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Todavia Hay Vocaciones?

Todavia Hay Vocaciones? on octubre 10, 2020

¿Puede haber todavía vocaciones de almas jóvenes o mayores al servicio de Dios en un seminario, convento, claustro o monasterio, en medio de la angustia de la Iglesia Católica de hoy? La respuesta sólo puede ser positiva, porque el hecho es que Dios sigue llamando almas a su servicio, y “Un hecho es más fuerte que el Señor Alcalde”. Por otra parte, los superiores de los seminarios o de las casas religiosas deben tener en cuenta dos circunstancias especiales de la situación de la Iglesia de hoy, que deben hacerlos más cuidadosos que nunca en la aceptación de vocaciones bajo su techo. En primer lugar, la creciente inmadurez de las almas que crecen en el mundo moderno y, en segundo lugar, lo creciente poco que se puede confiar en los líderes de la Iglesia.

Para empezar, recordemos que la Iglesia Católica viene directamente de Jesucristo, quien la preservará hasta el fin del mundo (Mt. XXVIII, 20), y hasta la eternidad. Tiene con el Padre y el Espíritu Santo todo el poder necesario, y mucho más, para proporcionarle todos los medios necesarios para su supervivencia. Ahora bien, esos medios incluyen necesariamente un sacerdocio, obispos y sacerdotes y en alguna clase de jerarquía, para asegurar esos sacramentos que son esenciales para la vida de gracia sobrenatural de los miembros de la Iglesia. Por lo tanto, hasta el fin del mundo, Nuestro Señor siempre dará suficientes vocaciones a los hombres para garantizar que la Iglesia tenga los varones que necesita como ministros. En cuanto a las mujeres, cuya naturaleza ha sido construida por Dios para ser “ayudantes” o “compañeras” del hombre (Gen.II, 18), no deben ser sacerdotes ni tan necesarias para la Iglesia como los sacerdotes, sino que por los dones que Dios les da a ellas y no a los varones, pueden prestar a la Iglesia servicios tan preciosos que no se puede imaginar que la Iglesia no tenga vocaciones femeninas. Por ejemplo, ¿dónde estaría el apostolado de la Iglesia sin las oraciones de las Hermanas, las abuelas, etc.?

Sin embargo, Dios es Dios, y sus caminos son inescrutables para los hombres. Ver el final de Romanos XI, y todo el Libro de Job, en particular los Capítulos XXXVII a XLI. Dios llega mucho más allá de nuestras mentes humanas, y en la falibilidad de los últimos seis Papas inclusive, Él ya está llegando mucho más allá de lo que muchas mentes católicas pueden manejar. Necesitan leer a Job. Ni tampoco el Todopoderoso ha terminado todavía, de ninguna manera. Nuestra Señora nos ha dicho que el fuego caerá del cielo, eliminando una gran parte de la humanidad, y si los pecados no disminuyen, no habrá más perdón para ellos, una predicción más fácil de entender desde que la estafa de Covid hizo que muchos de los mismos eclesiásticos cerraran sus confesionarios. Oremos y trabajemos para que Nuestro Señor envíe trabajadores a su viña, pero no intentemos decirle cuántos necesita. Sólo Él lo sabe.

Mientras tanto, nosotros los seres humanos debemos confesar que, como se ha dicho sopra, ponemos al menos dos serios obstáculos en el camino de las almas que Dios llama a servirle. En primer lugar, la inmadurez de las almas que llevan una vida moderna. Si hay algo que hace madurar a un muchacho o a una muchacha para que sea capaz de soportar la disciplina de la vida religiosa o las dificultades de la vida matrimonial, es el sufrimiento, pero ¿no es la ilusión que existe hoy en día en todas partes de que el sufrimiento puede ser imputado a otra persona, puede ser evitado y no tiene por qué ser soportado? Tampoco se forman los caracteres de los niños cuando los padres cada vez saben menos cómo educarlos. Tampoco se les da mucha responsabilidad que soportar, lo que también podría madurarlos. La vida en la ciudad y en los suburbios difícilmente favorece las vocaciones.

Pero en segundo lugar, el desorden en la Iglesia también desalienta las vocaciones. Mientras la Iglesia fue, a pesar de todas las fallas humanas, una roca doctrinal y estructural de siempre, yo podía, como joven, confiarle mi vida y estar seguro de que varias capas de Superiores sobre mí funcionarían sobre una base de verdad objetiva y justicia en general. Pero desde que el Vaticano II cambió la doctrina de la Iglesia y la base sobre la que opera, ¿cómo puedo yo estar seguro de un marco objetivo y estable dentro del cual llevar el resto de mi vida? Una gran lección de esta crisis de la Iglesia es que la Iglesia Católica no puede prescindir del Papa más de lo que una marioneta puede prescindir de su titiritero – se convierte en un montón de cuerdas y pedazos de madera de colores.

Por supuesto que Dios puede proveer, y proveerá, para el bien de su Iglesia, pero difícilmente podemos esperar que las vocaciones se presenten mañana como lo hicieron anteayer.

Kyrie eleison.

Peligro Grave

Peligro Grave on marzo 31, 2012

El deseo de algunos sacerdotes dentro de la Fraternidad San Pío X de buscar un acuerdo práctico con las autoridades de la Iglesia sin un acuerdo doctrinal parece ser una tentación recurrente. Durante años Monseñor Fellay como Superior General de la Fraternidad rehusó esta idea, pero cuando dijo en Winona el 2 de Febrero que Roma aceptaría a la Fraternidad tal como es y que está dispuesta a satisfacer “todas las demandas de la Fraternidad . . .a nivel práctico,” parecería que Roma presenta una vez más la misma tentación.

Sin embargo, muchos de vosotros estarán enterados de las últimas noticias de Roma, y, a menos que el Vaticano esté jugando una partida de naipes con la Fraternidad San Pío X, Roma anunció el viernes pasado, 16 de marzo, que había encontrado la respuesta de Monseñor Fellay de enero a su Preámbulo Doctrinal del 14 de septiembre del año pasado “no suficiente para superar los problemas doctrinales que se hallan en la base de la fractura entre la Santa Sede y la Fraternidad.” Y el Vaticano dió a la Fraternidad San Pío X un mes para “clarificar su posición” y evitar “una ruptura con consecuencias dolorosas e incalculables.”

Pero,¿que pasa si Roma deja súbitamente de exigir la aceptación del Concilio y de la legitimidad de la Nueva Misa? Si Roma fuera súbitamente a decir: “Bien. Lo hemos pensado mejor. Retornen a la Iglesia tal como ustedes lo han pedido. Les daremos la libertad de criticar al Concilio tanto como lo quieran y la libertad de celebrar exclusivamente la Misa Tridentina. ¡Pero entren pues!” De parte de Roma podría ser una jugada muy astuta pues, ¿como podría la Fraternidad rechazar semejante ofrecimiento sin parecer incoherente y llena de ingratitud? Y, sin embargo, bajo pena de no poder sobrevivir, la Fraternidad tendría que rehusarlo. ¿De no poder sobrevivir? Palabras muy fuertes. Pero existe al respecto un comentario de Monseñor Lefebvre.

El 5 de mayo de 1988, firmó con el entonces Cardenal Ratzinger el Protocolo (borrador provisional) de un acuerdo práctico Roma-Fraternidad. El 6 de mayo se retractó de su firma (provisoria). El 13 de Junio, Monseñor Lefebvre dijó: “Con el Protocolo del 5 de Mayo, íbamos a una pronta muerte. No hubiéramos sobrevivido un año. Hasta el presente, la Fraternidad se mantiene unida, pero con este protocolo nos hubiéramos visto obligados a multiplicar los contactos con ellos, hubiera habido una división en el interior de la Fraternidad, todo hubiera sido causa de división” (énfasis nuestro). “Hubieran acudido nuevas vocaciones a causa de nuestra unión con Roma, pero, tales vocaciones no hubieran tolerado ningún desacuerdo con Roma – lo que hubiera provocado una división. En la situación actual, las vocaciones se filtran ellas mismas antes de venir con nosotros” (lo que es todavía el caso en los seminarios de la Fraternidad).

Y, ¿porque una tal división? (La discordia entre las nuevas vocaciones sería solamente un ejemplo entre incontables otros). Evidentemente, porche el Protocolo del 5 de Mayo hubiera significado un acuerdo práctico asentado sobre un desacuerdo doctrinal radical entre la religión de Dios y la religión del hombre. Monseñor Lefebvre continuaba, “Ellos están arrastrándonos hacia el Concilio . . .mientras que de nuestro lado, conservando cuidadosamente nuestras distancias lejos de ellos, estamos salvando la Fraternidad y la Tradición” (énfasis nuestro). ¿Por qué entonces Monseñor Lefebvre buscaba antes concretar tal acuerdo? Monseñor continuaba: “Hemos hecho un esfuerzo honesto para conservar la Tradición permaneciendo en la Iglesia oficial. Resultó que fue imposible. Ellos no han cambiado, sino para peor.”

¿Acaso cambiaron desde 1988? Muchos pensarían que si, sólo para peor todavía.

Kyrie eleison.

Celibato Indeseado

Celibato Indeseado on enero 16, 2010

La Fiesta de la Sagrada Familia celebrada el domingo pasado puede ser un momento propicio para citar la pregunta de un lector, la cual surgió de lo que se dijo en el “Comentarios Eleison” de hace tres semanas referente a que, en términos generales, un hombre soltero es un “cero a la izquierda” mientras que una mujer soltera es “aún menos, un cero incompleto, una U.” ¿Qué decir entonces de un hombre o una mujer que hubieran deseado casarse pero que, por cualquier razón, no pudieron hacerlo o simplemente no lo hicieron? No todo el que no contrae matrimonio tiene vocación religiosa, comentó el lector.

Comencé por comentarle que la soledad antinatural es demasiado normal hoy en día. La vida moderna, especialmente en las grandes ciudades, no solamente orilla a la gente a que no se den los matrimonios que deben realizarse, sino que también da pie para que muchos matrimonios realizados terminen por separarse. Este es uno de los castigos, entre muchos otros, del liberalismo el cual al glorificar el individualismo engendra una falta de aptitud para vivir en matrimonio. El liberalismo también glorifica la libertad de todas las ataduras, y atadura es exactamente lo que es la unión matrimonial. “De ahí las tasas de nacimiento colapsadas de las naciones Occidentales y el suicidio de la Europa que alguna vez fue Católica. Todo esto es inmensamente triste e inmensamente serio.”

Continué: “Obviamente el llamar a todos los hombres ‘ceros’ es una manera folclórica de decir que en primer lugar, todos somos ante Dios criaturas diminutas yque en segundo lugar, los hombres no son, ni por error, los grandiosos que piensan que son. (Dos proverbios Rusos dicen que un hombre sin una mujer es como un jardín sin una cerca (que lo rodee), o como un hombre que sale de su casa en el mes de enero (en Rusia) ¡sin una gorra de piel!) El decir a continuación que las mujeres son ‘aún menos que cero’ es de igual manera una manera provocativa de decir que primeramente, y contrario a lo que hoy en día aseveran despectivamente los enemigos de Dios acerca de su complementariedad, las mujeres no son como los hombres, y que en segundo lugar, son profundamente más dependientes de los hombres que los hombres de las mujeres – observen el castigo de Eva en el Génesis III, 16: ‘ . . .y estarás bajo el poder de tu marido, y él tendrá domino sobre ti.’ Pero el clasificar varón y mujer como ‘cero’ y ‘aún menos que cero, una U’ no tiene como fin primario el provocar una contienda, sino que al unir al hombre y a la mujer para formar un ocho, se demuestra gráficamente el poder natural de la unión del matrimonio.”

Pero ¡desgraciadamente!, hoy en día muchos sacerdotes conocen a mujeres jóvenes a las que les hubiera encantado casarse, pero que no han podido encontrar un hombre que les parezca adecuado para fungir como esposo. Los hombres jóvenes en general son como estropajos, deslavados por el liberalismo que disuelve sus mentes, aquellas mentes con las cuales Dios quería que guiaran a sus familias. Por otro lado, el liberalismo no deshace tan fácilmente los instintos y emociones que Dios otorga por naturaleza a las mujeres, aunque cuando lo logra, los resultados pueden ser aún más fatales.

En conclusión, me referí a la Octava Estación del Viacrucis, en donde Nuestro Señor consuela a las mujeres de Jerusalén que estaban llorando (Lc. XXIII, 27–31): les advirtió que pronto estaba por caer sobre el Jerusalén deicida un castigo tan grave, que llegarían a envidiar a las mujeres que nunca tuvieron esposo ni familia. En nuestro tiempo, esa no es razón suficiente como para no casarse, pero bien podría ser un consuelo para cualquier persona a la cual la Providencia no le ha otorgado en matrimonio aún cuando lo hubiese deseado, ya que en un futuro no muy lejano, está para caer sobre nosotros . . . . una razón tremenda para disponernos a confiar más que nunca en esa Providencia Divina que jamás nos defrauda . . .

Kyrie eleison.