Doctrina católica, dogma, Depósito de la Fe

El Ecumenismo de Benedicto – IV

El Ecumenismo de Benedicto – IV on mayo 5, 2012

La Iglesia Católica siempre enseñó que Ella es la única y sola verdadera Iglesia de Jesucristo, de manera que aún cuando la gran mayoría de los creyentes la dejen, como ocurrirá al fin del mundo (cf. Lc.XVIII, 8), no por eso Ella habrá perdido su unidad. Así, San Cipriano dijo que la unidad de la Iglesia procede de una fundación divina entretejida por sacramentos celestiales, y Ella “no puede ser desgarrada por la fuerza de voluntades contrarias.” Las almas pueden apostatar o separarse de ella, pero la Iglesia que ellas abandonan permanece una. Desde este punto de vista “la unidad de la Iglesia” no puede significar otra cosa que el regreso personal de estas almas a la única verdadera Iglesia.

Tal no es la visión que el Vaticano II tiene de la Iglesia. Al decir (Lumen Gentium#8) que la Iglesia de Cristo “subsiste en” la Iglesia Católica, el Concilio abrió totalmente la puerta para introducir esa distinción entre ellas dos, y a pretender que la “verdadera” Iglesia de Cristo es mas amplia que la “estrecha” Iglesia Católica. La consecuencia de ello es que existen pedazos de la verdadera Iglesia de Cristo dispersos afuera de la Iglesia Católica y de allí que “la unidad de la Iglesia” significa reunir otra vez estos pedazos juntos sin que eso signifique que los individuos que componen esos pedazos tengan que convertirse uno por uno personalmente. Esa fue seguramente la visión que tuvo el joven y brillante teólogo del Concilio, el Padre Joseph Ratzinger, como lo demuestran algunas de sus pasmosas palabras poco después del Concilio, citadas textualmente con referencias bibliográficas en el libro “Benedicto XVI y cómo la Iglesia se ve a sí misma” del Dr. Schüler, páginas 17–19. He aquí un breve resumen que pone de relieve su heterodoxia:—

En cualquier lugar donde haya Obispo, Mesa y Palabra de Dios, hay “iglesia.” Esta verdadera amplia comunión cristiana ha sido a lo largo de los siglos gravemente reducida a causa de la centralización romana que obligó a los Protestantes a romper con Roma. Se hubiera tenido que cohabitar a pesar de las diferencias doctrinales. Y es así que el ecumenismo “vuelva al redil” necesita ser reemplazado por el ecumenismo de coexistencia. Las iglesias deben reemplazar La Iglesia. Los Católicos deben abrirse. La conversión será solamente para el individuo que así lo desee. Los errores Protestantes son, virtualmente, derechos de los Protestantes.

Pero, ¿Dónde está la Fe en todas estas expresiones de “La Iglesia y las iglesias”? ¿Y la doctrina? Aparentemente en ningún lado. ¿Y que clase de unidad puede existir entre almas que tienen creencias tan contradictorias como las de los Católicos (pre-Conciliares) y las de los Protestantes? Solamente puede tratarse de una unidad bien diferente de la que existía en la Iglesia Pre-conciliar, y por consiguiente también tratarse de una Iglesia bien diferente. En realidad el joven Padre Ratzinger trabajaba hacia lo que iba a ser la “Nueva Iglesia.”

Sin embargo, la unidad de la Nueva Iglesia se volvió un problema. En primer lugar, la unidad de la Iglesia es un dogma. Y en segundo lugar, como Cardenal y Papa, Joseph Ratzinger, se encontró él mismo en la necesidad de tener que defender la unidad de la Nueva Iglesia contra Revolucionarios todavía más radicales que él mismo, como por ejemplo el Padre Leonardo Boff para quien la Nueva Iglesia “subsiste” por todos lados en muchos pedazos diferentes.

Así las cosas, Schüler cita al Cardenal cuando éste argumenta que la Iglesia de Cristo tiene su completa realización en la Iglesia Católica pero sin por eso excluir su incompleta realización en otras comunidades (pero entonces ¿cómo puede ser una?). De igual manera la identidad de la Iglesia de Cristo con la Iglesia Católica es substancial pero no exclusiva (pero ¿cómo puede existir una identidad que no sea exclusiva?). Otra vez, el ser completo de la Iglesia de Cristo está en la Iglesia Católica, pero tiene también un ser incompleto en otra parte (pero ¿cómo puede un ser estar completo si una parte de él se encuentra en otra parte?). Y así se puede seguir indefinidamente . . .

En breve, la Nueva Iglesia de Benedicto XVI incluye a la vez elementos Católicos y no Católicos. Pero lo que no es Católico en parte, no es Católico como un todo. Por consiguiente la Nueva Iglesia Ecuménica de Benedicto no es, como tal, la Iglesia Católica.

Kyrie eleison.

Tenebrosas “Luces”

Tenebrosas “Luces” on abril 28, 2012

Sea que la Fraternidad San Pío X decida o no finalmente pasar por alto el desacuerdo doctrinal para entrar en un acuerdo puramente práctico con las autoridades de la Iglesia Conciliar en Roma, las almas preocupadas por su salvación eterna deben entender tan completamente como sea posible lo que está en juego. En esta coyuntura uno de mis amigos me acaba de mandar una admirable síntesis de lo que es el corazón del asunto:—

“De 2009 a 2011 las llamadas “Discusiones Doctrinales” tuvieron lugar entre los expertos del Vaticano y cuatro teólogos de la Fraternidad San Pío X. Estas discusiones dejaron en claro hasta que punto las autoridades romanas están firmemente adheridas a las enseñanzas del Vaticano II. Este Concilio se esforzó en reconciliar la doctrina Católica con el concepto del hombre tal como fue elaborado por los filósofos de “Las Luces” del siglo XVIII.

“Es así como el Concilio declara que en razón de la dignidad de su naturaleza, la persona humana tiene el derecho de practicar la religión de su elección. En consecuencia la sociedad debe proteger la libertad religiosa y organizar la coexistencia pacífica de las diferentes religiones. Estas están invitadas a participar en un diálogo ecuménico, ya que todas poseen su propia parte de verdad.

“En efecto tales principios niegan que Cristo es verdaderamente Dios y niegan que su Revelación, cuyo depósito está guardado por la Iglesia, debe ser aceptado por todos los hombres y todas las sociedades. De tal manera que la doctrina de la libertad religiosa, tal como está exprimida en el documento Conciliar “Dignitatis Humanae”( # 2), contradice las enseñanzas de Gregorio XVI en “Mirari Vos,” de Pío IX en “Quanta Cura,” de León XIII en “Immortale Dei” y de Pío XI en “Quas Primas.” La doctrina enseñada en la Constitución Dogmática “Lumen Gentium” (# 8), según la cual la Providencia divina utiliza sectas no Católicas como medios de salvación, contradice las enseñanzas de Pío IX en el “Syllabus,” de León XIII en “Satis Cognitum” y de Pío XI en “Mortalium Animos.”

“Estas doctrinas novedosas que junto con muchas otras contradicen las enseñanzas formales y unánimes de los Papas antes del Concilio, pueden solamente ser calificadas, a la luz del dogma Católico, como heréticas.

“Ya que la unidad de la Iglesia descansa sobre la integridad de la Fe, es claro que la Fraternidad San Pío X no puede llegar a ningún tipo de acuerdo – aunque sea solamente “práctico”- con los que sostienen tales doctrinas.”

Cuando mi amigo acusa al movimiento del siglo XVIII de emancipación intelectual conocido como el de “Las Luces” de encontrarse en la raíz del colapso de los hombres de iglesia del siglo XX, apunta esencialmente a lo mismo que Monseñor Lefebvre decía a algunos de sus sacerdotes, medio año antes de morir en 1991: “Más uno analiza los documentos del Vaticano II . . .más uno se da cuenta que se trata . . .de una perversión total del espíritu, de una filosofía totalmente nueva fundada sobre la filosofía moderna, sobre el subjetivismo . . .Es una perversión total de la Revelación, de la Fe, de la filosofía . . .Es verdaderamente aterrador.”

Entonces, ¿Cómo puede uno someter su mente de nuevo a la realidad de Dios? Uno podría volver a posesionarse de las Encíclicas papales mencionadas por mi amigo más arriba, y estudiarlas. Fueron escritas para los obispos, pero los obispos conciliares no son de fiar. Los laicos de hoy deben tomar en mano su propia formación – y su propio Rosario.

Kyrie eleison.

El Ecumenismo de Benedicto – III

El Ecumenismo de Benedicto – III on abril 21, 2012

En estos “Comentarios” hace dos semanas se encontraba la promesa de examinar tres citas del Vaticano II que han hecho mucho para disolver la Iglesia de Jesucristo, la cual es la Iglesia Católica. Y hace una semana se encontraba la advertencia que los textos del Vaticano II son ambiguos, de tal manera que se los puede siempre hacer aparecer como si no hubiera nada erróneo en ellos. Pero uno solo de sus dos posibles significados es inocente. El otro significado es mortal para la Iglesia Católica, como lo han probado los últimos 40 años.

La primer cita está tomada de Lumen Gentium # 8. Aquí está: “ La única Iglesia de Cristo . . .establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsisteen la Iglesia Católica, gobernada por Pedro y por los obispos en comunión con él.” Ahora, ¿que es lo que esta palabra “subsiste” significa aquí? La ambigüedad es que esta palabra puede significar o bien que la Iglesia de Cristo existe principalmente y solamente en la Iglesia Católica Romana, lo cual es lo que la Iglesia siempre enseñó hasta el Vaticano II, o bien que la Iglesia de Cristo existe principalmente pero no solamente en la Iglesia Católica, en cuyo caso la Iglesia de Cristo existe también parcialmente afuera de la Iglesia Católica. Esto abre la puerta al ecumenismo Conciliar que destruye la proclamación dogmática de la Iglesia Católica de ser la exclusiva arca de salvación: “Extra Ecclesiam nulla salus.”

El problema aquí es que también es un dogma que la Iglesia es una. En cada Misa dominical escuchamos o cantamos que creemos en la “una, santa, católica y apostólica Iglesia.” Entonces, ¿cómo puede la Iglesia de Cristo estar dividida entre algunas comunidades más o menos parecidas a la Iglesia? Si la Iglesia es una no puede ser varias. Si es varias, no puede ser una. En su libro sobre “Benedicto XVI y cómo la Iglesia se ve a sí misma,” el Dr. Wolfgang Schüler da una serie de citas de Joseph Ratzinger para mostrar como en cuanto teólogo joven promovió entusiásticamente la destrucción de la exclusividad de la Iglesia Católica, pero en cuanto Cardenal y Papa ha luchado para mantener también la unicidad de la Iglesia.

La segunda cita está tomada de Unitatis Redintegratio # 3: “De entre el conjunto de elementos o bienes con que la Iglesia se edifica y vive, algunos, o mejor, muchísimos y muy importantes pueden encontrarse fuera del recinto visible de la Iglesia .” Ahora, el significado obvio de estas palabras es que lo mismo que las monedas de oro pueden construir una pila pero también pueden encontrarse como monedas idénticas de oro afuera de la pila, así los elementos de la Iglesia apilados por el Concilio tal como “fe, esperanza, caridad y otros dones del Espíritu Santo” pueden ser reconocidos como existiendo como tales afuera de la Iglesia Católica. Pero Nuestro Señor dice que las ramas amputadas de su viña se secan y mueren (Jn.XV, 6). ¿Y qué es su viña sino su Iglesia?

La tercera cita saca la conclusión lógica, justo un poco mas adelante en el mismo documento (U.R. # 3): “Por consiguiente . . .las Iglesias y comunidades separadas (de la Iglesia Católica) no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación . . .” Pero como Monseñor Lefebvre dijo: “En la medida en que estas comunidades se encuentran separadas de la Iglesia Católica, no pueden gozar de la asistencia del Espíritu Santo, ya que su separación significa una resistencia al Espíritu Santo. El puede actuar directamente solamente sobre las almas, y puede usar directamente solamente medios, que no muestran ninguna señal de separación.”

El Vaticano II tomó lo que es la Iglesia en un sentido esencialmente erróneo, haciendo un contrasentido sobre lo que es la esencia de la Iglesia. Veamos luego con la ayuda del Dr. Schüler como Benedicto XVI puso a la vez el freno yel acelerador a este contrasentido.

Kyrie eleison.

El Ecumenismo de Benedicto – II

El Ecumenismo de Benedicto – II on abril 7, 2012

Como en cualquier controversia provocada por las terribles ambigüedades del Vaticano II, probar o tratar de refutar lo que el Dr. Wolfgang Schüler expone en su libro “Benedicto XVI y cómo la Iglesia se ve a sí misma” podría llevar largo tiempo y eruditos artículos. Sin embargo, su línea principal de argumentación es suficientemente clara y bien vale la pena presentarla a los lectores de los “Comentarios Eleison” para ayudarles a ver claramente en medio de tanta confusión. En este sentido, las comparaciones, si bien tienen sus limites, sí que pueden ayudar.

Un todo puede estar compuesto de partes según dos maneras diferentes: como un árbol viviente o como una pila de monedas. O bien el todo es primario y las partes son secundarias como en el caso de un árbol, o bien las partes son primarias y el todo es secundario como en el caso de una pila de monedas. El árbol como un todo es primario porque sus partes como las ramas pueden ser cortadas, pero el árbol continúa viviendo su vida como árbol y origina nuevas ramas mientras que las ramas cortadas pierden su vida y se transforman en algo totalmente diferente como un leño o una silla. Al contrario, cada moneda separada de su pila de monedas permanece exactamente tal como era en la pila y solamente si suficientes monedas son separadas de la pila, es entonces la pila que desaparece.

Ahora bien, tomada como un todo, la Iglesia Católica ¿es mas como el árbol o como la pila de monedas? La Iglesia Católica es esa sociedad especial de seres humanos que están unidos en esa sociedad por tres cosas: la Fe, los sacramentos y la jerarquía. A las tres es Dios mismo quien les da la vida. La Fe es una virtud sobrenatural de la mente que sólo Dios puede dar. Los sacramentos usan elementos materiales como el agua y el aceite, pero lo que los hace sacramentos es la gracia sobrenatural que ellos llevan y que solamente proviene de Dios. Del mismo modo, la jerarquía está compuesta de seres humanos naturales, pero si ellos no están movidos por Dios nunca podrán por ellos mismos guiar exitosamente las almas hacia el Cielo.

De allí que la Iglesia Católica sea mas como un árbol viviente que como una pila de monedas aunque sean de oro. Porque, así como todo organismo vivo tiene en sí mismo un principio de vida que le da su existencia y su unidad, así la Iglesia Católica tiene en sí misma primariamente a Dios mismo y secundariamente a su jerarquía, que le dan su existencia y unidad. Cuando lo que era una parte de la Iglesia se separa de la jerarquía por un cisma o de la Fe por una herejía, deja de ser Católica y pasa a ser otra cosa, tal como los Ortodoxos cismáticos o los Protestantes heréticos. Si bien es cierto que los creyentes Ortodoxos pueden haber conservado sacramentos válidos, sin embargo, ya que no están más unidos al Vicario de Cristo en Roma, nadie en sus cabales puede llamarlos Católicos.

Pero ahora llega el Vaticano II. Y cambia la concepción de la Iglesia tal como era, a saber la de un árbol viviente o de una viña (Sáegún propia comparación de Nuestro Señor: Jn. XV, 1–6) a la de una pila de monedas de oro. A causa de su deseo de abrir la Iglesia al mundo moderno, los hombres de Iglesia Conciliares empezaron por esfumar las fronteras de la Iglesia (L.G.8). Eso les permitió pretender que existen elementos de la Iglesia di Cristo más allá de los límites visibles de la Iglesia Católica (U.R.3), como las monedas de oro separadas de su pila. Y dado que una moneda de oro permanece una moneda de oro, entonces ellos podían pretender a renglón seguido (U.R.3) que lo que eran elementos de salvación dentro de la Iglesia permanecen como tales también afuera de la Iglesia. De allí innumerables almas sacan la conclusión natural de que yo ya no necesito mas ser un Católico para llegar al Cielo. Esto es el desastre del ecumenismo Conciliar.

Debemos ahora analizar más detalladamente estos textos del Vaticano II antes de considerar los esfuerzos del Papa Benedicto para integrar el ecumenismo que divide a la Iglesia con la doctrina Católica que la unifica.

Kyrie eleison.

Peligro Grave

Peligro Grave on marzo 31, 2012

El deseo de algunos sacerdotes dentro de la Fraternidad San Pío X de buscar un acuerdo práctico con las autoridades de la Iglesia sin un acuerdo doctrinal parece ser una tentación recurrente. Durante años Monseñor Fellay como Superior General de la Fraternidad rehusó esta idea, pero cuando dijo en Winona el 2 de Febrero que Roma aceptaría a la Fraternidad tal como es y que está dispuesta a satisfacer “todas las demandas de la Fraternidad . . .a nivel práctico,” parecería que Roma presenta una vez más la misma tentación.

Sin embargo, muchos de vosotros estarán enterados de las últimas noticias de Roma, y, a menos que el Vaticano esté jugando una partida de naipes con la Fraternidad San Pío X, Roma anunció el viernes pasado, 16 de marzo, que había encontrado la respuesta de Monseñor Fellay de enero a su Preámbulo Doctrinal del 14 de septiembre del año pasado “no suficiente para superar los problemas doctrinales que se hallan en la base de la fractura entre la Santa Sede y la Fraternidad.” Y el Vaticano dió a la Fraternidad San Pío X un mes para “clarificar su posición” y evitar “una ruptura con consecuencias dolorosas e incalculables.”

Pero,¿que pasa si Roma deja súbitamente de exigir la aceptación del Concilio y de la legitimidad de la Nueva Misa? Si Roma fuera súbitamente a decir: “Bien. Lo hemos pensado mejor. Retornen a la Iglesia tal como ustedes lo han pedido. Les daremos la libertad de criticar al Concilio tanto como lo quieran y la libertad de celebrar exclusivamente la Misa Tridentina. ¡Pero entren pues!” De parte de Roma podría ser una jugada muy astuta pues, ¿como podría la Fraternidad rechazar semejante ofrecimiento sin parecer incoherente y llena de ingratitud? Y, sin embargo, bajo pena de no poder sobrevivir, la Fraternidad tendría que rehusarlo. ¿De no poder sobrevivir? Palabras muy fuertes. Pero existe al respecto un comentario de Monseñor Lefebvre.

El 5 de mayo de 1988, firmó con el entonces Cardenal Ratzinger el Protocolo (borrador provisional) de un acuerdo práctico Roma-Fraternidad. El 6 de mayo se retractó de su firma (provisoria). El 13 de Junio, Monseñor Lefebvre dijó: “Con el Protocolo del 5 de Mayo, íbamos a una pronta muerte. No hubiéramos sobrevivido un año. Hasta el presente, la Fraternidad se mantiene unida, pero con este protocolo nos hubiéramos visto obligados a multiplicar los contactos con ellos, hubiera habido una división en el interior de la Fraternidad, todo hubiera sido causa de división” (énfasis nuestro). “Hubieran acudido nuevas vocaciones a causa de nuestra unión con Roma, pero, tales vocaciones no hubieran tolerado ningún desacuerdo con Roma – lo que hubiera provocado una división. En la situación actual, las vocaciones se filtran ellas mismas antes de venir con nosotros” (lo que es todavía el caso en los seminarios de la Fraternidad).

Y, ¿porque una tal división? (La discordia entre las nuevas vocaciones sería solamente un ejemplo entre incontables otros). Evidentemente, porche el Protocolo del 5 de Mayo hubiera significado un acuerdo práctico asentado sobre un desacuerdo doctrinal radical entre la religión de Dios y la religión del hombre. Monseñor Lefebvre continuaba, “Ellos están arrastrándonos hacia el Concilio . . .mientras que de nuestro lado, conservando cuidadosamente nuestras distancias lejos de ellos, estamos salvando la Fraternidad y la Tradición” (énfasis nuestro). ¿Por qué entonces Monseñor Lefebvre buscaba antes concretar tal acuerdo? Monseñor continuaba: “Hemos hecho un esfuerzo honesto para conservar la Tradición permaneciendo en la Iglesia oficial. Resultó que fue imposible. Ellos no han cambiado, sino para peor.”

¿Acaso cambiaron desde 1988? Muchos pensarían que si, sólo para peor todavía.

Kyrie eleison.

Respuesta A La Carta Abierta de Monseñor Nicola Bux

Respuesta A La Carta Abierta de Monseñor Nicola Bux on marzo 24, 2012

Londres, 22 de Marzo de 2012.

Monseñor,

En una carta abierta del 19 de marzo dirigida a Monseñor Fellay y a todos los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X, usted nos ruega aceptar el sincero y afectuoso ofrecimiento de reconciliación que el Papa Benedicto XVI presenta a la Fraternidad San Pío X para superar la fractura de larga data existente entre Roma y esta Fraternidad. Permítame en mi carácter de uno de los sacerdotes a quienes usted se ha dirigido, de tomar la responsabilidad en nombre propio, de darle mi opinión tal como hubiera podido ser la respuesta de este “gran hombre de Iglesia,” el Arzobispo Lefebvre.

Vuestra carta empieza por un llamado a “sacrificarlo todo en nombre de la unidad.” Pero no puede existir verdadera unidad Católica si no está fundada sobre la verdadera Fe Católica. El gran Arzobispo lo sacrificó todo para la unidad en la verdadera doctrina de la Fe. ¡Ay! Las Discusiones Doctrinales de 2009–2011 probaron que la fractura doctrinal entre la Roma del Vaticano II y la Fraternidad San Pío X es tan profunda como siempre.

Esta fractura fue designada por Usted el 19 de marzo como “perplejidades remanentes, puntos a ser profundizados o detallados,” pero, sin embargo, el 16 de marzo el Cardenal Levada había sido categórico al declarar que la posición asumida por Monseñor Fellay el 12 de enero es “insuficiente para superar los problemas doctrinales.” Monseñor Fellay ha comentado una vez cuánto divergen entre sí los hombres de Iglesia de Roma, pero sea lo que fuere su unidad, de todas formas la Fe sacrificada en pro de tal unidad es una unidad sin Fe.

Por supuesto, como Usted nos lo recuerda, la Iglesia es una institución divina y a la vez humana. Por supuesto, el elemento divino no puede fallar y, tampoco, por supuesto, la Iglesia. Finalmente no puede fallar y el sol saldrá de nuevo. Pero perdónenos estar en desacuerdo con usted cuando dice que el alba está al alcance de la mano, porque esta verdadera Fe que la Fraternidad San Pío X defendió en las Discusiones, no brilla en la Roma del Vaticano II, donde, por ende, la Fraternidad no puede estar segura. Tampoco ella podría hacer brillar la luz si ella misma adoptare las tinieblas conciliares.

No se pone en duda el sincero deseo del Papa de dar la bienvenida al retorno de la Fraternidad San Pío X a una “plena comunión eclesial,” como lo han mostrado varios gestos suyosde real buena voluntad. Pero “una profesión de Fe común” entre la Fraternidad y aquellos que creen en el Concilio Vaticano II no es posible, a menos que la Fraternidad San Pío X llegue a traicionar esta Fe que ella representó en las Discusiones. Y cuando la Fraternidad San Pío X clama “¡Dios no permita!” tal traición, lejos de que su voz sea silenciada, ella es escuchada en el mundo entero y lleva para la Iglesia Católica buenos frutos que hoy en día son la excepción más que la regla.

Ciertamente “es el momento adecuado,” ciertamente “la hora favorable ha llegado” para solucionar la agonía y los problemas de la Iglesia y del mundo. Sin embargo, la solución es la que Nuestra Madre del Cielo ha pedido por largo tiempo y que depende únicamente del Santo Padre. ¡De hecho, puesto que Nuestro Señor ha dejado en manos de Su Madre la solución, Ella dijo que ninguna otra solución funcionará, de tal manera que Nuestro Señor no podría permitir que cualquier otra solución funcionare, ¡sin convertir a Su Madre en una mentirosa! ¡Inconcebible!

La solución ha sido conocida desde hace mucho tiempo, pues ¿como hubiera sido posible que el Cielo haya abandonado el mundo a tal zozobra como la de los últimos 100 años sin ofrecer un remedio tal como ofreció el profeta Eliseo para sanar la lepra del General Sirio Naaman? Desde un punto de vista humano, bañarse en el Río Jordán parecía ridículo, pero nadie podía decir que no era posible. Solamente requería algo de fe y de humildad. El General pagano reunió a la vez bastante fe y confianza en el hombre de Dios para hacer lo que el Cielo había pedido y, por supuesto, fue sanado instantáneamente.

¡Pueda solamente el Santo Padre reunir a la vez suficiente fe y confianza en la promesa de la Madre Celestial! ¡Que él solamente aproveche este “buen momento” antes de que toda la economía global se colapse en ruinas y antes de que unos locos logren lanzar la Tercera Guerra Mundial en Medio Oriente! Que él, le suplicamos, le imploramos, salve la Iglesia y el mundo haciendo simplemente lo que la Madre Celestial ha pedido. No es algo imposible. Ella vencería todos los obstáculos puestos en su camino. Haciendo lo que Ella pide, él y sólo él puede ahora salvarnos de sufrimientos inimaginables – e innecesarios.

Y si él deseara el apoyo – sea en oración o en acción – con el cual la humilde Fraternidad San Pío X podría ayudarle a consagrar Rusia al Corazón Inmaculado de María en unión con todos los obispos del mundo que la Reina del Cielo reclutaría, él sabe que él puede contar en primer lugar con el apoyo de Monseñor Fellay y de los tres otros obispos de la Fraternidad San Pío X, de los cuales el menor entre ellos es

Vuestro humilde servidor en Cristo, +Richard Williamson