Evangelio

Los Galatas de Hoy

Los Galatas de Hoy on junio 16, 2012

“Oh ustedes insensatos Gálatas” exclama San Pablo (Gal.III,1), despellejando a uno de sus amados rebaños que estaba apostatando, deseando retornar del Nuevo Testamento al Viejo Testamento para satisfacer a los Judaizantes que querían que ellos sirvieran nuevamente “bajo los elementos del mundo” (IV,3). Es notablemente fácil aplicar esta diatriba del Apóstol a aquellos Católicos Tradicionales que al presente están tentados de resbalar nuevamente bajo las autoridades Conciliares para satisfacer Nostra Aetate. Pero entonces, se trata del mismo mundo, carne y demonio, así es que con disculpas a San Pablo, permítanme adaptar algunos versículos de la Epístola a nuestra propia actualidad:—

“¡Oh ustedes aquellos católicos de la Tradición vueltos insensatos! ¿Quién los ha hechizado para que no continúen con la Tradición de Nuestro Señor Jesucristo tal cómo fue presentada ante ustedes? Esto sólo quisiera saber de ustedes: ¿Han ustedes llevado vidas católicas por varios años gracias al Vaticano II o gracias a la Tradición católica? ¿Tan insensatos son que habiendo experimentado los frutos de la Tradición ahora quieren abandonarla poniéndose de vuelta bajo las autoridades Conciliares? ¿Fueron todos esos frutos en vano (III, 1–4)?

“Estoy estupefacto de ver cuan pronto ustedes se están apartando de la línea del Arzobispo Lefebvre, quien los llamó a la gracia de Cristo, y se pasan al nuevo evangelio del Vaticano II, que no es evangelio en absoluto; estos modernistas los perturban y pretenden pervertir el Evangelio de Cristo. Pero si nosotros o un ángel del Cielo trataran de decirles a ustedes que el Concilio no fue realmente tan malo, ¡échenlo y no lo escuchen! Permítanme decirlo nuevamente: quienquiera que pretenda que el Arzobispo hubiera estado hoy a favor de un acuerdo con la Roma Conciliar, ¡debe ser echado! ¿Qué intereses estamos buscando? ¿Estamos tratando de agradar a los Romanos o agradar a Dios? ¡Si estos Romanos me quisieran, no sería siervo de Cristo! (I,6–10).

“Antes de venir a la Tradición ustedes estaban sirviendo bajo hombres de iglesia que estaban entregando la Iglesia al mundo. Pero ahora, después de haber hallado la Tradición, ¿cómo pueden ustedes desear retornar al mundo bajo las autoridades Conciliares (IV, 8–9)? ¿He devenido un enemigo de la Fraternidad San Pío X porque digo la verdad? Los que los engañan pretenden estar protegiendo los intereses de ustedes, pero en realidad lo que quieren es que se olviden del Arzobispo y sirvan a los propios intereses de ellos (IV,16–17). Manténganse firmes y no vuelvan nuevamente bajo el poder del Concilio(V,1). Iban bien. ¿Cómo pueden ustedes mismos alejarse de la Verdad? ¡Quienquiera que está haciendo esto a vosotros no es siervo de Dios! Realmente creo que ustedes no tendrán otro sentir pero quienquiera que los está engañando tiene una grave responsabilidad. ¿Creen ustedes que yo sería tan perseguido si estuviera predicando el mundo? ¡Quienquiera que está corrompiendo la Tradición necesita el cuchillo no solamente para la circuncisión (V,7–12)!

“Aquellos que quieren que la Fraternidad San Pío X pase por el Vaticano II B, están simplemente tratando de evitar ser perseguidos a causa de la Cruz de Cristo. Ellos quieren que ustedes sean mundanos, guardando solamente las apariencias exteriores de Tradición. Ellos quieren volver con los Judaizantes en Roma, pero Dios no quiera que yo quiera otra cosa que no sea la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo para mí ha sido crucificado y yo para el mundo. Quienquiera que siga la Tradición de esta manera, la paz sea con ellos y la misericordia (VI,12–16).”

Ahora lean la propia Epístola de San Pablo. ¡Que nadie pretenda que la palabra de Dios ya no aplica!

Kyrie eleison.

Paganos Virtuosos

Paganos Virtuosos on octubre 22, 2011

Al leer (EC 221) como la música de Brahms es prueba de cierta grandeza de alma, un joven lector brasileño pregunta si la mecha que aún humea en él, no humea mejor que en un Católico tibio (ver Mt. XII,20). El contraste apunta a resaltar la virtud del pagano y a cuestionar la virtud de los Católicos “tibios, perezosos.” Por supuesto la virtud pagana es digna de alabanza y la tibieza Católica de censura, pero eso genera una pregunta mayor: ¿Hasta que punto es importante ser un Católico creyente? ¿Cuán importante es la virtud de la fe? La respuesta debe quedar en pie, es tan importante como larga es la eternidad.

Que la virtud de fe sea de supremo valor resulta evidente a partir de los Evangelios. ¿Cuán a menudo Nuestro Señor despues de haber realizado un milagro de curación física o espiritual dice al beneficiado que su fe es la que obtuvo para ella el milagro, como es el caso de María Magdalena (Lc.VII,50). Sin embargo la Escritura deja igualmente claro que esta meritoria fe es algo mas profundo que el simple conocimiento explícito de la religión. Por ejemplo, los centuriones Romanos pueden haber conocido poco o nada de la verdadera religión en sus días, el Antiguo Testamento, sin embargo de uno de ellos Nuestro Señor dice no haber encontrado una fe tan grande en Israel (Mt.VIII,10), otro de ellos reconoce como al Hijo de Dios al Jesús crucificado del cual los expertos en religión no hicieron mas que burlarse (Mt.XXVII,41), mientras un tercero, Cornelio, marcó el sendero para todos los gentiles que entrarán en la verdadera Iglesia (Hech.X,XI). ¿Qué tenían estos centuriones paganos que los sacerdotes, escribas y ancianos no tenían, o habían perdido?

Desde el principio hasta el fin de la vida de todos los hombres en la tierra, tanto los paganos como los no paganos, están confrontados constantemente a una variedad de cosas buenas, todas provenientes en última instancia de Dios, y de cosas malas provenientes de la maldad de los hombres. Pero Dios mismo es invisible mientras que los hombres malos son demasiado visibles, de manera que es demasiado fácil no creer en la bondad o aún en la existencia de Dios. Con todo, los hombres de recto corazón creerán en la bondad de la vida a la vez que desestimarán relativamente, pèro no absolutamente, al mal, mientras los hombres de mal corazón desestimarán lo bueno que está alrededor de ellos. Ahora bien, los dos pueden no tener alguno conocimiento explícito de la religión, pero mientras que los hombres de recto corazón, como los centuriones, sujetarán ese conocimiento tan pronto como cruza su camino, los de mal corazón, al contrario, lo despreciarán, mas o menos. Asi, los inocentes Andrés y Juan se sujetaron inmediatamente al Mesías (Jn.I,37–40), mientras que el letrado Gamaliel necesitó mas tiempo y argumentos (Hech.V,34–39). Digamos pues que en el corazón de la virtud explícita y esclarecida de fe, se encuentra una implícita confianza en la bondad de la vida y en algún Ser detrás de ella, una confianza que puede ser socavada por una doctrina errónea o quebrantada, por ejemplo, por el escándalo.

Si volvemos al caso de Brahms, la pregunta entonces viene a ser, ¿Tenía al menos esta confianza implícita en la bondad de la vida y en el Ser detrás de ella? Con seguridad la respuesta es no, porque pasó la segunda mitad de su vida en lo que era en ese entonces la ciudad capital de la música, la Católica Viena. Allí la belleza de su música debe haber llevado a muchos de sus amigos y hasta a sacerdotes a incitarlo a la realización explícita de esta belleza que existe en la profesión y en la práctica de la religión de Viena, pero él debe haber rechazado todos estos tales llamados. Por consiguiente parecería muy posible que no haya salvado su alma . . .Sólo Dios lo sabe.

De todas maneras agradecemos a Dios por su música. Como dijo maravillosamente San Agustín, “Toda verdad nos pertenece a nosotros Católicos.” ¡Equivalentemente toda belleza, aún la creada por paganos!

Kyrie eleison.,

El Pensamiento de Benedicto – III

El Pensamiento de Benedicto – III on julio 23, 2011

Después de estudiar las raíces del pensamiento del Papa Benedicto (CE 209), Mons. Tissier en su tracto La Fe Puesta en Peligro por la Razón,procede a estudiar sus frutos. Si ese pensamiento tiene sus raíces principalmente en el subjetivismo sistemático de Kant (1724–1804), los frutos no pueden ser buenos. ¿Cómo pueden de alguna manera las verdades objetivas de la Fe hacerse intrínsecamente dependientes de la participación o reacciones del creyente subjetivo? El Evangelio, el dogma, la Iglesia, la sociedad, Cristo Rey y los Novísimos serán, uno detrás del otro, heridos de muerte.

Comencemos con el Evangelio. Su valor ya no está en contar los hechos históricos de la vida y la muerte de Nuestro Señor, sino en el poder de su narrativa para evocar los problemas existenciales de nuestro propio tiempo. Por ejemplo el que el mismo cuerpo de Nuestro Señor se hubiera unido con su alma humana para salir de la tumba aquella mañana de Pascua no es importante. Lo que importa es el significado moderno detrás de la narrativa: el amor es más fuerte que la muerte, Cristo continúa viviendo por la fuerza del amor y eso garantiza que nosotros también sobreviviremos por amor. Olvidémonos de la realidad, de los hechos. “Todo lo que necesitas es amor.”

El Dogma necesita de igual manera ser purificado del pasado y enriquecido por el presente. Ahora bien, el filósofo moderno Heidegger enseña que la persona es el que se “auto-supera.” Entonces Cristo fue el hombre que se superó tan completamente, que luchó tan totalmente por el infinito más allá de Él, que se realizó a sí mismo hasta el punto de volverse divino. Así es que el dogma de la Encarnación ya no significa que Dios se hizo hombre, ¡sino que el hombre se convirtió en Dios! Del mismo modo la Redención ya no debe de significar que Jesús pagó a su Padre, con su terrible Pasión, la deuda por todos los pecados de los hombres, sino que por su Cruz amó en sustitución de nosotros a Dios como Dios debe de ser amado, y nos llama a hacer lo mismo. El pecado ha dejado de ser una ofensa moral en contra de Dios, es simplemente un egoísmo, una falta de amor. Por lo tanto la Misa no necesita mas ser un sacrificio, y el sacerdote se torna simplemente en el animador de la celebración comunitaria. No tiene que asombrarnos si Benedicto cree en la misa del Novus Ordo.

En cuanto a la Iglesia, ya que la persona que existe es el valor supremo (ver CE 209) y que todas las personas existen por igual, entonces deshagámonos de una Iglesia con desigualdades jerárquicas, y dejemos de ver en la Iglesia Católica la única Arca de Salvación, ya que los seguidores de cada religión son personas existentes. El ecumenismo tiene que reemplazar todos los esfuerzos misioneros Católicos. Además, al convertir a la persona en valor supremo se disolverá la sociedad, subordinando el bien común a los derechos individuales, y se socavará tanto al matrimonio como a la sociedad poniendo a la compañía mutua del hombre y la mujer por encima de los hijos. En cuanto a Cristo Rey, será destronado al conferirle a cada persona tanta dignidad que el Estado debe de proteger los derechos de esta persona a escoger su propia religión.

Finalmente la muerte, de un castigo, se convierte en un remedio para todos nuestros males. El Juicio Particular significa únicamente una recompensa. El infierno no es más que un estado irrevocable de egoísmo de nuestra alma. El cielo será “una eterna nueva inmersión en el infinito ser” – ¿lo que significa qué? – y así consecutivamente. Aquí tenemos una nueva religión, comenta Mons. Tissier, mucho más cómoda – por lo menos aquí abajo – que la religión Católica.

Kyrie eleison.

El Pensamiento de Benedicto – I

El Pensamiento de Benedicto – I on julio 9, 2011

El “Comentario Eleison” del 18 de Junio prometió cuatro números del “Comentario” que mostrarían lo “desorientado” que está el Papa Benedicto XVI en su “manera de pensar.” De hecho presentan un resumen del precioso tratado acerca de su pensamiento, escrito hace dos años por Mons. Tissier de Mallerais, uno de los cuatro obispos de la Fraternidad de San Pío X. El tracto del obispo, La Fe Puesta en Peligro por la Razón, le llama “sin pretensiones,” pero de hecho expone bien el problema fundamental del Papa – como creer en la Fe Católica de manera tal que no se necesiten excluir los valores del mundo moderno -. El tracto muestra que esa manera de creer necesariamente está desorientada, aún si el Papa de alguna manera aún cree.

Se divide en cuatro partes. Después de una importante Introducción a la “Hermenéutica de la Continuidad” de Benedicto XVI, Mons. Tissier revisa brevemente las raíces filosóficas y teológicas del pensamiento del Papa. En tercer lugar expone sus frutos para el Evangelio, para el dogma, para la Iglesia y la sociedad, para el Reinado de Cristo y para los Novísimos. Concluye con un juicio moderado de la Fe “renovada” del Papa, bastante crítico pero en su totalidad respetuoso. Empecemos con una síntesis de la Introducción:

El problema básico para Benedicto XVI, como para todos nosotros, es el choque entre la Fe Católica y el mundo moderno. Por ejemplo, el ve que la ciencia moderna es amoral, que la sociedad moderna es secular y la cultura moderna multi-religiosa. El especifica que este choque se da entre la Fe y la Razón, entre la Fe de la Iglesia, y la Razón tal como se concibió a partir de la Ilustración del siglo XVIII. Sin embargo, el está convencido de que estas pueden y deben ser interpretadas de manera que se puedan unir armoniosamente. De ahí su participación intensa en el Vaticano II, un Concilio que también intentó reconciliar la Fe con el mundo actual. Mas los Tradicionalistas dicen que el Concilio falló debido a que sus mismos principios son irreconciliables con la Fe. De ahí la “Hermenéutica de la Continuidad” del Papa Benedicto, un sistema de interpretación para demostrar que no existe ruptura entre la Tradición Católica y el Vaticano II.

Los principios de la “hermenéutica” de Benedicto se remontan a un historiador Alemán del siglo XIX, Wilhelm Dilthey (1833–1911). Dilthey sostenía que debido a que las verdades se presentan en la historia, pueden ser entendidas únicamente en su historia, y las verdades humanas no pueden ser entendidas sin el involucramiento del sujeto humano contemporáneo en esa historia. Así es que para trasladar la esencia de las verdades pasadas al presente, uno necesita quitarle todos los elementos que pertenezcan al pasado, hoy en día irrelevantes, y reemplazarlos con elementos de importancia para el presente que se vive. Benedicto aplica a la Iglesia este doble proceso de purificación y enriquecimiento. Por una parte la Razón necesita purificar a la Fe de sus errores pasados, por ejemplo su absolutismo, mientras por otra parte la Fe necesita lograr que la Razón modere sus ataques a la religión y recuerde que sus valores humanos, libertad, igualdad y fraternidad, se originaron todos en la Iglesia.

El gran error del Papa en esto es que las verdades de la Fe Católica, sobre las cuales se fundó la civilización Cristiana y sobre las cuales sus restos débiles aún descansan, tienen sus orígenes de ninguna manera en la historia humana sino en el seno del Dios inmutable. Son verdades eternas, desde la eternidad, para la eternidad. “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán,” dice Nuestro Señor (Mateo XXIV,35). Ni Dilthey ni, aparentemente, Benedicto XVI puede concebir verdades más allá de la historia humana y por encima de todo su condicionamiento.

Si el Papa piensa que al hacer dichas concesiones a la Razón sin fe, atraerá a sus adeptos hacia la Fe, que lo piense de nuevo. ¡Simplemente despreciaran a la Fe aún más! En el próximo número, las raíces filosóficas y teológicas del pensamiento de Benedicto.

Kyrie eleison.

Sotanas Sopesadas

Sotanas Sopesadas on marzo 12, 2011

El afirmar, como se hizo en el “Comentarios Eleison” de la semana pasada (190, 5 de Marzo), que quienquiera que posee la totalidad de la Verdad Católica está en el sitio del conductor de la Iglesia Católica, puede parecer una declaración en el mejor de los casos riesgosa, en el peor de los casos falsa. Después de todo, 1/ ¿quién está en el asiento del conductor de la Iglesia sino los conductores – autoridades de la Iglesia – que puso ahí Nuestro Señor? 2/ ¿Desde cuándo Nuestro Señor designo que la Iglesia fuese conducida por cualquiera que reclame tener la Verdad? 3/ ¿Acaso no es una receta para el caos el que la Iglesia siga la dirección de cualquiera que clame tener la Verdad?

La mejor respuesta se encuentra en las Escrituras. Cuando San Pablo predicó el verdadero Evangelio de Jesucristo a los Gálatas (piensen en lo que en la actualidad es Turquía), ellos lo aceptaron con regocijo y abundantes frutos (Gal. II, 14–15; III, 5). Pero poco tiempo después de la partida de San Pablo para seguir predicando en otros lados, enemigos de Dios se mezclaron entre los Gálatas para predicarles la salvación no por la fe en Jesucristo sino por obra de la Ley Antigua, notablemente la circuncisión (V, 2, 11). Consintiendo a tal perversión del verdadero Evangelio (I, 6; III, 1), los Gálatas motivaron a San Pablo a escribir la gloriosa Epístola a los Gálatas. A continuación algunos versos claves del Capítulo I:

“(verso 6) Me maravillo cómo así tan ligero abandonáis al que os llamó a la gracia de Cristo, para seguir otro Evangelio. (v.7) Mas no es que haya otro Evangelio, sino que hay algunos que os perturban, y quieren trastornar el Evangelio de Cristo. (v.8) Pero aún cuando nosotros mismos, o un ángel del Cielo, os predique un Evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea anatema. (v.9) Os lo he dicho, y os lo repito: Cualquiera que os anuncie un Evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema.” (“Anatema” quiere decir totalmente condenado, maldito o excomulgado.)

Ahora es obvio que cualquier ángel que se les presentase a los Gálatas aparentaría tener toda la autoridad de un verdadero mensajero del Cielo. Y si San Pablo mismo retornase entre ellos, aparentaría tener toda la autoridad de su evangelización anterior entre ellos como Doctor de los Gentiles. En cualquiera de los casos las apariencias de autoridad difícilmente podrían ser más fuertes. Sin embargo San Pablo dice, y lo reitera, que los Gálatas tendrían que poner, como uno podría decir, el contenido antes de la sotana, de tal manera que si en algún momento él cambiase el contenido de su predicación, ellos no tendrían que creer ni una sola palabra de esta, ¡sin importar el color púrpura o escarlata de su sotana a su regreso!

Por lo tanto, como respuesta a las tres objeciones presentadas al inicio, digamos: 1/ Nuestro Señor pone en el asiento del conductor de la Iglesia, en última instancia, a los que poseen y dicen la Verdad, y no a las sotanas. 2/ Estos conductores serán los que de hecho posean y digan la Verdad, y no solamente los que la reclamen. Las reclamaciones no hacen la Verdad, mas la Verdad hace a los que la poseen (esto es lo que pocas personas modernas pueden comprender). 3/ Al ser la Verdad una, entonces todos los que posean y dicen la Verdad estarán unidos en esta, y el único caos vendrá de las almas que la rechazan o pervierten.

La grandeza del Arzobispo Lefebvre reside en haber discernido que el Vaticano II estaba resbalándose hacia “otro” evangelio que no era el de Jesucristo y San Pablo, un evangelio de justificación por las obras del hombre moderno, y que aún las sotanas blancas no deberían seguirse si lo predicaban. ¿Acaso la sotana blanca de la actualidad es en algo diferente?

Kyrie eleison.

Discusiones Difíciles – III

Discusiones Difíciles – III on septiembre 19, 2009

Dos objeciones al principio mismo de que la Fraternidad de San Pio X ingrese en las discusiones doctrinales que probablemente se suscitarán pronto con las autoridades de la Iglesia en Roma, ayudarán a enmarcar la naturaleza, objetivo y limitaciones de dichas discusiones. La primera objeción dice que la Doctrina Católica no está sujeta a discusión. La segunda dice que ningún católico debe atreverse a discutir con representantes del Papa, como si estuviera con él en pie de igualdad Ambas objeciones aplican en circunstancias normales, pero las circunstancias actuales no son normales.

En lo que se refiere a la primera objeción, es claro que la doctrina Católica que no se cambia y no se puede cambiar no está sujeta a discusión. El problema es que el Vaticano II emprendió exactamente el cambio de dicha doctrina. Por ejemplo ¿puede, o debe un Estado católico tolerar la práctica pública de religiones falsas? La Tradición Católica dice que “puede,” pero únicamente para evitar un mal mayor o lograr un bien mayor. El Vaticano II dice “debe,” bajo toda circunstancia. Pero si Jesucristo es evidentemente el Verbo encarnado, nada más que el “puede” es verdad. Por el contrario, si el “debe” es verdad, entonces Jesucristo no es más necesariamente reconocido como Dios. El “puede” y el “debe” están tan distantes de sí como Jesucristo siendo Dios por naturaleza divina o por elección humana, es decir, entre que Jesús sea, o no sea, objetivamente, ¡Dios!

Sin embargo las autoridades Romanas de hoy en día claman que la doctrina del Vaticano II no representa ruptura alguna con el dogma Católico, sino su evolución continua. A no ser que – ¡Dios no lo permita! – la FSSPX también esté abandonando el dogma Católico, no pretende discutir con estas autoridades si Jesús es Dios, tampoco someter a discusión la doctrina Católica, por el contrario, espera persuadir a cualquier Romano que quiera escuchar que la doctrina del Vaticano II se opone gravemente a la Doctrina Católica. Con respecto a esto, aún cuando el éxito de la FSSPX resulte mínimo, ésta consideraría aún que era su deber dar testimonio de la Verdad.

Pero los Romanos pueden responder diciendo “Nosotros representamos al Papa. ¿Cómo es que se atreven a discutir con nosotros?” Esta es la segunda objeción, y para todos aquellos que piensan que la Roma Conciliar está en la Verdad, esta objeción parece válida Pero es la Verdad la que hace a Roma y no Roma la que hace la Verdad. Nuestro Señor en repetidas ocasiones declara en el Evangelio de San Juan que su doctrina no es de él, sino de su Padre (Juan VII, 16). Y si Jesús no tiene la facultad de cambiar la Doctrina Católica, mucho menos está en el poder de su Vicario el cambiarla, es decir ¡en la capacidad del Papa! Si entonces el Papa, por el libre albedrío que Dios le dio, decide apartarse de la Doctrina Católica, hasta ese punto ha abandonado su estatus Papal, y únicamente hasta ese punto – sigue siendo Papa – él y/o sus representantes se colocan por debajo de quienquiera permanezca fiel a la Doctrina del divino Maestro.

Por lo tanto, cualquier católico que se adhiera a la Verdad adquiere el mismo estatus que el Papa habrá puesto de lado, en la medida en que se separe de la Verdad. Así como dijo el Arzobispo Lefebvre cuando estaba ante las autoridades Romanas que lo interrogaban por su desacuerdo con el papa Paulo VI, “¡Soy yo el que debería estar interrogándolos a ustedes!” El defender la Verdad de Dios Padre es el orgullo y la humildad, la vocación y la gloria de la pequeña FSSPX del Arzobispo. Si las discusiones con Roma significaran el más mínimo peligro de la FSSPX de ser infieles a esta vocación, es ahí cuando no deberían de haber discusiones.

Kyrie eleison.