Pío XII

¿Sarto, Siri?

¿Sarto, Siri? on septiembre 29, 2012

En un sermón de la Fiesta de San Pío X me encontré pronunciando “casi una herejía”: Me preguntaba en voz alta si José Sarto hubiera desobedecido a la destrucción de Paulo VI de la Iglesia, si en lugar de morir como el Papa Pío X en 1914, él hubiera muerto como Cardenal, digamos en 1974. En La Fraternidad San Pío X eso debe sonar como una herejía porque, ¿como la sabiduría del Patrón celestial de la FSPX podría ser defectuosa? Sin embargo la cuestión no es infundada.

En los años 1970, el Arzobispo Lefebvre hizo visitas personales a un cierto número de los mejores cardenales y obispos de la Iglesia con la esperanza de convencer siquiera a un puñado de ellos para ofrecer una resistencia pública a la revolución de Vaticano II. Acostumbraba decir que tan solo media docena de obispos resistiendo juntos hubieran podido seriamente obstruir el debacle Conciliar de la Iglesia. Por desgracia, ni siquiera el sucesor que Pío XII había esperado, el Cardenal Siri de Génova, haría un gesto público en contra del grupo que ocupaba el poder en la Iglesia. Finalmente, Monseñor de Castro Mayer dio el paso, pero solamente en los años ‘80, cuando la Revolución Conciliar se había bien incrustado en la cupola de la Iglesia.

Entonces, ¿como fue posible que las mejores de las bien adiestradas mentes hayan podido ser tan oscurecidas? ¿Cómo ni siquiera un mínimo de los mejores hombres de Iglesia de la época no haya sido capaz de ver lo que el Arzobispo estaba viendo, por ejemplo que la “ley” instalando el Novus Ordo de la Misa no era de ninguna manera una ley, porque pertenece a la propia naturaleza de la ley ser una ordenanza de la razón para el bien común? ¿Cómo Monseñor Lefebvre pudo encontrarse relativamente tan solo al no permitir que un principio tan básico del sentido común pueda ser pisoteado por respeto a la autoridad, aún cuando la propia sobrevivencia de la Iglesia estaba amenazada por el Vaticano II y la Nueva Misa? ¿Cómo puede la autoridad haber así llegado a pesar más que la realidad y la verdad?

Mi propia respuesta es que durante los siete siglos pasados, la Cristiandad ha estado deslizándose progresivamente hacia la apostasía. Durante 700 años, con interrupciones nobles como la Contra-reforma, la realidad del Catolicismo ha sido lentamente carcomida por la fantasía cancerosa del liberalismo, que consiste en que el hombre se libera de Dios al liberarse la naturaleza de la gracia, el espíritu de la verdad objetiva, y la voluntad del bien y del mal objetivo. Durante un período muy largo, 650 años, los prelados católicos se aferraron a la realidad y la defendieron, pero al fin la fuerza de la fantasía glamorosa de modernidad, cada vez más fascinante, penetró sus huesos haciendo que la realidad pierda su agarre en sus mentes y voluntades. Faltando la gracia, como lo dijo San Tomás Moro hablando de los obispos ingleses de su época que estaban traicionando la Iglesia Católica, ellos dejaron que la fantasía de los hombres pesara más que la realidad de Dios, y que la autoridad pesara más que la verdad. Hay lecciones prácticas para el clero así como para los laicos también.

Estimados colegas, adentro y afuera de la FSPX, para servir a Dios, guardémonos de reaccionar como José Siri cuando en realidad necesitamos reaccionar como José Sarto, con sus magníficas denuncias de los errores modernos en Pascendi, Lamentabili y Notre Charge Apostoliquesobre el “Sillon.” Y para obtener la gracia que necesitamos en esta crisis, la más tremenda de toda la historia de la Iglesia, necesitamos tremendamente rezar.

Seglares, si los horrores de la vida moderna os hacen tener “hambre y sed de justicia,” alégrense, si pueden, que los horrores los mantengan en la realidad, y no duden que si perseveran en vuestra hambre, “seréis hartados” (Mt.V, 6). Bienaventurados los pobres en espíritu, los mansos, los que lloran, dice Nuestro Señor en el mismo lugar. En cuanto a la protección más segura para evitar que vuestros espíritus y vuestros corazones sean presos de la fantasía, recen cinco, o mejor quince, Misterios diarios del Santo Rosario de Nuestra Señora.

Kyrie eleison.

Sotanas Sopesadas

Sotanas Sopesadas on marzo 12, 2011

El afirmar, como se hizo en el “Comentarios Eleison” de la semana pasada (190, 5 de Marzo), que quienquiera que posee la totalidad de la Verdad Católica está en el sitio del conductor de la Iglesia Católica, puede parecer una declaración en el mejor de los casos riesgosa, en el peor de los casos falsa. Después de todo, 1/ ¿quién está en el asiento del conductor de la Iglesia sino los conductores – autoridades de la Iglesia – que puso ahí Nuestro Señor? 2/ ¿Desde cuándo Nuestro Señor designo que la Iglesia fuese conducida por cualquiera que reclame tener la Verdad? 3/ ¿Acaso no es una receta para el caos el que la Iglesia siga la dirección de cualquiera que clame tener la Verdad?

La mejor respuesta se encuentra en las Escrituras. Cuando San Pablo predicó el verdadero Evangelio de Jesucristo a los Gálatas (piensen en lo que en la actualidad es Turquía), ellos lo aceptaron con regocijo y abundantes frutos (Gal. II, 14–15; III, 5). Pero poco tiempo después de la partida de San Pablo para seguir predicando en otros lados, enemigos de Dios se mezclaron entre los Gálatas para predicarles la salvación no por la fe en Jesucristo sino por obra de la Ley Antigua, notablemente la circuncisión (V, 2, 11). Consintiendo a tal perversión del verdadero Evangelio (I, 6; III, 1), los Gálatas motivaron a San Pablo a escribir la gloriosa Epístola a los Gálatas. A continuación algunos versos claves del Capítulo I:

“(verso 6) Me maravillo cómo así tan ligero abandonáis al que os llamó a la gracia de Cristo, para seguir otro Evangelio. (v.7) Mas no es que haya otro Evangelio, sino que hay algunos que os perturban, y quieren trastornar el Evangelio de Cristo. (v.8) Pero aún cuando nosotros mismos, o un ángel del Cielo, os predique un Evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea anatema. (v.9) Os lo he dicho, y os lo repito: Cualquiera que os anuncie un Evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema.” (“Anatema” quiere decir totalmente condenado, maldito o excomulgado.)

Ahora es obvio que cualquier ángel que se les presentase a los Gálatas aparentaría tener toda la autoridad de un verdadero mensajero del Cielo. Y si San Pablo mismo retornase entre ellos, aparentaría tener toda la autoridad de su evangelización anterior entre ellos como Doctor de los Gentiles. En cualquiera de los casos las apariencias de autoridad difícilmente podrían ser más fuertes. Sin embargo San Pablo dice, y lo reitera, que los Gálatas tendrían que poner, como uno podría decir, el contenido antes de la sotana, de tal manera que si en algún momento él cambiase el contenido de su predicación, ellos no tendrían que creer ni una sola palabra de esta, ¡sin importar el color púrpura o escarlata de su sotana a su regreso!

Por lo tanto, como respuesta a las tres objeciones presentadas al inicio, digamos: 1/ Nuestro Señor pone en el asiento del conductor de la Iglesia, en última instancia, a los que poseen y dicen la Verdad, y no a las sotanas. 2/ Estos conductores serán los que de hecho posean y digan la Verdad, y no solamente los que la reclamen. Las reclamaciones no hacen la Verdad, mas la Verdad hace a los que la poseen (esto es lo que pocas personas modernas pueden comprender). 3/ Al ser la Verdad una, entonces todos los que posean y dicen la Verdad estarán unidos en esta, y el único caos vendrá de las almas que la rechazan o pervierten.

La grandeza del Arzobispo Lefebvre reside en haber discernido que el Vaticano II estaba resbalándose hacia “otro” evangelio que no era el de Jesucristo y San Pablo, un evangelio de justificación por las obras del hombre moderno, y que aún las sotanas blancas no deberían seguirse si lo predicaban. ¿Acaso la sotana blanca de la actualidad es en algo diferente?

Kyrie eleison.

Universidades – Remedios – I

Universidades – Remedios – I on agosto 7, 2010

“Muy bien, su Excelencia,” puedo escuchar que comentan los padres de familia, “así es que las universidades son tierra baldía. Pero al afirmar esto Ud. tendrá que admitir que en cualquier otro lado no puede encontrarse más que tierra baldía. Entonces, ¿qué es lo que tenemos que hacer con nuestros hijos? La ley de Dios nos prohíbe el uso de maneras ilícitas de prevenir su llegada. Ellos llegan. ¿Y luego?

La respuesta veloz es que en un mundo peor que nunca, las almas que desean llegar al Cielo tendrán que ser más heroicas que nunca, mas su recompensa será en la misma medida más grande que nunca.

Pío XII dijo que el mundo estaba peor en sus días que en los tiempos de Sodoma y Gomorra ¡y el murió en 1958! ¿Qué diría hoy? Enfrentando el mismo problema, los Papas que lo siguieron “movieron los postes” en el Vaticano II para no tener que seguir condenando, condenando y condenando. Pero esa fue la salida fácil. El apagar las alarmas no es lo mismo que extinguir el fuego. La Iglesia y el mundo están alegremente ardiendo, y lo primero que los padres de familia deben de hacer es enfrentar el problema: el peligro extremo para la salvación eterna de sus hijos.

Una vez que comprendan el peligro, su Fe Católica les dirá que no pueden tomar el camino bajo propuesto por el Concilio, ni ningún otro camino fácil, deben de tomar el camino heroico. “No llegaremos al Cielo sobre camas de plumas,” dijo Sto. Tomás Moro. Nuestro Señor nos dice, “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.” (Mateo XVI,24), y “Aquel que persevere hasta el fin será salvo” (Mateo XXIV, 13). Los padres de familia deben de comprender que si para salvar las almas de sus hijos necesitan ser héroes, entonces serán héroes. En ese punto, como dice el proverbio, “En donde hay voluntad, hay un camino.” Así es que una vez que el amor de padres tiene esa voluntad de alcanzar el fin, encontrará un medio tanto dentro como fuera de casa.

Para lo que se refiere a lo necesario fuera de casa, favor de revisar el “Comentarios Eleison” de la próxima semana para alternativas a la universidad. Para dentro de casa, cualquier sacerdote que se digne de serlo les dirá que deben de empezar por establecer firmemente el rezo del Santo Rosario en familia en casa, continuando con el deshacerse de la televisión que es un tabernáculo del mundo, de la carne y del Demonio. Desde los años más tempranos, hagan que los corazones y mentes de los niños estén llenos en casa con un intercambio viviente y discusión viva de todo lo que se encuentra debajo del sol. Esto es debido a que para el momento en que los niños tengan edad para ir a la universidad, la suerte está usualmente echada, para bien o para mal. Así es que si un niño ha crecido en un hogar con vida real, elevado hacia el Cielo a través de la oración, la peor de las universidades podrá no hacerle demasiado daño, mientras que si este creció como un tele idiota, la mejor universidad puede no ayudarlo mucho en su camino hacia el Cielo.

Dense cuenta que el CE 158 no dijo a los padres que nunca pagaran para que un hijo suyo fuera a la universidad. Dijo que lo pensaran muy bien antes de hacerlo. Si los padres piensan cuidadosamente mientras su hijo es aún joven, su Fe les dirá cómo es que la vida en casa debe de modificarse, sin demoras. Como dice San Pablo (I Cor. II,9), citando a Isaías (LXIV,4) cualquier esfuerzo para llegar al cielo vale infinitamente la pena, porque está infinitamente más allá de lo que puede imaginar la imaginación humana más viva.

Kyrie eleison.