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Edicto de Milan

Edicto de Milan posted in Comentarios Eleison on agosto 31, 2013

En nuestros días, cuando la posesión de la Fraternidad San Pio X por el liberalismo parece meramente la última en una larga serie de derrotas de la Iglesia Católica, es difícil imaginarse que hubo un tiempo cuando la Iglesia marcaba una victoria tras otra. Sin embargo, este año celebramos el 1700mo aniversario de una de esas victorias, el Edicto de Milán datado en el 313 AD.

El Emperador Romano Constantino, conocido como “Constantino el Grande,” nació en el año 272 y fue bautizado Cristiano solamente un poquito antes de su muerte en el 337, pero había sido seriamente simpatizante de la Cristiandad por muchos años de anticipación. Cuando en el 312 marchó sobre Roma para pelear contra su rival, el Emperador Majencio, Nuestro Señor le prometió que le otorgaría la victoria si pusiera en sus estandartes de guerra el “lábaro,” es decir la X con una P sobrepuesta, las primeras dos letras Griegas de la palabra Cristo, ??????s. Constantino hizo lo que Nuestro Señor dijo y derrotó a Majencio en la batalla del Puente Milvio. Una vez en firme control de Roma, Constantino decretó al año siguiente el Edicto de Milán.

Durante el transcurso de los 250 años previos, los adoradores de Cristo habían sufrido diez persecuciones sangrientas bajo los Emperadores Romanos, desde Nerón (37–68) hasta Diocleciano (244–311). Los Cristianos habían rechazado la religión pagana estatal por lo cual el Estado había prohibido al Cristianismo. Lo que hizo el Edicto de Milán fue hacer que, por primera vez, fuera legal al lado de otras religiones permitidas en el Imperio. Fue el paso decisivo en la conversión de Roma al Cristianismo. En el 325 Constantino endosó la ortodoxia del Concilio dogmático de Nicea. En el 380 el Emperador Teodosio I El Grande hizo que el Cristianismo fuera la religión oficial de Roma, y en el 392 prohibió la adoración pagana.

Así, Constantino comenzó la unión de la Iglesia (Católica) con el Estado, la cual fue la fundación de la Cristiandad, mejor conocida hoy día como “Civilización Occidental.” Al margen de lo que haya habido de abuso en la práctica de tal unión a lo largo de las épocas, en cuanto a principio es inmensamente fructífero para la salvación de las almas. Uno sólo necesita pensar en cuanto cualquier pueblito hoy en día se beneficiará con un sano Sacerdote y un sano policía que se complementen. Por 1600 años la Iglesia Católica se atuvo a ese principio de unión de Iglesia y Estado, mientras que durante los últimos 200 años, el liberalismo Revolucionario ha constantemente buscado socavarlo. Fue solamente con el Vaticano II que la Iglesia finalmente le dio paso a este liberalismo y repudió la doctrina del Estado Católico mediante su enseñanza sobre la libertad religiosa en Dignitatis Humanae. Un cabecilla de los neo-modernistas en el Concilio, el Padre Yves Congar, se regocijó que el Concilio había finiquitado con la “Iglesia Constantiniana.”

Ahora bien, es cierto que los hombres de Iglesia estando enlazados a las autoridades mundanas recibirán con ello tentaciones de mundanidad, pero, cualquier Estado está ligado a hacer cumplir leyes que corresponden a algún punto de vista religioso o anti-religioso de Dios y del hombre. Para ver cuan difícil es llevar una vida católica cuando tal punto de vista del Estado concuerda con la anti-religión del humanismo laico, simplemente miren alrededor de ustedes. Fue la presión de los Estados irreligiosos modernos ejercida por todos lados sobre los Obispos del Vaticano II, la que los hizo querer cambiar la Iglesia Católica para encajarla en el mundo moderno. La misma presión está ahora haciendo que el liderazgo de la Fraternidad San Pío X entre en el camino de la Revolución.

Constantino, por el contrario, debe haber contribuido a lo largo de las épocas a la salvación de millones de almas, un logro por el cual él está seguramente en el Cielo. Emperador Constantino, ruega por nosotros.

Kyrie eleison.

Indigna Dignidad

Indigna Dignidad posted in Comentarios Eleison on marzo 16, 2013

Una lectora presentó argumentos a favor de la enseñanza del Vaticano II sobre la libertad religiosa. Aún cuando el tema ha sido varias veces enfocado en los “Comentarios Eleison,” sus razones merecen seguramente ser consideradas porque es vital para los católicos de hoy asir exhaustivamente la falsedad de esta enseñanza. Lo que el Concilio enseñó en el párrafo 2 de su Declaración sobre la Libertad Religiosa (Dignitatis Humanae) es que todos los hombres, cuando se trata de actuar en privado o en público según sus creencias, deben estar libres de toda coacción ejercida por cualesquiera otros hombres o grupos de hombres. Mas aún todo Estado humano debe hacer de este derecho humano un derecho constitucional o civil.

Por el contrario, a lo largo de toda la historia de la Iglesia antes del Concilio Vaticano II, la Iglesia católica ha enseñado sistemáticamente que todo Estado, en tanto que él encarna la autoridad civil de Dios sobre las criaturas humanas de Dios, está obligado como tal de utilizar esta autoridad para proteger y favorecer la única verdadera Iglesia de Dios, la Iglesia católica del Dios Encarnado, Nuestro Señor Jesucristo. Evidentemente, los Estados no-católicos serán condenados más por su falta de Fe que por no haber dado protección civil a esta Fe. Igualmente los Estados católicos pueden abstenerse de prohibir la práctica pública de las falsas religiones ahí donde tal prohibición provocaría mas daño que bien para la salvación eterna de los ciudadanos. Sin embargo el principio permanece intacto: los Estados de Dios deben proteger la verdadera religión de Dios.

De hecho, la enseñanza Conciliar implica o bien que los Estados no son de Dios, o bien que no existe una verdadera religión de Dios. En los dos casos, esta enseñanza al Estado le libera implícitamente de Dios y por este mismo hecho coloca la libertad del hombre por encima de los derechos de Dios o, mássimplemente, al hombre por encima de Dios. Es la razón por la cual Mons. Lefebvre decía que la enseñanza Conciliar constituye una blasfemia. Y no nos digan que los otros párrafos de DH contienen una buena enseñanza católica. Una sola rajadura provocada por el témpano fue suficiente para hacer zozobrar al Titanic. DH #2 por sí solo basta para hacer zozobrar la doctrina católica. Pero veamos los argumentos que pretenden defender la enseñanza del Concilio.

1 DH es parte del Magisterio Ordinario, el cual debe ser tomado muy en serio.

DH proviene de los que tienen el deber de enseñar dentro de la Iglesia, es cierto, pero no proviene del Magisterio ordinario infalible, ya que DH contradice la enseñanza tradicional de la Iglesia, como acabamos de demostrarlo arriba.

2 DH no hace más que manifestar derechos humanos que están garantizados por la ley natural.

La ley natural coloca los derechos del hombre abajo y no por encima, de los derechos de Dios.

3 DH no reniega del modelo católico en las relaciones Iglesia-Estado.

¡Pero por supuesto que sí lo hace! El párrafo #2 libera al Estado de su obligación esencial para con la única verdadera Iglesia.

4 DH está escrita en el contexto del mundo moderno donde todo el mundo cree en los derechos del hombre.

Y, ¿desde cuando la Iglesia debe adaptarse al mundo y no el mundo a la Iglesia?

5 DH no enseña que el hombre tiene un derecho al error.

Si el Estado de Dios debe garantizar un derecho civil a practicar en público religiones falsas, entonces se deduce que uno obliga a Dios a otorgar un derecho al error.

6 DH es una llamada a los gobiernos modernos para que garanticen la mitad de una rebanada de pan, lo que es mejor que nada de pan.

La verdadera doctrina católica es tan lógica y tan coherente que al abandonar una parte, se la abandona enteramente. Y, ¿qué oveja se salvó ofreciéndose ella misma al lobo?

7 Los católicos no deben retirarse del mundo moderno encerrándose en un ghetto doctrinal.

Los católicos deben hacer lo que tienen que hacer, ir a cualquier lugar donde deben ir, para que no abandonen los derechos de Dios ni comprometan Su honor. Si esto significa el martirio, ¡que así sea!

Kyrie eleison.

Dos Viajes

Dos Viajes posted in Comentarios Eleison on enero 19, 2013

Viajes realizados desde mediados de diciembre a Norte América y a Francia, me han permitido observar dentro de la Fraternidad San Pío X un estado peligroso de indecisión. Allí donde el Superior de Distrito no está ciego, el peligro está por el momento algo vacilante, de tal manera que la resistencia se encuentra en estado latente. Mientras que allí donde el Superior de Distrito es un convencido sirviente del Cuartel General de la FSPX, entonces el movimiento hacia la Neo-Iglesia avanza decididamente, pero también la Resistencia se organiza. ¿Qué está en juego?

Desde la escisión del Protestantismo, el mundo ha estado deslizándose cada vez más y más lejos de Dios. Gracias al Concilio de Trento (1545–1563), la Iglesia Católica se mantuvo incólume, pero a causa del Concilio Vaticano II (1962–1965), la Iglesia Católica oficial se unió al deslizamiento. Es cuando, gracias principalmente (¡pero no únicamente!) a Mons. Lefebvre (1905–1991), remanentes de la Iglesia de Trento se reunieron para formar un oasis Católico, la FSPX, en medio del desierto de la modernidad. Pero allí donde la poderosa Iglesia no habia sido capaz de resistir, era, con seguridad, meramente una cuestión de tiempo para que la frágil FSPX sea tentada, a su vez, de unirse al deslizamiento de la corriente mayoritaria de la Iglesia.

Y entonces, exactamente como ocurrió en el Vaticano II cuando los dirigentes de la Iglesia oficial se vieron obligados a pretender que ellos no se encontraban en ruptura con la Iglesia Tridentina (tal es, por ejemplo, la “hermenéutica de la continuidad” de Benedicto XVI), asimismo los dirigentes de la FSPX oficial están ahora obligados a pretender que ellos no se encuentran en ruptura con el Arzobispo Lefebvre. Luego al igual que la mayoría de los políticos de los últimos 500 años, estos dirigentes de la FSPX hablan a la derecha mientras van caminando a la izquierda, porque eso es lo que muchos desean, a saber, la apariencia de la Cristiandad sin su sustancia (cf.II Tim.III,1–5, particularmente el versículo 5). Como Descartes, estos dirigentes “avanzan detrás de una máscara,” tratando de disfrazar su movimiento hacia la izquierda detrás de palabras hacia la derecha, o de palabras claramente ambiguas.

Lo que ocurrió en la FSPX en la primavera pasada, como dice el Padre Chazal, es que la máscara cayó, porque la dirección de la FSPX debe haber calculado que el tiempo había llegado para que ella realice a la luz del día su vuelta a la corriente mayoritaria de la Iglesia. Desgraciadamente para estos dirigentes, en ese momento entre marzo y junio, emergió una resistencia suficientemente fuerte para impedir que el Capítulo General de la FSPX de julio realice cualquier intento inmediato de unirse a la Neo-Iglesia. Pero desde el Capítulo en adelante, se volvieron a colocar la máscara. Porque los liberales no se convierten, a menos de un milagro de la gracia, pues la izquierda es su verdadera religión. Por eso los dirigentes de la Fraternidad están seguramente a la espera, mientras que el mundo moderno, la carne y el diablo prosiguen con su obra que consiste en atraer a los sacerdotes y a los fieles de la FSPX siempre más hacia la izquierda, de manera que de aquí a pocos años cuando mucho, no existirá más ninguna resistencia seria, como lo fue la del verano pasado, para que la FSPX se integre a la Neo-Iglesia.

Esto deja a la FSPX en la cuerda floja. Pero como lo señalaba con su sentido común el Arzobispo Lefebvre, los superiores moldean a los inferiores y no al revés. Por eso, a menos que los dirigentes actuales de la FSPX sean destituidos por un milagro, la FSPX está condenada a ser disuelta dentro de la Neo-Iglesia. No se puede decir que el castigo no habrá sido merecido. Pero recemos a la Madre de Dios para obtener un milagro de la misericordia de su Divino Hijo.

Kyrie eleison.

Doctrina Socavada

Doctrina Socavada posted in Comentarios Eleison on mayo 26, 2012

Se han escrito libros enteros sobre el asunto de la libertad religiosa tal como ha sido enseñada por el Vaticano II en su Declaración de 1965, Dignitatis Humanae. Sin embargo, la enseñanza Revolucionaria de este documento es clara: dada la dignidad natural de cada individuo humano, ningún Estado o grupo social o ningún poder humano puede obligar o forzar a ningún hombre o grupo de hombres a actuar, en privado o en público, contra sus propias creencias religiosas, siempre y cuando el orden público se mantenga incólume. (D.H.#2).

Al contrario la Iglesia católica enseñó siempre hasta el Vaticano II que cada Estado en cuanto tal tiene el derecho y aún el deber de prohibir a sus ciudadanos practicar en público cualquier falsa religión, es decir todas las religiones no católicas, en la medida que tal prohibición ayude y no dañe la salvación de las almas. (Por ejemplo en el 2012 la libertad está tan ampliamente adorada que tal prohibición escandalizaría a los ciudadanos de casi todos los Estados y haría solamente que ellos desprecien y no aprecien, la religión católica. En este caso, como la Iglesia siempre lo enseñaba, el Estado puede abstenerse de usar de su derecho de prohibir las falsas religiones).

Ahora bien, el punto preciso sobre el cual estas dos doctrinas se contradicen entre si, puede parecer bien limitado – sea o no que un Estado pueda prohibir la práctica pública de las falsas religiones – pero las consecuencias son enormes: ¿es Dios el Señor o el sirviente de los hombres? Por un lado, si el hombre es una criatura de Dios y si es por naturaleza social (como es evidente cuando uno observa como los hombres se reúnen en toda clase de asociaciones y particularmente en un Estado), entonces la sociedad y el Estado son también criaturas de Dios. y ellos le deben servir a El y a su única verdadera religión. Luego el Estado tiene que prohibir las falsas religiones por lo menos en el dominio público (lo cual pertenece a su esfera), siempre y cuando eso ayudará y no dificultará la salvación de las almas.

Por otro lado, si la libertad humana es tan valiosa que cada individuo tiene que quedar libre como para corromper a sus conciudadanos mediante la práctica pública y el proselitismo de cualquier religión falsa que él elija (a menos que el orden público sea perturbado), entonces se debe dejar que las religiones falsas sean libres para prosperar en el dominio público (por ejemplo las sectas Protestantes hoy día en América Latina). Así la diferencia entre las religiones falsas y la única verdadera religión es menos importante que la dignidad humana. Así la verdadera religión no es tan importante. Así la valía de Dios comparada a la valía del hombre no tiene tanta importancia. De esta manera el Vaticano II rebaja a Dios en la medida que eleva al hombre. En definitiva el Vaticano II reemplaza la religión de Dios por la religión del hombre. Con razón Monseñor Lefebvre fundó la Fraternidad San Pío X para ensalzar la dignidad y valía trascendental de Dios, de Nuestro Señor Jesucristo, en un mundo y en una Iglesia que se han vuelto locos, embriagados de la dignidad del hombre.

Pero he aquí que se nos viene un líder religioso que en público pronunció a principios de este mes: “Numerosos son los que tienen una comprensión del Concilio que es una comprensión errónea.” El dijo que la libertad religiosa “es una expresión usada de muchas maneras. Pero mirando mas de cerca tengo realmente la impresión de que no son muchos los que saben lo que realmente dijo el Concilio sobre este tema. El Concilio presenta una libertad religiosa que es una libertad muy, muy limitada: muy limitada . . .” Preguntado él si el Vaticano II en sí mismo, es decir en su conjunto, pertenece a la Tradición Católica, él contestó “Tendría yo esa esperanza.”

Vean por ustedes mismos la entrevista pronunciada en inglés y accesible en YouTube bajo el título de “Traditionalist leader talks about his movement, Rome.” ¿Puede alguien sorprenderse si “su movimiento” está atravesando actualmente la crisis más grave de sus 42 años de existencia?

Kyrie eleison.

Tenebrosas “Luces”

Tenebrosas “Luces” posted in Comentarios Eleison on abril 28, 2012

Sea que la Fraternidad San Pío X decida o no finalmente pasar por alto el desacuerdo doctrinal para entrar en un acuerdo puramente práctico con las autoridades de la Iglesia Conciliar en Roma, las almas preocupadas por su salvación eterna deben entender tan completamente como sea posible lo que está en juego. En esta coyuntura uno de mis amigos me acaba de mandar una admirable síntesis de lo que es el corazón del asunto:—

“De 2009 a 2011 las llamadas “Discusiones Doctrinales” tuvieron lugar entre los expertos del Vaticano y cuatro teólogos de la Fraternidad San Pío X. Estas discusiones dejaron en claro hasta que punto las autoridades romanas están firmemente adheridas a las enseñanzas del Vaticano II. Este Concilio se esforzó en reconciliar la doctrina Católica con el concepto del hombre tal como fue elaborado por los filósofos de “Las Luces” del siglo XVIII.

“Es así como el Concilio declara que en razón de la dignidad de su naturaleza, la persona humana tiene el derecho de practicar la religión de su elección. En consecuencia la sociedad debe proteger la libertad religiosa y organizar la coexistencia pacífica de las diferentes religiones. Estas están invitadas a participar en un diálogo ecuménico, ya que todas poseen su propia parte de verdad.

“En efecto tales principios niegan que Cristo es verdaderamente Dios y niegan que su Revelación, cuyo depósito está guardado por la Iglesia, debe ser aceptado por todos los hombres y todas las sociedades. De tal manera que la doctrina de la libertad religiosa, tal como está exprimida en el documento Conciliar “Dignitatis Humanae”( # 2), contradice las enseñanzas de Gregorio XVI en “Mirari Vos,” de Pío IX en “Quanta Cura,” de León XIII en “Immortale Dei” y de Pío XI en “Quas Primas.” La doctrina enseñada en la Constitución Dogmática “Lumen Gentium” (# 8), según la cual la Providencia divina utiliza sectas no Católicas como medios de salvación, contradice las enseñanzas de Pío IX en el “Syllabus,” de León XIII en “Satis Cognitum” y de Pío XI en “Mortalium Animos.”

“Estas doctrinas novedosas que junto con muchas otras contradicen las enseñanzas formales y unánimes de los Papas antes del Concilio, pueden solamente ser calificadas, a la luz del dogma Católico, como heréticas.

“Ya que la unidad de la Iglesia descansa sobre la integridad de la Fe, es claro que la Fraternidad San Pío X no puede llegar a ningún tipo de acuerdo – aunque sea solamente “práctico”- con los que sostienen tales doctrinas.”

Cuando mi amigo acusa al movimiento del siglo XVIII de emancipación intelectual conocido como el de “Las Luces” de encontrarse en la raíz del colapso de los hombres de iglesia del siglo XX, apunta esencialmente a lo mismo que Monseñor Lefebvre decía a algunos de sus sacerdotes, medio año antes de morir en 1991: “Más uno analiza los documentos del Vaticano II . . .más uno se da cuenta que se trata . . .de una perversión total del espíritu, de una filosofía totalmente nueva fundada sobre la filosofía moderna, sobre el subjetivismo . . .Es una perversión total de la Revelación, de la Fe, de la filosofía . . .Es verdaderamente aterrador.”

Entonces, ¿Cómo puede uno someter su mente de nuevo a la realidad de Dios? Uno podría volver a posesionarse de las Encíclicas papales mencionadas por mi amigo más arriba, y estudiarlas. Fueron escritas para los obispos, pero los obispos conciliares no son de fiar. Los laicos de hoy deben tomar en mano su propia formación – y su propio Rosario.

Kyrie eleison.

¿Condena Demorada?

¿Condena Demorada? posted in Comentarios Eleison on octubre 30, 2010

Después de varios números recientes de “Comentarios Eleison” que enfatizaron la importancia de la doctrina (CE 162, 165–167, 169), un lector pregunta si no sería sin embargo más sabio el demorar la condena del Vaticano II, con base en que ni las autoridades en Roma ni los Católicos en su mayoría están listos para aceptar que el Concilio es doctrinalmente tan malo como la Fraternidad de San Pío X, siguiendo las enseñanzas del Arzobispo Lefebvre, dice que es. En realidad, es mucho peor.

El gran problema doctrinal con los documentos del Vaticano II no es que son abierta y claramente heréticos. De hecho su “letra,” opuestamente a su “espíritu,” puede parecer Católica, al punto que el Arzobispo Lefebvre, quien estuvó directamente involucrado en todas las cuatro Sesiones del Concilio, firmó todos a excepción de los dos últimos y peores de estos documentos, “Gaudium et Spes” y “Dignitatis Humanae.” Sin embargo, esa “letra” está sutilmente contaminada con el “espíritu” de la nueva religión centrada en el hombre, hacia la cual los Padres del Concilio se inclinaban, y que está corrompiendo a la Iglesia desde entonces. Si el Arzobispo pudiera emitir su voto nuevamente hoy en día acerca de los 16 documentos, uno se pregunta si con la sabiduría de una visión retrospectiva votaría por siquiera uno de estos.

Los documentos son entonces ambiguos, interpretables según la letra como Católicos en su mayor parte, pero envenenados según el espíritu con modernismo, la más perniciosa de todas las herejías de la Iglesia, dijo San Pío X en la encíclica “Pascendi.” Así es que, por ejemplo, si los Católicos “conservadores,” por “lealtad” a la Iglesia, defienden los documentos, ¿qué es exactamente lo que están conservando? El veneno y su habilidad para seguir corrompiendo la Fe Católica de millones de almas, así colocándolos en el camino hacia la eterna condenación.

Todo esto me recuerda de un convoy Aliado cruzando el Atlántico con suministros vitales para los Aliados en la Segunda Guerra Mundial. Un submarino enemigo logró salir a la superficie justamente en medio del perímetro de defensa de los barcos, por lo que tenía la libertad de torpedearlos uno tras del otro, mientras que los destructores de los Aliados continuaban a la caza del submarino a fuera del perímetro externo, ¡sin tan siquiera imaginar que podría estar adentro! El Demonio se encuentra así entre los documentos del Vaticano II, y está torpedeando la salvación eterna de millones de almas, gracias a que está tan bien encubierto en esos documentos.

Ahora imaginemos un navegante con mirada penetrante a bordo de uno de los barcos de comerciantes en el convoy que ha notado la discreta pero delatora estela del esnórkel del submarino. El grita, “¡El submarino está adentro!,” pero nadie lo toma en serio. ¿Debería entonces esperar y mantenerse callado, o debería de gritar “¡Peligro!” y seguir gritando hasta que por fin el capitán se dé cuenta del daño mortal?

La FSSPX debe de gritar acerca del Vaticano II, y seguir gritando sin cesar, porque miles de almas están en un mortal e incesante peligro. Para entender ese peligro, ciertamente difícil de entender en teoría, lea el libro del Padre Álvaro Calderón acerca de los documentos del Vaticano II titulado: “Prometeo: la Religión del Hombre.”

Kyrie eleison.