Emmanuel Kant

Malicia del Modernismo – V

Malicia del Modernismo – V on junio 13, 2020

Hay al menos una consideración importante más que debe ser presentada antes de dejar el modernismo en paz (al menos por el momento), y es una profecía del P. Federico Faber (1814–1863), relativa a nuestros propios tiempos, que seguramente ha aparecido ya más de una vez en estos “Comentarios”. Dijo palabras en el sentido de que el fin del mundo se caracterizará por hombres que harán el mal mientras piensan que hacen el bien.

Es lógico. Incluso en el fin del mundo los hombres todavía tendrán su naturaleza dada por Dios, que como tal es buena, subyacente a sus pecados original y personales, por muy pesados que estos sean en los últimos tiempos – II Tim. III, 1–5. Por esta naturaleza subyacente los hombres tienen una inclinación natural subyacente al bien. Sin embargo, la multitud de hombres bajo el Anticristo y sus predecesores se habrán sumado a su maldad, real o anticipada. ¿Cómo este bien y este mal habran sido compatibles dentro de ellos?

La voluntad humana no puede querer nada que la mente humana no le haya presentado primero. Frente a cada deseo humano debe ir un pensamiento humano. El deseo de un no-objeto sólo puede ser un no-deseo. Por lo tanto, la voluntad depende que la mente haya captado su propio objeto para ella, y entre cada voluntad y el objeto que quiere tiene que haber intervenido la mente, siempre suponiendo que la mente capte su propio objeto. Pero ahora viene Kant que dice que la mente no puede captar su objeto, sólo puede fabricarlo. Esto significa que la voluntad y su objeto real ya no están correctamente conectados. Esto significa que una buena voluntad puede hacer que las cosas sean en realidad malas y que una mala voluntad puede hacer que algo sea en realidad bueno, pero dado el pecado original de los hombres, este último caso será menos frecuente. Así que cuando Kant desconecta la mente de la realidad objetiva, hace que sea mucho más fácil para la voluntad querer algo malo mientras que parecía ser bueno. Así, en un mundo desconectado de la realidad objetiva, es mucho más fácil para los hombres seguir siendo de buena voluntad incluso cuando quieren lo que en realidad no es bueno, porque la mente ha sido radicalmente lisiada.

Esto es lo que el Padre Faber está profetizando. Dice que para el fin del mundo, el problema no tiene por qué ser tanto los malos corazones o la mala voluntad como los buenos corazones con mentes lisiadas, en otras palabras, buenos corazones con malos principios. ¿Qué significa esto en la práctica? Significa que hoy día habrá un gran número de católicos que tienen la Fe y que tienen buenas intenciones, pero cuyas mentes funcionan mal porque siguen, conscientemente pero mucho más a menudo inconscientemente, la enseñanza de Kant, de modo que su buena fe se debilita en consecuencia. Entonces ya no pueden ver como la Neo-Iglesia es una gangrena sobre la verdadera Iglesia Católica, o como la Fraternidad San Pio X del Arzobispo está siendo gangrenada por sus sucesores. Pero en muchos casos la ceguera de tales almas no es necesariamente por malicia o falta de buena voluntad.

De ello se deduce que al tratar con tales almas en las que lo subjetivo ha sido separado de lo objetivo por todo un mundo lisiado por Kant, hay que no olvidar que un católico puede fácilmente cometer uno de dos errores opuestos pero conectados. O bien puede decir que tales almas son tan inocentes de corazón que no pueden equivocarse en la mente, así que la Neo-Iglesia no puede estar tan equivocada, y por lo tanto debería volver a unirse a ella, a la Pachamama y a todos – así se comportan hoy los líderes de la Neo-Fraternidad y todos los que los siguen. O puede decir que los errores en la mente de la Iglesia y la Neo-Fraternidad que desean volver a unirse a ella son tan graves que no pueden ser la verdadera Iglesia o la verdadera Fraternidad, y ambas deben ser absolutamente rechazadas – así argumentan y se comportan aquellos conocidos como sedevacantistas y aquellos que no quieren ser llamados sedevacantistas pero sin embargo piensan y hablan como ellos.

Por el contrario, si reconozco cómo Kant separó finalmente el sujeto del objeto, no diré que tales almas son de buena voluntad y por lo tanto su doctrina es buena, ni que su doctrina sea tan falsa que deba ser de mala voluntad. En cambio diré que subjetivamente pueden ser de buena voluntad, pero en todo caso son objetivamente de tan mala doctrina que para mi salvación eterna no puedo seguirlas ni hacerles compañía. Y con el Santo Rosario rogaré a Nuestra Señora que mantenga mi corazón y mi mente en equilibrio católico.

Kyrie eleison.

Malicia del Modernismo – IV

Malicia del Modernismo – IV on junio 6, 2020

Este “Comentario” del 21 de marzo pasado dijo haber hecho resaltar “la increíble perversidad, orgullo y perfidia” del filósofo Kant. Eso puede parecer un lenguaje fuerte viniendo de un católico en relación a un famoso y mundano filósofo, pero Kant no es meramente mundano. ¿Quién que conozca realmente la revolución en la Iglesia del Vaticano II (1962–1965) no reconocería la perversidad, el orgullo y la perfidia como sus marcas distintivas? ¿Lenguaje fuerte de nuevo? Veamos primero cómo cada una de estas tres marcas se aplica al gran principio de Kant de que la mente es incapaz de conocer su propio objeto, la realidad extramental, para la que fue diseñada por Dios (pero el kantismo fue diseñado por Kant como una fortaleza precisamente para excluir a Dios, dijo el gran teólogo P. Garrigou-Lagrange [1877–1964]). Y en segundo lugar, cómo cada uno de las tres marcas se aplica al Conciliarismo de los años 60.

PERVERSIDAD del Kantismo Cuando en su Summa Theologiae (2a2ae, 154, art.12) Santo Tomás de Aquino quiere probar la suprema malicia de la homosexualidad entre los pecados de la impureza, lo hace comparándola con la negación de los principios del pensamiento innato en la naturaleza de la mente. Pero Kant no sólo niega uno o dos principios naturales de la mente, sino que niega la aplicación de cada uno de los principios innatos de la mente a la realidad externa. El kantismo es sumamente perverso, y ¿no se corrobora esa conclusión por lo extendido que está el pecado contra la naturaleza entre los estudiantes de nuestras “universidades” kantianas?

y del Conciliarismo Entre los documentos conciliares, Dei Verbum sección 8 párrafo 2 da una definición ambigua de la Tradición viva, en nombre de la cual Juan Pablo II condenó la Tradición Católica inmutable en nombre de la cual Mons. Lefebvre acababa de consagrar cuatro obispos en junio de 1988. En otras palabras, para los Conciliaristas la Verdad Católica cambia tanto a través de los tiempos que la versión del Arzobispo de la Tradición, objetiva e invariable, ya no es aceptable. Esta disolución radical de la Verdad Católica es totalmente perversa.

ORGULLO del Kantismo Si la “Cosa en sí misma” creada por Dios es desconocida para mí siendo al otro lado de las apariencias, donde mi mente no puede llegar, y si, como tambien sostiene el Kantismo, recompongo la cosa a partir de las apariencias de los sentidos de acuerdo con las leyes previas de mi propia mente, entonces me convierto en el creador de las cosas, son fabricadas por mí, y tomo el lugar de Dios. Porque, en efecto, Dios muy raramente se hace perceptible a los sentidos humanos – incluso Encarnado y tocado por Santo Tomás, el Apóstol todavía necesitaba un acto de fe para creer en su divinidad (Jn. XX, 28) – así que Dios está detrás de las apariencias de los sentidos, por lo que, para Kant, es inaccesible a mi mente. Depende de mi voluntad el creer en Él, por lo tanto: No lo que sé, sino lo que quiero es lo real. Ahora quiero a Dios. Así que Dios es real. Si ésta es la base de la existencia de Dios, ¿podría ser más frágil? Y si Dios depende de mí para que exista, ¿podría el orgullo ser más demente?

y del Conciliarismo Como el P. Calderón deja muy claro en su estudio del Concilio, Prometeo, la clave para el hombre moderno a quien el Concilio tiene como propósito adaptar la religión de Dios, es la libertad. El hombre moderno no tendrá ninguna verdad objetiva que aprisione su mente, ninguna ley objetiva que ordene su voluntad, ninguna gracia que sane su naturaleza para cualquier otro propósito que no sea su propia libertad. En resumen, el hombre moderno no tendrá nada ni nadie superior a él. Es la criatura suprema por su libertad. Ademas, es más libre que el Creador porque es libre de elegir el mal, lo cual no es Dios. De nuevo, ¿podría el orgullo ser más demente?

PERFIDIA del Kantismo Negar, como lo hace el Kantismo, que la mente puede conocer algo más allá de las apariencias de los sentidos, no es negar que las cosas son lo que son, es simplemente hacer la pretensión totalmente absurda de que dependen de mi mente para ser lo que son. Así, para vivir, incluso para sobrevivir, mi gran mente está obligada a fabricar comidas sobre la aparencia de la mesa de la cocina, de lo contrario me dará bastante hambre. Y de la misma manera, fabricaré todas las cosas necesarias para la existencia diaria. Así que puedo comportarme en la vida diaria como un no-Kantiano normal, y engañar a la gente que no estoy loco en absoluto. Sólo si les digo que mi mente fabricó el desayuno se darán cuenta de que estan tratando con un loco. Así puedo ocultar mi radical traición interna a la realidad externa. Esto es potencialmente pérfido.

y del Conciliarismo El Vaticano II no es sólo potencialmente sino realmente pérfido porque, de nuevo como el P. Calderón deja muy claro, su esencia misma era crear un nuevo humanismo centrado en el hombre que pudiera pasar por ser todavía un catolicismo centrado en Dios. El disfraz objetivo y el engaño fueron escritos en el acta constitutiva del Concilio desde el principio.

Kyrie eleison.

Arzobispo, Comentado – I

Arzobispo, Comentado – I on enero 3, 2015

Para las autoridades de la Iglesia hoy en día “no hay verdad fija, no hay dogma. Todo está evolucionando”. Así dijo Monseñor Lefebvre (1905–1991) en 1991 (ver el “Comentario Eleison” de la última semana). Pues, al final de su vida, Monseñor vio más claramente que nunca a lo que él se había estado enfrentando en su heroica defensa de la Fe. Desde su muerte, los liberales (¿desconocidos como tales por si mismos?) que tomaron posesión de su Fraternidad San Pío X tan pronto como él se hubo ido, no han aún comprendido la gravedad del problema tal como lo identificó Monseñor. Por consiguiente, que estos “Comentarios” abran el Nuevo Año intentando una vez más poner al descubierto la herida mortal en la Iglesia y el mundo de hoy en día.

Cuando Emanuel Kant (1724–1804) erigió en un sistema filosófico el rechazo del hombre a la realidad de Dios, sistema basado en su proclamación absolutamente falsa que la mente humana no puede conocer al objeto tal como éste es en sí mismo, entonces el departamento de filosofía de las universidades de todo el mundo empezaron a derramar locura en las calles porque la gente quería hacer de la libertad, su dios, y Kant les ofreció la liberación suprema, aquella de la mente con respecto a su objeto.

Ahora bien, los Católicos aún no contaminados por la fantasía Kantiana saben que Dios y Su Cielo existen bien fuera de, e independientemente de, sus mentecitas y, entonces, si quieren ser felices por la eternidad, más les vale que sus mentes traten con la realidad objetiva y no con la fantasía subjetiva. Por consiguiente, por un siglo y medio, Dios dio una serie de Papas anti-liberales que se levantaron contra el mundo liberal que se hacía constantemente más loco todo alrededor, y éstos protegieron a la Iglesia del prestigioso y popular subjetivismo. Pero, por los años 1950, los Cardenales y obispos de la Iglesia no estaban rezando lo suficiente para mantener esta protección de sus mentes y corazones, de la locura conocida dentro de la Iglesia como “modernismo” y, así, en el cónclave de 1958 eligieron a uno de ellos mismos, el supuestamente “bueno” Juan XXIII, un liberal (¿desconocido como tal por si mismo? – Dios lo sabe) quien debidamente lanzó en 1962 el desastroso Concilio Vaticano Segundo.

¿Por qué desastroso? Porque la locura del subjetivismo (el rechazo de la realidad objetiva) en lugar de ser todavía absolutamente condenado por las autoridades más elevadas de la Iglesia, fue ahora adoptada por ellas, y fue hecha (¿consciente o inconscientemente? Dios lo sabe) la base oficial de la doctrina y acción de la Iglesia. El problema no podía ser más grave. Los oficiales de la verdadera Iglesia de Dios, nombrados para proclamar y defender las verdades objetivas de Dios para la salvación, de aquí en adelante las fueron filtrando a través de sus mentes subjetivistas. Imaginen no tener más que botellas mugrientas en las cuales almacenar el mejor de los vinos. Sólo puede ser arruinado. Los oficiales de la Iglesia Conciliar de hoy en día sólo pueden arruinar la verdad de Dios.

He aquí por que Monseñor dijo en 1991, “ Estamos tratando con personas (en la cúpula de la Iglesia) que tienen una filosofía diferente a la nuestra, una manera de ver diferente, que están influenciados por todos los filósofos modernos subjetivistas. Para ellos no hay verdad fija, no hay dogma fijo. Todo está evolucionando. Esto es realmente la destrucción Masónica de la Fe. Afortunadamente, nosotros (Tradicionalistas) tenemos la Tradición para apoyarnos en ella”.

Pero, ¿qué le ha pasado a la Tradición sin Monseñor que la guíe? ¡Ay!, las autoridades en la cúpula de su Fraternidad San Pío X, la cual por algunos 40 años encabezó la defensa de la Fe objetiva, no pueden haber estado rezando seriamente lo suficiente para proteger sus mentes y sus corazones de ser a su vez infectados por el subjetivismo. Ellos también han perdido la primacía de la verdad objetiva, y así ellos están haciéndose juguete de los Romanos como un pez es juguete de un pescador. Monseñor Lefebvre, ¡reza por nosotros!

Kyrie eleison.

El Pensamiento de Benedicto – IV

El Pensamiento de Benedicto – IV on julio 30, 2011

En la cuarta y última parte de este repaso general del tracto de Mons. Tissier, Fe Puesta en Peligro por la Razón,el obispo pronuncia un juicio sobre el sistema de re-interpretación de la Fe Católica, ideado por el Papa Benedicto XVI para hacerla más accesible al hombre moderno. Los defensores del Papa podrían acusar al obispo de presentar solamente un lado del pensamiento del Papa, pero ese lado existe y el obispo hace bien al presentarlo abiertamente y al mostrar su coherencia como un sistema del error, porque a medida que más verdad se mezcla con este, mejor disfrazado estará y mayor el daño que puede hacer para la salvación de las almas.

En el Capítulo IX de su tracto, Mon. Tissier muestra como el Papa cambia aquello en lo que los Católicos creen y el porqué. Los verdaderos Católicos creen en los Artículos de la Fe como han sido definidos por la Iglesia y los aceptan debido a la autoridad objetiva de Dios quien los ha revelado. Pero para Benedicto esta parece una religión demasiado abstracta, de definiciones frías. Así es que en vez de eso dirá, “La Fe es un encuentro con Jesús, una persona, la presencia de Dios, la presencia del amor.” Ahora, la creencia cambiada de esta manera puede parecer más acogedora y personal, pero también se arriesga a ser el fruto vago de la experiencia personal, basada en sentimientos subjetivos, poco fiables. Pero ¿quién en realidad quiere un puente inseguro hacia el Cielo, únicamente porque se siente bien?

En el Capítulo X Monseñor continúa para demostrar como todo el sistema de creencias que emerge de este cambio es inseguro, debido a que la receta de Benedicto para un Catolicismo sentido es el purificar los dogmas de su pasado sin importancia y enriquecerlos con un entendimiento obtenido de la manera en que se piensa en el presente. Ahora bien, el principal formador de la conciencia actual es el filósofo Kant, seguido por Benedicto, quien sostiene que Dios no puede ser probado, sino únicamente postulado o fabricado según las necesidades subjetivas de los hombres, que toman el lugar de las realidades objetivas. Pero en un mundo como ese, ¿cuántas personas van a postular a Dios? No nos asombra el que en 1996 el Cardenal Ratzinger vislumbrara un oscuro futuro para la Iglesia.

En su Epílogo, Monseñor Tissier concluye que Benedicto puede tener una necesidad personal imperativa de encontrar una síntesis entre la modernidad y el Catolicismo para reconciliar su corazón Católico y su pensamiento moderno, pero esta síntesis es imposible. Por ejemplo, el Papa quiere creer que los Derechos del Hombre, idolatrados en todas las democracias actuales, son únicamente la actualización del Cristianismo, pero realmente son su muerte. Implícita en su lógica de estos está una declaración de independencia de Dios, con un desafío de todos límites puestos por la naturaleza humana que viene de Dios. Estos Derechos son de hecho una bomba atómica en la guerra del hombre moderno contra Dios, una piedra angular del edificio del Nuevo Orden Mundial.

Así es que el Papa, comenta Monseñor, no debe tener esperanzas de poder mantener al mundo gracias a esa “purificación y regeneración mutua” de la religión y de la razón, hecha para su “enriquecimiento mutuo.” Cuando se trata de religión, la razón secularizada tiene poco o nada de valor por ofrecer, y todos los intentos de teólogos Católicos de entenderse con ella se colapsarán como una casa de cartas, justo como el Nuevo Orden Mundial al que esos teólogos esperan poder servir. Y Monseñor le otorga a San Pablo la última palabra – “Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya ha sido puesto, el cual es Jesucristo” (I Cor.III, 11).

El tracto completo de Monseñor Tissier estaba disponible en francés, pero estaría agotado. Traducciones al inglés y al italiano pueden accederse a través del Internet.

Kyrie eleison.

El Pensamiento de Benedicto – III

El Pensamiento de Benedicto – III on julio 23, 2011

Después de estudiar las raíces del pensamiento del Papa Benedicto (CE 209), Mons. Tissier en su tracto La Fe Puesta en Peligro por la Razón,procede a estudiar sus frutos. Si ese pensamiento tiene sus raíces principalmente en el subjetivismo sistemático de Kant (1724–1804), los frutos no pueden ser buenos. ¿Cómo pueden de alguna manera las verdades objetivas de la Fe hacerse intrínsecamente dependientes de la participación o reacciones del creyente subjetivo? El Evangelio, el dogma, la Iglesia, la sociedad, Cristo Rey y los Novísimos serán, uno detrás del otro, heridos de muerte.

Comencemos con el Evangelio. Su valor ya no está en contar los hechos históricos de la vida y la muerte de Nuestro Señor, sino en el poder de su narrativa para evocar los problemas existenciales de nuestro propio tiempo. Por ejemplo el que el mismo cuerpo de Nuestro Señor se hubiera unido con su alma humana para salir de la tumba aquella mañana de Pascua no es importante. Lo que importa es el significado moderno detrás de la narrativa: el amor es más fuerte que la muerte, Cristo continúa viviendo por la fuerza del amor y eso garantiza que nosotros también sobreviviremos por amor. Olvidémonos de la realidad, de los hechos. “Todo lo que necesitas es amor.”

El Dogma necesita de igual manera ser purificado del pasado y enriquecido por el presente. Ahora bien, el filósofo moderno Heidegger enseña que la persona es el que se “auto-supera.” Entonces Cristo fue el hombre que se superó tan completamente, que luchó tan totalmente por el infinito más allá de Él, que se realizó a sí mismo hasta el punto de volverse divino. Así es que el dogma de la Encarnación ya no significa que Dios se hizo hombre, ¡sino que el hombre se convirtió en Dios! Del mismo modo la Redención ya no debe de significar que Jesús pagó a su Padre, con su terrible Pasión, la deuda por todos los pecados de los hombres, sino que por su Cruz amó en sustitución de nosotros a Dios como Dios debe de ser amado, y nos llama a hacer lo mismo. El pecado ha dejado de ser una ofensa moral en contra de Dios, es simplemente un egoísmo, una falta de amor. Por lo tanto la Misa no necesita mas ser un sacrificio, y el sacerdote se torna simplemente en el animador de la celebración comunitaria. No tiene que asombrarnos si Benedicto cree en la misa del Novus Ordo.

En cuanto a la Iglesia, ya que la persona que existe es el valor supremo (ver CE 209) y que todas las personas existen por igual, entonces deshagámonos de una Iglesia con desigualdades jerárquicas, y dejemos de ver en la Iglesia Católica la única Arca de Salvación, ya que los seguidores de cada religión son personas existentes. El ecumenismo tiene que reemplazar todos los esfuerzos misioneros Católicos. Además, al convertir a la persona en valor supremo se disolverá la sociedad, subordinando el bien común a los derechos individuales, y se socavará tanto al matrimonio como a la sociedad poniendo a la compañía mutua del hombre y la mujer por encima de los hijos. En cuanto a Cristo Rey, será destronado al conferirle a cada persona tanta dignidad que el Estado debe de proteger los derechos de esta persona a escoger su propia religión.

Finalmente la muerte, de un castigo, se convierte en un remedio para todos nuestros males. El Juicio Particular significa únicamente una recompensa. El infierno no es más que un estado irrevocable de egoísmo de nuestra alma. El cielo será “una eterna nueva inmersión en el infinito ser” – ¿lo que significa qué? – y así consecutivamente. Aquí tenemos una nueva religión, comenta Mons. Tissier, mucho más cómoda – por lo menos aquí abajo – que la religión Católica.

Kyrie eleison.

El Pensamiento de Benedicto – II

El Pensamiento de Benedicto – II on julio 16, 2011

Si se divide en cuatro partes el estudio de Mons. Tissier acerca del pensamiento de Benedicto XVI, entonces la segunda parte presenta sus raíces filosóficas y teológicas. Al analizar la filosofía primeramente, Mons. está siguiendo la gran Encíclica “Pascendi” de Pío X. Si una botella de vino está sucia por dentro, el mejor de los vinos que se vierta dentro de esta se echará a perder. Si la mente de un hombre se desconecta de la realidad, como sucede con la filosofía moderna, entonces aún la Fe Católica filtrada a través de esta mente estará desorientada, porque ya no se dejará orientar por la realidad. He aquí el problema de Benedicto.

Así como su antecesor, Pío X, el Obispo atribuye la responsabilidad principal de este desastre de las mentes modernas al filósofo Alemán de la Ilustración, Immanuel KANT (1724 – – 1804), quien finalizó el sistema de anti-pensamiento, prevaleciente hoy en día en todos lados, el cual excluye a Dios del discurso racional. Porque si, como lo aseveraba Kant, la mente no puede saber nada del objeto excepto lo que pueda ser percibido por los sentidos, entonces la mente es libre de reconstruir la realidad detrás de las apariencias sensibles tal como le guste, la realidad objetiva se desprecia como imposible de conocer, y el subjetivismo reina supremo. Si el sujeto necesita de Dios y postula su existencia, muy bien. De otra manera, por así decirlo, ¡Dios no tiene suerte!

Mons. Tissier presenta entonces a cinco filósofos modernos, todos lidiando con las consecuencias de la locura subjetivista de Kant que pone las ideas por encima de las realidad y lo subjetivo sobre lo objetivo. Los dos más importantes para el pensamiento de este Papa pueden ser Heidegger (1889–1976), uno de los padres del existencialismo, y Martin Buber (1878–1965), uno de los principales exponentes del personalismo. Si las esencias son desconocidas (Kant), entonces solamente queda la existencia. Ahora el ente existente más importante es la persona, constituido para Buber por el intersubjetivismo, o la relación “Yo-Tu” entre personas subjetivas, que para Buber abre la vía hacia Dios. Por lo tanto el conocimiento del Dios objetivo dependerá del involucramiento subjetivo de la persona humana. ¡Vaya cimientos más inseguros para ese conocimiento!

Sin embargo este involucramiento del sujeto humano será la clave para el pensamiento teológico de Benedicto, influenciado primeramente, escribe Mons., por la célebre Escuela de Tubinga en Alemania. Fundada por J.S. von Drey (1777–1853), esta escuela sostenía que la historia se mueve por el espíritu de la era en constante movimiento, y este espíritu es el Espíritu de Cristo. Por lo tanto la Revelación de Dios ya no es el Depósito de la Fe terminada a la muerte del último Apóstol, y hecha simplemente más explícita a medida que pasa el tiempo. Por el contrario, tiene un contenido en constante evolución al cual contribuye el sujeto receptor. Así es que la Iglesia de cada era juega un papel activo y no solo pasivo en la Revelación, y le da a la Tradición pasada su significado actual. ¿Empieza a sonar esto conocido? ¿Como la hermenéutica del Dilthey? Ver CE 208.

Así es que para Benedicto XVI Dios no es un objeto aparte, ni meramente objetivo, él es personal, un “Yo” que intercambia con cada “Tu” humano. La Escritura y la Tradición si vienen objetivamente del divino “Yo,” pero por otro lado el “Tu” viviente y móvil debe constantemente reinterpretar la Escritura, y ya que la Escritura es muy importante para la Tradición, entonces la Tradición debe también tornarse dinámica por el involucramiento del sujeto, y no quedarse solamente estática, como la Tradición “fijista” de Arzobispo Lefebvre. Similarmente la teología debe de ser subjetivizada. La Fe debe de ser una “experiencia” personal de Dios, y aún el Magisterio debe dejar de ser meramente estático.

“Maldito el hombre que confía en el hombre” dice Jeremías (XVII, 5).

Kyrie eleison.