sentimentalismo

Angelismo Mortal

Angelismo Mortal on febrero 11, 2012

Al discernir lo que hizo de T.S.Eliot (1888–1965) “indiscutiblemente el mayor poeta de lengua inglesa del siglo 20,” un escritor conservador inglés de nuestros días, Roger Scruton, tiene algunas cosas interesantes para sugerir a los Católicos cuya fe pende de un hilo en estos primeros años del siglo 21 –brevemente: ¡la solución está en el sufrimiento mismo! Si estamos crucificados por el mundo que nos rodea, aquí está la Cruz que debemos llevar.

Eliot era en poesía un ultra-modernista. Como lo dice Scruton, “El derribó el siglo 19 en la literatura e inauguró la edad de la versificación libre, la enajenación y la experimentación.” Uno se puede preguntar si la combinación final de Eliot compuesta de profunda cultura y de anglicanismo es una solución suficiente a los problemas que él abordaba, pero ¿quien puede negar que con su famoso poema La Tierra Baldía de 1922, abrió el camino a la poesía inglesa contemporánea? La influencia enorme de sus poemas demostró por lo menos que Eliot había puesto el dedo sobre la llaga de nuestra época. Es un hombre moderno y planteó frontalmente el problema de la época moderna, resumido por Scruton como “fragmentación, herejía e incredulidad.”

Sin embargo, La Tierra Baldía no hubiera sido la obra maestra que fue si no hubiera sacado algún sentido del caos. De hecho, es un brillante retrato en sólo 434 líneas de la “civilización” europea destrozada, tal como emergió de las ruinas de la primera guerra mundial (1914–1918). ¿Y cómo llegó Eliot a este resultado? Porque, como lo dice Scruton, el ultra-modernista Eliot era al mismo tiempo un ultra-conservador. Eliot se había empapado de los grandes poetas del pasado, en particular Dante y Shakespeare, pero también de maestros mas modernos como Baudelaire y Wagner y resulta claro en La Tierra Baldía que es por haberse aferrado al antiguo orden que Eliot pudo captar el desorden de la época actual.

Scruton comenta que cuando Eliot barrió de un soplo la gran tradición de la poesía romántica inglesa del siglo 19, fue porque el romanticismo ya no correspondía más a la realidad de su época. “El creía que el uso por parte de sus contemporáneos de la envejecida dicción poética y de los ritmos cadenciosos revelaba una grave debilidad moral: un rechazo de aprehender la vida tal como es realmente, un rechazo de sentir lo que debe sentirse frente a la experiencia que es ineludiblemente la nuestra. Y este rechazo no se limita, pensaba Eliot, a la literatura, sino que abarca la totalidad de la vida moderna.” La búsqueda de un nuevo lenguaje literario por parte de Eliot constituía por consiguiente una parte de una búsqueda mas amplia –”la de la realidad de la experiencia moderna.”

Ahora bien, ¿no hemos visto acaso y no vemos aun, la misma “grave debilidad moral” dentro de la Iglesia? Uno puede dar el nombre de “Cincuentismo” a esta debilidad de la Iglesia de los años 1950 que fue la causa directa del desastre del Vaticano II en los años 1960. Pues ¿que fue el “Cincuentismo” sino el rechazo de ver francamente al mundo moderno tal como es? ¿La ilusión de que todo era hermoso y de que todos eran buenos? ¿La ilusión de que si yo me escondo en un angelismo sentimental, entonces los problemas de la Iglesia en el mundo revolucionario sencillamente se esfumarán? ¿Y que significa ahora la ilusión de que Roma quiere realmente la Tradición Católica sino esencialmente el mismo rechazo de la realidad moderna? Así como Eliot nos enseña que el sentimentalismo es la muerte de la verdadera poesía, asimismo Monseñor Lefebvre nos ha demostrado que es la muerte del verdadero Catolicismo. Este Arzobispo ultra-conservador era el mas verdadero de los Católicos modernos.

Católicos, la realidad de hoy puede crucificarnos por cualquiera de sus numerosos caminos corruptos, pero alégrense, otra vez, dice San Pablo, alégrense, pues en nuestra aceptación de nuestra propia Cruz de hoy se encuentra nuestra única salvación y el único futuro para el Catolicismo.

Kyrie eleison.

Decimo Aniversario

Decimo Aniversario on octubre 1, 2011

El décimo aniversario del 9/11 vino y se fue el 11 de Septiembre, hace tres semanas. Aparentemente en los medios norteamericanos hubo tal torrente de sensiblería en esta ocasión que las lluvias torrenciales recientes en la costa este parecieron, en comparación, un pequeño aguacero. Sin embargo, antes que el sólo hecho de hablar de este tema se vuelva “antisemítico,” preguntémonos con un comentarista norteamericano de innegable inteligencia e integridad, exactamente lo que fue la realidad de este evento.

El comentarista es el Dr. Paul Craig Roberts, quien anunció hace varios meses su retiro como escritor. El había desistido por la carencia de lectores interesados en la verdad. Afortunadamente su retiro no duró mucho tiempo. El dice la verdad y hay demasiado pocos como él por ahí. “En América el Respeto por la Verdad está Muerto” es el título de su artículo del 12 de Septiembre publicado en infowars.com. Como él lo sugiere, la pérdida del sentido de la verdad es el drama real, tanto del 9/11 como de los diez años subsiguientes, no solamente en los Estados Unidos, sino de hecho en el mundo entero.

El Dr. Roberts tiene una formación científica y como tal dice que fue totalmente convencido por las pruebas científicas presentadas en la reunión del 8 al 11 de Septiembre que tuvo lugar en la Universidad Ryerson, Toronto, Canadá, sobre los eventos del 9/11. Durante estos cuatro días de conferencias, distinguidos científicos, estudiosos, arquitectos e ingenieros, presentaron el fruto de sus investigaciones sobre los eventos del 9/11 (sus conclusiones tal vez todavía se pueden encontrar en http://​www.​ustream.​tr/​channel/​thetorontohearings). El Dr. Roberts escribe que las investigaciones de ellos “han probado que el edificio WTC7 fue una clásica demolición controlada y que dispositivos incendiarios y explosivos derrumbaron las Torres Gemelas. No queda ninguna duda al respecto. Cualquiera que declare lo contrario no tiene bases científicas que lo respalden. Los que creen en la versión oficial creen en un milagro que desafía las leyes de la física.”

El Dr. Roberts cita algunas de las muchas pruebas científicas presentadas en Canadá, por ejemplo el descubrimiento reciente de nano-termitas (mezcla de aluminio pulverizado y un óxido metálico de un explosivo) en el polvo producido por el derrumbe de las Torres. Escribe pero que “la intención criminal asi revelada es tan contundente que la mayoría de los lectores la encontrarán como un desafío a su fortaleza emocional y mental.” La propaganda del gobierno y los “presstitutos” medios tienen tal agarre sobre nuestras mentes que la mayoría de la gente seriamente piensa que solamente “los locos de la teoría de la conspiración” pueden poner en duda la versión del gobierno. Los hechos, la ciencia y la evidencia ya no cuentan mas para nada (¡Alguien que conozco sufrió por esto!). El Dr. Roberts cita a un Profesor de Derecho de Chicago y Harvard proponiendo incluso que ¡Basarse en los hechos para dudar de la propaganda gubernamental es algo que tiene que ser silenciado!

G. K. Chesterton dijo una vez una frase famosa, que cuando la gente deja de creer en Dios, ya no creen en nada, y entonces creerán cualquier cosa. Lo más grave de todo es que entre los muchos millones de perdedores de la verdad del 9/11, están los Católicos que no pueden o no quieren aceptar la evidencia de que el 9/11 fue un trabajo hecho en casa, que no pueden o no quieren ver las dimensiones verdaderamente religiosas del triunfo mundial que tal mentira como la del 9/11 representa para lavarnos la cabeza. Que tales Católicos tengan cuidado. Puede parecer una insensata exageración decir que ellos corren peligro de perder la Fe, pero, ¿No tenemos el ejemplo aterrador de lo que acaba de ocurrirnos con el Concilio Vaticano II? ¿Acaso no fue en la década de 1960 cuando un muy grande número de Católicos miraron con tanta simpatía al mundo moderno que pensaron que su Iglesia tendría que adaptarse a él? ¿No fue el Vaticano II el resultado? ¿Que hizo éste con la Fe de ellos?

Kyrie eleison.

Teólogo Conciliar – II

Teólogo Conciliar – II on junio 12, 2010

Cuando “Comentarios Eleison” de hace una semana presentó seis errores de uno de los “teólogos” pioneros del Vaticano II, el Padre Marie-Dominique Chenu, se dijo que el orden de los errores había sido cambiado de su orden original en Si Si No No,sugiriendo que por lo tanto aún quedaba pendiente cola que le pisen. Esa cola es el desastroso destronamiento de la mente por los tiempos modernos.

En Si Si No No,el Sentimentalismo se presentaba en primer lugar entre los errores. Luego venía el Subjetivismo, el Historicismo, el Volver al Hombre (Antropocentrismo), el Evolucionismo y el Inmoralismo. El comenzar con el Sentimentalismo es empezar con el hombre tal y como lo encontramos hoy en día, por ejemplo, revolcándose en sus sentimientos. Aquí hay dos ejemplos entre cientos, o miles: en religión, “Dios es demasiado bueno para poder condenar al Infierno una sola alma”; en política, “No es patriótico el cuestionar quién estuvo detrás de lo del 11 de septiembre.”

“Comentarios Eleison” prefirió ordenar los errores en orden no de inmediación sino de profundidad. Por lo tanto el Antropocentrismo en el sentido de darle la espalda a Dios viene primero, porque el alejarse de Dios está en la raíz de todo pecado y error. Enseguida vienen los tres errores que atacan a la mente, el Subjetivismo, el Historicismo y su consecuencia, el Evolucionismo. Si estos tres errores de la mente se hacen preceder al Sentimentalismo, es debido a que – y aquí yace el punto interesante – únicamente después de que el rey justo haya sido destronado puede el usurpador tomar su lugar. Únicamente después de que la mente haya sido deshabilitada pueden los sentimientos tomar el control. En el último lugar de ambas listas está el Inmoralismo, o la negación del bien y el mal, porque todo desorden en el alma y en la mente acaba por traer consigo el desorden en el actuar.

Para entender la primacía natural de la mente sobre los sentimientos, una primacía que para muchas almas modernas no es para nada obvia, permitámonos recurrir a la comparación con un barco-navegante. Un capitán que deliberadamente suelta el timón, abandona su barco a la merced del viento y del oleaje hasta el eventual naufragio de la nave, más sin embargo, en cualquier momento en que escoja volver a tomar control del timón, pertenece a la naturaleza misma del timón permitirle girar el barco, y hacer buen uso del viento y del oleaje hasta llegar al puerto. De igual manera, un ser humano puede deshabilitar su propia razón, dejando a su alma a la merced de sus sentimientos y pasiones, precipitándola hacia el Infierno eterno, más sin embargo es inherente a la naturaleza de su mente, en el momento en que un hombre decida re-habilitarla, el guiarlo al Cielo, sin importar en un inicio cuán precario pueda ser el dominio de su razón sobre sus pasiones y sentimientos.

Siendo así, ¿cómo es que un hombre podrá poner a su mente de vuelta en su trono? Regresando a Dios, porque fue su alejamiento de Dios lo que lanzó el destronamiento de su mente en primera instancia, ya que al volverle la espalda a Dios, inmediatamente necesitó comenzar a desmantelar su razón que le habla de Dios. Y ¿cuál es la manera más sencilla de volver a Dios? Debe empezar con un “Ave María,” seguir con unas cuantas, luego a una decena del Rosario y finalmente a los cinco misterios cada día. Si hace eso, logrará pensar de nuevo.

Madre de Dios, ¡salva nuestras mentes!

Kyrie eleison.

Temor Navideño

Temor Navideño on diciembre 26, 2009

Así es que el Día de Navidad ha llegado y se ha ido una vez más, recordándonos el gozo inmenso que Nuestro Señor trajo al mundo entero a través de Su Encarnación y Nacimiento, pero especialmente a su Madre. Por fin ella lo abraza seguro en sus brazos en donde tiende a Él como cualquier madre humana, pero en donde ella también le adora como su Dios. ¡Ay, Dios mío!, cualquiera que tenga la mínima noción de la religión ¿no puede lamentarse de cómo el mundo a nuestro alrededor se aprovecha del gozo, pero en gran medida se olvida del Dios?

A este respecto, el gozo de la Navidad hoy en día se asemeja a la sonrisa del “Gato Rizón” de “Alicia en el País de las Maravillas,” especialmente en las naciones capitalistas (pero Pío XI observaba ya en 1931 que el capitalismo se estaba extendiendo a través del mundo – encíclica “Quadragesimo Anno,” 103 -104). Los lectores de esta obra literaria recordarán como la sonrisa del Gato aún podía ser vista cuando el resto del Gato ya había desaparecido. La substancia puede irse, pero los efectos permanecen, a lo menos por algún tiempo. La creencia en el Divino Niño está siendo disuelta constantemente, gracias, especialmente, al Vaticano II; sin embargo, el gozo navideño permanece. Esto es debido en parte a que Dios, en su suprema generosidad, conmemora cada año el Nacimiento de su Hijo entre los hombres con un caudal de gracias actuales a las cuales muchas almas responden siendo más gentiles de lo que usualmente son en cualquier otra temporada del año. Pero también se da este gozo por el simple hecho de que a la gente le gusta gozar, lo cual es poco fiable.

Porque, mientras la adoración verdadera de Dios sigue despareciendo y con ella cualquier entendimiento de lo que la venida del Salvador significó, es decir la posibilidad de entrar a nuestra felicidad eterna. Así el gozo de la Navidad está siendo reducido al comercialismo y la parranda que todos conocemos. La sonrisa no podrá sobrevivir al Gato indefinidamente. Aún los sentimientos más gozosos no podrán sobrevivir indefinidamente sin su objeto. Si Jesucristo no es Dios, por lo menos el real y único Salvador de la humanidad, ¿por qué habríamos entonces de sentir gozo por su nacimiento? Gusto muchísimo de mis sentimientos gozosos, pero si están basados en sí mismos, tarde o temprano se colapsarán, dejando tras ellos únicamente un sabor amargo de desilusión. Puede ser que me encanten los sentimientos de Navidad, pero si estoy reaccionando a mis emociones en lugar de lo en que éstos están basados, me estoy encaminando a uno u otro colapso de mis emociones.

He aquí la diferencia entre sentimentalismo y sentimientos. Nuestro Señor estaba lleno de sentimientos, cuando por ejemplo se encontró con la viuda de Naim, afligida por la muerte de su único hijo que estaba siendo llevado a la tumba (Lucas, VII, 11–15), pero no había en Él ni siquiera la mínima sentimentalidad (ni, digo yo, en el “Poema del Uomo-Dio”), porque Nuestro Señor nunca buscaba los sentimientos por sí mismos. Sus sentimientos siempre estuvieron basados directamente en un objeto real, por ejemplo la pena de la viuda, lo que en su mente forjó una imagen vívida de cómo sería la desolación de su propia Madre cuando Él mismo sería cargado a la tumba.

El subjetivismo es la plaga de nuestros tiempos. Según eso, un hombre rechaza la realidad objetiva para poder entonces re-estructurarla como a él le gusta subjetivamente dentro de sí mismo. El subjetivismo es el corazón y el alma del neo-modernismo que hoy en día está desolando a la Iglesia. Y el subjetivismo, al cortar la relación entre la mente y el objeto exterior, necesariamente engendra sentimentalismo en el corazón, porque saca del corazón todo objeto externo que pueda servir como base de sus sentimientos. La Navidad de los capitalistas terminará siendo disuelta por el sentimentalismo. O los hombres regresan al Dios verdadero, a Nuestro Señor Jesucristo y a la verdadera importancia de su Nacimiento, o el colapso de algunos de nuestros sentimientos más gozosos, los de la Navidad, se ponen en riesgo al dejar lo poco que queda de la “Civilización Occidental” con un motivo más como fundamento de esta amargura que está empujándola a su suicidio.

Kyrie eleison.