razón

Emociones Desenfrenadas

Emociones Desenfrenadas on febrero 9, 2019

En otro interesante artículo del boletín regular de la TFP americana (Tradición, Familia, Propiedad, edición del 4 de enero), John Horvat observa y critica un fenómeno generalizado de la sociedad moderna: las emociones que se salen de control y dominan la vida de las personas. De nuevo (cf. estos “Comentarios”, 590 del 3 de noviembre de 2018), desde un punto de vista católico, la TFP internacional puede estar abierta, como organización, a críticas más o menos severas (en particular por pasar por alto a la verdadera Iglesia), pero su boletín americano tiene muchos artículos reflexivos y a la vez asequibles para los católicos de hoy en día que tienen que vivir en un mundo impío. Cómo la Sabiduría ayuda a la gente a destruir la dictadura de los Emojis por John Horvat es uno de estos artículos.

Un “emoji” es una de esas pequeñas imágenes digitales o iconos que se utilizan para expresar una idea o emoción, especialmente los diminutos rostros sonrientes o con el ceño fruncido que están disponibles libremente en las computadoras y que se insertan fácilmente en un texto para expresar una variedad de emociones. Horvat utiliza los emojis como ejemplo concreto de la frecuencia con la que las emociones figuran en la sociedad actual. Sostiene que las emociones no son malas en sí mismas, pero que en la actualidad están desempeñando un papel demasiado importante en la vida diaria, con resultados desastrosos para toda la sociedad. Cuando la gente no quiere enfrentar la realidad de un mundo que incluye dificultades y sufrimiento, entonces los sentimientos prevalecen sobre los hechos, dice Horvat, y en lugar de pensar se emocionan, de modo que, por ejemplo, las emociones crudas alimentan la política de la ira que está sacudiendo al mundo. Donde duele tener que pensar para entender por qué los problemas del mundo son como son, por el contrario las emociones me hacen sentir bien, y por eso prefiero emocionarme. Pero las emociones tienen una comprensión necesariamente incompleta de la realidad. He aquí por qué muchas buenas esposas tienen instintos e intuiciones valiosas, pero ellas reconocen que éstas deben estar subordinadas al razonamiento normalmente superior de sus maridos (no a su tiranía). Y aquí está la razón por la que nuestras políticas emotivas de hoy en día son tan locas. Y por qué la Neo-Iglesia del Vaticano II y sus sacerdotes conciliares son tan afeminados.

Entonces, ¿por qué el razonamiento es superior a la emoción? Porque el razonamiento pertenece a la parte superior del hombre, a su mente y voluntad, mientras que las emociones humanas pertenecen a sus partes superiore e inferiore, a sus pasiones y voluntad. Ciertamente Nuestro Señor y Nuestra Señora tuvieron emociones. Nuestro Señor lloró sobre el sepulcro de Lázaro (Jn XI, 35). La Virgen sufrió intensamente cuando perdió a su hijo de 12 años (Lc II, 48). Pero así como por su razón sometió su dolor materno a Su misterio (Lc. II, 50), así Él sometió 21 años más tarde Su agonía humana en el Huerto de Getsemaní a la voluntad de Su Padre celestial (Mt. XXVI, 39). Porque mientras que todos los animales tienen apetito o pasiones sensoriales, respondiendo a los estímulos sensoriales desde fuera de ellos, sólo el animal racional, el hombre, tiene también la facultad superior de la voluntad que responde a la información intelectual que le alimenta su mente. Esta dimensión intelectual o racional del hombre está totalmente ausente para los animales no racionales o brutos.

Ahora nadie en su sano juicio acusa a ningún animal no racional de cometer pecado. En el peor de los casos, sólo sigue sus instintos. Esto se debe a que el bien y el mal son percibidos sólo por la mente del hombre y realizados como tales por su voluntad. Esto se debe a que sólo teniendo mente y voluntad el hombre tiene una conciencia consciente del pecado (Jn. I, 9), haciéndolo capaz de pecar. Por eso la voluntad del hombre debe seguir su razón superior y controlar sus emociones inferiores, no aplastándolas demasiado ni dejándolas ir por completo, sino aprovechándolas de acuerdo con la razón, con lo que su razón natural (Jn I, 9) le dice que está bien y no mal.

De ello se deduce que si los hombres quieren pecar, comenzarán por entorpecer u oscurecer su conciencia, y bien pueden terminar negando que tienen razón alguna y afirmando que los animales son tan racionales como lo son ellos. En cualquier lugar en el medio dejarán sus emociones sueltas para que ya no tengan que pensar, sino que sean libres de revolcarse en sus pasiones. Horvat no va tan profundo, pero de hecho este desencadenamiento moderno de la emoción hace parte de la guerra total del hombre moderno contra Dios. Dios sólo tiene que salir de su propio universo para que el hombre pueda ocupar su lugar y hacer con él lo que quiera. Amado Dios, ten piedad de nosotros!

Kyrie eleison.

Fe Victoriosa

Fe Victoriosa on agosto 6, 2011

Como respuesta a la crítica persuasiva de Monseñor Tissier de Mallerais acerca del pensamiento del Papa Benedicto, expuesta brevemente en las últimas cuatro ediciones de estos “Comentarios” ¿qué es entonces lo que debemos decir (Rom.VI,1)? Veamos tres argumentos que buenos Católicos pueden utilizar para defender al Papa en contra de la acusación que su pensamiento no es Católico.

Una primera línea de defensa podría sostener en general que el atacar en cualquier forma al Papa es ayudar a los enemigos de la Iglesia. ¿Pero acaso no es el deber principal del Papa “confirmar a sus hermanos en la Fe” (Lucas XXII, 32)? Entonces si el pensamiento del Papa se desvía gravemente de la Fe, el señalarle, con todo respeto, aquello en lo que se está equivocando, no significa en lo más mínimo atacarlo ni hacer el trabajo de los enemigos de la Iglesia, sino ayudarlo para que vea claro el cómo cumplir con su obligación y recordarle del único medio que tiene para conquistar a esos enemigos, hoy en día más poderosos que nunca – “Esta es la victoria que ha vencido al mundo – nuestra Fe” ( I Juan V,4).

Una segunda objeción a los argumentos de Mons. Tissier, particular a nuestro propio tiempo, podría ser que el Papa Benedicto es un prisionero en el Vaticano, por lo que no es libre de defender la Tradición Católica como realmente desearía hacerlo. Ahora bien, es cierto que los Papas post-Conciliares han sido rodeados de altos dirigentes de la Iglesia que son Francmasones que secretamente buscan destruir la Iglesia. También es posible que desde el Vaticano II los financieros hayan colocado con siempre más fuerza un nudo corredizo sobre el cuello del Vaticano. Pero suficientes dólares seguirían a la verdadera doctrina, si tan solo esta fuese proclamada; y si la Fe de Benedicto no estuviese aprisionada por sus errores Hegelianos, fácilmente tendría la victoria por sobre los Francmasones que lo rodean. ¿La victoria a través del martirio? Tal vez haría falta una serie de Papas mártires para liberar a la Iglesia como en sus primeros tiempos. Mas si tan solo los mereciéramos, ¡el Vaticano pronto sería de nuevo libre!

A una tercera objeción, más directa, nos referimos en el último “CE”: Benedicto XVI puede decir que no solamente él cree en la corrección y el enriquecimiento mutuo de la Fe y de la Razón, sino también en la Fe Tradicional. Por lo tanto, él podría decir que cree absolutamente en que el cuerpo crucificado de Jesús resucitó con su alma humana de su tumba la mañana de Pascua, de tal manera que si él también le dice al hombre moderno que el verdadero significado de la Resurrección no es un cuerpo material que sale de su tumba material, sino el amor espiritual conquistando a la muerte, eso es únicamente para hacer la Resurrección accesible al incrédulo hombre moderno.

Pero, Santo Padre, ¿se levantó vivo o no, ese cuerpo crucificado de esa tumba material? Si no se levantó, deje de creer que si lo hizo, deje aún de aparentar que cree que si lo hizo y renuncie a ser el Papa de los creyentes alucinantes. Pero si de hecho, sí se levantó de la tumba; entonces ESO es lo que Ud. debe de proclamar al pobre hombre moderno y debe de – disculpe mi lenguaje – echarle en cara su incredulidad y restregárselo hasta que reaccione. El hombre moderno no necesita que se le hable acerca del amor, amor, amor. ¡Eso lo escucha todo el santo día! Lo que necesita escuchar es que únicamente Nuestro Señor verdaderamente resucitado ha podido dar jaque mate a sus enemigos implacables y convertir a sus Apóstoles totalmente desesperanzados en conquistadores del mundo.

Santo Padre, no sirve hablar al mundo de hoy conforme a su pensamiento podrido. ¡Hay que conquistarlo con el pensamiento de Nuestro Señor! Y si Ud. está obligado a darnos un ejemplo de martirio, crea que es el ejemplo que muchos de nosotros podremos necesitar en un futuro no muy lejano. Humildemente oramos por usted.

Kyrie eleison.

El Pensamiento de Benedicto – I

El Pensamiento de Benedicto – I on julio 9, 2011

El “Comentario Eleison” del 18 de Junio prometió cuatro números del “Comentario” que mostrarían lo “desorientado” que está el Papa Benedicto XVI en su “manera de pensar.” De hecho presentan un resumen del precioso tratado acerca de su pensamiento, escrito hace dos años por Mons. Tissier de Mallerais, uno de los cuatro obispos de la Fraternidad de San Pío X. El tracto del obispo, La Fe Puesta en Peligro por la Razón, le llama “sin pretensiones,” pero de hecho expone bien el problema fundamental del Papa – como creer en la Fe Católica de manera tal que no se necesiten excluir los valores del mundo moderno -. El tracto muestra que esa manera de creer necesariamente está desorientada, aún si el Papa de alguna manera aún cree.

Se divide en cuatro partes. Después de una importante Introducción a la “Hermenéutica de la Continuidad” de Benedicto XVI, Mons. Tissier revisa brevemente las raíces filosóficas y teológicas del pensamiento del Papa. En tercer lugar expone sus frutos para el Evangelio, para el dogma, para la Iglesia y la sociedad, para el Reinado de Cristo y para los Novísimos. Concluye con un juicio moderado de la Fe “renovada” del Papa, bastante crítico pero en su totalidad respetuoso. Empecemos con una síntesis de la Introducción:

El problema básico para Benedicto XVI, como para todos nosotros, es el choque entre la Fe Católica y el mundo moderno. Por ejemplo, el ve que la ciencia moderna es amoral, que la sociedad moderna es secular y la cultura moderna multi-religiosa. El especifica que este choque se da entre la Fe y la Razón, entre la Fe de la Iglesia, y la Razón tal como se concibió a partir de la Ilustración del siglo XVIII. Sin embargo, el está convencido de que estas pueden y deben ser interpretadas de manera que se puedan unir armoniosamente. De ahí su participación intensa en el Vaticano II, un Concilio que también intentó reconciliar la Fe con el mundo actual. Mas los Tradicionalistas dicen que el Concilio falló debido a que sus mismos principios son irreconciliables con la Fe. De ahí la “Hermenéutica de la Continuidad” del Papa Benedicto, un sistema de interpretación para demostrar que no existe ruptura entre la Tradición Católica y el Vaticano II.

Los principios de la “hermenéutica” de Benedicto se remontan a un historiador Alemán del siglo XIX, Wilhelm Dilthey (1833–1911). Dilthey sostenía que debido a que las verdades se presentan en la historia, pueden ser entendidas únicamente en su historia, y las verdades humanas no pueden ser entendidas sin el involucramiento del sujeto humano contemporáneo en esa historia. Así es que para trasladar la esencia de las verdades pasadas al presente, uno necesita quitarle todos los elementos que pertenezcan al pasado, hoy en día irrelevantes, y reemplazarlos con elementos de importancia para el presente que se vive. Benedicto aplica a la Iglesia este doble proceso de purificación y enriquecimiento. Por una parte la Razón necesita purificar a la Fe de sus errores pasados, por ejemplo su absolutismo, mientras por otra parte la Fe necesita lograr que la Razón modere sus ataques a la religión y recuerde que sus valores humanos, libertad, igualdad y fraternidad, se originaron todos en la Iglesia.

El gran error del Papa en esto es que las verdades de la Fe Católica, sobre las cuales se fundó la civilización Cristiana y sobre las cuales sus restos débiles aún descansan, tienen sus orígenes de ninguna manera en la historia humana sino en el seno del Dios inmutable. Son verdades eternas, desde la eternidad, para la eternidad. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán,” dice Nuestro Señor (Mateo XXIV,35). Ni Dilthey ni, aparentemente, Benedicto XVI puede concebir verdades más allá de la historia humana y por encima de todo su condicionamiento.

Si el Papa piensa que al hacer dichas concesiones a la Razón sin fe, atraerá a sus adeptos hacia la Fe, que lo piense de nuevo. ¡Simplemente despreciaran a la Fe aún más! En el próximo número, las raíces filosóficas y teológicas del pensamiento de Benedicto.

Kyrie eleison.

La Autoridad de los Varones

La Autoridad de los Varones on mayo 28, 2011

Dos hombres jóvenes, inciertos de casarse, me suplicaron el otro día que escribiera un manual acerca de cómo los hombres deben de comportarse como hombres. Su solicitud fue realmente un llanto de angustia: “¿Cuándo debemos de ser amables con las mujeres y cuándo debemos ser firmes? ¡Ya no lo sabemos!” En años pasados la respuesta a esa pregunta era mero sentido común para cualquier varón, pero la autoridad hoy en día ha sido tan desarraigada por la propaganda liberal que el problema de ejercerla dentro del matrimonio puede explicar en parte por qué hoy en día muchos jóvenes prefieren simplemente vivir juntos que casarse. Lo que a continuación se presenta no es un manual, pero por lo menos podrá indicar a nuestros dos mosqueteros la dirección correcta.

San Pablo dice: “Doblo mis rodillas al Padre de nuestro Señor Jesucristo del cual es nombrada toda la parentela en los cielos y en la tierra” (Efesios III, 14,15). En otras palabras, toda la paternidad o autoridad entre las creaturas de Dios se modela a raíz de la paternidad y autoridad de Dios mismo, de la cual se deriva. Así como uno de los personajes de Dostoyevski dice, “Si Dios no existe, entonces no tiene ningún sentido para mi ser oficial de ejercito.” Por lo tanto es evidente que si los hombres destierran a Dios de sus sociedades, como sucede hoy en día en todo el mundo, entonces toda la autoridad es desarraigada radicalmente. En el individuo, la razón será incapaz de gobernar a las pasiones, en la familia el padre será incapaz de controlar su hogar y en el Estado la democracia vendrá a parecer la única forma legítima de gobierno, lo que no es para nada en la realidad.

Ahora, al observar la vida diaria dentro de una familia, ¿quién puede negar que los varones sean más fuertes que las mujeres en el uso de la razón, mientras que las mujeres son más fuertes que los varones en la intuición y en el sentimiento? Vean cualquier comedia en la TV si lo dudan. Los sentimientos tienen su lugar importante en la vida y al igual que nuestras esposas, no deben de ser menospreciados mas deben de ser también controlados, guiados, porque vienen y van, son inestables y como tal no son una guía confiable a la acción. Por el contrario si la razón discierne lo que es objetivamente verdad y justo, se estabiliza por el hecho de que la verdad y la justicia objetivas están por encima de cualquier individuo o de sus sentimientos. Por lo tanto, la razón puede escuchar a los sentimientos, pero debe de gobernarlos. Es por eso que los hombres tienen, como hombres, una autoridad natural poseída solo excepcionalmente por las mujeres, quienes tienen otras cualidades. Esa es la razón por la cual el hombre es naturalmente la cabeza de la familia y del hogar, mientras que la mujer naturalmente es su corazón.

Pero el liberalismo que gobierna el mundo moderno disuelve todo sentido de verdad o de justicia objetivas. Al hacerlo, priva a la razón de su objeto y de su ancla objetiva en una realidad superior e independiente del sujeto que razona. Siendo la razón la prerrogativa de los hombres, el liberalismo golpea a los hombres antes de golpear a las mujeres, cuyos instintos femeninos no dependen de la razón. De igual modo el liberalismo corta la autoridad de los hombres que baja desde lo que está por encima de ellos, en última instancia la Verdad y Justicia divinas, y hace que el uso de autoridad se vuelva fácilmente arbitrario.

Por lo tanto, muchachos, en todas sus relaciones con hombres o mujeres, busquen ser auténticos y justos, y vuelvan a Dios para obtener la ayuda necesaria para discernir dónde están la verdad y la justicia entre tanta mentira e injusticia y tanto uso arbitrario de la autoridad en nuestro alrededor hoy en día. Entonces actúen de acuerdo a su discernimiento y serán capaces de reconstruir su autoridad varonil desde arriba, en un mundo que trata de cortarla desde abajo. En pocas palabras, “Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura” (Mateo VI, 33).

Kyrie eleison.

¿Pocos Escogidos?

¿Pocos Escogidos? on enero 22, 2011

¿Por qué es aparentemente tan difícil salvar nuestra alma? ¿Por qué – como se nos dice – son pocas las almas que se salvan comparadas con el número de almas condenadas? Ya que Dios desea que todas las almas se salven (I Tim. II,4), ¿por qué no lo hizo un poco más fácil, como seguramente podría haberlo hecho?

La respuesta rápida y simple es que no es tan difícil salvar nuestra alma. Parte de la agonía de las almas en el Infierno es el conocimiento claro de lo sencillo que hubiera sido evitar la condenación. Los no-Católicos condenados podrían decir “Yo sabía que había algo de cierto en el Catolicismo, pero decidí nunca preguntármelo porque podía ver que en el futuro tendría que cambiar mi estilo de vida.” (Winston Churchill una vez dijo que cada hombre se topa con la verdad en algún momento de su vida, pero la mayoría de ellos decide dar vuelta hacia el otro lado.) Los Católicos condenados podrían decir, “Dios me dio la Fe y yo sabía que lo único que necesitaba era hacer una buena confesión, pero creí que era más conveniente posponerla y así es como morí con mis pecados . . .” Cada una de las almas en el Infierno sabe que se encuentra ahí por su propia culpa, por su elección. A Dios no se le puede culpar por ello. De hecho cuando miran hacia atrás sus vidas aquí en la tierra, ven claramente lo mucho que Él hizo para intentar detenerlos de lanzarse al Infierno, pero libremente escogieron su propio destino, y Dios respetó su elección . . . Sin embargo, permitámonos ahondar un poco más sobre el tema.

Siendo infinitamente bueno, infinitamente generoso e infinitamente feliz, Dios escogió – no estaba de ningún modo obligado – crear seres que fuesen capaces de compartir su felicidad. Ya que Él es espíritu puro (Juan IV,24), esos seres tenían que ser espirituales y no solamente materiales, como los animales, vegetales o minerales. De ahí la creación de los ángeles sin materia alguna, y de los hombres, con un alma espiritual en un cuerpo material. Pero ese mismo espíritu por el cual los ángeles y los hombres son capaces de compartir Su Divina felicidad necesariamente incluye razón y libre albedrío, de hecho es por el libre albedrío que libremente escogen a Dios y se hacen capaces y partícipes de Su felicidad. ¿Pero cómo puede ser esa elección de Dios verdaderamente libre si no existe alternativa alguna que nos haría darle la espalda? ¿Qué merito tiene un niño al escoger comprar un volumen de Cervantes si únicamente tienen a Cervantes en venta en la librería? Y si la alternativa mala existe, y si el libre albedrío es real y no únicamente ficción, ¿cómo es que no habrá ángeles u hombres que escogerán lo que no es bueno?

La pregunta puede aún ser formulada, ¿cómo puede Dios haber previsto para permitir que la mayoría de la almas (Mateo VII, 13–14; XX, 16) sufran el terrible castigo de rechazar su amor? Respuesta, más el Infierno es terrible, y más es cierto que a cada hombre que vive Dios le ofrece la gracia, la luz y la fuerza necesaria para evitarlo. Sin embargo, como explica Sto. Tomás de Aquino, la mayoría de los hombres prefieren el ahora y los deleites conocidos de los sentidos a los futuros y desconocidos gozos del Paraíso. Entonces ¿por qué Dios acompañó a los sentidos de deleites tan fuertes? En parte sin duda para asegurar que los padres tuvieran niños para poblar su Cielo, pero también seguramente para hacer más meritorio el que un ser humano ponga la búsqueda del deleite en esta vida por debajo de los verdaderos gozos en la próxima vida, ¡gozos que son nuestros para desearlos! ¡Únicamente necesitamos desearlos con suficiente arrebato (Mateo XI, 12)!

Dios no es un Dios mediocre, y a las almas que lo aman desea ofrecerles un Paraíso tampoco mediocre.

Kyrie eleison.

¡Esfuércese Más!

¡Esfuércese Más! on noviembre 13, 2010

Un amigo mío que no es Católico y que conozco ya hace más de 50 años me comento recientemente, “¡Como lo envidio, su certeza!” Por ese comentario creo que lo que él quería decirme es que quisiera poder creer lo que los Católicos creen, pero siente que no puede. Me vi tentado a contestarle “¡Se esfuércese más!” pero por las circunstancias opté por quedarme callado.

Sin embargo, mientras que el creer es un acto de la mente y no de la voluntad, para que la mente humana llegue a creer las verdades sobrenaturales de la Fe las cuales están intrínsecamente por arriba de su alcance natural, la mente si necesita ser impulsada por la voluntad. Por lo tanto mientras creer en lo sobrenatural no es un acto de la voluntad, no es posible sin un acto de la voluntad. “Nadie cree en contra de su voluntad,” dice San Agustín. Por eso es que “Esfuércese más” con la voluntad, como consejo para alguien cuya mente no cree, no es tan irracional como pudiera parecer. Tampoco, si las creencias hacia las que la voluntad está apuntando son objetivamente verdaderas, tendremos como resultado de ese consejo el tomar los deseos para la realidad.

Primeramente sin embargo, si un hombre verdaderamente envidia la certidumbre de los creyentes Católicos, debería aplicar su mente a estudiar qué tan razonables son las creencias Católicas. Estas pueden estar por encima de la razón humana, pero no en contra de ella. ¿Cómo podrían estarlo? ¿Cómo podría Dios ser tanto el creador de nuestra razón humana y luego abusar de esta, imponiéndole creencias que le desacatan? Se estaría contradiciendo a sí mismo. Santo Tomás de Aquino en su “Summa Theologiae” muestra constantemente como la fe y la razón son muy distintas, pero están en perfecta armonía la una con la otra.

Entonces lo que la razón humana puede hacer, y lo que mi amigo debería hacer, es construir una rampa natural hacia la Fe sobrenatural, estudiando por ejemplo los argumentos perfectamente razonables que prueban la existencia de Dios, la divinidad del hombre Jesucristo y la divina institución de su Iglesia Católica Romana. Estos argumentos caben perfectamente dentro del alcance de la razón natural, siempre y cuando la voluntad no luche contra de estos, porque la mente aplicada indebidamente nunca reconocerá la verdad enfrente de ella. La voluntad debe de desear la realidad, de otra manera la mente nunca encontrará la verdad. La verdad para nosotros los hombres yace en la conformidad de nuestras mentes con la realidad.

Una vez que el hombre haya hecho todo lo que puede con recta razón y justa voluntad para captar la sensatez de la Fe, aún no tiene la fe sobrenatural que sigue siendo un regalo de Dios. Sin embargo, ¿cómo puede Dios exigir que creamos (bajo la pena de condenación eterna – Marcos.XVI, 16) y aún negarse a darle el regalo de la fe a un alma que ha hecho todo lo que puede con sus poderes naturales – cuidado, a Dios no se le engaña – para prepararse para ese regalo, especialmente si, como es razonable, después de hacer lo que puede hacer, humildemente le solicita a Dios este regalo a través de la oración? Dios se resiste a los orgullosos pero les otorga sus regalos a los humildes (Santiago IV, 6), y deja que le encuentren aquellos que lo buscan con un corazón recto (Deut.IV, 29; Jer.XXIX, 13; Lam.III, 25, y muchas otras citas del Antiguo Testamento).

Querido amigo, lea y ruegue. Es muy probable que la certidumbre sea suya si se esfuerza.

Kyrie eleison.