Comentarios Eleison

Infalibilidad de la Iglesia

Infalibilidad de la <u>Iglesia</u> on septiembre 17, 2016

Desde la tierra al Cielo suben problemas. Desde el Cielo a la tierra bajan soluciones. Frecuentemente, un problema católico sólo necesita elevarse para que se vuelva menos problemático. Un ejemplo clásico puede ser el problema de los Papas Conciliares, un problema al cual nos hemos estado enfrentando desde el 2013 como nunca antes, al menos tan brutalmente. Hay de cualquier manera un misterio involucrado, pero si no escalamos suficientemente alto, fácilmente caemos presa de una de las dos tentaciones clásicas: o bien él es el Papa y entonces debo obedecerle, o bien yo no puedo obedecerle entonces él no puede ser Papa. Pero, si yo asciendo por arriba de la humanidad del Papa hacia la divinidad de la Iglesia, entonces me doy cuenta que la llamada infalibilidad Papal es realmente infalibilidad de la Iglesia, lo cual deja mucho más espacio para que este o aquel Papa, o incluso una serie de Papas, sean bastante menos que satisfactorios. Vayamos directo a la definición de infalibilidad de 1870, infalible en sí misma. He aquí el texto con algunas palabras resaltadas y números insertados:—

 . . . . Enseñamos y definimos ser un dogma divinamente revelado que el Romano Pontífice cuando habla ex cathedra –esto es, cuando, cumpliendo su cargo de pastor y doctor de todos los cristianos, 1 define 2 por su suprema autoridad apostólica que 3 una doctrina sobre la fe y las costumbres 4 debe ser sostenida por la Iglesia universal –, por la asistencia divina que le fue prometida en la persona del bienaventurado Pedro, goza de aquella infalibilidad de que el Redentor divino quiso que estuviera provista su Iglesia en la definición de la doctrina sobre la fe y las costumbres; y, por tanto, que las definiciones del Romano Pontífice son irreformables por sí mismas y no por el consentimiento de la Iglesia. Concilio Vaticano I, Ses. IV, Const. de Ecclesiâ Christi, Cap. iv.

En este texto vemos claramente las famosas cuatro condiciones para que el Papa esté hablando infaliblemente, pero también vemos que siguen inmediatamente las palabras aquí resaltadas que parecen no ser notadas frecuentemente, pero que dejan bien en claro de dónde proviene la infalibilidad del Papa: no proviene de él mismo sino de la Iglesia. Hagamos una comparación familiar de la vida moderna, a partir de un ama de casa que enchufa su plancha eléctrica en un tomacorriente en la pared. Para que la plancha se caliente, ella debe enchufarla en el tomacorriente, pero la electricidad que luego calentará su plancha obviamente no viene de ella misma, el ama de casa, sino de la central eléctrica local.

Para que una definición Papal sea infalible, el Papa debe enchufar las cuatro condiciones en la Iglesia, por así decirlo, y él es la única y sola persona en la tierra que puede hacer tal cosa, razón por la cual se llama “infalibilidad Papal”, pero la protección infalible del error que entonces él obtiene, no proviene de él mismo sino del Espíritu Santo a través de la Iglesia, un tanto como la electricidad no proviene del ama de casa sino de la central eléctrica a través del tomacorriente. Y entonces así como el ama de casa puede tener todo tipo de cualidades o defectos personales, pero siempre y cuando ella ponga el enchufe de la plancha en el tomacorriente, éstos defectos no hacen ninguna diferencia para que su plancha se caliente o no, igualmente el Papa puede ser un Santo o mucho menos que un Santo, pero si él está debidamente nombrado o elegido como Papa, entonces a partir del momento que él compromete las cuatro condiciones, su definición estará necesariamente libre de error.

Lo que esto significa es que siempre que el Papa no involucre esas cuatro condiciones, estrictamente hablando él puede decir absurdos, tal y como el resto de nosotros, sin que la Iglesia cese de ser infalible. Y, de hecho, su Infalibilidad Ordinaria es mucho más importante que esta Infalibilidad Extraordinaria de definiciones Papales, tal como números previos de estos “Comentarios” buscaron ilustrar con otra comparación familiar, aquella entre una montaña y su pico nevado (ver CEs 343 y 344, del 8 y 15 de Febrero de 2014). El pico nevado puede proveer mayor visibilidad pero para ser visibile donde es visto, depende totalmente del tamaño de la montaña por debajo de él. Entonces, una vez que llevamos el problema a las alturas, no es tan importante para la Iglesia si los Papas Conciliares están fuera de su juicio. Podemos sufrir aquí abajo por los Papas falibles, pero la Santa Madre Iglesia permanece serenamente infalible.

Kyrie eleison.

Orígenes del Islam

Orígenes del Islam on septiembre 10, 2016

Al recomendar a los lectores “Complot Contra la Iglesia” por Maurice Pinay, un libro que prueba con abundancia de documentos que el principal enemigo externo de la Iglesia Católica por 2,000 años han sido los Judíos, estos “Comentarios” declararon que los Judíos estaban detrás del Islam, la Masonería y el Comunismo. Ningún lector impugnó que ellos estaban detrás de la Masonería y del Comunismo, pero unos pocos preguntaron qué es lo que demuestra que también estaban detrás del Islam. En realidad, ya que el Islam surgió en el siglo séptimo después de Cristo, no existe para éste nada como la documentación que existe para las raíces modernas de la Masonería y del Comunismo. Además, expertos en Islam dirán que incluso muchos documentos originales sobre el comienzo del Islam habrían sido destruidos, precisamente para ocultar sus verdaderos orígenes. Lo que nos queda aquí sian el texto del Corán en sí y argumentos históricos que apuntan a los Judíos como los originadores del Islam.

En cuanto al texto del Corán, uno que lo estudió de cerca antes del Concilio, Hanna Zakarias, llegó a la conclusión en su libro “Verdadero Mahoma, Falso Corán” que éste fue totalmente trabajo de un Rabino Judío. Para apoyar su tesis de que el Islam es simplemente el Judaismo explicado a los Árabes por un Rabino para convertirlos al único Dios verdadero del Antiguo Testamento, Zakarias sostiene que no hay historia ni detalle en el Corán que no sean específicamente judíos, en referencia al Antiguo Testamento, al Talmud o a otra literatura judía. Solamente un Judío, argumenta él, pudo haber glorificado tanto a Israel como lo hace el Corán, a la cabeza de las naciones, único receptor de la única Revelación del único Dios verdadero. Así, pasajes en el Corán honrando, por ejemplo, a Juan el Bautista y a la Santísima Virgen, los honran puramente como Judíos, cortando toda conexión con la Cristiandad (Sura XIX, 1–21). En cuanto a Jesús, Él pudo haber sido el hijo de María pero ciertamente Él no fue el Hijo de Dios.

Por el contrario, un estudioso post-conciliar del Islam, Laurent Lagartempe, afirma en su libro “Orígenes del Islam” que hay muchas preguntas acerca de la persona histórica de Mahoma y él argumenta que el Corán es una mezcolanza de textos dispares, más o menos estabilizados apenas dos siglos después del comienzo del Islam, para justificar la nueva religión y para actuar como su texto sagrado para rivalizar con el Antiguo y Nuevo Testamentos de Moisés y Jesucristo, respectivamente. Pero Lagartempe no refuta una presencia significativa del Judaísmo en el Corán ni su influencia.

En cuanto a los argumentos históricos para los Judíos estando detrás del Islam, el libro de Pinay documenta el bien conocido papel jugado por los Judíos en ayudar a los Árabes a conquistar la España católica entre 711 y 788, reconquistada por los Católicos solamente en 1492. Lagartempe supone razonablemente que la precedente conquista Árabe del Norte de África desde 647 hasta 710 fue también ayudada por los Judíos, porque aquellos países al sur del Mediterráneo, alguna vez una floreciente parte del Cristianismo, han desde entonces permanecido mayormente bajo control Árabe.

Sin embargo, tal vez el argumento principal para los Judíos estando detrás del Islam es de un orden más general, y difícilmente discutible, apoyado en el papel muy especial jugado en la historia por el pueblo del Mesías, Nuestro Señor Jesucristo. Para empezar, el entrenamiento dado por Dios a los Israelitas para ese papel, se extendió a lo largo de 2,000 años desde Abraham hasta Cristo. Vean en el Antiguo Testamento cuán especialmente Dios tanto los recompensaba como los castigaba, para formarlos como la cuna del Mesías a venir. Eso les dio a los Judíos una familiaridad muy especial con el único Dios verdadero y ellos nunca la perdieron totalmente desde entonces. Y esa familiaridad les da una habilidad especial para fabricar religiones sustitutas que parecen satisfacer las reales necesidades religiosas de los hombres.

Desgraciadamente, ellos rechazaron a su Mesías cuando Él vino, y ese rechazo les da una motivación especial para fabricar falsas religiones con el fin de arrastrar a los seres humanos lejos de Cristo y lejos de la salvación eterna. Aquí está el por qué Maurice Pinay puede mostrar cómo ellos han luchado a través de todos los siglos contra la Iglesia Católica. Hoy ellos están indiscutiblemente detrás de la invasión Musulmana de las que alguna vez fueron naciones católicas de Europa para disolver los últimos remanentes de la Fe y así lograr que esas naciones dejen de oponerse a su Nuevo Orden Mundial.

Kyrie eleison.

Gloria de María

Gloria de María on septiembre 3, 2016

Entre las Fiestas Católicas de la Asunción de Nuestra Señora al Cielo (15 de Agosto) y la Natividad de Nuestra Señora (8 de Septiembre), puede ser un buen momento para reflexionar sobre una objeción principal Protestante a la devoción de los Católicos hacia Nuestra Señora, a saber, que toda la atención, honor y oración dirigidos hacia Nuestra Señora le es tanto así quitado a Nuestro Señor – Él sólo es nuestro Redentor, así que solamente a Él deben ser dirigidas toda nuestra devoción, adoración y oración. La siguiente cita, proviniendo como de Nuestro Señor mismo, pone muchas objeciones en una perspectiva diferente:—

El ojo humano no puede mirar al sol, pero puede mirar a la luna. El ojo del alma humana no puede mirar la perfección de Dios tal como ella es, pero puede mirar la perfección de María. María es como la luna respecto al sol. Está iluminada por su luz y refleja sobre vosotros la luz que la ha iluminado, pero suavizándola con esos místicos vapores que la hacen soportable a vuestra limitada naturaleza. Por esto Yo os la propongo desde hace siglos como modelo para todos vosotros a quienes he querido como hermanos, precisamente en María.

Ella es la Madre ¡Qué dulzura para los hijos mirar a su madre! Os la he dado por esa razón, para que

pudierais tener una dulce Majestad para contemplar, cuyo esplendor fuera suficiente para arrebataros y cautivar vuestra mirada, pero no tan brillante como para cegaros. Sólo ante almas especiales, que he elegido por motivos incensurables, me he mostrado a Mí mismo, en todo el fulgor de Dios-Hombre, de Inteligencia y Perfección absolutas. Pero junto a aquél don, les he tenido que dar otro que las hiciera capaces de soportar Mi conocimiento sin quedar aniquiladas.

Mientras que a María la podéis mirar todos. No porque ella sea semejante a vosotros. ¡Oh! ¡No! Su pureza es tan alta que Yo, su Hijo y su Dios, la trato con veneración. Su perfección es tan grande que el Paraíso todo se inclina ante su trono sobre el que desciende la eterna sonrisa y el eterno resplandor de Nuestra Trinidad. Pero este resplandor, que la compenetra e imbuye más que a ninguna otra criatura de Dios, está difuso por los velos candidísimos de su carne inmaculada, por la cual Ella irradia como una estrella, recogiendo toda la luz de Dios y difundiéndola como una luminosidad suave sobre todas sus criaturas.

Y además Ella es vuestra Madre eternamente. Y la Madre tiene todas las piedades que os excusan, que interceden por vosotros, que instruyen pacientemente. Grande es la alegría de María cuando Ella puede decir a quien le ama, “Ama a mi Hijo”. Grande es mi propia alegría cuando puedo decir a quien me ama, “Ama a mi Madre”. Y grandísima es nuestra alegría cuando vemos que separándose de mis pies uno de vosotros va a María, o separándose del regazo de María uno de vosotros viene hacia Mí. Porque la Madre goza al dar otras almas enamoradas al Hijo, y el Hijo goza al ver amada por otros a la Madre. Pues cuando de nuestra gloria se trata, ninguno de nosotros busca prevalecer, sino que la gloria de cada uno de nosotros se completa en la gloria del otro.

Por esto te digo: “Ama a María. Te doy a Ella. Ella te ama e iluminará tu existencia con tan sólo la suavidad de su sonrisa”.

Si los Católicos supieran cómo dejar que su luz irradie a través de ellos, ellos atraerían incontables almas hacia su Hijo y hacia Dios, como verdaderamente los Protestantes devotos sólo pueden desearlo.

Kyrie eleison.

Contra el N.O.M.

Contra el N.O.M. on agosto 27, 2016

El principio es claro en teoría: para seguir a Nuestro Señor precisamos, en la palabras inmortales de San Agustín, “matar a los errores, amar al que yerra”. Eso significa que nunca debemos matar a los errores de manera a matar tambien a los que yerran (es decir, a aquellos que están en el error, a menos que sean peligrosos e incorregibles), y que nunca debemos amar a los que yerran de manera a amar tambien sus errores. En la práctica puede ser muy fácil el deslizarse desde matando al error hacia matando al que yerra, o deslizarse desde amando al que yerra hacia amando el error de ellos. En palabras diferentes: “La Iglesia es intransigente en principios porque Ella cree, Ella es tolerante en la práctica porque Ella ama. Los enemigos de la Iglesia son tolerantes en principios porque no creen e intransigentes en la práctica porque no aman”. Eso está bien dicho.

En caso que cualquiera piense todavía que el autor de estos “Comentarios” se desliza desde la compasión por el rebaño descarriado dentro del Novus Ordo hacia el amor por los errores de la Nueva Misa de Pablo VI, he aquí extractos de una carta de un lector ya mayor cuya propia amarga experiencia le llevó a él a la conclusión que a los Católicos Novus Ordo no se les debe conceder demasiado el beneficio de la duda. Obviamente, él se ha topado con algo de lo peor de la Neo-Iglesia. Por sus frutos . . .

Yo era un niño típico de escuela primaria en una parroquia de 2500 familias en un barrio que era casi 60% Católico. Todos nosotros fuimos formados en la antigua religión, y cuando la Revolución Conciliar comenzó a destruir la Iglesia en los 1970, todos tuvimos que detectar que algo estaba mal. Ahora bien, todo Católico tiene el deber de ser fiel a la Tradición y de encontrar donde ella yace, por ejemplo en los materiales de lectura disponibles para todos. Por 50 años yo mismo he alegado, rogado y rezado para que mis amigos y familia Católicos leyeran las cosas que yo he leído, pero simplemente no quieren hacerlo. La gran mayoría disfruta la religión Conciliar: divorcio y fáciles anulaciones, predicadores acomodaticios, feminismo, democracia, adulterio, homosexualidad y amor meloso los aferran al Novus Ordo, de ningún modo un amor a la verdad.

Diría que conozco la mentalidad Novus Ordo porque por más de dos años me puse en contacto cercano con jueces y sacerdotes y laicos Novus Ordo. Le puedo asegurar a usted que no es el amor a la verdad el que les motiva a ellos. Se puede confiar en estas autoridades de la Neo-iglesia que harán exactamente lo que casi todos, sino todos, los Católicos Novus Ordo quieren que hagan, lo cual es ignorar sus vidas pecadoras. Pareciera como que los únicos ‘pecadores’ que ellas se atreven a amonestar, instruir o aconsejar, son los fumadores, contaminadores, Católicos Tradicionalistas insensibles y sobrepobladores. Recuerde; más del 90% de los Católicos casados usan control de la natalidad, y enseñan a sus hijos a hacer lo mismo. El Novus Ordo ha devenido una organización global de aplacamiento de conciencias, y fuente de novedades a gran escala. Los Católicos Novus Ordo realmente sí creen que todo el mundo va al Cielo. ‘Obrar su salvación con temor y temblor’ (Fil.II.12) no es un pensamiento que abriguen.

El control de la natalidad fue en tiempos modernos un punto de inflexión de la voluntad de Dios a la voluntad del hombre. No usar control de la natalidad para aquellos que viven en una gran ciudad puede parecer casi imposible, pero, ¿quién se equivocó? ¿Dios, o la ciudad moderna? Dios dio a Su Iglesia en 1968 una gran oportunidad para permanecer en curso cuando Él inspiró al reacio Pablo VI a permanecer fiel a la doctrina inmutable de la Iglesia, pero una masa de hombres de Iglesia fueron prontamente infieles al Papa. Y el resultado fue esa “organización de aplacamiento de conciencias” denunciada arriba. Y, ¿quién puede negar que el reemplazo del verdadero sacrificio de la Misa contribuyó desde 1969 enormemente al que los Católicos renunciaron a sus vidas sacrificatorias que conducen al Cielo para disfrutar de la vida fácil e ir al Infierno? ¡Qué responsabilidad la de los sacerdotes!

Kyrie eleison.

Monseñor Fellay – III

Monseñor Fellay – III on agosto 20, 2016

Leyendo los dos últimos números de estos “Comentarios” sobre la mentalidad que induce al Superior General de la Fraternidad de San Pío X a perseguir implacablemente un acuerdo meramente práctico con las autoridades de la Iglesia en Roma, un buen amigo me recordó que las ideas que lo conducen fueron expuestas cuatro años atrás en su Carta del 14 de Abril de 2012. En ella, él contestó a los otros tres obispos de la Fraternidad, quienes le advertían seriamente contra hacer un acuerdo meramente práctico con Roma. Hoy, muchos lectores de estos “Comentarios” pueden haber olvidado, o nunca supieron, de esa advertencia o de la réplica de Monseñor Fellay. En efecto, el intercambio de cartas nos da una gran dosis de comprensión que vale la pena recordar. Aquí están, resumidas tan cruelmente como siempre, con breves comentarios:—

La principal objeción de los tres obispos al acuerdo práctico con Roma realizado sin un acuerdo doctrinal, era la profundidad del precipicio doctrinal entre Roma Conciliar y la Fraternidad Católica Tradicional. Medio año antes de su muerte, Monseñor Lefebvre dijo que cuanto más uno analiza los documentos y secuelas del Vaticano II, más uno se da cuenta de que el problema no es tanto los errores clásicos en particular, incluso aquellos como libertad religiosa, colegialidad y ecumenismo, sino “una total perversión de la mente” en general, subyaciendo en todos los errores particulares y procediendo de “una completa nueva filosofía fundada en el subjetivismo”. Ademas, a un argumento clave de Monseñor Fellay de que los Romanos ya no son más hostiles sino benevolentes hacia la Fraternidad, los tres obispos replicaron con otra cita de Monseñor Lefebvre: tal benevolencia es simplemente una “maniobra” y nada puede ser más peligroso para “nuestra gente” como “ponernos a nosotros mismos en las manos de obispos Conciliares y Roma modernista”. Los tres obispos concluyeron que un acuerdo meramente práctico iba a destrozar a la Fraternidad y destruirla.

A esta profunda objeción, tan profunda como el abismo entre el subjetivismo y la verdad objetiva, Monseñor Fellay replicó (google Monseñor Fellay, 14 de abril de 2012):— 1 que los obispos eran “demasiado humanos y fatalistas”. 2 La Iglesia está guiada por el Espíritu Santo. 3 Atrás de la benevolencia real de Roma hacia la FSPX está la Providencia de Dios. 4 Hacer de los errores del Concilio una “súper-herejía” es una exageración inapropiada, 5 que lógicamente conducirá a los Tradicionalistas al cisma. 6 No todos los Romanos son modernistas porque cada vez menos de ellos creen en el Vaticano II, 7 al punto que si Monseñor Lefebvre estuviera vivo hoy no hubiera dudado en aceptar lo que se le está ofreciendo a la FSSPX. 8 En la Iglesia siempre habrá trigo y cizaña, así que la cizaña Conciliar no es razón para retroceder. 9 Cómo yo deseo haber podido recurrir a ustedes tres para consejo, pero cada uno de ustedes en diferentes maneras “fallaron fuerte y apasionadamente en comprenderme” y hasta me amenazaron en público. 10 Oponer Fe a Autoridad es “contrario al espíritu sacerdotal”.

Y, finalmente, un brevísimo comentario sobre cada uno de los argumentos de Monseñor Fellay:—

1 “¿Demasiado humanos”? Como dijo Monseñor Lefebvre, el gran abismo en cuestión es filosófico (natural) más que teológico (sobrenatural). ¿“Demasiado fatalistas”? Los tres obispos eran más realistas que fatalistas. 2 ¿Están los hombres de iglesia Conciliares guiados por el Espíritu Santo cuando destruyen la Iglesia? 3 Atrás de la malevolencia real de Roma está su firme resolución de disolver la resistencia de la FSSPX a la nueva religión Conciliar – ¡tal cómo a muchas Congregaciones Tradicionales antes que ella! 4 Solamente los mismos subjetivistas no pueden ver la profundidad del abismo entre subjetivismo y Verdad. 5 Los Católicos Objetivistas adheridos a la Verdad están lejos del cisma. 6 Los masones tienen la manija en Roma. Cualquier no-modernista no tiene poder importante allá. 7 Creer que Monseñor Lefebvre hubiera aceptado los ofrecimientos presentes de Roma es equivocarse completamente. El problema básico se volvió mucho peor desde sus tiempos. 8 La cuchara de Monseñor Fellay es demasiado corta para cenar con los (objetivos) diablos Romanos. 9 Los tres obispos comprendieron a Monseñor Fellay demasiado bien, es él que no quiso escuchar lo que los tres tenían que decir. ¿Es que él se considera a sí mismo como infalible? 10 San Pablo seguro imaginó que esa Autoridad podía oponerse a la Fe – Gál. I, 8–9 y II, 11. ¿Careció San Pablo de “espíritu sacerdotal”?

Kyrie eleison.

Monseñor Fellay – II

Monseñor Fellay – II on agosto 13, 2016

Un error nunca es adecuadamente refutado hasta que es desarraigado. En otras palabras, para verdaderamente superar un error, uno necesita mostrar no solamente que éste es un error sino también por qué es un error. Supongamos, con el “Comentario” de la semana pasada, que la declaración del 28 de Junio del Superior General de la Fraternidad de San Pío X, al esperar que el pío sacerdocio de la Fraternidad resolverá la crisis de Fe en la Iglesia, comete el error de poner la carreta del sacerdocio delante del caballo de la Fe. Mostremos luego que este error tiene sus raíces en la casi universal infravaloración de la mente y la sobrevaloración de la voluntad en nuestra época, que resultan, aún inconscientemente, en un desprecio por la doctrina (excepto por la doctrina de los Beatles de “Todo lo que necesitas es amor”).

Ya hacia el principio de la Declaración se da un indicio de este error cuando la Declaración dice que el principio central condenado en Pascendi, la gran condenación del modernismo por Pío X, es el de la “independencia”. No. El principio que él constantemente condena como estando en la raíz del modernismo es más bien el agnosticismo, la doctrina por la cual la mente no puede conocer nada más allá de lo que aparece a los sentidos. Sobre ese desconocimiento sigue la independencia de la mente de su objeto, seguido a su vez por la declaración de independencia por parte de la voluntad de todas las otras cosas de las cuales no quiere depender. Está en la naturaleza de las cosas que la mente debe primero ser suicidada antes de que la voluntad pueda declarar su independencia. Entonces cuando la Declaración pone en el corazón de Pascendi a la independencia antes del agnosticismo, ese es un indicio que la Declaración es más bien una parte del problema de la Iglesia más que de su solución.

Y, ¿de dónde proviene a su vez esta degradación de la mente y de la doctrina? Principalmente de Lutero quien llamó a la razón humana una “prostituta” y, quien más que ningún otro, lanzó a la Cristiandad en su senda sentimental para su auto-destrucción actual. Pero, ¿eso tomó todos los 500 años? Sí, porque hubo resistencia natural y Católica a lo largo del camino. Pero Lutero estaba en lo correcto cuando él le dijo al Papa que al final él lo destruiría – “Pestis eram vivus, functus tua mors ero, Papa” – En la vida fui tu peste; muerto seré tu muerte, oh, Papa.

A este radical y gigantesco error de la degradación de mente y doctrina, pueden ser atribuidos dos sub-errores en el caso del autor de la Declaración del 28 de Junio: en primer lugar, su incomprensión de Monseñor Lefebvre y, en segundo lugar, su demasiado grande comprensión de la Señora Cornaz (seudónimo Rossinière).

Como muchos de nosotros seminaristas en Écône cuando el mismo Monseñor Lefebvre presidía allá, Bernard Fellay estaba, con razón, fascinado y hechizado por el notable ejemplo ante nuestros propios ojos de lo que un sacerdote católico puede y debe ser. Pero la columna vertebral del sacerdocio de Monseñor y de su heroica lucha por la Fe no era su piedad – muchos modernistas son “piadosos” – sino su doctrina, doctrina del eterno sacerdocio, profundamente alérgica al liberalismo y al modernismo. Tampoco dijo nunca Monseñor que su Fraternidad salvaría a la Iglesia. Más bien que sus sacerdotes debían salvaguardar los invalorables tesoros de la Iglesia para tiempos mejores.

La persona que sí dijo que los sacerdotes de la Fraternidad salvarían a la Iglesia, tal como el Padre Ortiz nos lo ha recordado, fue la Señora Cornaz, una madre de familia de Lausana, Suiza, cuya vida abarcó la mayoría del siglo 20 y quien entre 1928 y 1969 recibió comunicaciones supuestamente del Cielo sobre cómo las parejas casadas debían santificar el sacerdocio (¡!). Las comunicaciones empezaron nuevamente en 1995 (¡!) cuando ella conoció a un sacerdote de la Fraternidad a quien ella persuadió, y a través de él a Monseñor Fellay, de que eran los sacerdotes de la FSSPX quienes estaban destinados por la Providencia a salvar la Iglesia propagando sus “Hogares de Cristo Sacerdote”. Con toda su autoridad, el Superior General apoyó su proyecto, pero la reacción negativa de los sacerdotes de la Fraternidad provocó que él rápidamente renunciara a éste en público. Interiormente, sin embargo ¿quedó en él la visión mística de ella sobre el exaltado futuro de la Fraternidad? Parece bastante posible. Como Martin Luther King, el Superior General “tiene un sueño”.

Kyrie eleison.