué estoy equivocado?

Por una o ambas de dos razones conectadas. O bien yo no aso la grandeza y bondad de Dios, lo cual es fácil de hacer, porque mi pequeña mente es finita y Dios es infinito. O bien no aso la gravedad del pecado, lo cual también es fácil de hacer porque el pecado ofende primariamente a Dios, solamente secundariamente a mi mismo y en tercer lugar a mi prójimo. Entonces, si fracaso en asir la grandeza del Dios ofendido por el pecado, naturalmente no asiré la gravedad del pecado.

La pregunta entonces deviene, ¿ha dado el Gran y Buen Dios a cada ser humano que alguna vez vivió y que El creó, suficientes medios durante su corta vida en la tierra como para saber que El existe, que El puede ser ofendido, qué es lo que básicamente Lo ofende y cuán grave es ofenderlo? La respuesta solo puede ser afirmativa en todos los cuatro encabezamientos.

* No necesito Fe sobrenatural para conocer la existencia de Dios. La recta razón basta para decirme que atrás de todas las cosas buenas en la vida de un hombre hay un Ser Supremamente Bueno. La razón apartada fuera de la verdad por el orgullo o cegada por el pecado, puede no decirnos de este Ser, pero cualquier apartamiento y ceguera son por mi culpa, no la de Dios, y ellos merecen un castigo proporcionado a todas las bondades que he experimentado en esta vida y que no me dejan”excusa” (Rom. I, 20) de mi parte si yo no las atribuyo a Dios.

* La realidad del libre albedrío es una experiencia diaria y cada uno de nosotros tiene la luz natural de la conciencia para decirnos que le debemos culto al Ser Supremo y que rechazar ese culto es ofenderlo. Tal es el Primer Mandamiento, y no precisa Fe para saberse.

* La conciencia natural también me dice de los otros nueve Mandamientos, que meramente deletrean la ley natural. También me dice que romperlos ofende no solamente a mi prójimo pero también, y aún primariamente, al Ser Supremo.

* Y, finalmente, lo más limpia que esté mi conciencia, lo más claramente me dice cuán serio es ofenderlo a El. El problema es que todos somos pecadores, y cualquier pecado ayuda a enceguecer nuestra conciencia. Pero nuestro pecado es nuestra propia culpa, no la de Dios, y El es totalmente justo en castigarnos por cuan nosotros enceguecemos nuestras mentes.

De acuerdo, entonces, uno puede objetar, todos los hombres en esta vida reciben como para conocer suficiente de Dios y como para merecer castigo luego de esta vida en proporción a cuanto lo han ofendido a El. Pero, ¿como puede cualquier mero hombre ofenderlo tan gravemente como para hacer que un castigo eterno e inimaginable sea justo? Intente el “Comentario” de la próxima semana acercarse a un misterio que es casi tan profundo como Dios es profundo.

Kyrie eleison.

Sabado Santo

Sabado Santo on marzo 30, 2013

En la vida de Nuestro Señor, el Sábado Santo fue ese día entre su espantosa muerte en la Cruz y su gloriosa Resurrección, cuando su cuerpo humano sin vida, ya que separado de su alma humana, yace (yació?)en la oscuridad de la tumba oculto al ojo humano. Los enemigos de Nuestro Señor parecían haberlo vencido tan exitosamente que el Dios Encarnado se encontraba en un eclipse total y solamente la Fe de Nuestra Señora en su Divino Hijo permanecía inquebrantable. Ella tenía que sostener a todos los otros que lo habían seguido porque aún los mas devotos de entre ellos estaban sumidos en el desanimoy sentían que, como nunca, todo estaba perdido. ( . . .se sentían como nunca antes perdidos?)

Ahora bien, siendo el Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia Católica sigue paralelamente el curso de la vida de Su Cuerpo físico. A lo largo de sus 2000 años de historia, la Iglesia siempre ha sido perseguida por los enemigos de Cristo y, en muchas partes del mundo en varios tiempos, ella ha sido virtualmente borrada. Sin embargo, con seguridad, nunca se encontró en un eclipse completo como lo parece estar hoy día. Dios diseñó su Iglesia como una monarquía para ser mantenida en la unidad por el Papa y ahora vemos un Papa que renuncia, sin duda en parte porque él mismo, magnetizado por el pensamiento moderno democrático, nunca creyó completamente en su propio cargo supremo. Quitando de su escudo de armas la tiara papal y firmando él mismo siempre como “Obispo de Roma,” cualesquiera fueran sus intenciones cuando renunció en febrero, humanamente hablando él ayudó con seguridad a socavar la divina institución del Papado.

Ciertamente con la renuncia de Benedicto XVI y con el subsiguiente cónclave, los enemigos de Cristo habrán hecho todo lo posible de su parte para anular el Papado. Por un justo castigo de Dios a causa de la apostasía universal de nuestra época, estos enemigos han recibido de El un gran poder sobre Su Iglesia. Han estado trabajando durante siglos (Desde siglos se esfuerzan?)para obtener un dominio completo del Vaticano y ahora están allí atrincherados. Con ninguna intención de ceder ni un ápice a una pequeña pía Fraternidad, ellos están, tal como lo vio en una visión hace 200 años Ana Catalina Emmerick, desmantelando la Iglesia piedra por piedra. Humanamente hablando los seguidores de hoy día de Nuestro Señor tienen tan poca aparente esperanza como tenían aquellos del Sábado Santo original.

Pero no mas que Nuestro Señor El mismo, la Iglesia Católica no es simplemente una cuestión (asunto?)humana. En 1846 Nuestra Señora de La Salette dijo acerca de nuestro propio tiempo: “Los justos sufrirán profundamente. Sus oraciones, penitencias y sus lágrimas se elevarán hasta el Cielo y todo el pueblo de Dios implorará perdón y misericordia y suplicará mi ayuda e intercesión. Y entonces Jesucristo en un acto de Su justicia y gran misericordia ordenará a Sus Angeles dar muerte a todos sus enemigos. Repentinamente los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos aquellos entregados al pecado, perecerán, y la tierra devendrá como un desierto. Y entonces vendrá la paz y el hombre se reconciliará con Dios; Jesucristo será servido, adorado y glorificado. La Caridad florecerá en todas partes . . .El Evangelio será predicado en todas partes . . .y el hombre vivirá en el temor de Dios.”

En otras palabras, con toda seguridad Dios resucitará a Su Iglesia de su actual angustia. Si su eclipse deviene aún mas sombrío, como seguramente lo será, mantengámonos mas cerca que nunca de la Madre de Dios y tomemos ahora la resolución de no entristecerla con nuestra falta de Fe, como lo hicieron los Apóstoles y discípulos de Nuestro Señor en aquel primer Sábado Santo. Comprometámonos a regocijar su Inmaculado Corazón con nuestra inquebrantable Fe en su Divino Hijo y su única verdadera Iglesia.

Kyrie eleison.

Liberalismo – Blasfemia

Liberalismo – Blasfemia on enero 26, 2013

El liberalismo, ¿será tan horrendo como se dice? Tal o cual persona está acusada de ser un “liberal,” y sin embargo muchos de los que se ven acusados de serlo, niegan rotundamente que la etiqueta pueda ser aplicada a ellos. ¿Quién tiene la razón? ¿Los acusadores o el acusado? Siendo el “liberalismo” una palabra que designa el error de los tiempos modernos que engloba todo, y que es responsable de arrastrar innumerables almas a las llamas del Infierno, merece ciertamente una atención suplementaria.

En realidad, la libertad designa lo de que yo estoy libre (de tal o cual impedimento; por ejemplo estoy libre de una cadena que me impediría caminar), o bien ella designa lo que yo estoy libre para hacer (eligiendo tal o cual meta, por ejemplo caminar hasta el pueblo o hasta el precipicio). De estos dos aspectos de la libertad, la libertad negativa de impedimento (por ejemplo, libre de una cadena que me impide caminar) viene, a la vez, antes de la meta positiva en cuanto al tiempo (caminar hasta el precipicio), pero después, en cuanto a la importancia (o a la gravedad). Pues estar libre de impedimento (sin cadena) viene antes en cuanto al tiempo dado que si estoy impedido de caminar (por la cadena) para alcanzar un objetivo (el pueblo o el precipicio), tal objetivo es evidentemente imposible de alcanzar. Por otro lado, en cuanto a la importancia (o a la gravedad), la libertad de impedimento (sin cadena) viene después de la libertad de elección porque el valor de una voluntad no impedida dependerá del valor de la meta (pueblo o precipicio) elegida, y por la cual habré utilizado esta libertad-de, que en si es solo negativa. Así, el tener un cuchillo me libera de encontrarme desarmado: si yo utilizo el estar armado para cortar la comida para comer, esta libertad es buena; in cambio si yo utilizo el estar armado para cortar en pedazos a mi abuela, esta libertad se hace mortífera.

Ahora bien, lo que hace el liberalismo es darle a la libertad de impedimento (sin cadena), un –o el- valor supremo en sí misma (a esa libertad), independientemente de la libertad para elegir, sea para la buena meta (pueblo) sea para la mala (precipicio). Así, los liberales independizan la libertad de impedimento (sin cadena) de la meta buena o mala, del bien y del mal. Pero la diferencia entre el bien y el mal es una parte esencial de la creación de Dios, prevista desde la fruta prohibida del Paraíso Terrenal hasta el fin del mundo, para que el hombre haga su elección entre el Cielo y el Infierno. Y, a causa de ello, anteponer la libertad de impedimento a la ley de Dios es anteponer el hombre a Dios.

Dado que el liberalismo implica así la negación implícita de la ley moral de Dios, del bien y del mal, el liberalismo hace implícitamente la guerra a Dios, colocando al “derecho” humano para elegir, antes del derecho divino a dar mandamientos. Ahora bien, tal como lo decía el Arzobispo Lefebvre, existen 36 variedades diferentes de liberales, y entre ellas sin duda no todas pretenden hacerle la guerra a Dios. Pero la guerra a Dios sigue siendo la conclusión lógica de los liberales que dan el valor supremo a la libertad, y es la razón por la cual para muchos de ellos, todo está permitido. Habiendo degradado y destronado a Dios y a sus reglas, entonces la adoración de la libertad viene a ser para los liberales su religión de sustitución, una religión sin reglas, a no ser su propia voluntad.

Mas aún, siendo una religión de sustitución, debe desembarazarse de la verdadera religión que le bloquea el camino, de tal manera que los liberales se vuelven naturalmente “cruzados” en contra de la orden de Dios en todos los rincones de su creación: matrimonio libre de género, familia libre de hijos, Estados libres de autoridades, vidas libres de moral, y así sucesivamente. Tal guerra contra la realidad de Dios es una locura total y, sin embargo, los liberales, aparentemente tan buenos para los hombres que están “liberando,” pueden ser de hecho tremendamente crueles contra cualesquiera sea un obstáculo en medio del camino de su cruzada. Está en la lógica de su religión de sustitución que ellos no se sienten obligados a observar ningún miramiento en pisotear a los anti-liberales, porque estos no merecen ninguna piedad.

Durante 20 siglos, la Iglesia Católica ha condenado tamaña locura. Sin embargo, aprovechando el Vaticano II, la Iglesia oficial le ha abierto la puerta, declarando por ejemplo (“Dignitatis Humanæ”) que cada Estado debe proteger la “libertad-de” una coacción civil religiosa de sus ciudadanos en lugar de su “libertad-para” practicar la verdadera religión. Y ahora, los dirigentes de cierta Fraternidad católica quieren ponerla bajo la autoridad de los Romanos del Vaticano II. Para la verdadera religión, tal acción es, como el Arzobispo Lefebvre la llamó, la “Operación Suicidio.” Es normal, en este sentido que el liberalismo es intrínsecamente suicida.

Kyrie eleison.

Orgullo Ancestral

Orgullo Ancestral on octubre 15, 2011

En el segundo volumen acerca de la vida de Jesús publicado hace varios meses, el Papa Benedicto XVI hizo comentarios que les permitió a los periodistas saltar a la conclusión de que los Judíos ya no deben de señalárseles como responsables de deicidio, esto es el asesinato de Dios. Peor aún, el 17 de Mayo el director ejecutivo del Secretariado de la Comisión Episcopal de Relaciones Ecuménicas e Inter-religiosas de los EUA dijo que uno no puede acusar a la gente Judía de deicidio en ningún momento de la historia sin dejar de estar en comunión con la Iglesia Católica. En oposición a lo que mucha gente hoy en día quiere pensar, es tiempo de recordar aunque sea brevemente, lo que la verdadera Iglesia siempre solía enseñar acerca de la asesinato judicial de Jesús.

En primer lugar, el asesinato de Jesús fue verdaderamente “deicidio,” el asesinato de Dios, porque Jesús era una de las tres Personas divinas que en adición a su naturaleza divina había tomado una naturaleza humana. ¿Qué se murió en la Cruz? Únicamente la naturaleza humana. Pero ¿a quién se le asesinó en la Cruz en su naturaleza humana? Ni más ni menos que a la segunda divina Persona, esto es, a Dios.

En segundo lugar, Jesús murió en la Cruz para salvarnos a todos nosotros, seres humanos pecadores, de nuestros pecados, y en este sentido todos los hombres fueron y siguen siendo el fin de su muerte. Pero únicamente los Judíos (líderes y pueblo) fueron los agentes primarios del deicidio, porque es obvio de los Evangelios que el Gentil más involucrado, Poncio Pilato, nunca hubiera condenado a Jesús a muerte si los líderes Judíos no hubieran levantado entre la gente el clamor para su crucifixión (Mateo XXVII, 20). Ciertamente los líderes doctos eran más culpables que el pueblo ignorante, dice Sto. Tomás de Aquino (Suma III, 47, 5), pero todos en unísono aclamaron para que su sangre cayera sobre de ellos y sobre de sus hijos (Mateo XXVII, 25).

En tercer lugar, al menos el Papa León XIII consideró que había una verdadera solidaridad entre los Judíos que clamaban en ese entonces para que Jesús fuese asesinado, y la colectividad de los Judíos de los tiempos modernos. ¿Acaso no en su Acto de Consagración del Genere Humano al Sagrado Corazón de Jesús hizó a la totalidad de la Iglesia, desde finales del siglo 19 y en adelante, rezar a Dios para que tornara sus “ojos de misericordia hacia los hijos de esa raza, alguna vez el pueblo elegido de Dios: desde tiempos remotos clamaron sobre de ellos la Sangre del Salvador; descienda ahora sobre ellos un bautismo (como un lavado) de redención y de vida”?

Pero León XVIII de ninguna manera está solo al observar dicha continuidad entre los Judíos a través de los siglos. ¿Acaso no reclaman ellos mismos hoy en día la tierra de Palestina basados en que es suya por el derecho otorgado por Dios en el Antiguo Testamento? ¿Ha habido en la faz de la tierra alguna raza-pueblo-nación tan orgullosamente auto-identificante a través de todos los tiempos? Originalmente elevados por Dios para acunar al Mesías, Dios mío, cuando él vino se rehusaron colectivamente a reconocerlo. Colectivamente también, con lo que se puede entender que siempre existen nobles excepciones, han permanecido fieles a ese rechazo, por lo que cambiaron su religión de la de Abraham y Moisés y del Viejo Testamento a aquella de Anás, Caifás y del Talmud. Trágicamente, su mismo entrenamiento divino para el Mesías los lleva a rechazar a aquel que les parece un falso mesías. Hasta que se conviertan al final del mundo, como la Iglesia siempre lo ha enseñado (cf. Rom. XI, 26–27), parecen estar obligados a elegir seguir actuando, colectivamente, como enemigos del verdadero Mesías.

¿Como es posible que Bendito XVI pierda verdades tan antiguas?

Kyrie eleison.

Peliculas Sobre la Crisis

Peliculas Sobre la Crisis on septiembre 24, 2011

Dos películas interesantes ya han aparecido sobre el advenimiento en Estados Unidos de la crisis financiera y económica, que desde el 2008 ha estado amenazando con arruinar subrepticiamente todo el modo de vida de Occidente. Ambas películas están bien hechas. Ambas son persuasivas. Sin embargo una dice

que los banqueros son héroes mientras que la otra dice que son villanos. Si la sociedad occidental debe tener algún futuro, la contradicción amerita reflexión.

La película documental Inside Job consiste en una serie de entrevistas con banqueros, políticos, economistas, hombres de negocio, periodistas, intelectuales, consejeros financieros, etc. Emerge de esto un panorama aterrador de codicia y confabulación para el fraude en la cima de la sociedad americana en todos esos campos. La libre empresa fue la justificación para abolir el control sobre actividades financieras durante las décadas de 1980 y 1990, que otorgó a los hombres de dinero constantemente mas poder hasta que

lograron poner bajo su control a todos los políticos o periodistas o académicos influyentes. De tal modo que todavía está en marcha el despiadado proceso de saqueo de las clases media y trabajadora. La ira de las víctimas va creciendo hacia una explosión, pero, al menos por el momento, los hombres de dinero no pueden dejar de saciarse del bebedero que ellos mismos tan bien han planeado para su propio provecho. “La codicia es buena. Hace que el mundo funcione,” dicen los banksters (banqueros-gangsters).

En la segunda película Too Big to Fail, se reproducen los eventos dramáticos del otoño 2008 nucleados en el colapso de Lehmann Brothers, uno de los principales bancos de inversión en Nueva York. Hank Paulson, entonces Secretario del Tesoro de Estados Unidos, aparece haciendo una clásica decisión de libre empresa,

rechazando el salvataje gubernamental dejando así caer en bancarrota a Lehman Brothers. Pero el resultado es una sacudida tan fuerte para la comunidad financiera global, amenazando derrumbar el comercio y las finanzas mundiales, a punto tal que Paulson y sus camaradas del gobierno con la ayuda de todos los

banqueros principales de Nueva York, tienen que persuadir al Congreso de Estados Unidos para que apruebe un salvataje por parte de los contribuyentes a favor de los grandes bancos a los cuales no se les puede permitir caer. Y, justo a tiempo, él lo logra. El sistema está salvado. El gobierno y los

banqueros son los héroes del día. Una vez más se comprueba que el capitalismo es la maravilla que siempre

sabíamos que era – ¡Gracias a la intervención socialista!

Entonces, los banqueros, ¿son héroes o villanos? Respuesta, héroes a corto plazo, lo cual es mucho decir, ciertamente villanos a largo plazo porque se necesita muy poco sentido común para comprender que debido a que toda sociedad necesita del altruismo, ninguna sociedad puede construirse sobre la codicia, es

decir el egoísmo. En toda sociedad siempre habrá los que tienen y los que no tienen (ver Jn.XII, 8). Los dirigentes de la sociedad que tienen el dinero y el poder absolutamente deben cuidar a las masas que no tienen ni el uno ni el otro, de otra manera habrá revolución y caos. Naturalmente, los globalistas están contando con el caos de mañana para que les dé el poder mundial al día siguiente, pero, aunque ellos pueden proponer, es Dios quien dispone.

Mientras tanto, los Católicos y cualquiera a quien le importe el futuro, tendrían que ver estas dos películas y entonces proponerse a sí mismos algunas preguntas incómodas acerca del capitalismo y la libre empresa. ¿Por cual prodigio el capitalismo podía ser salvado esta vez solamente por el socialismo? ¿Es el gobierno entonces realmente tan malo? ¿Es el capitalismo realmente tan bueno? ¿Cómo una sociedad puede depender de hombres codiciosos para sobrevivir? ¿Como pudo la sociedad haber caído en tal dependencia? Y, ¿hay alguna señal en este momento de que alguien se esté haciendo tales preguntas? O, ¿es que el culto de todos al becerro de oro – llamemos a las cosas por su nombre – prosigue desenfrenado?

A menos que Jesucristo absuelva a los hombres de sus pecados por medio de sus sacerdotes, ningún sistema de sociedad posterior a la Encarnación puede en última instancia funcionar. El capitalismo solamente se mantuvo como parásito del Catolicismo de siglos precedentes. El Catolicismo, ¿está agotado? ¡El

capitalismo esta muriendo!

Kyrie eleison.

El Pensamiento de Benedicto – III

El Pensamiento de Benedicto – III on julio 23, 2011

Después de estudiar las raíces del pensamiento del Papa Benedicto (CE 209), Mons. Tissier en su tracto La Fe Puesta en Peligro por la Razón,procede a estudiar sus frutos. Si ese pensamiento tiene sus raíces principalmente en el subjetivismo sistemático de Kant (1724–1804), los frutos no pueden ser buenos. ¿Cómo pueden de alguna manera las verdades objetivas de la Fe hacerse intrínsecamente dependientes de la participación o reacciones del creyente subjetivo? El Evangelio, el dogma, la Iglesia, la sociedad, Cristo Rey y los Novísimos serán, uno detrás del otro, heridos de muerte.

Comencemos con el Evangelio. Su valor ya no está en contar los hechos históricos de la vida y la muerte de Nuestro Señor, sino en el poder de su narrativa para evocar los problemas existenciales de nuestro propio tiempo. Por ejemplo el que el mismo cuerpo de Nuestro Señor se hubiera unido con su alma humana para salir de la tumba aquella mañana de Pascua no es importante. Lo que importa es el significado moderno detrás de la narrativa: el amor es más fuerte que la muerte, Cristo continúa viviendo por la fuerza del amor y eso garantiza que nosotros también sobreviviremos por amor. Olvidémonos de la realidad, de los hechos. “Todo lo que necesitas es amor.”

El Dogma necesita de igual manera ser purificado del pasado y enriquecido por el presente. Ahora bien, el filósofo moderno Heidegger enseña que la persona es el que se “auto-supera.” Entonces Cristo fue el hombre que se superó tan completamente, que luchó tan totalmente por el infinito más allá de Él, que se realizó a sí mismo hasta el punto de volverse divino. Así es que el dogma de la Encarnación ya no significa que Dios se hizo hombre, ¡sino que el hombre se convirtió en Dios! Del mismo modo la Redención ya no debe de significar que Jesús pagó a su Padre, con su terrible Pasión, la deuda por todos los pecados de los hombres, sino que por su Cruz amó en sustitución de nosotros a Dios como Dios debe de ser amado, y nos llama a hacer lo mismo. El pecado ha dejado de ser una ofensa moral en contra de Dios, es simplemente un egoísmo, una falta de amor. Por lo tanto la Misa no necesita mas ser un sacrificio, y el sacerdote se torna simplemente en el animador de la celebración comunitaria. No tiene que asombrarnos si Benedicto cree en la misa del Novus Ordo.

En cuanto a la Iglesia, ya que la persona que existe es el valor supremo (ver CE 209) y que todas las personas existen por igual, entonces deshagámonos de una Iglesia con desigualdades jerárquicas, y dejemos de ver en la Iglesia Católica la única Arca de Salvación, ya que los seguidores de cada religión son personas existentes. El ecumenismo tiene que reemplazar todos los esfuerzos misioneros Católicos. Además, al convertir a la persona en valor supremo se disolverá la sociedad, subordinando el bien común a los derechos individuales, y se socavará tanto al matrimonio como a la sociedad poniendo a la compañía mutua del hombre y la mujer por encima de los hijos. En cuanto a Cristo Rey, será destronado al conferirle a cada persona tanta dignidad que el Estado debe de proteger los derechos de esta persona a escoger su propia religión.

Finalmente la muerte, de un castigo, se convierte en un remedio para todos nuestros males. El Juicio Particular significa únicamente una recompensa. El infierno no es más que un estado irrevocable de egoísmo de nuestra alma. El cielo será “una eterna nueva inmersión en el infinito ser” – ¿lo que significa qué? – y así consecutivamente. Aquí tenemos una nueva religión, comenta Mons. Tissier, mucho más cómoda – por lo menos aquí abajo – que la religión Católica.

Kyrie eleison.