conciliarismo

Profundo Problema

Profundo Problema on noviembre 17, 2012

Muchos católicos no conciben la completa profundidad del problema ocasionado por la Revolución Conciliar del Vaticano II (1962–1965) en la Iglesia católica. Si conocieran más sobre la historia de la Iglesia estarían menos tentados sea por el liberalismo para pensar que el Concilio no fue tan malo después de todo, sea por el “sedevacantismo” para pensar que las autoridades de la Iglesia ya no son sus autoridades. Nuestro Señor, ¿cuestionó la autoridad religiosa de Caifás o la autoridad civil de Poncio Pilato?

El problema es profundo porque sus raíces están enterradas bajo siglos y siglos de historia de la Iglesia. Cuando en los albores del 1400 San Vicente Ferrer (1357–1419) predicaba en toda Europa que el fin del mundo estaba próximo, hoy en día sabemos que estaba fuera de tono por más de 600 años. Sin embargo, Dios confirmó su predicación otorgándole la realización de miles de milagros y de miles sobre de miles de conversiones. ¿Estaba Dios confirmando la mentira? ¡Ni pensarlo! La verdad es que el Santo estaba correctamente discerniendo, implícito en la decadencia del final de la Edad Media, la explícita y casi total corrupción de nuestros propios tiempos como ensayo general de la corrupción total al fin del mundo.

Simplemente ha llevado su tiempo, el tiempo propio de Dios, varios siglos, para que esa corrupción implícita devenga explícita, porque Dios ha elegido, a intervalos regulares, suscitar Santos para detener el desliz en el tobogán, especialmente la cosecha de Santos famosos que lideraron la Contra-Reforma en el siglo 16. Sin embargo, El no quitaría el libre albedrío a los hombres, de manera que si ellos elegían no permanecer a la altura de la Edad Media, El no los forzaría a hacerlo. En su lugar, El permitiría a su Iglesia, al menos en cierta medida, adaptarse a los tiempos, porque Ella existe para salvar almas presentes y no glorias pasadas.

Dos ejemplos pueden ser la teología Molinista que Lutero y Calvino hicieron casi necesaria para garantizar la protección del libre albedrío, y el Concordato de 1801 que el Estado Revolucionario hizo necesario para permitir que la Iglesia en Francia funcionara, siquiera un poco, en público. Ahora bien, ambos el Molinismo y el Concordato eran compromisos con el mundo de sus tiempos, pero ambos permitieron que muchas almas se salvaran. Al mismo tiempo la Iglesia no permitió el socavado de los principios que permanecieron sagrados, de Dios como Acto Puro y de Cristo como Rey de la Sociedad, respectivamente. Sin embargo, ambos compromisos dieron lugar a una cierta humanización de la Iglesia divina y ambos contribuyeron a una secularización gradual del Cristianismo. Los compromisos sí tienen consecuencias.

Así, si un lento proceso de humanización y secularización fuera a ir muy lejos en ese mundo del cual él sólo hombres y mujeres son llamados por Dios para servir en su Iglesia, ellos casi no podrían ingresar a Su servicio sin una fuerte dosis de liberalismo radio-activo en sus huesos, requiriendo así un antídoto vigoroso en su formación religiosa. Naturalmente, ellos compartirían la convicción instintiva de casi todos sus contemporáneos de que los principios revolucionarios e ideales del mundo del cual provinieron, eran normales, mientras que su formación religiosa opuesta a ese mundo podía parecer piadosa pero en el fondo anormal. Tales religiosos y religiosas acabarían por ser un desastre a la espera de suceder.

Ese desastre golpeó a mediados del siglo 20. La gran mayoría de los 2000 obispos Católicos del mundo, se regocijó en lugar de sublevarse cuando Juan XXIII dejó en claro que estaba abandonando la Iglesia anti-moderna. Así es que nadie que quiera salvar su alma debe seguirlos a ellos o a sus sucesores, pero, por otro lado, estos últimos están tan convencidos que son normales en relación a los tiempos modernos que ellos no son tan culpables por destruir la Iglesia de Dios como lo hubieran sido en tiempos previos. Benditas sean las almas católicas que pueden aborrecer los errores de ellos sin dejar de honrar sus cargos.

Kyrie eleison.

Marcellus Initiative

Marcellus Initiative on noviembre 10, 2012

Después de la presentación de los detalles de la “Marcellus Initiative” la semana pasada, establecida para facilitar las donaciones a la causa de un obispo “expulsado,” algunos lectores preguntaron, no sin razón, cuales serían los fines de la “Iniciativa.” Para empezar, cubrirá sus gastos personales de mudanza fuera de Wimbledon, tal vez fuera de Londres, y después para vivir en otra parte. Más allá de esos gastos, la palabra “Iniciativa” fue elegida deliberadamente para dejar opciones abiertas. Sin embargo, es importante que nadie piense que sus donaciones servirán a corto plazo para crear un sustituto de la Fraternidad San Pío X o de un seminario. En los dos casos existen buenas razones para no apresurarse.

En cuanto a una alternativa a la FSPX, debemos aprender las lecciones que se desprenden de su grave crisis actual. La Iglesia católica funciona con la autoridad, desde el Papa hacia abajo, pero nuestro mundo Revolucionario de hoy ha destruido a tal punto el sentido natural de la autoridad, que pocos saben comandar y la mayoría de los hombres obedecen sea poco sea demasiado. Hemos perdido, por así decir, el sentido común campesino que permitía a la autoridad católica funcionar normalmente. Así, al igual que solo Dios pudo restablecer la autoridad de Moisés gracias a un sensacional castigo a los rebeldes (cf. Números XVI), así, en nuestro día, parece cierto que solo Dios podrá restaurar la autoridad del Papa. ¿Será por una “lluvia de fuego,” tal como lo advirtió Nuestra Señora de Akita en Japón en 1973? Sea como sea una intervención divina, la posibilidad inmediata y práctica que queda, son los oasis de Fe, y yo tengo la intención de hacer lo que puedo para atenderlos.

Para la re-apertura de un seminario católico clásico, se aplican argumentos semejantes. No se pueden construir castillos sobre la arena, dice Nuestro Señor (Mt.VII, 26). Y a mi me parece que se está volviendo cada vez más y más difícil formar sacerdotes católicos a partir de los jóvenes modernos. Las cualidades sobrenaturales de fe, buena voluntad y piedad, pueden hacer mucho, pero la Gracia construye sobre lo natural, y los cimientos naturales, tales como un hogar sólido y una educación verdaderamente humana, son cada día más escasos. Por supuesto quedan todavía buenas familias donde los padres han entendido lo que su Religión exige de ellos para poner a sus niños en el camino del Cielo, y donde ellos están haciendo un esfuerzo heroico en este sentido. Pero nuestro mundo perverso se dedica con todas sus fuerzas a destruir cualquier sentido común y decencia natural, sea de género, familia, patria. Aún lo mejor intencionados, los hijos del ambiente social actual permanecen en general más o menos severamente inhabilitados para percibir o seguir un llamado de Dios.

¿Significa eso que Dios ha abandonado su Iglesia o que El tiene la intención de dejarnos sin sacerdotes para mañana? Claro que no. Pero significa sí, que ninguna organización Católica organizada mañana para salvar almas, puede permitirse de no ver como la Iglesia Conciliar y el mundo moderno están ahogando las almas. Significa sí, que los sacerdotes no pueden ya ser formados de ahora en adelante para tener un perfecto conocimiento de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, mientras no tengan idea de cómo aplicarla a la vida real de hoy.

A rajatabla las Congregaciones y seminarios de mañana tienen que conservar su asidero a la realidad y no perderse en sueños de cuan “normal” son o deberían ser. ¿Será posible? Con la ayuda de Dios, sí. Pero Dios es Dios, y para la salvación de las almas mañana, puede ser que El ya no recurra más a las Congregaciones o seminarios clásicos de ayer. En cuanto a mi, trataré de seguir Su Providencia en la ordenación de los sacerdotes – o en la consagración de obispos. Se haga la voluntad de Dios.

Kyrie eleison.

Decision Crucial

Decision Crucial on octubre 27, 2012

Así la exclusión de la Fraternidad San Pío X de uno de sus cuatro obispos consagrados para su servicio por el Arzobispo Lefebvre en 1988, es ahora oficial. Es una decisión crucial por parte de los líderes de la FSPX, no por ninguna razón personal, sino por la remoción de lo que mucha gente consideró ser el más grande obstáculo dentro de la FSPX para cualquier reconciliación entre la Tradición Católica y la Roma Conciliar. Ahora que él no está, la FSPX puede bastante más fácilmente continuar su deslizadero hacia el liberalismo cómodo.

Si el problema fuera simplemente la persona de este obispo, podría no haber serias consecuencias. Él tiene 72 años con no muchos años activos por delante de su vida. Con toda seguridad, él podría ser ignorado o más desacreditado aún, si fuera necesario, y dejado para desvariar y regañar en su solitaria jubilación. Pero si en verdad su exclusión significa el repudio de esa oposición a Roma que él representaba, entonces la FSPX tiene problemas serios, y muy lejos de resolver sus tensiones interiores por haber hecho un ejemplo de él, ahora está expuesta a ser despedazada por la disensión silenciosa o la contradicción abierta.

Esto es así porque el Arzobispo Lefebvre fundó la FSPX para resistir a la destrucción de la Iglesia católica: de su Fe por el Concilio con sus 16 documentos, y de la práctica de esa Fe sobre todo por la Nueva Misa. La resistencia al Concilio fue insertada por el Arzobispo en la naturaleza misma de la Fraternidad. Ahora bien, deshacer la naturaleza de una cosa es deshacer la cosa. Se deduciría que con esta exclusión, la FSPX del Arzobispo Lefebvre está bien encaminada a ser deshecha, y será reemplazada por algo bien diferente. En realidad, se ha podido observar esta transformación desde hace muchos años. La exclusión es simplemente un golpe final.

Pero no pensemos que el Arzobispo estuviera principalmente, o solamente, contra el Concilio. Principalmente él era católico, un obispo católico, un verdadero pastor de almas, como está claro en sus escritos anteriores al Concilio. Pero una vez que ese abominable desastre para la Iglesia tuvo lugar, él pronto vio que la tarea más urgente en defensa de la Fe era resistir a la Revolución del Vaticano II que estaba tomando el control de millones y millones de corazones y de mentes católicos. De allí su fundación en 1970 de la FSPX que usaría exclusivamente el rito Tridentino de la Misa. De allí su famosa Declaración de Noviembre, 1974, que fue como la carta constitucional de los principios católicos inspiradores de la resistencia de la FSPX. Solamente la conversión y reversión de las autoridades de la Iglesia a la verdadera Fe pueden justificar el abandono de esos principios. Y tal conversión o reversión, ¿han ocurrido? De ninguna manera. Al contrario.

¿Y el futuro? Para llenar el vacío dejado al abandonar los propósitos del Arzobispo, la cúpula de la FSPX probablemente ahora se precipita en los brazos de Roma, especialmente si la conciencia de Benedicto XVI lo está empujando a finalizar el “cisma” antes de su muerte. La exclusión del obispo puede o no haber sido una pre-condición establecida por Roma para un acuerdo Roma-FSPX, pero de cualquier manera favorece ese acuerdo. Los sacerdotes de la FSPX que ven claro pueden por el momento agazaparse y esperar la tempestad que se recogerá después del viento sembrado. Los fieles de la FSPX pueden asistir a las Misas de la FSPX por ahora, pero deben estar atentos al momento cuando la transformación arriba mencionada comience a amenazar su Fe. En cuanto al obispo excluido, cualquier donación a él o a su causa tendrá que esperar. Hay que organizar el método correcto para recibir los dones. Lo cierto es que este obispo no piensa en la jubilación.

¡Cuélguense fuerte todos! El paseo se anuncia confuso como el Infierno. ¡Dirijámoslo al Cielo!

Kyrie eleison.

Declaracion Reversible

Declaracion Reversible on septiembre 22, 2012

No todo sobre el Capítulo General de la Fraternidad San Pío X de Julio en Suiza puede haber sido desastroso, pero de sus dos frutos oficiales, las “Seis Condiciones” fueron “de una debilidad alarmante” (cf.EC 268, 1 de Sept.), y su “Declaración” final deja mucho que desear. He aquí un resumen brevísimo de sus diez párrafos:—

1 Agradecemos a Dios por los 42 años de la existencia de nuestra Fraternidad. 2 Hemos redescubierto nuestra unidad después de la reciente crisis (¿realmente?), 3 para profesar nuestra fe 4 en la Iglesia, en el Papa, en Cristo Rey. 5 Nos adherimos al Magisterio constante de la Iglesia, 6 y también a su Tradición constante. 7 Nos unimos a todos los católicos que sufren ahora persecución. 8 Rezamos para que nos ayuden la Santísima Virgen María, 9 San Miguel 10 y San Pío X.

Esta es una Declaración a la cual no le falta la piedad, la cual dice San Pablo, es útil para todo propósito (I Tim.IV,8). Sin embargo, a sus dos discípulos, Timoteo y Tito, les insiste constantemente sobre la necesidad de la doctrina que es sin embargo el fundamento de la verdadera piedad. Desgraciadamente, la Declaración es bastante menos fuerte en cuanto a la doctrina. En lugar de anatematizar los errores doctrinales del Concilio que arruinan la Iglesia desde hace 50 años, la Declaración tiene en sus párrafos mas doctrinales, 5 y 6, sólo una débil condenación de estos errores, al mismo tiempo que rinde un tributo a los constantes Magisterio (5) y Tradición (6) de la Iglesia, tributo correcto, pero que constituye un argumento demasiado fácil de revertir por cualquier Conciliarista. Veamos como:—

El párrafo 5 califica las novedades del Concilio Vaticano II como estando “manchadas con errores,” mientras que el Magisterio constante de la Iglesia es “ininterrumpido”: “Por su acto de enseñar el Magisterio transmite el depósito revelado en armonía perfecta con todo lo que la Iglesia entera ha siempre creido, en todos lugares.” Lo que por supuesto implica que Roma tendría que llevar al Vaticano II a la lavandería para quitarle las manchas. Pero veamos lo que un Romano puede replicar: “¡La expresión por parte del Capítulo de la continuidad del Magisterio es completamente admirable! ¡Pero nosotros Romanos somos este Magisterio, y nosotros declaramos que el Vaticano II está en continuidad con el pasado, y no está manchado!”

Lo mismo con el párrafo 6. La Declaración establece, “La Tradición constante de la Iglesia transmite y transmitirá hasta el fin de los tiempos el conjunto de las enseñanzas necesarias para guardar la Fe y salvar el alma de uno,” y se sugiere que las autoridades de la Iglesia tienen que volver a la Tradición. El Romano puede en seguida contestar: “¡La descripción por parte del Capítulo de cómo la Tradición mantiene la Fe es del todo admirable! Pero nosotros Romanos somos los guardianes de esta Tradición, y nosotros decimos que, en virtud de la hermenéutica de la continuidad, Vaticano II no interrumpe la Tradición sino que la continúa. De tal manera que el Capítulo se equivoca totalmente al sugerir que necesitamos volver a ella.”

Esta Declaración reversible contrasta con la fuerza del ataque irreversible de Mons. Lefebvre contra los errores del Vaticano II en su famosa Declaración de Noviembre de 1974. Declara que la Roma Conciliar no es la Roma Católica porque la reforma Conciliar es “naturalista, Teilhardiana, liberal y Protestante . . .envenenada hasta la médula . . .viniendo de la herejía y llevando a la herejía,” etc., etc. Su conclusión es un rechazo categórico en tener lo mas mínimo que ver con la nueva Roma, porque ella no es en absoluto la verdadera Roma.

¡Baje del Internet las dos Declaraciones y vea cual de las dos es, sin peligro de equivocarse, la trompeta que llama a la batalla necesaria (I Cor.XIV,8)! Uno tiene que hacerse la pregunta: ¿Cuantos son los capitulantes del 2012 que han estudiado lo que dijo el Arzobispo, y porqué lo dijo?

Kyrie eleison.

¿Quienes Dividen y Se Rebelan?

¿Quienes Dividen y Se Rebelan? on septiembre 15, 2012

El Capítulo VII del Evangelio según San Juan contiene una lección especial para hoy día: ¿quiénes son los verdaderos rebeldes contra la autoridad, y quienes los que no son más que aparentes rebeldes? ¿Quién aparenta estar dividiendo al pueblo de Dios y quien está realmente dividiéndolo? Las cosas no son siempre lo que aparentan. Es necesario siempre “Juzgar no según las apariencias, sino juzgar según un justo juicio” (Jn.VII,24).

Este capítulo VII de San Juan está cercano al fin de la vida de Nuestro Señor en la tierra. Los judíos están tratando de matar a Jesús (versículo 1), pero aún así Nuestro Señor sube a Jerusalén y enseña en el Templo (14). El pueblo está ya dividido (12) y así el resultado de la enseñanza de Jesús es que algunos del pueblo (40) reconocen en El al Profeta (cf.Deut.XVIII, 15–19) mientras que otros (41–42) le rechazan tal reconocimiento porque El es de Galilea. Por consiguiente, hay división y disensión. Ahora bien, la división, como tal, merece reprobación, luego ¿de quien es la culpa? Ciertamente no de Nuestro Señor quien no hacía más que predicar la doctrina de su Padre en el Cielo (16–17). Tampoco puede culparse a esa parte del pueblo que aceptó su divina enseñanza. Claramente la culpa de la división yace en las autoridades del Templo y en aquella parte del pueblo que estaba rechazando la Verdad.

Del mismo modo en las décadas de 1970 y 1980, el Arzobispo Lefebvre dividió a los Católicos al enseñar y practicar la verdad de la Tradición Católica, pero ¿cuál será el Católico que ahora alardee de ser Tradicional, que lo culpe por esta división? Claramente la culpa por la división en la Iglesia no recae ni sobre el Arzobispo ni sobre los que lo siguieron, sino principalmente sobre aquellas autoridades de la Iglesia que estaban torciendo la verdadera religión tal como lo hacían las autoridades del Templo en los días de Nuestro Señor. Una y otra vez el Arzobispo les pidió a ellas “juzgar un justo juicio,” para que enfrentasen el problema central creado por su adulterio Conciliar con el mundo moderno. Hasta el día de hoy, las autoridades de la Iglesia rechazan tal confrontación. Una y otra vez la única respuesta de ellos ha sido: “¡Obediencia!” “¡Unidad!.” ¿No es evidente que su carencia de argumentos con respecto a las cuestiones básicas de la verdad sugiere que son ellos los verdaderos rebeldes y responsables de la división en la Iglesia?

Sin embargo la disensión como tal no es una buena cosa, y ambos, Nuestro Señor y el Arzobispo Lefebvre, sabían de antemano que a causa de sus enseñanzas resultaría la disensión. ¿Porqué entonces continuaron a pesar de ello? Porque las almas pueden ser salvadas con la disensión (cf.Lc.XII,51–53), pero no pueden ser salvadas sin la Verdad. Si las autoridades religiosas están extraviando al pueblo – y el Diablo trabaja particularmente duro sobre ellas, debido al poder que ellas tienen para llevar a muchas otras almas por el mal camino – entonces es cuando la Verdad debe ser afirmada para traer al pueblo de vuelta al camino del Cielo, aún cuando eso sea causa de disensión. Aquí se ve como la Verdad está por encima de la autoridad como de la unidad.

Y, ¿dónde está esta verdad en el año 2012? El Vaticano II fue un desastre para la Iglesia – ¿cierto o falso? Las autoridades de la Iglesia que efectuaron Asís III y la “beatificación” de Juan Pablo II están siempre aferradas al Vaticano II – ¿cierto o falso? Y, entonces, si la Fraternidad San Pío X se coloca ella misma bajo aquellas mismas autoridades, éstas usarán todo su prestigio, y el poder sobre la FSPX que la misma Fraternidad les habrá dado, para disolver su resistencia al Vaticano II – ¿cierto o falso? Luego, la FSPX corre el grave riesgo de perder progresivamente la fuerza que todavía le puede quedar para resistir a este prestigio y poder – ¿cierto o falso? ¡Como lo dicen los Romanos, “Roma puede esperar”!

Entonces, en la FSPX, hoy, si uno “juzga no según las apariencias sino según un justo juicio,” ¿quién es el verdadero responsable de la “división”? ¿Quiénes son los reales “rebeldes contra la autoridad”? ¿Aquellos que critican el riesgo de tal mezcolanza de la Verdad Católica con el error Conciliar, o bien aquellos que promueven esa mezcolanza?

Kyrie eleison.

La Ambigüedad de Abril

La Ambigüedad de Abril on septiembre 8, 2012

El 17 de Abril fue sometido a Roma, por parte de la Fraternidad San Pío X, un documento confidencial, de naturaleza doctrinal, con respecto del cual se ha afirmado que contenía unos principios católicos que todas las autoridades de la Fraternidad San Pío X podrían suscribir. Hacia mediados de Junio, Roma rechazó ese documento como base de un acuerdo Roma-FSPX. ¡Démos gracias a Dios! En efecto, el documento contenía una ambigüedad sumamente peligrosa: brevemente, por una expresión como “El Magisterio continuo,” ¿debe entenderse “hasta 1962” o bien “hasta 2012”? En este punto es donde reside toda la diferencia entre la religión de Dios, y la religión de Dios tal como ella ha sido alterada por el hombre moderno, es decir la religión del hombre. He aquí la ambigüedad, tal como ha sido resumida el 18 de Abril para aquellas autoridades:—

“1/ . . .La Tradición debe ser el criterio y la guía de comprensión de las enseñanzas del Vaticano II. 2/ Así, las afirmaciones del Vaticano II y del Magisterio pontifical posterior relativas al ecumenismo y al diálogo interreligioso y a la libertad religiosa, deben ser entendidas solamente a la luz de la Tradición entera e ininterrumpida, 3/ de tal manera que sean coherentes con las verdades enseñadas anteriormente por el Magisterio de la Iglesia, 4/ sin aceptar ninguna interpretación de estas afirmaciones que pueda implicar una oposición o una ruptura con la Tradición y este Magisterio . . .”

La ambigüedad “1962 o 2012” se esconde aquí en las palabras “Tradición” y “Magisterio.” Estas dos palabras, ¿son ellas utilizadas para excluir las doctrinas del Concilio (1962–1965) y sus secuelas, o para incluirlas? Todo fiel de la Tradición interpretará la frase como para excluir de la Tradición las doctrinas del Concilio, porque bien conoce la diferencia abismal que existe entre la Iglesia y la Nueva Iglesia. Al contrario, todo adepto del Vaticano II puede interpretar las mismas lineas en el sentido de que, sí, realmente existe una continuidad sin fisura entre la Iglesia de antes y la Iglesia de después del Concilio. Para entenderlo mejor veamos más de cerca como, el Tradicionalista y el Conciliarista, cada uno según su propia concepción, pueden interpretar las mismas lineas.

En primer lugar, veamos la lectura tradicional:— “1/ La Tradición preconciliar debe ser la medida y el juez de las enseñanzas del Concilio (y no al revés). 2/ De tal manera que la enseñanza Conciliar y postconciliar debe ser completamente tamizada comparándola con el conjunto de la enseñanza Tradicional anterior al Concilio, 3/ de tal manera que no se contradiga en ningún punto con lo que ha enseñado el Magisterio anterior al Concilio, 4/ no aceptando ninguna interpretación ni texto en ruptura con la Tradición o el Magisterio preconciliar.”

En segundo lugar, la lectura Conciliar (que seguramente es la de los Romanos que ocupan los puestos de autoridad dentro de la Iglesia de hoy):— “1/ La Tradición de antes y la de después del Concilio (puesto que no hay mas que una) debe ser el juez del Concilio. 2/ De tal manera que la enseñanza del Concilio sobre temas controvertidos debe ser tamizada comparándola con la única y entera Tradición pre- y postconciliar (pues sólo ésta constituye la Tradición “entera e ininterrumpida”), 3/ de manera que no puede haber oposición entre esta enseñanza del Concilio y el Magisterio de la Iglesia pre- o postconciliar (ya que no pueden sino enseñar la misma cosa), 4/ no aceptando ninguna interpretación en ruptura con la Tradición o con el Magisterio pre- o postconciliar (ya que no existe ninguna ruptura entre los cuatro).”

Esta lectura Conciliar significa que el Concilio será juzgado por el Concilio, lo cual significa, por supuesto, que será absuelto. Al contrario, por la lectura Tradicional, el Concilio está absolutamente condenado. La ambigüedad es mortal para la Fe. Alguien aquí parece estar jugando con nuestros espíritus católicos. ¡Quienquiera que pueda ser, él o ellos, sea anatema!

Kyrie eleison.