Doctrina católica, dogma, Depósito de la Fe

Grec – I

Grec – I on marzo 2, 2013

Hace algo más de un año, un pequeño libro de unas 150 páginas fue publicado en Francia. Eso debe ser muy embarazoso para los dirigentes de una cierta Fraternidad religiosa pues él demuestra que los esfuerzos de ellos apuntando a la unión con la Nueva Iglesia se remontan de hecho a muchos años, al menos a los años 1990. Por supuesto, si esos dirigentes están orgullosos de sus esfuerzos, no sentirán ningún tipo de remordimiento, pero si ellos durante años han ocultado estos esfuerzos, hay que desear que, por lo menos a los lectores de este librito, se les abran los ojos.

“Para la Necesaria Reconciliación” fue escrito por un sacerdote de la Nueva Iglesia, el Padre Michel Lelong, sin duda porque él, por lo menos, se muestra abiertamente orgulloso del papel de primer plano que él ha tenido en la tentativa del GREC para llevar a buen término la “necesaria reconciliación” del Vaticano II con la Tradición, o sea de las autoridades Romanas con la Fraternidad San Pío X. Ordenado en 1948 y profundamente implicado en las relaciones interreligiosas incluso aún antes del Concilio Vaticano II, en particular con el Islam, saludó “con alegría y esperanza” (¿suena familiar? –¿Gaudium et Spes?) el Concilio que se esforzaría en adaptar la Iglesia a los tiempos modernos. Uno de sus colaboradores laicos en esta tarea fue un distinguido diplomático francés y alto funcionario gubernamental, Gilbert Pérol, Embajador de Francia en el Vaticano de 1988 a 1992.

Como diplomático profesional y católico practicante, Pérol creía profundamente en la necesidad de reconciliar la FSPX, verdaderamente católica, con el Vaticano, sin duda católico. ¿Cómo pues podría darse la menor oposición entre los dos? ¡Los dos eran Católicos! La oposición no tenía pues por que existir. Por ello en 1995 redactó el esquema de una solución en un texto corto que serviría de carta magna para lo que sería el GREC, un laboratorio parisino de ideas que recibió su nombre a partir de las iniciales del Grupo de Reflexión Entre Católicos. Haciéndose eco del drama de millones de Católicos desgarrados desde los años 1960 entre el Concilio y la Tradición, el texto de Pérol merece un momento de atención.

No siendo él un teólogo, según dice él mismo, él piensa que la situación actual de la Iglesia y del mundo requiere que el problema de las divisiones entre Católicos, después del Concilio, tendría que ser reformulado “en términos totalmente nuevos.” Es más bien como diplomático que él propone que, por un lado, Roma tiene que admitir que ha gravemente maltratado el rito Tridentino de la Misa y tiene que levantar las excomuniones de 1988, mientras que por el otro lado, la FSPX no tiene que rechazar totalmente el Concilio y debe reconocer que Roma es siempre la mas alta autoridad en la Iglesia.

En otras palabras, como diplomático, Pérol proponía que con sólo algunas pequeñas concesiones mutuas, de una parte y de otra, entonces la lucha encarnizada vería esfumarse su aspereza al desaparecer la oposición entre el Concilio y la Tradición, y todos los Católicos podrían de nuevo vivir felices para siempre. De tal manera que él mismo, como millones de otros Católicos, no se verían en la obligación de elegir entre abandonar Roma para salvar a la Tradición o abandonar la Tradición para salvar a Roma. ¡Maravilloso! ¡De vuelta a la zona confortable de los años 1950! Pero los años 1950 se han ido para siempre. Entonces, ¿Dónde está el error en su razonamiento?

Se encuentra justo en el principio cuando él dice que no es teólogo. Es cierto, puede no haber sido un teólogo profesional, pero todo Católico debe ser un teólogo amateur, o, mejor dicho, debe conocer su catecismo, porque es solamente a la luz de su doctrina que él puede juzgar cuestiones de Fe. Cuando Nuestro Señor nos advirtió que hay que discernir entre los corderos y los lobos (Mt.VII,15–20) ¡no se dirigía solamente a los teólogos profesionales! Así, Pérol renunciando a la “teología” en favor de la diplomacia, constituye un ejemplo más de la incapacidad del hombre moderno de aprehender la importancia de la doctrina. Esta incapacidad es la lección más importante que hay que sacar de este librito sobre el GREC.

Kyrie eleison.

¿Liberales Inocentes?

¿Liberales Inocentes? on febrero 23, 2013

Hace cuatro semanas los “Comentarios Eleison” contestaron afirmativamente a la pregunta sobre si el liberalismo es tan horrible como se supone que es: implícitamente el liberalismo es la guerra contra Dios. Quedaba la pregunta sobre si los muchos liberales que niegan ser liberales están en lo cierto cuando lo niegan. La respuesta es seguramente que todos nosotros hoy estamos tan inmersos en el liberalismo que pocos de nosotros nos damos cuenta hasta que punto lo somos.

El liberalismo en su sentido más amplio es el hombre que se libera a sí mismo de la ley de Dios, lo que un hombre hace cada vez que comete un pecado. Luego en este sentido más amplio todo pecador es un liberal y así quienquiera admite que él es un pecador debe admitir que es un liberal en este sentido amplio. Sin embargo, una cosa es romper la ley de Dios mientras uno sigue admitiendo que Dios es Dios y que su ley es su ley. Tal pecador es solamente un liberal práctico. Es cosa muy diferente romper la ley de Dios a la par que uno va negando que Dios sea Dios o que su ley sea su ley. Tal liberal en principio encarna el liberalismo de los tiempos modernos.

Entra en escena con la Revolución Francesa de 1789. La carta magna de esa Revolución, la Declaración de los Derechos Humanos, fue efectivamente una declaración de la independencia del hombre frente a Dios. De ahora en más, aún cuando cualquier hombre obedeciese a la ley de Dios, lo haría sólo en virtud de su propia elección y no en virtud de la obediencia a cualquier mandato o mandamiento de Dios. En esa aparente obediencia él no estaría comportándose como un liberal en la práctica, pero en el fondo, en todo lo que él haría, sería un liberal en principio. Este es el liberalismo moderno del cual los Católicos de hoy acusan a menudo a sus adversarios. ¿Acaso estos adversarios tienen razón como para negar casi en todos los casos ser liberales? Subjetivamente, si. Objetivamente, no.

Subjetivamente, sí, porque desde 1789 los hombres han sido impregnados cada vez más profundamente de los falsos principios de la Revolución, al punto de que si se les acusa de liberarse de la ley de Dios, ellos pueden sinceramente replicar, “¿Que ley? ¿Qué Dios? ¿De que me está Usted hablando?” Hasta este extremo han sido aparentemente borrados de las mentes, Dios y su ley. Pero, objetivamente, no, porque Dios y su ley ciertamente no han dejado de existir, y profundamente en su interior aún los hombres modernos lo saben. Es “inexcusable” decir que El no existe (Rom.I,20), y Su ley está escrita en el corazón de todos los hombres (Rom.II,15), no importa lo que puedan decir con la boca para afuera. El “sinceramente” que se acaba de mencionar necesita las comillas – no vale mas que lo que vale frente al tribunal de Dios.

Entonces, ¿pueden estos líderes de la Fraternidad San Pío X que están actualmente tratando de mezclar la Fraternidad con la Iglesia Conciliar, negar que son liberales? Subjetivamente no hay duda de que están persuadidos que están haciendo lo mejor que pueden para la Iglesia, pero, objetivamente, están buscando sin arrepentimiento poner la obra contra-Revolucionaria de Mons. Lefebvre bajo el control del intento de los dirigentes de la Iglesia que se esfuerzan en hacer triunfar la Revolución liberal de una vez por todas. Estos líderes dicen que debemos reunirnos con la Iglesia visible porque ella es la Iglesia católica, pero no es la visibilidad lo que la hace católica, sino el hecho de tener la Fe apostólica. Así, la “iglesia” Anglicana también es visible en todo el territorio inglés, pero eso no la hace católica. Y los líderes actuales no pueden ignorar hasta que punto falsifican y suprimen las palabras del Arzobispo pretendiendo hacerlas corresponder a su propia visión de la Iglesia, fingiendo así que esa era la posición del Arzobispo.

La triste verdad es que estos liberales nunca entendieron cual era realmente el combate del Arzobispo. Mientras él estaba con vida, ellos estaban fascinados, como tantos de nosotros, por su carisma católico, pero nunca entendieron la Fe del Arzobispo, Fe que era para su carisma lo que la raíz es para el fruto. Ellos amaron el fruto – démosles el crédito por eso a ellos – pero a pocos años de su partida, el fruto sin la raíz empezó a marchitarse y morir. Era inevitable que, a menos de haber entendido la fe del Arzobispo, ellos iban a convertir la Fraternidad del Arzobispo en la suya propia que haría de los enemigos de la fe “nuestros nuevos amigos en Roma.” Eso es lo que hemos visto y que estamos viendo. ¡Que el Cielo venga en nuestra ayuda!

Kyrie eleison.

Di Noia, Ilusionista

Di Noia, Ilusionista on febrero 16, 2013

Hace dos meses el Vice-presidente de la Comisión Pontifical Ecclesia Dei de Roma, dirigió al Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y a todos sus sacerdotes una carta de varias páginas accesible en el Internet que el Padre Lombardi, vocero de la Santa Sede, designó como una “llamada personal.” Desde entonces dicha carta ha suscitado comentarios diversos. Claramente se trata de la última movida de la campaña de Roma para poner a la FSPX de rodillas, y poner fin a su resistencia de 40 años a la Revolución Conciliar. Como lo dijo Monseñor de Galarreta en Octubre del 2011, aún si la FSPX sigue rechazando los ofrecimientos de Roma, Roma volverá siempre a la carga para seducir a los sacerdotes de la FSPX. Lo vemos. Pero veamos brevemente lo que el Arzobispo Di Noia escribe a “Su Excelencia y queridos Hermanos Sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X”:—

Empieza por amonestar a los líderes de la Fraternidad, notablemente al Padre Schmidberger, al Padre Pfluger y a Monseñor Fellay (en ese orden) por haber dado entrevistas tan críticas acerca de Roma como para poner en duda si la FSPX quiere realmente la reconciliación con Roma. Más aún, las diferencias doctrinales entre la FSPX y Roma son tan insuperables como siempre. De tal manera que se precisa un nuevo enfoque basado ahora sobre la unidad.

La unidad de la Iglesia, recuerda Mons. Di Noia, está impedida por cuatro vicios y favorecida por las cuatro virtudes opuestas de humildad, mansedumbre, paciencia y caridad. Los que dividen la Iglesia son enemigos de Dios. Lo que nos hace falta es el amor. Lejos pues de nosotros una “retórica áspera e improductiva.” Que la FSPX cumpla con su carisma de formar sacerdotes, pero sacerdotes que sean dóciles al Magisterio oficial, que prediquen la Fe y no las cuestiones polémicas, y que no traten los problemas teológicos frente a laicos, ignorantes de estas cuestiones, sino con las autoridades competentes en Roma. El Papa es el juez supremo en cuestiones tan difíciles. En conclusión, Benedicto XVI quiere realmente la reconciliación. La amargura debe ser olvidada. Según las palabras de Nuestro Señor, “Que sean uno” (Fin de la carta del Arzobispo).

Noten de paso como, según la manera típica del hombre moderno y del modernista, el Arzobispo escamotea la cuestión esencial de la doctrina. Pero el principal interés de su carta radica en otra parte: ¿Cómo pudo el Arzobispo osar dirigirse a todos los sacerdotes de la FSPX sin previa connivencia con el Cuartel General de la FSPX? ¡Es el CG que le permitió que la carta les llegue a los sacerdotes! He aquí una indicación entre muchas otras que hay contactos entre Roma y el CG de la FSPX que se ocultan a la vista pública. Pero entonces se presenta la cuestión, ¿Qué motivo pudo haber tenido el CG de la FSPX para dar al Arzobispo modernista un acceso tan privilegiado y peligroso a todos los sacerdotes de la FSPX? ¿Quiere acaso que ellos también se vuelvan modernistas? ¡Hay que suponer que no! Pero puede muy bien querer ayudar a Roma en vista a la “reconciliación.”

Al transmitir el llamamiento al amor del Arzobispo, el CG de la FSPX hace pasar el dulce mensaje a todos los sacerdotes de la FSPX sin que nadie pueda acusar al propio CG de ser tan blando. Al contrario, la carta Romana les hace ver a todos ellos cuán bondadosos son los Romanos. ¡Si bien es cierto que se encuentra allí también un reproche moderado a los líderes de la FSPX por no ser bondadosos, ¡eso servirá para mostrar cómo ellos se mantienen firmes en la defensa de la Fe! Sobre todo, la carta habrá servido de balón de ensayo para probar las reacciones de los sacerdotes. ¿Qué piensan ellos? Tanto Roma como Menzingen necesitan calcular en que momento preciso se puede seguir adelante con la “reconciliación” para llevarse una amplia mayoría de sacerdotes y sin perder demasiados de ellos, impidiendo asi que continúe la resistencia organizada a la religión del Nuevo Orden Mundial.

Queridos sacerdotes de la FSPX, si vosotros no queréis ser tragados vivos por la Roma del Nuevo Orden, yo les aconsejaría gentilmente reaccionar. Hagan saber a sus Superiores, tan discretamente como quieran pero en términos claros que vosotros no queréis nada, pero nada que ver con la Roma Conciliar, hasta que ella claramente abandone el mortífero Concilio.

Kyrie eleison.

El Cincuentismo Retorna

El Cincuentismo Retorna on enero 12, 2013

Pregunta candente: ¿Cómo los líderes de la Fraternidad San Pío X que fue fundada por el Arzobispo Lefebvre para resistir a la Neo-Iglesia, están ahora buscando sus favores con el objetivo de reincorporarse a ella? Una respuesta es que ellos nunca entendieron completamente al Arzobispo. Después del desastre del Vaticano II en los años 60, vieron en él la mejor continuación de la Iglesia de los años 50 que, en realidad, preparó el desastre. De hecho, el Arzobispo era mucho más que eso, pero una vez que falleció, todo lo que ellos deseaban fue retornar al Catolicismo cómodo de los años 50. Y ellos no fueron los únicos en preferir a Cristo sin su Cruz. Es una fórmula muy popular.

En efecto, el Catolicismo de los años 50, ¿no era acaso como un hombre parado al borde de un acantilado alto y peligroso? Por un lado, aquel se encontraba todavía a una gran altura pues de otra manera el Vaticano II no hubiera sido una caída tan vertiginosa. Por otro lado, se encontraba peligrosamente cerca del borde del acantilado pues de otra manera su caída no hubiera sido tan rápida como lo fue en los años 60. No se puede decir que todo era malo en la Iglesia de los años 50, pero se encontraba demasiado cerca del desastre. ¿Por qué?

Porque los Católicos de los años 50, en general, mantenían exteriormente las apariencias de la verdadera religión, pero interiormente demasiados estaban coqueteando con los errores ateos del mundo moderno: el liberalismo (lo que cuenta màs en la vida es la libertad), el subjetivismo (según el cual el espíritu y la voluntad del hombre tienen que estar liberados de toda verdad objetiva o ley), el indiferentismo (según el cual poco importa cual sea la religión que un hombre pueda tener), y así sucesivamente. Así, los Católicos teniendo la fe y no queriendo perderla, se adaptaban gradualmente a estos errores. Ellos asistían a Misa el domingo, a veces se confesaban, pero alimentaban sus espíritus con los viles medios de información, y sus corazones encontraban discutibles ciertas leyes de la Iglesia, sobre el matrimonio en cuanto a los laicos, sobre el celibato en el clero. Así podían conservar la fe, pero querían cada vez menos nadar en contra de la corriente poderosa del mundo encantador y descreído que los rodeaba. Se estaban aproximando cada vez más al borde del acantilado.

Es posible que el Arzobispo haya tenido ciertas debilidades, de las cuales uno puede pensar ver algunos reflejos en las dificultades que la Fraternidad atraviesa actualmente. No debemos hacer de él un ídolo. Sin embargo, él era en los años 50 un obispo que conservaba a la vez las apariencias del Catolicismo y también, profundamente arraigada en él, su sustancia, como lo han demostrado los excelentes frutos de su ministerio apostólico en Africa. Por eso, mientras que el Vaticano II logró desarmar o paralizar a la mayor parte de sus cófrades obispos, él logró crear, casi solo, un seminario y una Congregación pre-Vaticano II. La aparición de su oasis Católico en medio del desierto conciliar deslumbró a numerosos jóvenes. Las vocaciones estaban igualmente atraídas por el carisma personal del Arzobispo. Pero diez a veinte años después de su muerte ocurrida en 1991, la sustancia de su herencia pareció ser cada vez más y más pesada (a los líderes) para resistir a la corriente cada vez más fuerte del mundo moderno.

De tal manera, cada vez menos dispuestos a seguir soportando la Cruz de encontrarse despreciados por la corriente mayoritaria de la Iglesia y del mundo, los líderes de la Fraternidad San Pío X empezaron a soñar con ser de nuevo oficialmente reconocidos. Y el sueño se impuso, pues, después de todo, los sueños son tanto más lindos que la realidad. Debemos rezar por estos líderes de la FSPX. Los años 1950 han desaparecido, y no van nunca a volver.

Kyrie eleison.

Luz Amarilla

Luz Amarilla on enero 5, 2013

No todos ustedes, lectores de los “Comentarios Eleison,” pueden haberse enterado de la carta admirable de hace dos meses escrita por el Padre Ronald Ringrose al Superior del Distrito de Estados Unidos de la Fraternidad San Pío X, el Padre Arnauld Rostand. El Padre Ringrose ha sido por mas de 30 años, el párroco independiente de la parroquia Tradicional San Atanasio justo en el conurbano de Washington DC., y durante todo este tiempo, él ha sido el amigo fiel, aún sin ser miembro, de la FSPX. Sin embargo, en Junio del año pasado alojó en su parroquia la primera reunión en los Estados Unidos del núcleo de sacerdotes que ahora están organizando una Resistencia a este cambio de rumbo de la Fraternidad, latente desde hace mucho tiempo, pero que se volvió patente a todos en la primavera del año pasado. Como fiel ejecutivo de Monseñor Fellay en los Estados Unidos, el Padre Rostand le escribió al Padre Ringrose para proponerle una reunión en la cual él podría persuadirlo que el cambio no era un cambio. He aquí la respuesta del Padre Ringrose:—

“Le agradezco por su carta del 12 de Octubre en la cual usted me ofrece reunirnos para discutir la situación interna de la Fraternidad San Pío X. Si bien es un ofrecimiento muy amable de parte suya que aprecio en gran manera, no creo que una tal reunión será de alguna utilidad ya que los problemas provienen del alto mando de la Fraternidad y usted no está en posición de cambiar eso.

Es verdad que he sido un decidido defensor de la Fraternidad durante muchos años. Este apoyo se basaba en el hecho de que mi misión como sacerdote y la misión de la Fraternidad eran una y la misma misión: ayudar a las almas a sostener su fe Católica en estos tiempos en que parecen haber sido abandonados por la Roma pos-Vaticano II.

Pero ahora debo ser más cauteloso y más reservado en ese apoyo. Estoy alarmado de que el Superior General diga que el 95% del Vaticano II es aceptable. Estoy atónito que el liderazgo de la Fraternidad se atreviera a responder a los tres obispos de la Fraternidad, que ellos están haciendo de los errores del Vaticano II “súper herejías.” Estoy decepcionado que la respuesta de la Fraternidad a Asís III haya sido tan débil y anémica. Estoy entristecido por los injustos castigos disciplinarios impuestos por la Fraternidad a los sacerdotes que están siguiendo el ejemplo del Arzobispo Lefebvre y estoy indignado por el trato que le han dado a Monseñor Williamson- no solamente por su reciente expulsión sino también por el trato ruin del cual ha sido objeto a lo largo de estos últimos años.

Antes de este último año, cuando un parroquiano me preguntaba acerca de la Fraternidad, yo le daba siempre a ella luz verde. Dadas las recientes acciones de la Fraternidad, aún no le doy la luz roja, pero le doy la luz amarilla de precaución. La luz roja vendrá en caso de que la Fraternidad se permita ser absorbida por la Iglesia Conciliar a la cual el Arzobispo Lefebvre resistió tan vigorosamente.

Es con una gran tristeza que escribo estas palabras. Hay muchos buenos, celosos y fieles sacerdotes en los rangos de la Fraternidad. Conozco a muchos de ellos personalmente y los admiro. Muchas almas dependen de ellos. Es por amor a la Fraternidad que temo por su futuro. Temo que esté en un camino suicida. El liderazgo puede pensar que el acuerdo ya no esté a la orden del día, pero me temo que eso no es lo que Roma piensa.

Rezo para que la Fraternidad regrese a la misión que le dio Monseñor Lefebvre sin compromisos ni ambigüedades. Cuando lo haga, ella tendrá mi apoyo sin reservas.”

Y la carta del Padre Ringrose termina con un saludo fraternal. Es verdaderamente un modelo de claridad de espíritu y de cortesía, de firmeza y de caridad. ¡Larga vida, Padre Ringrose, para mantener un bastión incomparable de Catolicismo justo a la puerta de la Capital de los Estados Unidos!

Kyrie eleison.

Cultura: ¡Alerta!

Cultura: ¡Alerta! on diciembre 29, 2012

Mientras los dirigentes de la Fraternidad San Pío X parecen tambalearse, los católicos que aman la Fraternidad por haber recibido tanto de ella desde hace muchos años, podrían estar tentados de pensar que, en tanto que fieles, prácticamente no pueden hacer nada para cambiar la situación. En este caso estarían equivocados. Quieran ellos leer estas reflexiones de uno de mis amigos y puedan, leyendo entre las líneas, concluir que si Dios no socorre a la Fraternidad para ellos, como por supuesto El podría hacerlo, entonces esto depende de ellos, por lo menos en parte. He aquí la carta adaptada de mi amigo:—

“Un acuerdo práctico sería desastroso para la causa de la Tradición Católica. Basta solamente a uno mirar lo que les ocurrió a los Redentoristas Tradicionales en Escocia . . .Las dos Misas no pueden cohabitar. Una siempre expulsará a la otra . . .Hace poco, en una Nueva Misa a la cual asistí, toda la Iglesia fue perturbada por la gente que conversaba y aplaudía sin cesar . . .Los dos lados se encuentran sencillamente tan alejados el uno del otro que un acuerdo no puede funcionar. Ningún acuerdo es posible entre los espíritus que están a favor de la modernidad y los que están a favor de la Tradición.

“Además, existe la profunda revolución que ha arrollado a la civilización moderna, incluyendo al movimiento Tradicional, y que ha pasado inadvertida por gran parte de los dirigentes de la Tradición . . .La tecnología electrónica ha forjado una revolución cultural en nuestras vidas, particularmente las de las generaciones mas jóvenes. Si ella no está controlada debidamente, ella debilitará seguramente la Fe porque puede involucrar la totalidad de la vida de la gente. Los jóvenes fácilmente se dejan apresar por ella. Están pegados a ella durante todo el día. Las personas demasiado inmersas en ella se tornan disfuncionales, incapaces de levantarse en la mañana, de mantener una conversación en vivo, o de cumplir con un trabajo.

“Ahora bien, si un equipo deportivo no es amonestado por su entrenador, su brío empezará a declinar. Si los católicos no son amonestados en cuanto a conductas culturales como la música, la manera de vestir de las mujeres, la televisión, sus patrones culturales empezarán a caer, lo que tendrá profundas implicaciones para su fe. Los padres Tradicionalistas han sido abandonados a sí mismos para luchar con sus familias a fin de apartarlas de la mundanidad de la sociedad moderna fuera de sus hogares, porque los dirigentes de la Fraternidad o bien no han percibido esta revolución cultural o bien no le han prestado la atención que se merece. He mantenido muchas largas conversaciones con familias Tradicionalistas que están preocupadas respecto al rumbo que el movimiento Tradicional está tomando. Los movimientos religiosos deben tomar posición sobre las conductas culturales si es que están destinados a fructificar. La Tradición salía reforzada cuando ella tomaba una posición firme sobre la televisión. Pero si no se resiste sobre los problemas culturales, la resistencia sobre los temas doctrinales empieza pronto a debilitarse.

“El último Capítulo de la FSPX puede haber salvado a la organización del naufragio por el momento, pero no por eso estoy muy tranquilo. Se preocupó mucho por definir los parámetros de cualesquiera futuras discusiones con Roma en vistas a un acuerdo. Sin embargo Roma permanece básicamente sin cambio desde 1988. En mi opinión, la Fraternidad necesita recobrar el papel profético que ejercía cuando el Arzobispo Lefebvre estaba aún con vida. El movimiento Tradicional tiene que denunciar con firmeza al modernismo y al liberalismo que están llevando a la Iglesia a su destrucción. Estas denuncias fueron últimamente reducidas al silencio. Es posible que muchos sacerdotes Tradicionalistas estén distraídos pensando en las facilidades que, suponen ellos, les podría traer un acuerdo con Roma.

Ahora les toca a ustedes, estimados lectores. Alejen de sus hogares la música basura y sin valor. Desháganse de los televisores. Reduzcan la electrónica al mínimo. Madres, usen polleras tanto como puedan, es decir la mayor parte del tiempo. Sino, no os quejéis si Dios no viene a socorrer a la Fraternidad. El no fuerza a nadie a recibir Sus dones: “Ayúdate que Yo te ayudaré.” Bendito sea Su Nombre por siempre.

Kyrie eleison.