Jesucristo

Mundo de Ensueño Peligroso

Mundo de Ensueño Peligroso on enero 15, 2011

Alguien acaba de hacerme llegar algunas citas del Padre Denis Fahey (1883–1954), las cuales prueban que antes del Vaticano II no todo Católico estaba adormecido ¿Podríamos entonces decir que muchos Católicos lo estaban? No puede haber duda de ello. Es más, muchos hoy en día aún lo están, incluyendo unos cuantos de los así llamados Católicos Tradicionalistas, porque las mismas causas producen los mismos efectos, y las causas que ocasionaron la ceguera de los Católicos a la mitad del siglo XX son más fuertes que nunca en estos primeros años del siglo XXI.

Aquí el fragmento breve del “Reinado de Cristo y Naturalismo Organizado” (1943) del Padre Fahey. (Las oraciones están enumeradas con el objetivo de comentarlas posteriormente):— 1/ “Los Católicos están sucumbiendo a las maquinaciones de los enemigos de Nuestro Señor porque no están siendo entrenados para el verdadero combate de este mundo. 2/ Dejan la escuela sin el conocimiento adecuado de la oposición organizada que de seguro encontrarán, y únicamente con nociones confusas de los puntos del orden social que deben de defender . . . 3/ y aquellos Católicos que realmente luchan por un verdadero orden Cristiano tienen la certeza de encontrar Católicos en el campo opuesto.”

1/ Debido a que la mayoría de la gente en el mundo hoy en día ya no creen que la verdadera buena vida se llevará en el Cielo con Dios, gracias a la salvación a través de la Fe en Nuestro Señor Jesucristo y en su Iglesia, entonces confían en que los hombres les proveerán la buena vida en esta tierra, y la política se torna efectivamente en su religión, y sus gobiernos toman el lugar de la Providencia Divina. Se vuelve entonces más y más difícil para la gente el creerque sus gobiernos y su estilo de vida están virtualmente controlados por los enemigos muy reales de Nuestro Señor – por ejemplo, ¿cómo podrían nuestros gobiernos estar mintiéndonos acerca del atentado del 9/11? Sin embargo esa confianza en los gobiernos modernos traiciona una falta deplorable de conocimiento de la realidad, y no obstante cuan generalizado pueda estar, si los Católicos se permiten a sí mismos compartirla (sin convertirse en revolucionarios), inevitablemente “no estarán entrenados para el verdadero combate” de la Fe en este mundo. Además, al creer en el mundo de ensueño de aquí abajo, tendrán una seria dificultad para llegar al Cielo real del Dios real allí arriba de nosotros.

2/ Puede ser difícil el enseñar a los estudiantes y a los seminaristas que Nuestro Señor tiene enemigos acérrimos, porque su oposición organizada se encuentra talentosamente disfrazada. Pero los jovencitos pueden estar ciertos “de encontrar” esa oposición, yasí es que a menos de que el disfraz sea arrancado por los maestros que los preparan para la vida o para el sacerdocio, los jóvenes Católicos entrarán al combate con anteojeras o con una mano atada atrás de sus espaldas. Y ya que el liberalismo individualista se promueve ampliamente por los enemigos de Nuestro Señor para disolver lo que aún queda del orden Cristiano, entonces los jóvenes necesitan en particular aprender muy bien lo que la Madre iglesia enseña acerca de “los puntos de orden social que deben de defender” y acerca de la naturaleza social del hombre.

3/ Desgraciadamente, como decía Pío IX, gran Papa del siglo XIX, aún los acérrimos enemigos de Nuestro Señor fuera de la Iglesia deben temerse menos que los Católicos liberales dentro de la misma. Los últimos ridiculizarían la idea de que cualquiera pudiera estar “maquinando” en contra de Nuestro Señor. Después de todo, “¿Acaso no todos son buenos?” (dicho con un ceceo afeminado), ¡No, no lo son!

Padre Fahey, ¡ruegue por nosotros!

Kyrie eleison.

Asisi-ismo – ¡No!

Asisi-ismo – ¡No! on enero 8, 2011

Algunas personas aún temen que la Fraternidad de San Pío X del Arzobispo Lefebvre esté en camino a un mal acuerdo con la Roma de Benedicto XVI, pero a través del Asisi-ismo del Papa entre otras cosas, uno puede decir que el mismo Benedicto XI está haciendo su mejor esfuerzo para prevenir tal ocurrencia.

Hace seis días argumentó en teoría que las “grandes religiones” del mundo pueden constituir “un factor importante de la paz y la unidad de la humanidad.”

Hace cinco anunció en práctica que en Octubre de este año irá como “peregrino” a Asís para conmemorar el 25 aniversario del Encuentro de Oración de las Religiones del Mundo, llevado a cabo en ese lugar por el Papa Juan Pablo II en 1986. Pero la teoría de todas “las grandes religiones del mundo” contribuyendo a la paz mundial fue rechazada por completo por el Arzobispo Lefebvre, y condenó la práctica del Encuentro de Oración de 1986 en Asís como una violación flagrante del Primer Mandamiento que, viniendo del Vicario de Cristo, constituía un escándalo sin precedentes en toda la historia de la Iglesia. Únicamente el temor de que un exceso de repetición pudiese ser contraproducente lo habría posiblemente detenido de castigar esta última locura del Asisi-ismo.

Sin embargo, el Arzobispo reconoció que en aquel momento muy pocos Católicos comprendieron la enormidad del escándalo. Esto se debe a que el mundo moderno en su totalidad marginaliza a Dios, deja entre paréntesis la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, hace a la religión una cuestión de libre elección y convierte la Tradición Católica en una simple cuestión de sensibilidad o sentimentalismo. Aún infectando a los Papas, esta manera de pensar se ha vuelto tan normal alrededor de nosotros que todos estamos amenazados en nuestra fe. Volvamos a algunos fundamentos:

Todo ser requiere una Primera Causa. Esa Causa, para ser la Primera, debe ser el Ser mismo, y debe ser un Ser completamente perfecto, porque cualquier dios secundario, para diferenciarse del Primero, tendría que tener alguna perfección que le faltaría al Primero. Así es que el verdadero Dios puede solamente ser uno. Este único Dios verdadero tomó naturaleza humana una vez y solamente una vez, en la divina persona de Nuestro Señor Jesucristo, quien probó su divinidad por una cantidad y calidad de milagros que no se han visto en la vida de ningún otro hombre jamás, pero que han acompañado a su Iglesia desde entonces: La Iglesia Católica Romana. La pertenencia a esa Iglesia es por la Fe, y está abierta a todos los hombres. Si creen, ese es el inicio indispensable de su eterna salvación. Si se rehúsan a creer, van camino a la eterna condenación (Marcos XVI, 16).

Por lo tanto si por sus eventos pasados y futuros en Asís, los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI han fomentado a las almas a pensar que el Catolicismo no es la primera y única manera para alcanzar una eternidad feliz, sino solamente una entre muchas otras (aún cuando sea la mejor) que promueven la “paz y unidad” de la humanidad en esta vida, se deduce que ambos Papas han hecho posible la atroz condenación de un sinfín de almas en la vida venidera. En lugar de tener parte alguna en dicha traición (por lo menos objetiva), el Arzobispo Lefebvre prefirió ser despreciado, rechazado, menospreciado, marginalizado, silenciado, “excomulgado,” etc.

Hay un precio que se debe pagar por adherirse a la Verdad. ¿Cuántos Católicos están listos para pagarlo?

Kyrie eleison.

Admirable Consejero

Admirable Consejero on diciembre 25, 2010

El día de Navidad es un momento propicio para recordar el por qué podemos y debemos regocijarnos por la venida de Nuestro Señor Jesucristo. Él, y sólo Él, puede solucionar todos los problemas verdaderos de los hombres, que existen desde el mismísimo inicio de la humanidad y que hoy en día son más graves que nunca antes.

Esto es debido a que todos los verdaderos problemas de los hombres involucran al pecado. Cualquier desorden meramente material únicamente se torna grave si de alguna manera es espiritual, por ejemplo si una enfermedad física hace a un hombre maldecir o bendecir. Y cualquier cosa espiritual que suceda dentro de mí se torna en un desorden únicamente si de alguna manera es un pecado. Por ejemplo Job lamentaba amargamente sus aflicciones físicas, pero su lamento no era pecaminoso. En cuanto al pecado, es un desorden u ofensa principalmente en contra de Dios, en segundo lugar en contra de sí mismo y únicamente en tercer lugar en contra del prójimo.

Por lo tanto todos los verdaderos problemas de los hombres que no son únicamente problemas materiales, son problemas de los hombres por haber ofendido a Dios. Tenemos un terrible ejemplo en una mujer que ha cometido un aborto. Superficialmente su problema está resuelto. El bebé ya no estará en su camino y su vida vuelve “a la normalidad.” Pero muy dentro de ella, o endurece su corazón (y se une a un mundo que se acerca cada vez más a odiar y suprimir la Navidad), o sabe y admite para sí misma que ha hecho algo sumamente malo. De un modo o del otro, algo en su interior está más o menos desencajado y torcido por el resto de sus días, y muchas mujeres como esta, aún siendo Católicas y al saber por su Fe que Dios las ha perdonado a través de la Absolución sacramental, aún pueden sentirse atormentadas. Ese es el tamaño de la herida que el pecado ha infligido en sus almas. Sin embargo no es el aborto el peor de los pecados. Pecar directamente en contra de Dios es mucho más grave.

¿Pensamientos sombríos para el Día de Navidad? Sí y no. El problema del pecado es sombrío, pero el gozo de saber que este tiene una solución real es igualmente fabuloso. Si la pobre muchacha va a confesarse, casi cualquier sacerdote Católico hará todo lo posible por persuadirla de que si en realidad está arrepentida de su pecado (con un dolor de Pedro y no de Judas Iscariote), entonces a través de la absolución que él le administra, ella no puede dudar que Dios la ha perdonado. Cuantos penitentes salen entonces del confesonario con una sensación de alivio y gozo que de ninguna otra manera pueden obtener, porque la ofensa a Dios estaba en el corazón de su tormento y saben que Dios los ha perdonado.

Y ¿en dónde tomó este gozo su inicio? En la certidumbre de que Dios tomó naturaleza humana de una doncella Judía, vivió en la tierra y nos dio, entre otros tantos sacramentos, el de la Penitencia, obteniendo su fuerza de los méritos de su Pasión y Muerte, que Él soportó únicamente con la ayuda de esa misma virgen y madre. Pero ¿cómo podría haber muerto a menos de que hubiese nacido? Todo comenzó con su nacimiento humano de la Santísima Virgen María – Navidad.

Así es como la solución de todos los problemas más terribles del mundo de mi prójimo y míos propios está disponible. No es de asombrarnos que los Católicos estén tan alegres. Con razón existe un gozo especial disponible aún para los incrédulos en la época Navideña – siempre y cuando no hayan endurecido sus corazones.

Kyrie eleison.

Arte de Seis Peniques

Arte de Seis Peniques on diciembre 4, 2010

El pintor Francés Paul Gauguin (1848–1903) repudia a la sociedad moderna por el bien del arte, sin embargo el arte que él mismo prefirió por encima de su esposa y de sus cinco niños parece no haberle traído paz (EC 175). El novelista Inglés Somerset Maugham (1874–1965) escribe una versión de la vida de Gauguin algunos años después que parece confirmar el repudio y la falta de paz (EC 176). Pero ¿por qué el artista moderno se encuentra en conflicto con la sociedad que el mismo refleja y quelo respalda? Y ¿por qué el arte moderno que el produce normalmente es tan feo? Y finalmente ¿Por qué la gente persiste en respaldar el arte feo?

El artista como rebelde retorna a los Románticos. El Romanticismo floreció junto con la Revolución Francesa, que no hizo más que estallar en 1789, porque sigue derribando trono y altar desde entonces. Los artistas modernos, reflejando la sociedad en donde viven – inevitable para los artistaspoco a poco repudian siempre más a Dios. Ahora si Dios no existe, entonces ¿no debieron los artistas haber florecido serenamente en su recién fundada libertad lejos de esa ilusión de Dios que ha dominado las mentes de los hombres desde tiempos inmemorables? ¿Pero que vemos? ¿Es el arte moderno sereno? ¿No inclina, por el contrario, al suicidio?

Por otra parte, si Dios existe y si el talento del artista es una regalo de Dios para ser usado para su gloria, como proclamaban incontables artistas en el pasado, entonces el artista sin Dios estará en lucha con su propio regalo, y su regalo estará en guerra con su sociedad, y la sociedad en guerra con su regalo. ¿No es esto lo que observamos a nuestro alrededor, por ejemplo el gran desprecio de los materialistas modernos por todas las artes, bajo la apariencia fingida de respeto?

Si Dios existe, de cualquier forma las preguntas presentadas anteriormente son fácilmente contestadas. Primeramente, el artista está en desacuerdo con la sociedad moderna porque el aliento de Dios dentro de sí mismo, que es su talento, sabe que su sociedad es despreciable entre más irreligiosa sea esta. El hecho de que la sociedad lo apoye aún, sin importar su desprecio, la hace simplemente más despreciable. Como comentó alguna vez Wagner cuando su crecida orquesta se traducía en tener que eliminar una fila de asientos en el teatro, “¿Menos oyentes? ¡Tanto mejor!” En segundo lugar, ¿cómo puede un regalo de Dios que se torna en contra de Él producir algo armonioso o bello? Para que cualquier persona pueda considerar el arte moderno como bello, esta debe de voltear el significado mismo de las palabras: “Bello es feo y feo es bello” (Macbeth) – sin embargo, ¿cuándo tan siquiera un artista moderno ha confundido la fealdad por la belleza en una mujer? Y en tercer lugar, la gente moderna persistirá en revertir el significado de las palabras porque le está haciendo la guerra a Dios y no tiene ninguna intención de dejar de hacerla. “Mejor el turbante turco que la tiara del papa,” decían los Griegos justo antes de la caída catastrófica de Constantinopla de 1453. “Mejor Comunismo que Catolicismo,” dijeron Senadores Americanos después de la Segunda Guerra Mundial, y se les concedió su deseo.

En resumen, Wagner, Gauguin y Maugham así como miles de artistas modernos de todo tipo tienen razón en despreciar nuestra Cristiandad de seis peniques, pero la respuesta no está en hacerle más la guerra a Dios con el arte moderno. La respuesta está en dejar de hacerle la guerra a Dios para darle nuevamente la gloria que se le debe, y colocar a Cristo de regreso en la Cristiandad. ¿Cuánta más fealdad se necesitará para que los hombres vuelvan a la tiara y escojan una vez más al Catolicismo? ¿Les bastara con la Tercera Guerra Mundial? Uno puede dudarlo . . .

Kyrie eleison.

¡Esfuércese Más!

¡Esfuércese Más! on noviembre 13, 2010

Un amigo mío que no es Católico y que conozco ya hace más de 50 años me comento recientemente, “¡Como lo envidio, su certeza!” Por ese comentario creo que lo que él quería decirme es que quisiera poder creer lo que los Católicos creen, pero siente que no puede. Me vi tentado a contestarle “¡Se esfuércese más!” pero por las circunstancias opté por quedarme callado.

Sin embargo, mientras que el creer es un acto de la mente y no de la voluntad, para que la mente humana llegue a creer las verdades sobrenaturales de la Fe las cuales están intrínsecamente por arriba de su alcance natural, la mente si necesita ser impulsada por la voluntad. Por lo tanto mientras creer en lo sobrenatural no es un acto de la voluntad, no es posible sin un acto de la voluntad. “Nadie cree en contra de su voluntad,” dice San Agustín. Por eso es que “Esfuércese más” con la voluntad, como consejo para alguien cuya mente no cree, no es tan irracional como pudiera parecer. Tampoco, si las creencias hacia las que la voluntad está apuntando son objetivamente verdaderas, tendremos como resultado de ese consejo el tomar los deseos para la realidad.

Primeramente sin embargo, si un hombre verdaderamente envidia la certidumbre de los creyentes Católicos, debería aplicar su mente a estudiar qué tan razonables son las creencias Católicas. Estas pueden estar por encima de la razón humana, pero no en contra de ella. ¿Cómo podrían estarlo? ¿Cómo podría Dios ser tanto el creador de nuestra razón humana y luego abusar de esta, imponiéndole creencias que le desacatan? Se estaría contradiciendo a sí mismo. Santo Tomás de Aquino en su “Summa Theologiae” muestra constantemente como la fe y la razón son muy distintas, pero están en perfecta armonía la una con la otra.

Entonces lo que la razón humana puede hacer, y lo que mi amigo debería hacer, es construir una rampa natural hacia la Fe sobrenatural, estudiando por ejemplo los argumentos perfectamente razonables que prueban la existencia de Dios, la divinidad del hombre Jesucristo y la divina institución de su Iglesia Católica Romana. Estos argumentos caben perfectamente dentro del alcance de la razón natural, siempre y cuando la voluntad no luche contra de estos, porque la mente aplicada indebidamente nunca reconocerá la verdad enfrente de ella. La voluntad debe de desear la realidad, de otra manera la mente nunca encontrará la verdad. La verdad para nosotros los hombres yace en la conformidad de nuestras mentes con la realidad.

Una vez que el hombre haya hecho todo lo que puede con recta razón y justa voluntad para captar la sensatez de la Fe, aún no tiene la fe sobrenatural que sigue siendo un regalo de Dios. Sin embargo, ¿cómo puede Dios exigir que creamos (bajo la pena de condenación eterna – Marcos.XVI, 16) y aún negarse a darle el regalo de la fe a un alma que ha hecho todo lo que puede con sus poderes naturales – cuidado, a Dios no se le engaña – para prepararse para ese regalo, especialmente si, como es razonable, después de hacer lo que puede hacer, humildemente le solicita a Dios este regalo a través de la oración? Dios se resiste a los orgullosos pero les otorga sus regalos a los humildes (Santiago IV, 6), y deja que le encuentren aquellos que lo buscan con un corazón recto (Deut.IV, 29; Jer.XXIX, 13; Lam.III, 25, y muchas otras citas del Antiguo Testamento).

Querido amigo, lea y ruegue. Es muy probable que la certidumbre sea suya si se esfuerza.

Kyrie eleison.

Cueva Bendita

Cueva Bendita on octubre 16, 2010

¡Cuán absurdo es el separar la gracia de la naturaleza! ¡Las dos están hechas una para la otra! ¡Mucho más absurdo es el concebir a la gracia como si esta le hiciera la guerra a la naturaleza! Le hace la guerra al abatimiento de nuestra naturaleza caída, pero no a la naturaleza misma que proviene de Dios, que subyace en ese abatimiento. Por el contrario, la gracia existe para sanar esa naturaleza subyacente a su abatimiento y caídas, para elevarla a alturas divinas para tomar parte de la naturaleza misma de Dios (II Pedro I, 4)

Ahora, la naturaleza sin la gracia puede conducir a la Revolución, pero la naturaleza desdeñosa de la gracia dirige a una falsa “espiritualidad,” por ejemplo al Jansenismo, que también conduce a la Revolución. La gravedad de este error Protestante, el cual sitúa a la gracia en contra de la naturaleza en lugar de en contra del pecado, se me vino a la mente después de un paseo de siete días a Italia en el cual tuve la oportunidad de visitar cuatro sitios montañosos a los cuales cuatro grandes Santos medievales, todos en el Breviario y el Misal, huyeron para estar cerca de Dios – en la naturaleza. Ellos fueron, en orden cronológico, San Benedicto (fiesta el22 de Marzo, Subiaco), San Romualdo (7 de Febrero, Camaldolo), San Juan Gualberto (12 de Julio, Vallombrosa) y San Francisco de Asís (4 de Octubre, la Verna).

De Camaldoli y Vallombrosa, en las alturas de las montañas alrededor de Florencia, dos Órdenes monásticas recibieron su nombre y origen en el siglo XI. En la Verna, en las alturas de los Apeninos Toscanos, San Francisco recibió los estigmas en 1224. Las tres ubicaciones tienen hoy en día un relativamente fácil acceso en autobús o en auto, pero aún están rodeadas por bosque salvaje y están lo suficientemente sobre el nivel del mar que seguramente son tremendamente fríos durante el invierno. Ahí es donde estos Santos huyeron para estar en comunión con Dios, lejos del confort de las ciudades con sus “masas locas,” bastante locas aún en las pequeñas ciudades de esos días.

Tal vez el sitio que más me impacto fue Subiaco, a una hora de viaje en auto al este de Roma, en donde San Benedicto, siendo un joven, paso tres años en una cueva ubicada en un lado de la montaña. Nacido en el 580 A.C., siendo estudiante dejó la corrupción de Roma y huyó a las montañas a la edad de 20 años, algunos dicen que ¡a los 14! – si así fue, ¡vaya adolescente! A partir de los años 1200 A.C., un monasterio a gran escala comenzó a anidarse a unlado de la montaña, alrededor del sitio que este joven convirtió en sagrado. Aún al día de hoy uno puede adivinar lo que encontró ahí en su búsqueda de Dios: nubes y cielo arriba, el torrente susurrando en el valle mucho más bajo, nada más que bosque salvaje en la parte opuesta de la montaña al frente, y por compañía a nadie sino a las aves revoloteando de aquí para allá en el empinado precipicio . . . solo con la Naturaleza . . . la Naturaleza de Dios . . ., ¡sólo con Dios!

Tres años, solo con Dios . . . esos tres años le permitieron a un joven Católico apoderarse de su alma, con Cristo, en la Naturaleza, de tal manera que su famosa Regla Benedictina hizo que el colapsado imperio Romano mutara a una Cristiandad floreciente, hoy en día colapsándose como “civilización Occidental.” ¿En dónde están los jóvenes Católicos de hoy en día que apoderándose nuevamente de sus propias almas, con poseer de nuevo, con Cristo, su naturaleza,salvarán la Cristiandad?

Madre de Dios, ¡inspira a nuestros jóvenes!

Kyrie eleison.