Comentarios Eleison

Asesinos de la Fe

Asesinos de la Fe on mayo 12, 2012

Pero si Roma ofrece a la Fraternidad San Pío X todo lo que ella quiere, ¿Por qué la Fraternidad tendría todavía que rehusar? Aparentemente hay Católicos que todavía creen que si un acuerdo práctico respondiese a todos los requerimientos prácticos de la Fraternidad San Pío X, tendría que ser aceptado. Entonces, ¿Por qué no? Porque no fue con vista al bien de la Fraternidad San Pío X que Monseñor Lefebvre la creó, sino por el bien de la verdadera Fe Católica, amenazada por el Vaticano II como nunca antes había sido amenazada. Pero veamos ahora porque las autoridades de la Nueva Iglesia buscarán cualquier acuerdo práctico lo mismo que las razones por las cuales la Fraternidad San Pío X lo debe rechazar.

La razón es porque la Nueva Iglesia es subjetivista y todo acuerdo puramente práctico implica que el subjetivismo sea la verdad. Según la nueva religión Conciliar, los dogmas de Fe no son verdades objetivas sino símbolos que satisfacen necesidades subjetivas (Pascendi, 11–13, 21). Por ejemplo, si mi inseguridad psicológica se encuentra tranquilizada por la convicción que Dios se hizo hombre, entonces, para mi, la Encarnación es verdadera, en el único sentido posible de la palabra “verdad.” Así, si los Tradicionalistas sienten la propia necesidad de la vieja religión, entonces ella es la que es verdadera para ellos, y uno hasta puede admirar a que punto se adhieren a su verdad. Pero, en justicia ellos deben a su vez aceptar dejarnos a nosotros los Romanos tener nuestra verdad Conciliar y si ellos no pueden consentir a esta concesión, entonces ellos son de una manera insoportable arrogantes e intolerantes y no podemos permitir tal disensión dentro de nuestra Iglesia de amor, amor, amor.

Por eso, la Roma Neo-modernista estaría feliz con cualquier acuerdo práctico por el cual la Fraternidad San Pío X no haría mas que renunciar, aunque solamente sea implícitamente, a su radical reivindicación de la universalidad y obligatoriedad de “sus” verdades. Al contrario, la Fraternidad San Pío X no puede contentarse con cualquier acuerdo que sería un acto que hablaría mas fuerte que las palabras para negar la objetividad de “su” religión de 20 siglos. No es en absoluto “su” religión. Para llegar a un acuerdo con los subjetivistas, me encuentro en la necesidad de dejar de insistir sobre la objetividad. Para insistir sobre la objetividad, no puedo aceptar absolutamente ninguna proposición ofrecida por los subjetivistas, a menos que ellos renuncien a su subjetivismo.

Estos Romanos no hacen nada de eso. Y otra prueba de su insistencia de cruzados en pro de su nueva religión viene en la forma de su reciente “Nota sobre las conclusiones de la visita canónica al Instituto del Buen Pastor” en Francia. Los lectores se acordarán que este Instituto fue uno entre varios fundados después del Concilio para permitir al Catolicismo Tradicional ser practicado bajo la autoridad romana. Roma puede esperar algunos años antes de actuar, para asegurarse que el pobre pescado esté bien agarrado al anzuelo, pero entonces –

La “Nota” pide que el Vaticano II y el Catecismo de 1992 de la Nueva Iglesia deben estar incluidos en los estudios del seminario del Instituto. El Instituto debe insistir sobre la “hermenéutica del renuevo en la continuidad” y debe dejar de llamar al rito Tridentino de la Misa su “exclusivo” rito de la Misa. El Instituto debe entrar en la vida diocesana oficial con un “espíritu de comunión.”

En otras palabras, el Instituto Tradicional debe dejar de ser tan Tradicional si es que quiere pertenecer a la Nueva Iglesia. ¿Podía el Instituto esperar otra cosa? Para conservar la Tradición, tendría que salir de nuevo de la sumisión a la autoridad de la Nueva Iglesia. ¿Qué posibilidad existe de tal cosa? Ellos quisieron ser tragados por el monstruo Conciliar. Ahora el monstruo los está digiriendo.

Entonces, ¿Por qué, en nombre del Cielo, habría de ser el peligro diferente con la Fraternidad? La tentación de Roma puede ser rechazada por esta vez por la Fraternidad, pero no nos hagamos ninguna ilusión: los subjetivistas volverán una y otra vez para desembarazarse de esta verdad objetiva y de esta Fe objetiva que constituyen un constante reproche a su criminal delirio de ellos.

Kyrie eleison.

El Ecumenismo de Benedicto – IV

El Ecumenismo de Benedicto – IV on mayo 5, 2012

La Iglesia Católica siempre enseñó que Ella es la única y sola verdadera Iglesia de Jesucristo, de manera que aún cuando la gran mayoría de los creyentes la dejen, como ocurrirá al fin del mundo (cf. Lc.XVIII, 8), no por eso Ella habrá perdido su unidad. Así, San Cipriano dijo que la unidad de la Iglesia procede de una fundación divina entretejida por sacramentos celestiales, y Ella “no puede ser desgarrada por la fuerza de voluntades contrarias.” Las almas pueden apostatar o separarse de ella, pero la Iglesia que ellas abandonan permanece una. Desde este punto de vista “la unidad de la Iglesia” no puede significar otra cosa que el regreso personal de estas almas a la única verdadera Iglesia.

Tal no es la visión que el Vaticano II tiene de la Iglesia. Al decir (Lumen Gentium#8) que la Iglesia de Cristo “subsiste en” la Iglesia Católica, el Concilio abrió totalmente la puerta para introducir esa distinción entre ellas dos, y a pretender que la “verdadera” Iglesia de Cristo es mas amplia que la “estrecha” Iglesia Católica. La consecuencia de ello es que existen pedazos de la verdadera Iglesia de Cristo dispersos afuera de la Iglesia Católica y de allí que “la unidad de la Iglesia” significa reunir otra vez estos pedazos juntos sin que eso signifique que los individuos que componen esos pedazos tengan que convertirse uno por uno personalmente. Esa fue seguramente la visión que tuvo el joven y brillante teólogo del Concilio, el Padre Joseph Ratzinger, como lo demuestran algunas de sus pasmosas palabras poco después del Concilio, citadas textualmente con referencias bibliográficas en el libro “Benedicto XVI y cómo la Iglesia se ve a sí misma” del Dr. Schüler, páginas 17–19. He aquí un breve resumen que pone de relieve su heterodoxia:—

En cualquier lugar donde haya Obispo, Mesa y Palabra de Dios, hay “iglesia.” Esta verdadera amplia comunión cristiana ha sido a lo largo de los siglos gravemente reducida a causa de la centralización romana que obligó a los Protestantes a romper con Roma. Se hubiera tenido que cohabitar a pesar de las diferencias doctrinales. Y es así que el ecumenismo “vuelva al redil” necesita ser reemplazado por el ecumenismo de coexistencia. Las iglesias deben reemplazar La Iglesia. Los Católicos deben abrirse. La conversión será solamente para el individuo que así lo desee. Los errores Protestantes son, virtualmente, derechos de los Protestantes.

Pero, ¿Dónde está la Fe en todas estas expresiones de “La Iglesia y las iglesias”? ¿Y la doctrina? Aparentemente en ningún lado. ¿Y que clase de unidad puede existir entre almas que tienen creencias tan contradictorias como las de los Católicos (pre-Conciliares) y las de los Protestantes? Solamente puede tratarse de una unidad bien diferente de la que existía en la Iglesia Pre-conciliar, y por consiguiente también tratarse de una Iglesia bien diferente. En realidad el joven Padre Ratzinger trabajaba hacia lo que iba a ser la “Nueva Iglesia.”

Sin embargo, la unidad de la Nueva Iglesia se volvió un problema. En primer lugar, la unidad de la Iglesia es un dogma. Y en segundo lugar, como Cardenal y Papa, Joseph Ratzinger, se encontró él mismo en la necesidad de tener que defender la unidad de la Nueva Iglesia contra Revolucionarios todavía más radicales que él mismo, como por ejemplo el Padre Leonardo Boff para quien la Nueva Iglesia “subsiste” por todos lados en muchos pedazos diferentes.

Así las cosas, Schüler cita al Cardenal cuando éste argumenta que la Iglesia de Cristo tiene su completa realización en la Iglesia Católica pero sin por eso excluir su incompleta realización en otras comunidades (pero entonces ¿cómo puede ser una?). De igual manera la identidad de la Iglesia de Cristo con la Iglesia Católica es substancial pero no exclusiva (pero ¿cómo puede existir una identidad que no sea exclusiva?). Otra vez, el ser completo de la Iglesia de Cristo está en la Iglesia Católica, pero tiene también un ser incompleto en otra parte (pero ¿cómo puede un ser estar completo si una parte de él se encuentra en otra parte?). Y así se puede seguir indefinidamente . . .

En breve, la Nueva Iglesia de Benedicto XVI incluye a la vez elementos Católicos y no Católicos. Pero lo que no es Católico en parte, no es Católico como un todo. Por consiguiente la Nueva Iglesia Ecuménica de Benedicto no es, como tal, la Iglesia Católica.

Kyrie eleison.

Tenebrosas “Luces”

Tenebrosas “Luces” on abril 28, 2012

Sea que la Fraternidad San Pío X decida o no finalmente pasar por alto el desacuerdo doctrinal para entrar en un acuerdo puramente práctico con las autoridades de la Iglesia Conciliar en Roma, las almas preocupadas por su salvación eterna deben entender tan completamente como sea posible lo que está en juego. En esta coyuntura uno de mis amigos me acaba de mandar una admirable síntesis de lo que es el corazón del asunto:—

“De 2009 a 2011 las llamadas “Discusiones Doctrinales” tuvieron lugar entre los expertos del Vaticano y cuatro teólogos de la Fraternidad San Pío X. Estas discusiones dejaron en claro hasta que punto las autoridades romanas están firmemente adheridas a las enseñanzas del Vaticano II. Este Concilio se esforzó en reconciliar la doctrina Católica con el concepto del hombre tal como fue elaborado por los filósofos de “Las Luces” del siglo XVIII.

“Es así como el Concilio declara que en razón de la dignidad de su naturaleza, la persona humana tiene el derecho de practicar la religión de su elección. En consecuencia la sociedad debe proteger la libertad religiosa y organizar la coexistencia pacífica de las diferentes religiones. Estas están invitadas a participar en un diálogo ecuménico, ya que todas poseen su propia parte de verdad.

“En efecto tales principios niegan que Cristo es verdaderamente Dios y niegan que su Revelación, cuyo depósito está guardado por la Iglesia, debe ser aceptado por todos los hombres y todas las sociedades. De tal manera que la doctrina de la libertad religiosa, tal como está exprimida en el documento Conciliar “Dignitatis Humanae”( # 2), contradice las enseñanzas de Gregorio XVI en “Mirari Vos,” de Pío IX en “Quanta Cura,” de León XIII en “Immortale Dei” y de Pío XI en “Quas Primas.” La doctrina enseñada en la Constitución Dogmática “Lumen Gentium” (# 8), según la cual la Providencia divina utiliza sectas no Católicas como medios de salvación, contradice las enseñanzas de Pío IX en el “Syllabus,” de León XIII en “Satis Cognitum” y de Pío XI en “Mortalium Animos.”

“Estas doctrinas novedosas que junto con muchas otras contradicen las enseñanzas formales y unánimes de los Papas antes del Concilio, pueden solamente ser calificadas, a la luz del dogma Católico, como heréticas.

“Ya que la unidad de la Iglesia descansa sobre la integridad de la Fe, es claro que la Fraternidad San Pío X no puede llegar a ningún tipo de acuerdo – aunque sea solamente “práctico”- con los que sostienen tales doctrinas.”

Cuando mi amigo acusa al movimiento del siglo XVIII de emancipación intelectual conocido como el de “Las Luces” de encontrarse en la raíz del colapso de los hombres de iglesia del siglo XX, apunta esencialmente a lo mismo que Monseñor Lefebvre decía a algunos de sus sacerdotes, medio año antes de morir en 1991: “Más uno analiza los documentos del Vaticano II . . .más uno se da cuenta que se trata . . .de una perversión total del espíritu, de una filosofía totalmente nueva fundada sobre la filosofía moderna, sobre el subjetivismo . . .Es una perversión total de la Revelación, de la Fe, de la filosofía . . .Es verdaderamente aterrador.”

Entonces, ¿Cómo puede uno someter su mente de nuevo a la realidad de Dios? Uno podría volver a posesionarse de las Encíclicas papales mencionadas por mi amigo más arriba, y estudiarlas. Fueron escritas para los obispos, pero los obispos conciliares no son de fiar. Los laicos de hoy deben tomar en mano su propia formación – y su propio Rosario.

Kyrie eleison.

El Ecumenismo de Benedicto – III

El Ecumenismo de Benedicto – III on abril 21, 2012

En estos “Comentarios” hace dos semanas se encontraba la promesa de examinar tres citas del Vaticano II que han hecho mucho para disolver la Iglesia de Jesucristo, la cual es la Iglesia Católica. Y hace una semana se encontraba la advertencia que los textos del Vaticano II son ambiguos, de tal manera que se los puede siempre hacer aparecer como si no hubiera nada erróneo en ellos. Pero uno solo de sus dos posibles significados es inocente. El otro significado es mortal para la Iglesia Católica, como lo han probado los últimos 40 años.

La primer cita está tomada de Lumen Gentium # 8. Aquí está: “ La única Iglesia de Cristo . . .establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsisteen la Iglesia Católica, gobernada por Pedro y por los obispos en comunión con él.” Ahora, ¿que es lo que esta palabra “subsiste” significa aquí? La ambigüedad es que esta palabra puede significar o bien que la Iglesia de Cristo existe principalmente y solamente en la Iglesia Católica Romana, lo cual es lo que la Iglesia siempre enseñó hasta el Vaticano II, o bien que la Iglesia de Cristo existe principalmente pero no solamente en la Iglesia Católica, en cuyo caso la Iglesia de Cristo existe también parcialmente afuera de la Iglesia Católica. Esto abre la puerta al ecumenismo Conciliar que destruye la proclamación dogmática de la Iglesia Católica de ser la exclusiva arca de salvación: “Extra Ecclesiam nulla salus.”

El problema aquí es que también es un dogma que la Iglesia es una. En cada Misa dominical escuchamos o cantamos que creemos en la “una, santa, católica y apostólica Iglesia.” Entonces, ¿cómo puede la Iglesia de Cristo estar dividida entre algunas comunidades más o menos parecidas a la Iglesia? Si la Iglesia es una no puede ser varias. Si es varias, no puede ser una. En su libro sobre “Benedicto XVI y cómo la Iglesia se ve a sí misma,” el Dr. Wolfgang Schüler da una serie de citas de Joseph Ratzinger para mostrar como en cuanto teólogo joven promovió entusiásticamente la destrucción de la exclusividad de la Iglesia Católica, pero en cuanto Cardenal y Papa ha luchado para mantener también la unicidad de la Iglesia.

La segunda cita está tomada de Unitatis Redintegratio # 3: “De entre el conjunto de elementos o bienes con que la Iglesia se edifica y vive, algunos, o mejor, muchísimos y muy importantes pueden encontrarse fuera del recinto visible de la Iglesia .” Ahora, el significado obvio de estas palabras es que lo mismo que las monedas de oro pueden construir una pila pero también pueden encontrarse como monedas idénticas de oro afuera de la pila, así los elementos de la Iglesia apilados por el Concilio tal como “fe, esperanza, caridad y otros dones del Espíritu Santo” pueden ser reconocidos como existiendo como tales afuera de la Iglesia Católica. Pero Nuestro Señor dice que las ramas amputadas de su viña se secan y mueren (Jn.XV, 6). ¿Y qué es su viña sino su Iglesia?

La tercera cita saca la conclusión lógica, justo un poco mas adelante en el mismo documento (U.R. # 3): “Por consiguiente . . .las Iglesias y comunidades separadas (de la Iglesia Católica) no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación . . .” Pero como Monseñor Lefebvre dijo: “En la medida en que estas comunidades se encuentran separadas de la Iglesia Católica, no pueden gozar de la asistencia del Espíritu Santo, ya que su separación significa una resistencia al Espíritu Santo. El puede actuar directamente solamente sobre las almas, y puede usar directamente solamente medios, que no muestran ninguna señal de separación.”

El Vaticano II tomó lo que es la Iglesia en un sentido esencialmente erróneo, haciendo un contrasentido sobre lo que es la esencia de la Iglesia. Veamos luego con la ayuda del Dr. Schüler como Benedicto XVI puso a la vez el freno yel acelerador a este contrasentido.

Kyrie eleison.

Ambigüedad Conciliar

Ambigüedad Conciliar on abril 14, 2012

Imagine un soldado de infantería fuerte y bien armado que persiguiendo desenfrenadamente al enemigo se mete en un pantano de arenas movedizas. Eso es lo que le ocurre a un Católico valiente armado con la verdad que se aventura a criticar los documentos del Vaticano II. Ahí uno se encuentra con un pantano de arenas movedizas de ambigüedad, diseñado expresamente para tal fin. Si la religión del hombre hubiera sido abiertamente expuesta por ellos, los Padres Conciliares los hubieran rechazado horrorizados. En cambio, la nueva religión fue hábilmente disfrazada por documentos redactados para permitir dos interpretaciones opuestas. Tomemos un ejemplo claro y crucial.

En la sección 8 de Dei Verbum existe un pasaje sobre la Tradición que Juan Pablo II utilizó para condenar a Monseñor Lefebvre en 1988: “A/ Esta Tradición que viene de los Apóstoles va creciendo en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo. B/ Se produce un crecimiento de la comprensión de las realidades y de las palabras que son transmitidas. Esto ocurre de varios modos: C/ Proviene de la contemplación y del estudio por parte de los creyentes que profundizan estas palabras en sus corazones. D/ Proviene también del sentido íntimo de las cosas espirituales que ellos experimentan. E/ Y proviene de la predicación de los que han recibido, a la par de su derecho de sucesión al apostolado, el seguro carisma de la verdad.”

Ahora bien, la verdadera Tradición Católica es radicalmente objetiva. Así como el sentido común dice que la realidad es objetiva, en el sentido que los objetos son lo que son fuera de nosotros e independientemente de lo que cualquier sujeto pretenda que sean, de igual manera la verdadera Iglesia enseña que la Tradición Católica vino de Dios y es lo que El la ha hecho, así que ningún ser humano puede cambiarla en lo mas mínimo.

He aquí entonces lo que sería la interpretación Católica del pasaje que acabamos de citar: “A/ Con el paso del tiempo hay una profundización en la manera que los Católicos aprehenden las verdades inmutables de la Fe. B/ Los Católicos pueden ver mas profundamente estas verdades, C/ contemplándolas y estudiándolas, D/ adentrándose mas profundamente en ellas, y E/ por los obispos predicando enfoques nuevos de las mismas verdades.” Esta interpretación es perfectamente Católica porque todo el cambio se sitúa en la gente que es la que sí cambia con el tiempo, mientras que ningún cambio se sitúa en las verdades reveladas que forman el Depósito de la Fe, o sea la Tradición.

Pero veamos ahora como el mismo pasaje de Dei Verbum puede ser entendido no objetivamente sino subjetivamente, haciendo que sea el contenido de las verdades el que depende de, y cambia con, los Católicos subjetivos: “A/ La verdad Católica vive y crece con el paso del tiempo porque B/ los Católicos vivientes tienen percepciones que los Católicos del pasado nunca tuvieron ya que C/ los primeros descubren en sus corazones, en su propio interior, verdades recientemente aparecidas, D/ fruto de su experiencia espiritual interna. También, E/ la Verdad Católica crece cuando los obispos predican novedades antes desconocidasporque los obispos no pueden decir ninguna cosa contraria a la verdad (!).” (En otras palabras, tengan Ustedes la religión que les haga sentirse bien, pero asegúrense que “paguen, recen y obedezcan” a nosotros los modernistas).

Ahora aquí está el inmenso problema: si uno acusa a este pasaje de Verbum Dei de promover el modernismo, los Católicos “conservadores” (no conservan casimás que su fe en los hombres de iglesia sin fe) replican inmediatamente que la verdadera interpretación del pasaje es la Católica que hemos señalado más arriba en primer lugar. Pero lo cierto es que cuando Juan Pablo II en Ecclesia Dei Adflicta utiliza este pasaje para condenar a Monseñor Lefebvre y, por lo tanto, a las Consagraciones de 1988, evidentemente pudo haber tomado el pasaje únicamente en su sentido modernista. Tales acciones hablan más fuerte que las palabras.

Estimados lectores, lean el mismo pasaje una y otra vez, y sus dos interpretaciones, hasta que comprendan la ambigüedad diabólica de este calamitoso Concilio.

Kyrie eleison.

El Ecumenismo de Benedicto – II

El Ecumenismo de Benedicto – II on abril 7, 2012

Como en cualquier controversia provocada por las terribles ambigüedades del Vaticano II, probar o tratar de refutar lo que el Dr. Wolfgang Schüler expone en su libro “Benedicto XVI y cómo la Iglesia se ve a sí misma” podría llevar largo tiempo y eruditos artículos. Sin embargo, su línea principal de argumentación es suficientemente clara y bien vale la pena presentarla a los lectores de los “Comentarios Eleison” para ayudarles a ver claramente en medio de tanta confusión. En este sentido, las comparaciones, si bien tienen sus limites, sí que pueden ayudar.

Un todo puede estar compuesto de partes según dos maneras diferentes: como un árbol viviente o como una pila de monedas. O bien el todo es primario y las partes son secundarias como en el caso de un árbol, o bien las partes son primarias y el todo es secundario como en el caso de una pila de monedas. El árbol como un todo es primario porque sus partes como las ramas pueden ser cortadas, pero el árbol continúa viviendo su vida como árbol y origina nuevas ramas mientras que las ramas cortadas pierden su vida y se transforman en algo totalmente diferente como un leño o una silla. Al contrario, cada moneda separada de su pila de monedas permanece exactamente tal como era en la pila y solamente si suficientes monedas son separadas de la pila, es entonces la pila que desaparece.

Ahora bien, tomada como un todo, la Iglesia Católica ¿es mas como el árbol o como la pila de monedas? La Iglesia Católica es esa sociedad especial de seres humanos que están unidos en esa sociedad por tres cosas: la Fe, los sacramentos y la jerarquía. A las tres es Dios mismo quien les da la vida. La Fe es una virtud sobrenatural de la mente que sólo Dios puede dar. Los sacramentos usan elementos materiales como el agua y el aceite, pero lo que los hace sacramentos es la gracia sobrenatural que ellos llevan y que solamente proviene de Dios. Del mismo modo, la jerarquía está compuesta de seres humanos naturales, pero si ellos no están movidos por Dios nunca podrán por ellos mismos guiar exitosamente las almas hacia el Cielo.

De allí que la Iglesia Católica sea mas como un árbol viviente que como una pila de monedas aunque sean de oro. Porque, así como todo organismo vivo tiene en sí mismo un principio de vida que le da su existencia y su unidad, así la Iglesia Católica tiene en sí misma primariamente a Dios mismo y secundariamente a su jerarquía, que le dan su existencia y unidad. Cuando lo que era una parte de la Iglesia se separa de la jerarquía por un cisma o de la Fe por una herejía, deja de ser Católica y pasa a ser otra cosa, tal como los Ortodoxos cismáticos o los Protestantes heréticos. Si bien es cierto que los creyentes Ortodoxos pueden haber conservado sacramentos válidos, sin embargo, ya que no están más unidos al Vicario de Cristo en Roma, nadie en sus cabales puede llamarlos Católicos.

Pero ahora llega el Vaticano II. Y cambia la concepción de la Iglesia tal como era, a saber la de un árbol viviente o de una viña (Sáegún propia comparación de Nuestro Señor: Jn. XV, 1–6) a la de una pila de monedas de oro. A causa de su deseo de abrir la Iglesia al mundo moderno, los hombres de Iglesia Conciliares empezaron por esfumar las fronteras de la Iglesia (L.G.8). Eso les permitió pretender que existen elementos de la Iglesia di Cristo más allá de los límites visibles de la Iglesia Católica (U.R.3), como las monedas de oro separadas de su pila. Y dado que una moneda de oro permanece una moneda de oro, entonces ellos podían pretender a renglón seguido (U.R.3) que lo que eran elementos de salvación dentro de la Iglesia permanecen como tales también afuera de la Iglesia. De allí innumerables almas sacan la conclusión natural de que yo ya no necesito mas ser un Católico para llegar al Cielo. Esto es el desastre del ecumenismo Conciliar.

Debemos ahora analizar más detalladamente estos textos del Vaticano II antes de considerar los esfuerzos del Papa Benedicto para integrar el ecumenismo que divide a la Iglesia con la doctrina Católica que la unifica.

Kyrie eleison.